[Recurso] Libro de Linaje: Piskies

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Alexander Weiss
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[Recurso] Libro de Linaje: Piskies

#1

Mensaje por Alexander Weiss » 01 Feb 2024, 14:06

Imagen Libro de Linaje: Piskies.
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Re: [Recurso] Libro de Linaje: Piskies

#2

Mensaje por Alexander Weiss » 01 Feb 2024, 14:09

Imagen LIBRO DE LINAJE: PISKIES Por Magus [email protected]

CRÉDITOS

Escrito por:Magus

Material adicional:Alexander Weiss

NOTA DEL AUTOR

Con la publicación de la edición 20 aniversario deChangeling: el Ensueñose han abierto nuevas posibilidades para continuar publicando suplementos para la línea de juego de las hadas del Mundo de Tinieblas. Entre estas posibilidades se encuentran Linajes feéricos que aparecían como secundarios en el trasfondo original enLa suerte del bufón, y que hoy ocupan un lugar renovado junto a los duendes originales del manual básico.

Los Piskies son uno de estos Linajes, duendes vagabundos con una curiosidad que los hace distintivos en el mundo del Ensueño, y que hasta ahora no han recibido demasiada atención. El Libro de Linaje: Piskies tiene como propósito añadir profundidad y jugabilidad, pero al mismo tiempo se ofrece como una posibilidad, sin querer sustituir la imaginación de potenciales Narradores.

En resumen, nada de lo que aparece en este manual es imprescindible, y Narradores y jugadores disponen de suficiente información en el manual básico deChangeling: el Ensueño, así como sus suplementos.

Y ahora, disfrutad con la lectura.

AGRADECIMIENTOS

Changeling: el Ensueño, Mundo de Tinieblasy todo el material relacionado y registrado pertenece a White Wolf Publishing Inc. y por extensión a Onyx Path. Todos los derechos reservados. Quienes violen estos derechos serán perseguidos y recibirán una buena azotaina.

No se pretende atentar contra la propiedad intelectual o contra las marcas registradas. Se proporciona permiso para imprimir o reproducir este documento sólo para uso personal.

Consulta White Wolf online en http://www.white-wolf.com

© 2011 CCP hf. All rights reserved.
CONTENIDOS PRELUDIO: VUELVE A CASA

CAPÍTULO UNO: LA CASILLA DE SALIDA

CAPÍTULO DOS: VIDA ERRANTE

CAPÍTULO TRES: CARAS CONOCIDAS

CAPÍTULO CUATRO: RECUERDOS IMBORRABLES

APÉNDICE: COSAS QUE TE ENCUENTRAS POR EL CAMINO

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Re: [Recurso] Libro de Linaje: Piskies

#3

Mensaje por Alexander Weiss » 01 Feb 2024, 14:10

Imagen VUELVE A CASA Fuera nunca había hecho tanto frío. Por supuesto, Johnny había ido a muchos sitios en compañía de sus padres o cuando tenía que ir a algún sitio, pero el hecho de haber dejado atrás el hogar parecía que intensificaba la sensación de frialdad, de estar verdaderamente solo, en un lugar donde no debería estar. Y no sólo hacía frío, todo parecía más oscuro, más silencioso, como si de alguna forma el mundo se hubiera dado cuenta de su huida y lo estuviera vigilando en tensión. Como un ratoncito asustado, el niño movía su cabeza rubia de un lado a otro, con sus grandes ojos azules nerviosos, un rostro pálido e infantil vestido con un jersey naranja y unos vaqueros.

Pero no podía dar vuelta atrás. Hacía siete meses había visto a sus padres discutiendo por primera vez delante de él, y fue como si sintiera una punzada en el corazón. A partir de entonces, como si hubieran roto un tabú, sus padres discutían cada vez con más frecuencia, estuviera Johnny o no, delante. A veces sollozaba pidiéndoles que parasen y obedecían, pero más a menudo le decían que se fuera a su cuarto, que tenían que hablar de cosas de mayores y no había nada más que decir. Y Johnny lloraba en su cuarto, escuchando los gritos apagados y a veces golpes contra los muebles y las paredes.

Johnny tenía ocho años y no sabía mucho de cosas de mayores, pero supo que había alguien más, alguien que había alterado la paz de su casa, y sin conocerlo, lo odió y le deseó que le pasara lo peor. Y entonces un día escuchó una palabra que hizo saltar las alarmas.

Divorcio.

A partir de entonces las discusiones habían dejado paso a un silencio tenso. Sus padres se evitaban, y Johnny se esforzó por poner buena cara y tratar de que se conciliaran, pero no pudo ser. Al día siguiente papá recogería sus cosas y quedarían la semana siguiente para firmar los papeles.

El miedo de Johnny se convirtió en angustia y por la noche, con su mochila escolar en la que había metido un bocadillo y unas pocas cosas que atesoraba, decidió marcharse de aquel sitio que le asustaba tanto. Quizás fuera una decisión precipitada, pero desde el punto de vista de un niño de ocho años resultaba la acertada. Quizás sus padres se dieran cuenta entonces de lo asustado que se sentía y no se divorciarían, o encontraría otra casa en la que vivir sin miedo.

