"Countdown" 3

Montecristo (Jebediah_Gogorah)
Investigador ocultista

Re: "Countdown" 3

#11

Mensaje por Jebediah_Gogorah » 16 Ene 2024, 21:56

I wanna feel sunlight on my face
I see that dust cloud disappear without a trace
I wanna take shelter from the poison rain
Where the streets have no name
-Where the streets have no name, U2
{ https://www.youtube.com/watch?v=59dqhiA ... JoshCanady - Where the streets have no name by U2 - Cover by Josh Canady }

Paradójicamente, lo primero que hacía Montencristo para adaptarse a un lugar, era huir de él. Así lo había hecho desde que tenía uso de razón. Era su forma de mimetizarse, o al menos eso quería creer. Pero también era un ejercicio pragmático de localización. Su mente policiaca le obligaba a ejercer parte de todos aquellos conocimientos que adquirió durante su etapa en el cuerpo. Puntos de escape, calles aledañas, menudeo local, refugios alternativos... todo pasaba por su mente a la velocidad vertiginosa de un tren descarrilando, mientras ascendía, con las manos en los bolsillos de la gabardina y con el gorro de ala calado de medio lado ensombreciendo parte de su rostro, un par de manzanas con calles sin nombre en dirección al asilo donde residía un viejo amigo, su antiguo comisario Efraim Ellis. Una de las pocas personas que le apreciaban tal y como era. Que había apostado por él contra viento y marea. Y ahora, en aquellas noches aciagas sin rumbo, buscaba su tutoría, como aquellos días de casos sin resolver, donde con cientos de pistas inconexas, el viejo comisario era capaz de alinearlas con su particular hilo rojo de la sabiduría y la experiencia.

Las imágenes vividas aun se mantenían frescas, inmutables, en su memoria. Los olores y visiones del fuego destruyendo su espacio, le quemaban parte de su alma, como los costados de un pergamino en la chimenea. Tan reciente, como la visión de aquel extraño ser. Le vino a la cabeza cierta conexión con los Shelby que no era capaz de esclarecer totalmente, más allá, de cómo ya había hecho, imaginar como los poderes de la sangre de los tzimisce encajaban a la perfección con lo que había visto. También le vino a la mente, Melinda, que ya parecía relegada en sus pensamientos, en días donde todo quedaba atrás. Un lastre, como su sanctum, que tenía que soltar si quería permanecer en el aire. Tuvo que contener el aliento para no quebrarse cuando imagino las argucias que podría estar sufriendo por parte de Virgil. La venganza se avivaba en su interior con el soplo de aquella imagen. Sólo esperaba no llegar tarde, y que se tornará en alivio en algún momento en vez de instinto asesino.

El edificio tenía un aspecto colonial, con una enorme chapa de bronce a la entrada, con el nombre de algun alcalde con apellido de ascendencia italiana, que sellaba con su firma "su aporte a la gloriosa ciudad de Nueva York y a sus veteranos habitantes". Las solitarias sillas metálicas de los pasillos, y el zumbido vibrante de las máquinas de café, daban, junto al sempiterno silencio, fe de la enorme soledad que habitaba entre aquellas paredes.

No hacían falta bombones ni flores. Tan sólo un hirviente frapuccino de Starbucks, que por supuesto el viejo tenía prohibido tomar. Si ya de por sí, dormía poco, era insoportablemente quisquilloso para las enfermeras, los días que metía algo de cafeína en su cuerpo, su único vicio vigente de su extensa carrera policial, por otro lado. Su antiguo jefe y amigo, le recordaba en su imagen, el porque nadie era capaz de controlarlo. Le alimentaba sus alas de libre albedrio, y sin quererlo, reforzaba su espiritu anarquista.


- Ey, buddy - dijo tras hacer sonar en la puerta de su habitación, como hacía tambien en su oficina décadas atrás, y dejando que el aroma del café, terminara el saludo.

