"Countdown" 1 (Prólogo Tadd)
Publicado: 04 Dic 2023, 20:18
En un viejo almacén de la 150, Bronx
- Deberías creer más en ti mismo.
Las palabras de Yahaira Bolívar, la carismática vampira de procedencia latina que tienes delante de ti hacen latir, metafóricamente hablando, tu corazón muerto. Los acontecimientos se han sucedido con mucha rapidez en poco tiempo, y aún no has tenido la posibilidad de asimilar la vorágine de sensaciones que se acumulan en tu interior. Esta noche estás en el interior de un almacén semiabandonado en el Bronx en presencia de una mujer que llena de manera natural todo el espacio y a quien rodea un grupo de vampiros y mortales que darían su existencia por ella.
Y estás asustado y esperanzado al mismo tiempo.
Tu Sire la ha cagado. Es evidente. Por alguna razón que, una vez más, no ha tenido a bien contarte, ha metido su hocico, y por consiguiente el tuyo, en territorio de otros Vástagos. Y eso ha terminado con tu Sire encadenado a una montaña de pallets de madera después de haber recibido una descomunal paliza. Tu Bestia reaccionó en primera instancia con el instinto de defenderle, pero las dos primeras hostias que te llevaste con un bate de beisbol en tu mandíbula fueron una convincente invitación a estarte quieto.
Yahaira portaba el bate.
Sientes un atisbo de esperanza al ver a lo lejos a tu Sire convertido en un amasijo de sangre vigilado por dos tipos puertorriqueños con poca sensibilidad para el buen trato. Se merece eso y cosas mucho peores. Ojalá sea el final de su camino y tu liberación inmediata.
Pero por otro lado... quieres salvarlo. Ni tú mismo eres capaz de explicar de un modo racional por qué tienes esa sensación, pero primero intentaste defenderle. Y después has seguido como un cordero degollado al grupo de matones hasta este almacén con la intención de intentar negociar, de intermediar por ese bastardo. Tu Sire era un perfecto estúpido, un engreído que siempre se creía más capaz de lo que era en realidad. Pero sentías cierta compasión por él cuando no deseabas matarle. Habías suplicado por su no-vida y la Vampira que tienes delante había accedido a no darle matarile definitivamente. Te preguntas si lo lamentarás más adelante.
Sabes que la actitud de tu Sire podría devolveros a los caminos y carreteras, a la indigencia vampírica, la falta de Sangre y, en el peor de los casos, a un encuentro más desagradable del que ya habíais sufrido. Las escasas esperanzas de hacer algo de carrera, y de liberarte en algún momento de tu dependencia hacia él, pasaban por intentar instalaros discretamente en Nueva York y construir un futuro en la ciudad ahora que no estaba bajo el yugo asfixiante de la Camarilla. Había zonas enteras sin dueño, lugares donde sobrevivir con discreción. Aunque tu Sire no había ido a encontrar uno de esos lugares precisamente.
Asientes ante las palabras de Yahaira. Creer en ti mismo. No hay nada que desearas más. Quitarte de encima la vergüenza de tu propio Abrazo. Sentías que eras una víctima dependiente de su agresor. Incapaz de quitártelo de encima y deseando al mismo tiempo que lo atropellara un tren de una puta vez.
- Puedo darte una salida si estás dispuesto a correr el riesgo.
Miraste con interés y un deseo apenas escondido en tu mirada a la mujer que tenías delante.
- No te voy a obligar a nada, eres libre por lo que a mí respecta. Puedes aceptar la prueba o puedes decir que no y marcharte por donde has venido.
La tentación de irte directamente era fuerte. Pero no, no querías que esta fuera la última vez que vieras al cabrón de tu Sire. No sabes ni tú mismo por qué, pero simplemente no podías dejarle ahí tirado y abandonado a su suerte.
La tal Yahaira se giró hacia uno de los tipos allí presentes, un negro de casi dos metros y evidentemente obeso que le tendió un papelito. Yahaira asintió y te lo dio a ti.
- De aquí a una semana se va a liar de narices en esta ciudad. Policías, militares... algo habrás visto ya. Hay una cumbre de la OTAN y esto se va a poner peligroso -no te da tiempo aún a mirar el papel mientras permaneces atento a sus palabras- Va a ser difícil sobrevivir a tanta vigilancia sin tener buenos amigos, ¿entiendes?
Asientes aunque no terminas de entender del todo qué te quiere decir.
- Ahí llevas una dirección concreta de un hotel en pleno centro de Manhattan. En algún lugar del edificio creemos que se están produciendo trapicheos con sangre.
Despliegas el papel y lees "W Times Square, 1567 Broadway".
- Si nos echas una mano con lo que sea que esté pasando ahí, podré hacer que creas. Por ti mismo.
Un atisbo de tu ansiada libertad se esconde en la oferta de Yahaira. Pero es una oferta envenenada. Ese hotel está en pleno corazón del poder de Manhattan. En pleno bastión de la Camarilla. Eres consciente de que no tienes ningún tipo de reconocimiento en la ciudad, de que perteneces a un Clan que ahora va por libre. De que te ofrecen la posibilidad de inmolarte sin que nadie vaya a preocuparse por tu destino. De que ellos ni por asomo se acercarían a ese territorio.
Pero quizá al otro lado de la oferta está tu futuro en una noche que no tiene fin.