Y ahí estaba ahora, recorriendo las calles siempre en línea recta. Las casas del barrio que conocía dieron paso a otras que no había visitado nunca, y se sintió como un explorador que se adentraba en una selva desconocida. Sin embargo, pronto la maravilla dejó paso a la preocupación. Había caras desconocidas, que no había visto nunca, y procuró evitar acercarse a los extraños. Los extraños. Debía tener cuidado con ellos. Era lo que papá y mamá siempre le decían.

Oyó un tintineo metálico y vio un largo abrigo de retales de muchos colores desplazarse en su dirección. Una larga melena de cabello blanco y plateado en las puntas, sujeto bajo un amplio sombrero rojo. De repente unos ojos verdes se clavaron en él con curiosidad, y un rostro sonriente rodeado por un mar de arrugas se dirigió hacia él.

-Hola.

Aquella señora se parecía a la abuela de Johnny, y eso lo tranquilizó, pero seguía siendo una desconocida, así que mantuvo las distancias.

-¿Qué haces por aquí?

Johnny no dijo nada. Aquella voz era amable como la de su abuela, pero no quería responder que se había escapado de casa.

-Ya veo. No tengas miedo. Me llamo Melisa.

-John…Johnny.

-Eso está mejor. ¿Te has perdido?

-No.

De repente se escuchó un silbido que recorrió la calle como una ráfaga de viento. De entre las sombras de la calle apareció un grupo de cuatro adolescentes, casi como lobos al acecho y con sonrisas igual de afiladas. Johnny sintió como si hubiera caído en una trampa, pero la señora del sombrero rojo y el cabello blanco se dio la vuelta tranquilamente. Sin saber cómo, ahora tenía un bastón, que apretaba con firmeza.

-Hola chicos, ¿os habéis perdido?

Unas risas burlonas respondieron a la pregunta. Uno de los adolescentes se adelantó. Era un tipo escuálido y pálido, de cabello pelirrojo oscuro, que vestía con unos vaqueros sucios y una camiseta desgastada. Llevaba un gorro de lana rojo con una chapa con un demonio sonriente.

-No, de hecho vivimos por aquí.

-Vaaaleee…

-Y creo que sois vosotros los que estáis perdidos, escoria.

-Oh, yo siempre estoy donde quiero estar, jovencito deslenguado y lleno de rabia.

Siguiendo al que parecía su líder, los cuatro adolescentes avanzaron. Sus sonrisas blancas y afiladas asustaban a Johnny, que dio un paso temeroso hacia atrás.

El jefe de los adolescentes se encaró con la anciana harapienta, que de repente parecía mucho más pequeña bajo su sombrero rojo. Con una sonrisa cruel extendió la mano, con uñas largas y sucias.

-Bonito sombrero, creo que me lo voy a quedar.

Hubo un remolino de cabellos blancos y de repente el bastón de la anciana giró en un movimiento rápido como un relámpago, golpeando la rodilla del chico desde atrás, y derribándolo en un aullido de dolor. Los demás adolescentes se detuvieron, asombrados, mientras su líder se agarra la rodilla en el suelo.

-¡Agarradla, idiotas!

Sin embargo, la anciana, a pesar de su edad y pequeño tamaño se movía en un remolino, ondeando su abrigo de retales de colores como si se tratara de una capa. Empuñando su bastón como una lanza golpeó a otro de los adolescentes, un chico moreno y barrigudo, en la entrepierna y también lo derribó. Otro con cara de comadreja sacó una navaja.

Y Johnny tuvo suficiente y echó a correr sin mirar atrás. Por un momento le había parecido que aquellos chicos malos tenían dientes afilados y rostros inhumanos, aquello no podía ser verdad…

***

No paró hasta que se quedó sin aliento. Había ido de un callejón a otro, internándose en aquel barrio desconocido sin saber a dónde se dirigía, y como resultado, se encontraba todavía más perdido que antes. Se encontró en una calle oscura, en la parte de atrás de un restaurante, del que emanaba una corriente cálida con una mezcla de olores que se mezclaba con la fetidez de los contenedores de basura, llenos a rebosar, y con varias bolsas de plástico negro desparramadas por el suelo. Varios gatos huyeron maullando en protesta, viendo interrumpida su comida ante la llegada de Johnny. El niño se detuvo, asustado y jadeando.

De nuevo no sabía dónde se encontraba, y la noche ya había caído. A lo lejos se escuchaba el sonido de un coche al pasar, y el bullicio lejano de la ciudad. La luz de las farolas lo llamaba, impulsándole a alejarse de la oscuridad, algo se movía allí, entre las sombras…

De repente la luz del fondo del callejón desapareció, bloqueada por una figura achaparrada y mugrienta que se interpuso ante Johnny. Por un momento el niño pensó que Melisa le había seguido, pero pronto se desengañó. Se trataba de un hombre más alto que la anciana de cabello blanco, de rostro fibroso y arrugado y ojos pequeños y oscuros como perlas de azabache. Vestía con una sudadera de color gris sucio y gastado y mostraba una sonrisa cruel en los labios.