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Pagliacci (Pagliacci)
Periodista

Re: "Countdown" 3

#12

Mensaje por Pagliacci » 18 Ene 2024, 13:25

Ante el cementerio de Saint Michael, con su paisaje de lápidas rotas, dolientes vírgenes y ardientes ángeles, se abría la trigésima avenida. Más allá se encontraba la iglesia de Nuestra señora de Fátima, cuya triangular fachada de piedra roja hendía el cielo, los escasos transeúntes que aquellas horas de la noche hollaban la zona, se movían religiosamente entre la imponente basílica y la poderosa mezquita que desafiaba el cielo abierto con sus minaretes y cúpulas unas pocas manzanas más allá. Aquella peregrinación por la avenida la cerraba la iglesia de San Gabriel, cuyas afiladas agujas y torres habían sido reformadas recientemente, dejando pie a un interior más renovado.

La periodista se sentía caminando entre masas de fieles durmientes, que, conscientemente o no, se aferraban a la fe para hacer frente a los horrores que acechaban en las tinieblas, horrores como la criatura que había devorado a una joven víctima a las puertas de su antiguo refugio, horrores como ella. En un paisaje como aquel, entre capillas y cementerios, se sentía más inhumana que nunca, cada vez más ajena a la vida que había dejado atrás, entre el olor a alquitrán y celulosa de las páginas de fino papel que habían marcado su juventud.

Viendo partir a Montecristo en busca de su amigo, la Caitiff pensó que era mejor dejarlo sólo en aquel momento. Todos ellos estaban tremendamente conmocionados por el secuestro de Melinda, pero, además, el brujo se enfrentaba a un asunto personal con los Tremere y a la pérdida del precario refugio que se había esforzado por levantar. En cualquier caso, ahora era personal, para todos ellos. En unas pocas noches sus no-vidas cambiaban a un ritmo vertiginoso.

Podía visitar La iglesia, que, como un espejo subterráneo de la ciudad, extendía sus bendiciones en forma de música rave y luces estroboscópicas a todos aquellos que caminaran bajo la 30ª avenida. Pero era demasiado pronto y debía exprimir al máximo el tiempo que tenían. Quizás hubiera algún garito abierto en aquel beato barrio de migrantes, algún refugio de sordidez en el los extraños se reunían para intercambiar placeres prohibidos. Pensó en caminar unos minutos hacia el norte, pues cerca del aeropuerto de La Guardia debían encontrarse, sin duda, lugares como aquel en los que podrían sacar información y sangre.

Pagliacci se arrebujó la chaqueta púrpura que vestía y compuso su pelo teñido del mismo color en suaves rizos que quedaran casualmente coquetos a la vista de cualquier incauto. Finalmente, con una ensayada sonrisa, le dijo a Nyx:

-¿Me acompañas?


https://www.youtube.com/watch?v=o3-tbry6kiM

Nyx (DarkOsca)
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Re: "Countdown" 3

#13

Mensaje por DarkOsca » 26 Ene 2024, 23:13

Queens es una ciudad dentro de la ciudad. Por sí misma tiene entidad propia. Contrastan los barrios residenciales, con sus hileras de casas de ladrillo, el gran parque de Flushing Meadows, los 2 aeropuertos. Una gran diversidad étnica. En resumen, una definición del sueño americano. Muchas de las personas que llegaron a las orillas del Hudson y vieron con esperanza a la Estatua de la Libertad han terminado aquí. Muchas en cuanto a número en bruto, porcentualmente es un país cruel con los inmigrantes pese a que forman la base de la sociedad.

No entiende muy bien que le propone su compañero, ir, ¿a dónde? Quizá les convendría un tiempo tranquilos, a solas, para reflexionar y analizar lo sucedido hasta entonces. El pulmón del distrito sería para ello lo adecuado. De todos modos Pagliacci quiere algo de acción, está habituada a dirigirse hacia donde está la noticia. Todavía puede que encuentren algún bar donde las personas que terminan la jornada intentan olvidarse de sus precarios trabajos.