OFF: Ansia a 1. De momento hace falta hacer tiradas de Enardecimiento en el prólogo.
- Deberías creer más en ti mismo.
Las palabras de Yahaira Bolívar, la carismática vampira de procedencia latina que tienes delante de ti hacen latir, metafóricamente hablando, tu corazón muerto. Los acontecimientos se han sucedido con mucha rapidez en poco tiempo, y aún no has tenido la posibilidad de asimilar la vorágine de sensaciones que se acumulan en tu interior. Esta noche estás en el interior de un almacén semiabandonado en el Bronx en presencia de una mujer que llena de manera natural todo el espacio y a quien rodea un grupo de vampiros y mortales que darían su existencia por ella.
Y estás asustado y esperanzado al mismo tiempo.
Tu Sire la ha cagado. Es evidente. Por alguna razón que, una vez más, no ha tenido a bien contarte, ha metido su hocico, y por consiguiente el tuyo, en territorio de otros Vástagos. Y eso ha terminado con tu Sire encadenado a una montaña de pallets de madera después de haber recibido una descomunal paliza. Tu Bestia reaccionó en primera instancia con el instinto de defenderle, pero las dos primeras hostias que te llevaste con un bate de beisbol en tu mandíbula fueron una convincente invitación a estarte quieto.
Yahaira portaba el bate.
Sientes un atisbo de esperanza al ver a lo lejos a tu Sire convertido en un amasijo de sangre vigilado por dos tipos puertorriqueños con poca sensibilidad para el buen trato. Se merece eso y cosas mucho peores. Ojalá sea el final de su camino y tu liberación inmediata.
Pero por otro lado... quieres salvarlo. Ni tú mismo eres capaz de explicar de un modo racional por qué tienes esa sensación, pero primero intentaste defenderle. Y después has seguido como un cordero degollado al grupo de matones hasta este almacén con la intención de intentar negociar, de intermediar por ese bastardo. Tu Sire era un perfecto estúpido, un engreído que siempre se creía más capaz de lo que era en realidad. Pero sentías cierta compasión por él cuando no deseabas matarle. Habías suplicado por su no-vida y la Vampira que tienes delante había accedido a no darle matarile definitivamente. Te preguntas si lo lamentarás más adelante.
Sabes que la actitud de tu Sire podría devolveros a los caminos y carreteras, a la indigencia vampírica, la falta de Sangre y, en el peor de los casos, a un encuentro más desagradable del que ya habíais sufrido. Las escasas esperanzas de hacer algo de carrera, y de liberarte en algún momento de tu dependencia hacia él, pasaban por intentar instalaros discretamente en Nueva York y construir un futuro en la ciudad ahora que no estaba bajo el yugo asfixiante de la Camarilla. Había zonas enteras sin dueño, lugares donde sobrevivir con discreción. Aunque tu Sire no había ido a encontrar uno de esos lugares precisamente.
Asientes ante las palabras de Yahaira. Creer en ti mismo. No hay nada que desearas más. Quitarte de encima la vergüenza de tu propio Abrazo. Sentías que eras una víctima dependiente de su agresor. Incapaz de quitártelo de encima y deseando al mismo tiempo que lo atropellara un tren de una puta vez.
- Puedo darte una salida si estás dispuesto a correr el riesgo.
Miraste con interés y un deseo apenas escondido en tu mirada a la mujer que tenías delante.
- No te voy a obligar a nada, eres libre por lo que a mí respecta. Puedes aceptar la prueba o puedes decir que no y marcharte por donde has venido.
La tentación de irte directamente era fuerte. Pero no, no querías que esta fuera la última vez que vieras al cabrón de tu Sire. No sabes ni tú mismo por qué, pero simplemente no podías dejarle ahí tirado y abandonado a su suerte.
La tal Yahaira se giró hacia uno de los tipos allí presentes, un negro de casi dos metros y evidentemente obeso que le tendió un papelito. Yahaira asintió y te lo dio a ti.
- De aquí a una semana se va a liar de narices en esta ciudad. Policías, militares... algo habrás visto ya. Hay una cumbre de la OTAN y esto se va a poner peligroso -no te da tiempo aún a mirar el papel mientras permaneces atento a sus palabras- Va a ser difícil sobrevivir a tanta vigilancia sin tener buenos amigos, ¿entiendes?
Asientes aunque no terminas de entender del todo qué te quiere decir.
- Ahí llevas una dirección concreta de un hotel en pleno centro de Manhattan. En algún lugar del edificio creemos que se están produciendo trapicheos con sangre.
Despliegas el papel y lees "W Times Square, 1567 Broadway".
- Si nos echas una mano con lo que sea que esté pasando ahí, podré hacer que creas. Por ti mismo.
Un atisbo de tu ansiada libertad se esconde en la oferta de Yahaira. Pero es una oferta envenenada. Ese hotel está en pleno corazón del poder de Manhattan. En pleno bastión de la Camarilla. Eres consciente de que no tienes ningún tipo de reconocimiento en la ciudad, de que perteneces a un Clan que ahora va por libre. De que te ofrecen la posibilidad de inmolarte sin que nadie vaya a preocuparse por tu destino. De que ellos ni por asomo se acercarían a ese territorio.
Pero quizá al otro lado de la oferta está tu futuro en una noche que no tiene fin.
OFF: Ansia a 1. De momento hace falta hacer tiradas de Enardecimiento en el prólogo.