-Vaya, vaya, vaya, mira qué tenemos por aquí…

Johnny retrocedió, pensando en salir corriendo de nuevo, pero una de las manazas fibrosas de aquel hombre se disparó como una serpiente y enseguida lo atenazó por el cuello, sin permitirle siquiera la posibilidad de gritar.

-Oooh, pobre cosita. Te has metido en el agujero equivocado, chico. Mala suerte para ti, y buena suerte para mí…

En ese momento, una fuerte brisa sopló en la entrada del callejón y aquel matón se dio la vuelta. Melisa se encontraba allí, aferrando su bastón con mano firme, y con su abrigo de retales multicolores revoloteando a su alrededor, envuelta en el aura de las luces de la ciudad.

-¡Suéltalo, tarado!

Un instante y un brillo metálico y el captor de Johnny había puesto al niño delante de él con una navaja al cuello.

-Vaya, vaya, vaya, mira qué tenemos por aquí…Melisa Mantoiris metiéndose donde no la llaman. Otra vez.

-Quita las manos del chico, tarado. No te pertenece ni éste es lugar para tu sucio negocio. Vuelve a las sombras de las que saliste.

-No tienes derecho a interrumpirme. ¿Acaso te atreves a privar a la Corte Sombría de su presa?

Melisa dio un paso al frente. Johnny sintió una punzada y contuvo un sollozo. Aquel cuchillo era frío como el hielo.

-Piensa por un momento, tarado. Ese niño ya pertenece a otros. Y yo te conozco. ¿Cuál crees que sería el destino de alguien que se atreve a llevarse a un príncipe de los Sidhe? Puedes salirte con la tuya, pero no encontrarás descanso durante el resto de tu existencia. Te harán maldecir cada segundo.

El hombre gruñó, evidentemente incómodo por la acertada sugerencia que Melisa acababa de hacerlo.

-Tú y los tuyos siempre estáis entrometiéndoos en los asuntos de los demás. Te odio.

-Y lo seguiremos haciendo con todos los Tarados, mientras existan.

Desde su posición Johnny se encontró con los ojos verdes de la anciana, una mirada que le tranquilizó, que le dijo que no debía tener miedo. “Hay fuerza en ti, pequeño príncipe, úsala.” Y el niño se encontró recordando y su mente se llenó de sueños de elevadas torres doradas…

Un aura cálida de luz estalló alrededor de Johnny, y su captor aulló de dolor, soltando la navaja, y cayendo hacia atrás, con su abrigo humeante. El niño abrió los ojos, sorprendido, y corrió hacia los brazos protectores de la anciana, sintiéndose a salvo.

-¡Maldita seas, vieja Mantoiris! ¡Malditos seáis tú y los tuyos!

-Deberías estar agradecido, ladrón de niños y sueños. Aunque no lo creas, acabas de librar de un problema de los grandes. Ahora vete a rumiar tus maldiciones vacías a otra parte, y recuerda que te estaremos vigilando.

El hombre de la sudadera gris pareció hacerse más pequeño, y se escurrió entre las sombras del callejón, que se cerraron a su paso, como si jamás hubiera estado allí. Los sonidos y luces de la calle regresaron.

-¿Qué…quién era?

-Un ladrón. Un tarado. Un reflejo oscuro de lo que somos, que trata de llenar su vacío con la ilusión de otros, porque a la miseria le encanta la compañía.

Johnny se sentía protegido en el abrazo de la anciana y no quería soltarse, pero Melisa Mantoiris tenía otros planes. Se separó de él con delicadeza y le revolvió el pelo.

-Volvamos al principio, pequeño príncipe. ¿Te has perdido?

-…Sí.

-Pues entonces te llevaré a casa.

-Yo...me fui de allí.

-Tienes suerte de tener un sitio al que llamar hogar. No la desperdicies, aunque la tristeza y el vacío caigan del cielo.

-Mis padres se quieren divorciar –sollozó Johnny.

-A veces es mejor estar separados para no pelearse y ser mejores personas. A veces los puentes rotos se alzan de nuevo y se vuelve a coincidir en el camino. Y a veces no. Si tus padres ya no se quieren eso no significa que no te quieran a ti. No es el momento de huir, pequeño príncipe. Un nuevo camino se abre y no debes abandonarlo antes de comenzar.

Y de repente Johnny se dio cuenta de que había comenzado a caminar y que todo lo que veía era como un sueño. A su lado caminaba Melisa, una anciana de cabello plateado y con una sonrisa como la de su abuela. Sus palabras le devolvieron fuerza y le dieron coraje. Y mientras hablaban las calles pasaron a su alrededor y terminaron llegando a la casa de Johnny. Había un coche de policía aparcado en la acera con las luces encendidas. Sus padres estaban abrazados en el porche mientras un oficial tomaba nota. En ese momento, Johnny se asustó y se dio la vuelta, pero se encontraba solo otra vez.

-Ahora vuelve a casa, pequeño príncipe –escuchó una voz que parecía salir de todas partes.