En cualquier caso sí, acepta la propuesta, el itinerario está por definir pero el camino a recorrer, en cualquier caso, se le hará más llevadero si está acompañado. Respeta la decisión de Montecristo, tiene asuntos propios, privados. Se dirige a Pagliacci no sin antes recordar a Melinda, le están fallando, todos ellos.

-Sí, movámonos, ¿hacia dónde vamos primero?

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Re: "Countdown" 3

#14

Mensaje por Voivoda » 28 Ene 2024, 19:21

ellis.jpg
La compañía de Ellis reconforta el espíritu herido de Montecristo y le trae a la mente recuerdos agradables del pasado. En su momento fueron experiencias estresantes, incluso traumáticas, pero con el paso del tiempo, y habiendo traspasado el velo de la muerte, se convierten en añoranzas cálidas para los pensamientos del Tremere, que por un momento olvida cómo el tiempo corre en su contra para cumplir con su sueño de poder vivir eternamente en Nueva York.

Montecristo atiende pacientemente el relato inconexo en las palabras de Efraim, que a ratos es plenamente consciente de su realidad y, en otros momentos, vuelve a ser el comisario que apenas dormía cuatro horas al día y era capaz de recordar los más ínfimos detalles de complejos casos. Incluso en estos momentos finales de su vida, Efraim era un alma libre que no se dejaba mangonear por enfermeras o interesados familiares y que intentaba mantener su independencia incluso cuando la mente en ocasiones ya no seguía ese ritmo de exigencias. Montecristo ha estado tentado en más de una ocasión de ofrecerle el viaje hacia la eternidad, pero teme que la decisión pueda ser contraproducente para su propio futuro y, al mismo tiempo, se pregunta si la mente del viejo comisario tiene posibilidad de arreglarse mínimamente o ya ni siquiera el Abrazo puede solucionar sus lagunas.

El Tremere se pregunta en ocasiones si en realidad no lo hace por egoísmo, porque esa responsabilidad añadida podría ser su propia condenación definitiva.

- ¿Has visto lo de Columbia?

El Tremere no se esperaba ese repentino cambio de conversación en el que Ellis parece recuperar de nuevo una absoluta lucidez. El anciano detalla con claridad lo sucedido y bromea con que es el único residente capaz de poner la CNN y entender lo que están contando.

- Me recuerda a los 70, ¿sabes? Qué años, decimos del Salvaje Oeste, pero se vivía mejor en el siglo XIX que patrullando por Harlem en el 75 -el viejo parece rememorar algo durante unos segundos en los que su vista se pierde en el infinito antes de regresar de nuevo- Entonces había un grupo marxista afroamericano, los del Black Liberation Army, ¿sabes? Hacían cosas como estas. Se dieron de hostias pero bien con los primeros veteranos soviéticos que escapaban de la URSS y hacían aquí sus negocios chungos. Los rusos aquellos tenían cojones, se aliaron con las bandas irlandesas de la ciudad y recogíamos trozos de gente todas las semanas. - Ellis te mira con curiosidad- ¿Habrán sido los mismos? ¿Tú qué crees?

Una ligera melancolía recorre los pensamientos de Montecristo. En una vida muy lejana, cuando aún disfrutaba del sol y de los cigarrillos al anochecer en la comisaría, la voz de Ellis con ese "tú qué crees" era una manera de ponerle a prueba y comprobar si el olfato del ahora Vampiro coincidía entonces con el del sabueso policial.

Pero más allá de la nostalgia, un pensamiento se abre en la mente de Montecristo entre las palabras de Ellis. El Tremere era consciente de que sólo los Shelby podían haber estado detrás del atentado después de la nota enviada por Pagliacci. Y le repugnaba la idea de que esos sádicos pudieran ser la única vía abierta ahora mismo para que él y sus compañeros de Coterie pudieran sobrevivir en Nueva York.

