"Countdown" 3
Publicado: 26 Dic 2023, 20:39
Pagliacci pasa con deleite las hojas del Independent. Jameson no se había atrevido a publicar directamente la nota que le habías remitido, omitiendo los nombres de los profesores que citabas. La Caitiff no puede culparle, en el fondo es una manera de protegerla frente a una posible demanda judicial. No obstante, Pagliacci había dejado colgando un hilo que Jameson había seguido con olfato. El periódico tenía todo un desplegable con distintas fuentes y articulistas opinando sobre una red de abusos y prostitución de universitarias de una de las entidades más prestigiosas del país. Aunque algunos opinadores solamente avivaban el fuego sin tener realmente información fidedigna, Pagliacci podía detectar entre líneas cómo realmente habían sucedido cosas extrañas en Columbia que ahora pasaban a estar en boca del público.
La semilla de la desconfianza había hecho brotar los primeros brotes de la especulación. O, lo que es lo mismo, la Caitiff había girado el foco de modo que ahora iluminaba a uno de los santuarios del Clan Tremere que, probablemente, tendría que dedicar un tiempo a volver a extender un manto de oscuridad, lo que os daba un ligero respiro.
No obstante, eso no salvaba el pellejo de Melinda, de quien el Independent se preguntaba también quién era, lo que podía provocar que algún periodista escarbara más de la cuenta. El recuerdo de la joven Sangre Débil, y la convicción de que había que irse cuanto antes del almacén, acongojaron los pensamientos de Pagliacci.
Nyx se sentó dejándose caer en uno de los destartalados sillones del almacén apagando la televisión por el camino. Había dejado en manos de sus compañeros de Coterie la decisión sobre adónde ir, en qué lugar esconderse hasta encontrar un espacio definitivo en el que poder ser reconocidos y llevar una no-vida medianamente tranquila.
En las últimas noches no había dejado de mantener conversaciones desde distintas cabinas telefónicas, comprobando en sus paseos que la vigilancia policial en Nueva York cada vez era mayor. Los principales esfuerzos se concentraban en Manhattan, lo que os daba cierta capacidad de maniobra en vuestro barrio periférico, pero aún así no había logrado quitarse de encima la sensación constante de estar siendo observado.
El Brujah estaba nervioso y sus compañeros podían notarlo. Christopher Reynolds había cedido a las presiones de los Shelby y había presentado un dossier en el ayuntamiento en el que explicaba que el terreno que pretendía urbanizarse junto a los muelles del sureste de Manhattan no era lo suficientemente sólido como para plantear el desarrollo de un nudo de transporte para trenes y metro. Nyx sentía una cierta amargura al comprobar que su amigo actuaba en contra de sus principios, sometido a un chantaje en el que temía por su familia.
No obstante, no es eso lo que más le preocupaba. Había movido hilos aquí y allá, había vuelto a hablar con David Anderson... y lo que pretendían los Shelby era imposible de conseguir en el tiempo pautado. El Brujah tenía la capacidad de poner la maquinaria en marcha y facilitar a la peculiar familia el objetivo que le habían planteado, pero la burocracia neoyorquina no era un guepardo, sino un elefante.
Montecristo exhaló innecesariamente el aire cargado del almacén mientras permanecía de pie junto a la vieja estantería en la que guardaba sus propios tesoros antiguos escondidos entre novelas viejas que ya estaban en el almacén cuando llegasteis a él. Sabía que sus compañeros no tenían un vínculo emocional profundo como el que él sentía, resultado directo de la sangre que corría por sus venas de ocultista. Aún así, tanto Pagliacci como Nyx habían mostrado su pesar por el previsible cambio de aires.
Antes de estas noches aciagas, cuando aún se podía subsistir sin necesidad de formar parte de ningún club vampírico, habíais pasado buenos momentos. Charlas, recuerdos del pasado, intercambio de conocimiento. Incluso algunos brindis con los distintos tipos de vitae de los que disfrutaba cada uno. El Tremere sentía que aquello se iba apagando y que comenzaba una carrera en la que se sentía como una rata buscando un escondite.
Su teléfono vibró con un mensaje de Scully. Montecristo lo leyó con avidez. La doctora no entraba en demasiados detalles sobre el trabajo forense en el que había colaborado relacionado con las víctimas del atentado de la universidad de Columbia. Básicamente se había encontrado con lo previsible cuando te explota un coche al lado: cuerpos desmembrados y quemados, difícilmente reconocibles, ropa pegada a la carne. Lo que llamaba la atención de la forense es que la División de Asuntos Especiales del FBI se había puesto al cargo de la investigación.
Un ligero escalofrío recorrió el cuerpo no-muerto de Montecristo. Para cualquier Vástago de Estados Unidos que no llevara años escondido en una cueva, Asuntos Especiales se conocía también con otro nombre en la jerga nocturna: Agentes Estacadores.
- ¡Alto o disparamos!
Los gritos del exterior os hacen miraros los unos a los otros al tiempo que os hacéis señas para permanecer en silencio. En las sucias ventanas del almacén rebotan los reflejos azulados de las luces de unos coches de policía.
Después del grito oís los pasos a toda velocidad de alguien que huye corriendo.
Bang, bang, bang.
Los tres disparos resuenan entre las paredes del almacén y provocan que los tres deis un pequeño respingo. Por el pensamiento de todos pasa la idea de que podéis estar en peligro. Y también el temor a que alguien acabe de ser abatido en plena calle.
OFF: Haced las debidas tiradas de Enardecimiento, please
Ansia de Montecristo 3, Ansia de Nyx 2, Ansia de Pagliacci 1
FV todo el mundo a tope
No he puesto nada en relación al uso del Áuspex que comentaba Jebe en el offtopic porque de momento no está on-rol
Si me paso de largo, decidme, me meto en la escena y...