Johnny hizo el mayor de los esfuerzos que había hecho en su vida. Inspiró aire, tomó impulso y corrió hacia su casa llamando a sus padres con los brazos abiertos y pidiendo perdón por haberse escapado. Sus lágrimas volaban en el aire de la noche como gotas de plata y no se detuvo hasta que se encontró dentro del abrazo cálido y familiar de sus padres. Ya no le importaba el miedo.

Y desde las sombras de la calle, Melisa Mantoiris sonrió satisfecha y se dio la vuelta y siguió paseando bajo las luces de la ciudad, sin dirigirse a ninguna parte en concreto. Aquel pequeño príncipe sin duda había aprendido una valiosa lección de coraje y a tomar sin miedo las riendas de su vida. Quizás con el tiempo llegaría a ser un gran gobernante de las hadas, pero todavía le quedaba mucho camino que recorrer y muchas cosas que aprender. Eso sería otra historia, una que quizás llegaría a escuchar, o en la que participar, si tenía suerte.

Con sorpresa, Melisa se encontró recordando a una niña pequeña que hacía mucho tiempo había escapado de casa llena de miedo. Sus ojos se humedecieron, pero eso no le impediría seguir su camino. Adelante, siempre adelante.

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Alexander Weiss
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Re: [Recurso] Libro de Linaje: Piskies

#4

Mensaje por Alexander Weiss » 01 Feb 2024, 14:11

Imagen CAPÍTULO UNO: LA CASILLA DE SALIDA

No hay hombre más completo que aquél que ha viajado mucho, que ha cambiado veinte veces de forma de pensar y de vivir.

-Alphonse Lamartine
Es una noche de San Juan en la playa. La luna está llena en el cielo y lejos se escucha la música de la fiesta, una de tantas. Sin embargo, hay un grupo que parece haberse apartado del bullicio para escabullirse hasta un rincón discreto, reuniéndose en torno a una pequeña hoguera que parece un humilde reflejo de las llamas que arden como faros improvisados a lo largo de la costa. Uno de los presentes toma un tronco y lo arroja al fuego antes de tomar la palabra ante sus compañeros con cierta solemnidad.

EL PRINCIPIO

En primer lugar me llamo Hermes, Hermes Stoke. Nací en Jamaica, una isla del Caribe con cierta fama, pero eso no importa, porque hace mucho tiempo que la dejé atrás para viajar por el mundo. He visitado muchos lugares y trabajado en muchos oficios, antes de seguir la dirección del viento y seguir adelante. En mis viajes he visto muchas cosas y me he hecho conocedor hasta donde he podido de lo que podría considerarse nuestro legado.

¿Me pedís Historia? Nosotros no tenemos una Historia. Nuestro linaje está hecho de muchas historias diferentes, sumadas una tras otra, como retales que se cosen para formar una manta cálida y acogedora, con muchos materiales y manos que han hecho su aportación. Seda, algodón, arpillera, poliéster se mezclan en profusión y desorden improvisado. En lugar de una Historia, os daré un principio desde donde comenzar.

A falta de un nombre mejor, nos llaman Piskies, aunque sólo sea un nombre de Cornualles. A lo largo del tiempo y en el mundo hemos recibido otros muchos y nosotros mismos nos hemos dado otros tantos. Somos el Pueblo que Camina, los Niños Perdidos, los Vagabundos Risueños…y eso cuando simplemente no nos llaman duendes o trasgos, un término ambiguo para tratar de hacernos encajar en algo.

Pero si existe algo que nos caracteriza es que no encajamos. Y así ha sido desde el principio. No podría deciros cuál fue el primero de los nuestros, y podría contaros muchas historias de dioses y hadas que tratan de explicarlo.

Tal y como lo veo, de la misma forma que el resto de los Linajes de duendes y hadas surgieron de algún lugar del Ensueño, a partir de sueños de grandeza, sueños de hambre, sueños de orden, sueños de maravilla, sueños de honor, sueños de secretos, y otros muchos sueños extraños, nosotros surgimos más tarde, de los sueños de la añoranza y del deseo de tener un hogar. En los primeros tiempos, cuando el mundo de los hombres y las hadas se encontraban más próximos y de vez en cuando ambos pueblos se mezclaban. Los hijos de estas uniones aparecen en leyendas e historias, convirtiéndose en héroes y reyes, logrando grandes hazañas.

Pero más a menudo no era así. Cuando nacía uno de estos “niños extraños” solía despertar sentimientos enfrentados e incluso miedo. Estos hijos eran abandonados, cuando no asesinados, y los que sobrevivían a menudo recibían desprecio y rechazo. Algunos de ellos intentaban encontrar cobijo en el mundo de las hadas, donde se encontraban con una actitud similar. Los prejuicios no son exclusivos de la humanidad.

¿Comprendéis a dónde quiero ir a parar? Nosotros surgimos de estos rechazados, marginados y mestizos, que no encontraban un lugar entre las hadas o la humanidad, por lo que terminaban situándose entre ambos mundos. En cierto sentido fuimos los primeros Changelings, o por lo menos formamos parte de ellos. Rechazados y marginados por ser diferentes comenzamos a vagar por el mundo, tratando de encontrar un hogar inalcanzable, y ése deseo nos dio forma.