Pero, ¿y si esos Shelby tenían a su vez enemigos que pudieran ser un buen recurso para encontrar dónde quedaros?

antro.jpg
La 30 Av. era un bulevard enorme que, según que dirección cogieras, te hacía ir viendo cada vez más cerca los rascacielos de Manhattan o, por el contrario, te iba introduciendo en un mundo heterogéneo de mezcla cultural y social que para muchos era el auténtico Nueva York. Pagliacci y Nyx caminan en silencio durante unos minutos hasta llegar a la esquina con la calle 88. Negros augurios se contraponían en los pensamientos de los dos vampiros, aunque a ninguno de los dos les pasaba desapercibido que la presión policial en esta zona de la ciudad era mucho menor. No había puestos de control improvisados y se respiraba un ambiente más... salvaje.

Entre calles que poco a poco van estando desiertas, y prácticamente al azar, encontráis un antro abierto. Un pub con letras de neón rojizas y algunas motos aparcadas en la puerta. A Nyx el lugar no le tienta mucho, pero Pagliacci se siente atraída como la mosca hacia la luz. Es el tipo de lugares donde se dicen muchas cosas que más tarde pueden resultar útiles.

Minutos después

La música de Battleme (https://www.youtube.com/watch?v=pCVJlpTNosY) atrona en el interior del antro, donde os ha recibido una densa humareda y un panorama social tremendamente variado. Sobre todo hay viejos moteros y nostálgicos del rock y las carreteras de hace cuatro décadas, mujeres de más de cincuenta años que quisieran tener veinte, mujeres de veinte que quieren comportarse como las que tienen cincuenta, un grupo numeroso de sudamericanos, algunos post adolescentes que se piensan que están en un espacio vintage, hombres que se cuentan desamores y más que probablemente la comisión de crímenes.

Y por encima de todos destaca un tipo de más de metro noventa y chaqueta de motero con unos parches en la espalda que no dejan lugar a demasiada imaginación: "Sons of Blood".

- ¿Qué vais a querer?

Una chica rubia con cicatrices en las muñecas que son símbolo de tiempos peores os observa con curiosidad al otro lado de la barra.
Imagen

Montecristo (Jebediah_Gogorah)
Investigador ocultista

Re: "Countdown" 3

#15

Mensaje por Jebediah_Gogorah » 29 Ene 2024, 20:03

{ https://www.youtube.com/watch?v=7cSAKlu ... =lordolbas - Wild is the wind by David Bowie }

El tremere jugaba con el cálido corcho del vaso donde el humeante expresso que fingía tomar, le atrapaba en aromas del pasado. La compañía de su comisario le abria un hilo de esperanza en aquellas noches aciagas, a pesar de la fina lluvia que piqueteaba contras los ventanales, entristeciendo aún más el panorama, y amenazando con convertirse en tormenta.

- Sí, jefe. Se ha montado una buena juerga en la 116. No puede ser casualidad que sea durante la cumbre de la OTAN. - Montecristo se sentó al lado de Efraim, aprovechando que la neblina mental de su colega, le impediría recordar su lozanía más allá de aquella noche. En cierto modo, era uno de aquellas personas en las que podía mostrarse como era. En todos los aspectos. - Pero eso tendremos que dejarselo a los federales... ¿no crees? -. El antiguo detective tenía claro la autoría de los Shelby en aquellos atentados. Al menos eso parecía claro tras la "columna de opinión" de Pagliacci*1. No obstante Ellis, como si de Madame Tza Tza se tratara, ponía una nueva carta sobre la mesa. - Black Liberation Army... - joder, le sonaba un huevo, y se maldijo por haberse centrado tanto en sus casos de crímenes negros y no haber prestado más atención al resto de movidas que pasaban en la comisaria.