Por supuesto, con el tiempo encontramos nuestro lugar. Al encontrarnos en medio era natural que nos convirtiéramos en intermediarios entre humanos y hadas, transmitiendo avisos, mensajes y noticias. Aunque seguíamos sin ser del todo aceptados en sociedad, por lo menos teníamos una misión. Hay quienes dicen que fueron los Tuatha de Danaan o los Primogénitos o los dioses o lo que fuera quienes nos hicieron firmar el pacto, pero es más probable que surgiera de manera improvisada, pues nos encontrábamos en una buena posición para tratar con los elementos que desagradaban a ambas partes.

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Re: [Recurso] Libro de Linaje: Piskies

#5

Mensaje por Alexander Weiss » 01 Feb 2024, 14:12

Imagen HADAS MADRINAS

El espacio que recorríamos entre las hadas y la humanidad era muy amplio y encontramos a muchos otros. Algunos nos asentamos en los límites de la civilización, visitándola de vez en cuando para llevar avisos y mensajes. Otros acompañaron a los pueblos nómadas de antaño, recorriendo las rutas del comercio y explorando lugares nuevos, y aunque tratábamos de encajar antes o después descubríamos que no habíamos encontrado lo que buscábamos y retomábamos el camino.

Debido a nuestro origen mestizo y bastardo, simpatizábamos con otros que se encontraban en nuestra situación, los hijos no queridos, los huérfanos, los abandonados. Acudíamos a ellos y les ayudábamos y enseñábamos a sobrevivir, dándoles fuerza y voluntad para seguir adelante. Cuando la guerra y la enfermedad dejaban huérfanos a su paso, o hijos de viuda, las “hadas madrinas” y los “duendes padrinos” hacían acto de aparición para ayudar a sus “ahijados”, ayudándoles a abrirse camino y a encontrar su fortuna. En tiempos de necesidad hemos llenado muchos estómagos sin pedir nada a cambio y a menudo sin asumir méritos. Preferimos ayudar discretamente y observar de lejos, aunque no siempre. A veces se necesita un rostro amable y cálidas palabras antes que un almuerzo caliente y una cama cómoda.

Nuestro papel en muchas leyendas e historias es humilde, pero importante. Rara vez hemos sido héroes, pero hemos ayudado a crearlos. En muchos cuentos durante su viaje los protagonistas se encuentran con misteriosos desconocidos, que a menudo les imponen pruebas a su coraje, valor y bondad. No todos salen airosos, pero los que lo consiguen a menudo obtienen finales felices…o nuevos desafíos a su paso. Nuestra curiosidad nos llevó a conocer bien a los humanos, en lo bueno y en lo malo. Comprendíamos que sólo mediante el esfuerzo honesto las personas sacan lo mejor de sí mismas, y que los regalos y bendiciones no buscadas y los mimos constantes crean niños malcriados y adultos insufribles.

Así que recordad, los Piskies no solemos ser buenos protagonistas, pero sí somos buenos actores secundarios y ayudantes de héroes. Hemos sido maestros y consejeros, o “encuentros imprevistos y afortunados.” No levantamos la espada mágica, pero sabemos cómo llegar hasta ella y los obstáculos del camino. Pero quien quiera ganarse nuestra confianza más vale que se muestre digno o que no cuente con nosotros. En muchas historias en las que aparecemos ocasionalmente, quienes rechazan nuestro consejo o nos maltratan a menudo fracasan, y sólo el verdadero héroe que ha mostrado amabilidad y virtud triunfa gracias a nuestra ayuda.

Pero debemos reconocer que no todos los de nuestro Linaje se han mostrado tan altruistas. Aislados o resentidos por el rechazo de quienes les rodeaban, algunos Piskies se volvieron amargos y rencorosos. Sus lecciones y ayudas a menudo no sólo requerían esfuerzo, sino dolor y sacrificio, aunque no por ello dejaban de recompensar a quienes se hacían merecedores a sus ojos, admitiendo el valor de la virtud. De entre estos duendes los más retorcidos se oscurecieron de verdad, y fue así como nacieron los Spriggan.

Nadie sabe cuál fue el primero de ellos, pero el odio llevó a los Spriggan a volverse de forma terrible contra la humanidad que les había rechazado. Embaucadores y mentirosos, fueron a por los más débiles, llevándose a los hijos de quienes les ofendían –y a veces ni siquiera eso- y sembrando el dolor de la pérdida a su paso. Las leyendas y cuentos sobre hadas que secuestran niños que nunca vuelven a ser vistos en muchas ocasiones llevan el sello de estos terribles Tarados.