Decenas de rostros pasaban por su cabeza, en un particular Who is who?; iba desechando casillas, intentando encajar el puzzle. Pronto quedaron en pie únicamente las de Ed Brown o Aisha Lawal. Todos tenían algo en común. Unidos por aquel hilo se seda rojo y ficticio que significaba el reposo y el temple de Ellis, aparecieron las conexiones... Raza, tremeres, movimiento anarquista... aparecían todos los jugadores de aquella partida.

- Se aliaban con bandas irlandesas... - Los Shelby eran ingleses, o al menos eso creía, y como alguien con ascendencia escocesa, aquello era casi un insulto. La víctima de aquel engendro frente a su refugio era afroamericana. El engendro compartías las artes de la metamorfosis de los whampyri. Todo parecía encajar... o no. Pero la estaticidad no les llevaba a ningún lado. Sacó su pequeña libreta de notas, y apuntó los nombres que le habían venido a la cabeza. La bruja de ascendencia nigeriana que se movía por Harlem y el primo cainita y chusma de Malcom X. Les debería una visita. - Los enemigos de mis enemigos, son mis amigos.

- Eran buenos tiempos, jefe... - pasó su palmada consoladora por la espalda del ex-comisario, que parecía padecer un efecto antitésis del frapuccino, y empezaba a empañarse en un sopor propio de la noche. Lo ayudó a inclinarse y recostarse posteriormente en la cama, para arroparlo después y acercar el butacón a su cabecero, y entre sombras, seguir conversando como si las prisas se hubieran quedado en un stand by evasible, y quedara dormido. Al fin y al cabo, aquellos momentos de melancolía le proporcionaban una vida, que el resto del tiempo le estaba siendo arrebatada.

*1 ->
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Pagliacci (Pagliacci)
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Re: "Countdown" 3

#16

Mensaje por Pagliacci » 03 Feb 2024, 15:06

La peste a humo, a alcohol y el olor ácido del vómito que subyacía a todo aquello le dieron a entender a la periodista que habían llegado a la clase de garito de mala muerte que estaban buscando, un lugar en el que tomarle la temperatura a la calle y averiguar la clase de rumores que le interesaban a ella. Se adentró en el tugurio, dejando que el humo y las luces hipnopómpicas la bañaran, tratando de mimetizarse con la atmósfera nostálgica y decadente de una época en la que no había llegado internet. Guerreros de carretera, ángeles del infierno y envejecidas bellezas pin-up se movían entre las sombras. Sus ojos se detuvieron en un billar, sobre el que descansaba un cenicero desbordado de apestosos cigarros aplastados contra un ennegrecido fondo de vidrio. En una esquina, una moto custom descasaba polvorienta sobre una tarima, bajo una tele a la que nadie prestaba atención. Junto a la entrada al baño, cerca de un pasillo inundado de algún líquido que podría ser orina o cerveza, una gramola albergaba machacados vinilos de hacía varias generaciones.

Sin embargo, fue la imagen de aquella chaqueta de cuero la que despertó su atención. La llevaba un imponente macarra de siete pies de altura, un vástago sin lugar a dudas. Había oído hablar de los Hijos de la sangre, matones y traficantes que solo obedecían a una ley, la ley de la calle. Gente como aquella no tenía escrúpulos, solo respetaba la fuerza y la violencia, no era la clase de gente con la que estaba acostumbrada a tratar Pagliacci. Además, la paria recordó el desprecio con el que la habían observado los pocos vástagos con los que se había cruzado en la superficie. En los túneles las cosas eran distintas, pero en Queens ella era una Caitiff, una sin clan, no era nadie. Por si fuera poco, no quería arriesgarse a tener que responder preguntas sobre la columna publicada el día anterior.