¿Y qué hacen con sus presas? Los niños siempre han sido tesoros de ilusión que son muy valorados entre las hadas más oscuras o entre seres todavía más perversos. De esta manera los Spriggan consiguieron un lugar siniestro entre las hadas con su terrible comercio. Inevitablemente estalló la guerra entre nosotros y ellos, una que nunca ha terminado del todo, y aunque parece que con el tiempo se han vuelto más cautos, especialmente por las terribles consecuencias que conlleva el secuestro de un niño, nunca debemos bajar la guardia ni permitir que se ceben con los más indefensos. Luminosos y Oscuros hacemos frente común cuando se trata de los Spriggan. ImagenImagen

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Re: [Recurso] Libro de Linaje: Piskies

#6

Mensaje por Alexander Weiss » 01 Feb 2024, 14:13

Imagen EL MUNDO ANTIGUO

Se hace el silencio ante la mención de los enemigos sombríos. Hermes Stoke se sienta y entre la concurrencia otro hombre se levanta y arroja un puñado de hojas al fuego, que chisporrotean entre las llamas, que se alzan anaranjadas y con la fragancia del clavo.

Me llamo Aristóbulos, y soy un estudiante de intercambio. La verdad es que he aprovechado todas las oportunidades que se me han presentado para estudiar en el extranjero. Soy un apasionado de la antropología y el folklore, y como no podía ser de otra forma, de todo lo que nos ha dado forma como Linaje.

Como bien ha contado mi compañero Hermes, nos desperdigamos entre los errantes, lejos de las grandes ciudades que comenzaban a florecer, pero eso no impedía que las visitáramos, pues la humanidad comenzaba a construir cosas fascinantes. Domesticar las plantas y los animales sólo fue el principio, pero sin saberlo los humanos también construían ataduras que los asentaban y les impedían alejarse demasiado. No es que la vida de los nómadas fuese un colchón de rosas, desde luego, pero a medida que los humanos se complicaban creaban nuevos problemas, que les llevaban a idear nuevas soluciones y así sucesivamente. Es como si se estuvieran tambaleando de manera constante entre el paraíso y el desastre.

Y sin embargo crearon grandes maravillas. Siguiendo las rutas comerciales o huyendo con los fugitivos contemplamos cómo se alzaban las pirámides de Egipto, los grandes círculos de piedra de Europa, los zigurats de Babilonia y ciudades hoy olvidadas en oriente y occidente…nuestra curiosidad nos llevaba siempre más allá del horizonte, siguiendo el viento.

Nunca nos concentrábamos muchos en un mismo sitio, o al menos no de manera permanente. Aunque no encajábamos en ningún sitio, pronto nos adaptábamos como amables viajeros que traían noticias y mercancías de lugares lejanos y con el tiempo tomábamos los rostros y las sonrisas de nuestros anfitriones antes de volver a seguir el viento una vez más.

Dicen que nuestras raíces se encuentran en el país de Cornualles y la cultura céltica, pero lo cierto es que el nombre de “Piskies” se utiliza para todo tipo de hadas en ese lugar. Acompañamos a los duendes germánicos, latinos y griegos, a los espíritus del antiguo Egipto y de Oriente, pero a menudo pasábamos desapercibidos entre ellos. Nadie se fijaba demasiado si en un grupo de Boggans había uno de ojos verdes y cabello plateado, o si en la corte de los Sidhe había un alegre bailarín, o en los duendes que acompañaban a los sátiros en sus fiestas. Una o dos caras diferentes pasan desapercibidas en un gran conjunto. Y cuando no éramos bien recibidos, pues bien, sabíamos muy bien lo que era el rechazo, y sabíamos cómo comportarnos o disfrazarnos, o simplemente ocultarnos el tiempo suficiente para solucionar nuestros asuntos antes de seguir adelante.

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Re: [Recurso] Libro de Linaje: Piskies

#7

Mensaje por Alexander Weiss » 01 Feb 2024, 14:14

Imagen EL GRAN HERMES

Debo hacer una mención especial a Grecia, no sólo porque procedo de allí, sino porque también ha tenido cierta importancia entre nuestro Linaje. En principio a muchos les sorprendería saber que los Piskies estuvimos presentes allí, pues parece que nuestra presencia está ausente de los muchos mitos e historias legendarias que se originaron allí en la antigüedad.

Según algunos historiadores feéricos, los antiguos dioses del Olimpo eran en realidad espíritus feéricos, y a menudo afirman que tal o cual dios pertenecía a tal o cual Linaje. Yo no estoy tan seguro. De hecho, creo que los dioses olímpicos eran mucho más que eso, seres que surgieron de los sueños y creencias de la humanidad, pero al mismo tiempo con un poder que trascendía al de las hadas. No seré yo el que zanje la cuestión y desde luego no arruinaré la maravilla ni el misterio de la Antigua Grecia con teorías frías y yermas.

Entre los dioses olímpicos se encontraba Hermes, el mensajero de los dioses, de las fronteras y los viajeros que las cruzan, del ingenio y del comercio, de la astucia, de los ladrones y mentirosos. Homero lo llama el dios de multiforme ingenio, de astutos pensamientos, ladrón, cuatrero de bueyes, jefe de los sueños, espía nocturno y guardián de las puertas.

¿Os resulta familiar? Por lo tanto no resulta extraño que algunos Piskies, especialmente en Grecia, consideren que Hermes fue el primero de ellos, o por lo menos uno de ellos que fue convertido en dios. Como he mencionado, yo tengo mis dudas.

En cualquier caso, muchos Piskies griegos a menudo tomaron ejemplo de Hermes en el mundo griego o de Mercurio en el mundo romano, y en ocasiones embaucaban a los mortales haciéndose pasar por el dios. A menudo acompañábamos a otros espíritus feéricos, y especialmente a los faunos y sátiros, con los que a menudo compartíamos alegría y festividad, yendo de fiesta en fiesta compartiendo diversión.

Pero no sólo encontrábamos amistades y alegría en los festejos de los antiguos griegos y romanos. Algunos de nosotros quedamos fascinados por el teatro, y acompañábamos a los grupos de actores, cómicos y artistas que viajaban por el mundo antiguo ofreciendo arte y espectáculo. Otros acompañaron a los navegantes en el comercio marítimo o en la exploración de tierras distantes, y en fin otros incluso acompañaron el paso de los soldados macedonios que acompañaron al conquistador Alejandro Magno hasta los límites de la India. Algunos lo acompañaron en su regreso, pero otros decidieron seguir adelante.

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Re: [Recurso] Libro de Linaje: Piskies

#8

Mensaje por Alexander Weiss » 01 Feb 2024, 14:14

Imagen LA CAÍDA DE LOS DIOSES

Adrián Sietebirras, haciendo honor a su nombre, abre una botella de oscura cerveza artesana, y mientras echa un trago, empuja de un puntapié un tronco hacia la hoguera.

¡Muy bien! Todo fue muy bonito durante la época de dioses y héroes pero se terminó cuando apareció un nuevo dios llegado con el viento del este. En principio romanos y griegos no tenían ningún problema con el pequeño culto oriental del sol, pero se trataba de una religión muy celosa, y que no aceptaba ningún otro dios, así que no tardaron en surgir los problemas. La fe de sus seguidores rechazaba cualquier otra manifestación divina, así que los dioses paganos y los sueños que los rodeaban pronto comenzaron a retroceder.

Los cristianos aparecieron en un momento en que varias cortes de las hadas estaban enfrentadas entre sí, así que los seguidores de los dioses griegos y romanos decidieron acabar con la nueva religión por las bravas. Entre las persecuciones y las expresiones de fanatismo, sin que nos diéramos cuenta en aquel momento, el Ensueño comenzó a distanciarse de la humanidad.

Nosotros seguíamos dedicándonos a actuar como mensajeros, comerciantes, viajeros y trotamundos, como siempre. Sin embargo, como no dejábamos de viajar entre el mundo de los sueños y el mundo de la humanidad pronto nos dimos cuenta de que estaba ocurriendo algo raro. Los caminos fiables se alteraban, y las distancias entre los reinos se alargaban. Los seguidores de Hermes y de otros dioses eran cada vez menos numerosos.

Y cuando el cristianismo ganó la guerra en el siglo IV las cosas empeoraron. Los seguidores de los antiguos dioses comenzaron a ser perseguidos, así como los personajes dudosos como nosotros, que no se sabía muy bien en qué creían. Fue entonces cuando comenzaron a llamarnos “demonios” y cosas peores. No era nada a lo que no estuviéramos acostumbrados, pero por si acaso mantuvimos las distancias con los sacerdotes cristianos.

Al mismo tiempo estaban llegando nuevos nómadas a las fronteras del Imperio Romano. Eran bárbaros que se empujaban unos a otros buscando nuevas tierras. Varias hadas y duendes los acompañaban, creyendo que les ayudarían a volver a los buenos viejos tiempos o simplemente para atacar a sus enemigos. Pero una vez más se equivocaron. Los tiempos confusos que acompañaron a la caída del Imperio Romano permitieron a muchos ganar en las aguas revueltas, pero la desesperación provocada por el hambre y la guerra oscurecieron el Ensueño y lo distanciaron todavía más de la humanidad. Y las hadas y duendes siguieron sin enterarse, ocupadas en la Guerra de las Estaciones. Los antiguos dioses se tambalearon, alejándose cada vez de la humanidad, y nuestro poder sobre los sueños menguó.

Por nuestra parte aprovechamos esta época de confusión para seguir viajando en busca de aventuras. Por una parte utilizamos las invasiones bárbaras para acceder a lugares que antes nos habían sido vedados y hacer desaparecer uno o dos tesoros en el proceso. Sin embargo, también acudimos en ayuda de los indefensos, ayudándoles a capear aquellos malos tiempos. Muchos huérfanos surgieron en aquella época turbulenta y nuestra ayuda era como una gota en el océano. Y no hace falta decirlo, para los Spriggan fue una época dorada, cebándose en muchos de los indefensos y abandonados que la guerra dejaba a su paso.

¿Qué lección podemos sacar de todo esto? Bueno, confirma que el remedio es peor que la enfermedad y que en un conflicto con los humanos salimos perdiendo de una o de otra manera.