De modo que Pagliacci se hizo a un lado, señalándole con la mirada aquel particular y anacrónico motero a su amigo, quizás Nyx pudiera sacarle algo. La presencia de los Hijos de la sangre era una oportunidad que podían aprovechar para arrojar algo de luz a la naturaleza de aquel símbolo que habían encontrado en casa de David. Si los rumores eran ciertos, algunos de aquellos criminales y buscavidas habían pertenecido con anterioridad al Sabbat, quizás supieran el significado de aquello. Quizás, incluso, pudieran encargarse de limpiar su territorio de una antigua amenaza. Bajo todo aquello, latía el inconfesable deseo de encontrar a su asesino y poder ajustar cuentas con él. Si su sire estaba relacionado con La espada de Caín, aquel era el único camino que tenía para encontrarlo.

-Una cerveza- Le dijo lacónicamente a la camarera, apoyándose ligeramente en la barra. Después caminó hasta la gramola, detuvo el disco que sonaba e introdujo un antiguo vinilo que inmediatamente atrajo las miradas de todos hacia ella.


https://www.youtube.com/watch?v=6W9PuLcoZMM

Nyx (DarkOsca)
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Re: "Countdown" 3

#17

Mensaje por DarkOsca » 04 Feb 2024, 11:01

Nueva York es una de las ciudades más grandes del mundo. Pese a llevar decenas de años viviendo en ella todavía quedan rincones por conocer. Este estaba cargado de red flags. La calle 88 no podía ser casualidad. Muchos grupúsculos, con querencia por ideologías radicales buscaban recintos o locales en zonas que tuvieran significados concordantes.

Personas en un estado de insatisfacción constante, a las cuales la sociedad había dejado al margen. Algunas de ellas todavía tenían esperanza por reintegrarse, otras, echa un vistazo a las muñecas de la camarera, ya han intentado echarse a un lado. Hay una tercera posibilidad, las que quieren redefinir su entorno, cueste lo que cueste, el fulano de la chaqueta de cuero parece uno de ellos.

Entre análisis y reflexiones algo le hace volver a centrar el foco en la situación que tiene ante sí. La música ha cambiado y con ello el mood (estado de ánimo) del local. La mayor parte de los parroquianos levantan la mirada en dirección de su amiga que a su vez le ha dejado vía libre hacia el motero. No es con el tipo de gente que más habituado está a tratar pero habrá que intentarlo.

Pide otra cerveza y la pone delante del enorme "Hijo de la Sangre".

-Buenas noches caballero. Mi amiga y yo queríamos charlar con usted amigablemente. Creo que un intercambio de información puede ser beneficioso para todos. Al fin de al cabo nos une nuestra preferencia por la noche y por el líquido rojo de la vida.

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Re: "Countdown" 3

#18

Mensaje por Voivoda » 09 Feb 2024, 21:53

nosfi.jpg
Un ligero bufido que le recuerda a Nyx el sonido que hacen los felinos al enfadarse es la primera respuesta que recibe del enorme motorista nocturno. De modo instintivo el Brujah se echa ligeramente hacia detrás, intentando mantener la compostura ante un tipo que claramente intimida con su mera presencia. Los acompañantes con los que hablaba miran a Nyx desde las sombras que genera la escasa luz del local.

El motorista destilaba liderazgo y violencia contenida al mismo tiempo y su rostro, en el que su calavera parecía ser especialmente sobresaliente, apenas disimulaba su condición de no-muerto. Ocultaba sus ojos detrás de unas innecesarias gafas de sol, aunque Nyx sentía que le miraba fijamente y sin parpadear, como mira un monstruo muerto. Durante unos escasos segundos que al Brujah se le hacen eternos parece que estuviera a punto de saltar como una bestia desatada, aunque ese bufido parece que le ayuda a contener su primera reacción instintiva.

- ¿Y tú quién coño eres y por qué me va a ser beneficioso cualquier cosa que no sea mandarte a tomar por culo?

La voz del tipo es un bramido grave, salida de lo más profundo de una caja de resonancia de grandes dimensiones. La primera reacción instintiva de la combativa sangre Brujah de Nyx es responderle con contundencia. No obstante, Nyx alcanza a comprender que ha logrado una primera respuesta. Es evidente que la conversación no va a ser sencilla, pero es una conversación al fin y al cabo.


inmigrante.jpg
- Ey, yo a ti te conozco.

Pagliacci era consciente de haber llamado la atención de medio bar con el repentino cambio de música, si bien más allá de algunas miradas de reojo y alguna otra no disimulada de puro fastidio, cada uno de los clientes, desheredados y buscavidas del lugar siguieron con sus asuntos. La espuma de la cerveza se iba consumiendo por sí misma en la barra, todo un símbolo de su propia humanidad perdida con el Abrazo.

Había logrado el efecto suficiente para que Nyx se acercara al tiparraco motero. La Caitiff había oído hablar de los "Sons of Blood", si bien nunca había visto a ninguno de ellos. En los subterráneos se rumoreaba sobre sus negocios oscuros, algunos vinculados directamente con el tráfico sanguíneo, con considerable respeto. Tenían al parecer capítulos en distintos puntos del país y no se andaban con demasiados remilgos a la hora de hacer negocios... y a la hora de darlos por terminados.

- Sí, tú, no te hagas la loca.

Pagliacci miró a la chica delgada y de aspecto enfermizo que se había acercado a la gramola y a un gastado jukebox que había junto a ella. La chica, cuyo aspecto hacía pensar que consumía algún tipo de sustancia estupefaciente, tenía un marcado acento latino y tenía los rasgos propios de las mujeres centroamericanas.

Algo se revolvió en la mente de Pagliacci al tiempo que se avivaba su Bestia interior con una repentina inquietud. Su memoria parecía viajar en el tiempo en flashes rápidos en los que se mezclaban fotografías de periódicos, imágenes de televisión, carteles de "se busca" colgados en farolas. En farolas en las que la Caitiff aún podía recordar cómo se reflejaba la luz del sol.

Todo pareció unirse con un repentino sentido y la Caitiff sintió un estupor que no había experimentado prácticamente desde el momento en que abandonó la vida mortal.

La chica que tenía delante era la joven inmigrante cuya desaparición investigaba antes de ser Abrazada.


quenns.jpg
Montecristo deambuló durante un buen rato en medio de la noche por calles que ni siquiera conocía y, aún así, se sentía en paz. Ver a Efraim Ellis le reconciliaba con su pasado y lograba además mitigar su melancolía. No podía evitar sentir una profunda pena al comprobar cómo se iba deteriorando su viejo amigo y el Tremere se preguntaba si en realidad los Vástagos seguían un camino parecido, sólo que en lugar de perder la fuerza física y la lucidez mental, se iban despeñando por un precipicio de inmoralidad.

Otros Vampiros debían sentirse depredadores, señores de la noche, cuando caminaban por las calles semi desiertas y se cruzaban con los taxis de madrugada, con hombres de paso rápido y seguramente pasado sucio, con jóvenes alcoholizados, con mendigos acurrucados bajo las mantas en las escaleras de una iglesia de piedra ennegrecida. Montecristo no. Se sentía un alma en plena búsqueda, con el deseo de conocer los secretos de quienes le habían conducido a este estado del ser del que en el fondo no quería desprenderse. Era probablemente otra alma solitaria más de Nueva York rodeada de millones más, mortales o no-muertas.

Sus pasos le fueron conduciendo poco a poco hacia las cercanías de donde sus compañeros de Coterie habían aparcado el coche. Según avanzaba hacia el sur y hacia el oeste, es decir, hacia Manhattan, la presencia policial era más presente en las calles en forma de patrullas esporádicas que trataba de esquivar.

Las distintas piezas de lo sucedido en las últimas noches encajaban poco a poco en su mente de investigador, donde se dibujaba una guerra de pandillas por el territorio y los recursos en la que poco a poco se iban viendo involucrando los miembros del grupo. Montecristo ansiaba encontrar la manera de hurgar en las cuevas urbanas donde se escondía su propio Clan al tiempo que sentía la asfixia del tiempo corriendo en contra del grupo.