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Alexander Weiss
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Re: [Recurso] Libro de Linaje: Piskies

#9

Mensaje por Alexander Weiss » 01 Feb 2024, 14:15

Imagen OTRO PUNTO DE VISTA

El mundo antiguo también vio el surgimiento y desarrollo de la esclavitud, una institución que resultaba muy útil para los parientes Tarados de los Piskies. Muchos Spriggan se convirtieron en esclavistas, realizando incursiones contra aldeas y poblados y de la misma forma utilizando su negocio para hacer desaparecer a sus presas. El negocio de la esclavitud también permitía a los Spriggan establecerse como respetables ciudadanos, utilizando sus redes para hacer desaparecer a niños y no tan niños cuando era preciso, acumulando grandes riquezas con este negocio.

No sólo se trataba de riquezas mundanas. Varias hadas y duendes utilizaban a los Spriggan para obtener humanos con diversos propósitos, ya fuese amantes o juguetes ocasionales o para propósitos más siniestros, como utilizar su sangre y espíritu en siniestros rituales. De esta manera los Spriggan del mundo antiguo desarrollaron una red esclavista clandestina que conectaba con diversas facciones del mundo sobrenatural, no sólo entre los espíritus feéricos, sino también entre hechiceros y vampiros.

La caída del Imperio Romano y los momentos de turbulencia también permitieron a los Spriggan acumular esclavos y riquezas simplemente recurriendo al saqueo y la confusión. Muchos tesoros custodiados por los Spriggan aparecieron durante este período, y fue durante el mismo que el Linaje sombrío se ganó una reputación adicional como fiables custodios de tesoros, ya fuesen propios o de otros propietarios.

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Re: [Recurso] Libro de Linaje: Piskies

#10

Mensaje por Alexander Weiss » 01 Feb 2024, 14:16

Imagen LA EDAD MEDIA

Adrián Sietebirras da un último trago a su cerveza y vuelve a sentarse en el círculo de los reunidos. Toma entonces la palabra Melisenda Abrojobrillante, que arroja a la hoguera un haz de flores secas, que hacen chisporrotear las llamas y las elevan hacia la luna.

Tras la Edad Mítica disminuimos, aunque muchos se negaban a reconocerlo. Siempre habíamos estado entre los humanos y las hadas, pero ahora nos aproximamos más a la humanidad. Siendo honestos, los humanos eran más fáciles de soportar que la arrogancia de los señores feéricos. Donde antes nos dedicaban templos y sacrificios, a medida que pasaba el tiempo disfrutamos de las ofrendas sencillas de cuencos de leche, vino derramado y otras cosas envueltas en la creencia.

Durante la Edad Media los Linajes también comenzaron a definirse, y fue entonces cuando realmente nos convertimos en lo que somos ahora, duendes errantes de cabellos plateados y ojos verdes. También nos adaptamos a la humanidad, mezclándonos sin ser vistos o convirtiéndonos en algo familiar que no levantara rechazo, algo que nos resultaría útil más adelante. Muchos incluso llegaron a mezclar su sangre con los humanos, profundizando en la Senda del Changeling.

Y nuestra proximidad a los humanos nos permitió adoptar muchas formas. Acompañamos a los grupos de juglares y artistas que recorrían las aldeas y ciudades ofreciendo espectáculo y diversión antes de seguir nuestro rumbo. Quienes preferían lechos más elevados sirvieron en las cortes de los nobles, sirviendo en su mayor parte como mensajeros, aunque algunos también destacaron en oficios más discretos, como espías, saboteadores y asesinos.

A menudo protegíamos las comunidades por las que pasábamos, ofreciendo nuestra ayuda a los necesitados, y especialmente a los huérfanos. Algunos Psikies trabajaban como pastores o jornaleros itinerantes, pero otros desempeñaban el papel de héroes errantes. Muchos caballeros medievales no desaprovechaban la oportunidad de enfrentarse a un dragón, pero la mayor parte de la gente tenía problemas más sencillos y humildes. De esta manera hubo Piskies que se convirtieron en mercenarios y soldados de fortuna, cazando bandidos, manteniendo a los lobos alejados y también a otras amenazas sobrenaturales. Estos Piskies cazaban a los duendes oscuros, especialmente a los que amenazaban a la humanidad, y también a vampiros y otros monstruos descontrolados. Estos “cazadores de monstruos” errantes no despertaban muchas simpatías, pero todo el mundo reconocía su utilidad y les pagaba por acabar con las amenazas…aunque también hay historias sobre aldeanos desagradecidos que una vez eliminado el peligro rechazaban a sus salvadores y los expulsaban, acusándolos de brujos y ladrones.

Pero estos “héroes del pueblo” no siempre actuaban de manera evidente. A veces simplemente se limitaban a buscar a algún elegido que se encargara del problema, o mediante su consejo ayudaban a las comunidades a protegerse. E incluso llegaban a actuar de forma completamente discreta, dejando caer la información adecuada en los oídos adecuados, como el paradero del cubil de una bestia o su debilidad.

Siguiendo el camino del viento, no solíamos quedarnos mucho tiempo en un mismo lugar, pero algunos Piskies se asentaban en determinados lugares en las fronteras, construyendo tabernas y posadas para los viajeros. De esta manera, no tenían necesidad de ir a buscar historias, sino que dejaban que las historias acudieran a ellos.

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