Sus pasos se detuvieron al azar delante de un edificio de aspecto decimonónico que llamaba la atención en una calle desierta. "Research Foundation Center. Queens University". En la placa, Montecristo observó un pequeño logotipo ensartado en el de la universidad: los cinco círculos inconfundibles. Los círculos que le llamaban una y otra vez.

La prueba de que el Clan Tremere extendía sus tentáculos por toda la ciudad, con razón su sede se llamaba Capilla de los Cinco Distritos.
Imagen

Montecristo (Jebediah_Gogorah)
Investigador ocultista

Re: "Countdown" 3

#19

Mensaje por Jebediah_Gogorah » 10 Feb 2024, 19:15

Montecristo había salido con los ánimos ligeramente cambiados tras su conversación con Ellis. Una pequeña mota de luz en la oscuridad. Un camino recto entre la maraña de vías entrecruzadas que ahora representaban las ideas agolpadas en su cabeza, en aquel batiburrillo mental que apenas le dejaba pensar.

Calles nuevas se presentaban ante él, con el reflejo de las luces de los rascacielos en los abundantes charcos de un asfalto irregular. Calles ideales con viviendas modélicas y coloniales, donde la paz apenas era usurpada por las hojas marrones que se agolpaban en sus bordillos. Las manos rendidas en los bolsillos, el sombrero calado, y una silueta sacada de una novela de Paul Auster eran ahora el único vestigio de un cainita desesperado en busca de salidas de aquel laberinto, sin dejar de anhelar los secretos ocultos que durante tantos años le habían alentado noche a noche, y que aún ahora, se avibaba como una brasa candente.

Los cinco círculos le apresaron nuevamente. De manera metafórica, le capturaron las extremedidades y el cuello, y como otorgados de un magnetismo del que quería pero no podía huir, sus pasos se dirigieron por la escalinata de la pequeña dependencia universitaria. Tras abrir la doble puerta, y contrastar la calidez del interior, con el frescor de la calle, se encontró con el directorio de benefactores que rápidamente se decidió a revisar con esmero y celeridad, para pasar su atención a la recepción. Era tarde, pero la cara maltrecha de la joven que atendía la recepción mostraba una vida decepcionante para sus padres, donde el turno de noche, escondía mejor que nada, su vergonzoso expediente educativo.

Patrick conocía que los Stumbridge controlaban toda la rama académica del clan, y que su visita llegaría a sus oidos, y tal vez a sus garras, pero no eran ellos, ninguno de sus objetivos. Se acercó a la joven, al tiempo que se desvestía del sombrero y lo reposaba de manera educada sobre su pecho, y se dirigía a la somnolienta joven que enseguida, se dispuso a salir a su encuentro tras gruesa barra de madera.

- Disculpe, joven. Me han dicho que podría encontrar aquí al Doctor Modi...

Nyx (DarkOsca)
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Re: "Countdown" 3

#20

Mensaje por DarkOsca » 11 Feb 2024, 20:25

Tener a un tipo enorme cabreado enfrente, lejos de asustarle, le hace hervir la sangre. Sus orígenes, su legado familiar tiene mucho que ver en ello. En estas situaciones no valen sutilezas, hay que ir directamente al grano.

-Mi nombre es Nyx. Soy arquitecto pero lo que me trae hasta aquí es que tenemos un asunto pendiente con cierta familia. No estamos de acuerdo con las condiciones que nos ofrecen y por lo tanto nos disponemos a buscar alternativas.

Se toma un respiro, mira directamente a su interlocutor intentando descifrar la reacción ante sus palabras. Pero tampoco quiere dejarle hablar así que, tras un par de segundos, sigue con su ataque.

-La familia con la que tenemos asuntos pendientes son los Shelby, ¿cómo os posicionáis ante ellos?

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