"Countdown" 2

[Nyxe]

Me pego a la pared para dejar pasar a quien entiendo que es Chang y a sus guardaespaldas. Normalmente con la Ofuscacion la gente te esquiva sin darse cuenta, pero cuantos menos riesgos tomase mejor. Dejo que avancen una distancia prudencial y extiendo mi oído para asegurarme de que no dejo de ubicarles aunque giren una esquina.

Mientras les sigo, tengo cuidado de cubrirme la cara con la capucha de la sudadera si me cruzo con una cámara de seguridad. Me planteo colarme en la sala de reuniones, pero me doy cuenta de que es más seguro quedarme en el pasillo. Puedo oir la conversación a través de la puerta, pero si la cierran, me costaría mucho más escabullirme sin ser vista.

-All of this time, I can't believe I couldn't see
Kept in the dark, but you were there in front of me"

La letra de la canción vuelve a mi mente. Estaba demasiado cargada de recuerdos como para poder apartarla con facilidad. Por eso funcionaba. Pero la dejo en el fondo de mi cabeza con el volumen al mínimo y trato de centrarme en Chang. Cuando entra en la sala de reuniones, busco una esquina fuera del angulo de las cámaras y me siento en el suelo contra la pared.

-"I've been sleeping a thousand years, it seems
Got to open my eyes to everything"

Saco mi móvil -que sigo llevando por costumbre aunque lleva varias noches sin batería- y finjo que estoy leyendo algo en él mientras exploro cuánto soy capaz de mirar a través del reflejo de la pantalla y del resto de la habitación. Confiaba en ser capaz de mantener la Ofuscación pero si no fuera el caso, llamaría menos la atención si simplemente parecía que estaba aburrida esperando a alguien, que no si pegaba la oreja a la puerta.

-"Without a thought, without a voice, without a soul
Don't let me die here
There must be something more"

[Voivoda]

Unos minutos después de la entrada de la mujer asiática en la sala de reuniones, Nicole observa cómo se acerca un hombre de aspecto árabe por el pasillo. La Malkavian se intenta hacer más pequeña de modo instintivo. El recuerdo de la cámara de videovigilancia que la grabó alimentándose aún la aterroriza. Ahora el tipo de seguridad seguramente esté alerta por ella, y cada vez se le acumulan los problemas a futuro con el rastro que va dejando. Y, aún así, no podía evitar seguir jugándosela. Sentía que era la única manera de sobrevivir.

Un leve síntoma de alivio recorre su cuerpo cuando el tipo árabe pasa sin reparar en ella al tiempo que el afromericano encargado de la seguridad sigue mirando a todas partes sin detectarla.

Ese alivio da paso a cierta frustración. La escucha a través de la pared es francamente complicada. Seguramente la sala tenga algún tipo de material en sus paredes para evitar precisamente que sea sencillo hacer lo que Nicole está haciendo. Capta palabras sueltas y parece que es el hombre quien lleva la voz cantante, con un acento muy marcado que confirma su procedencia extranjera.

- Oferta... mejores condiciones... participación sociedades...

- No está en venta...

- Métodos... OPA sobre su participación...

- ¿Me está amenazando?... Comisión Congreso.... Competencia....

- Contactos importantes... Servicios de seguridad para el Gobierno de los Estados Unidos.

Un silencio sigue a esas últimas palabras.

- Otras inversiones, como escuelas y hospitales...

Un nuevo silencio.

- Mañana esperamos una respuesta.

Nicole escucha el movimiento de sillas en la sala, al tiempo que el tipo de seguridad parece de nuevo cuadrarse mientras no deja de mirar hacia los lados inquieto.

A Tadd no le solía gustar dejar sus asuntos en manos de terceros. El idiota de su Sire estaba a punto de ser desdentado, ella no tenía un refugio seguro y encima se sentía disfrazada en el hall de aquel hotel. Y dependía de lo que estuviera haciendo una tipa que acababa de conocer y que, aunque había empatizado con ella, no dejaba de ser una desconocida chupasangres que encima estaba en el ojo del huracán.

No, no le gustaba la situación. Para intentar no darle muchas vueltas concentró toda su atención en aquel hall en el que había un ambiente notable a pesar de las altas horas de la noche que ya eran. A veces se sentía desprotegida sin su teléfono, si bien era plenamente consciente de que usarlo hacía el remedio peor que la propia enfermedad.

El whiskey que tenía delante no le decía nada, desprendía un olor añejo que le hacía evocar su propia mortalidad y un pasado que cada vez se iba quedando más escondido en sus recuerdos.

Según pasaban los minutos se sentía más inquieta, y reparó además en que un miembro de seguridad del hotel no le quitaba ojo de encima. Tadd se obligó a sí misma a no emparanoiarse, pero era evidente que aquel tipo la observaba. O quizá no era tan evidente. O sí. Ella sentía que sí. ¿Me estaré obsesionando?.

[Dava]

Desde aquella posición estratégica podía ver el Hall y también la parada de metro a través de uno de los ventanales. Y no había ni rastro de Nicole por ninguna parte, aunque si bien era cierto, que había dejado claro que sus habilidades para desvanecerse estaban a la altura de las de meterse en problemas reventando la Mascarada delante de una cámara.
Me sentía bastante irascible.

Tras esperar un tiempo prudencial iba a ponerme en pie cuando pude reparar que me encontraba bajo el escrutinio intensivo de uno de los miembros de seguridad del hotel. Eso era bueno y malo a partes iguales: Lo malo era que posiblemente no me lo podría quitar de encima. Lo bueno era que seguía siendo el escandaloso cascabel que atraería la atención de todo el mundo, permitiendo a su recién conocida compañera de fechorías, hacer lo que, en apariencia, mejor se le daba.
No podía parar de mover los dedos sobre la copa.

Me repitió a sí misma mi mantra una y otra vez mientras miro descaradamente al guardia de seguridad que me escruta, igual que miraría a cualquier idiota que me hubiera intentado entrar en un local cuando aún era mortal: “La mejor manera de pasar desapercibida, es llamar la atención”. Mientras, aprovechando mi simulada humanidad, doy un sorbo al whiskey y tomo prestado un bolígrafo al barman para escribir algo en una servilleta de papel concentrándome en que no me temblara demasiado el pulso.
Puta abstinencia.

Le dedico mi mejor sonrisa antes de caminar directamente hacia él, sin dudar ni un segundo, simulando una vergüenza que nunca había sentido, hasta dejar mi copa con la servilleta debajo lo más cerca posible de él antes de guiñarle un ojo y abandonar el hall por la puerta grande, momento en que tomo el pequeño bolso entre mis manos preparándome para lo peor. La jugada estaba hecha y si nadie me seguía al exterior me dirigiría al punto de encuentro acordado con Nicole.
Si es que nadie me venía a tocar los ovarios y terminaba dando un espectáculo.
Necesitaba soltar adrenalina.

[Nyxe]

Tenía que haberme colado en la sala. Aunque no puede verme, el nerviosismo del guardia me está alterando a mi también. Además, el no ser capaz de escuchar bien la conversación me estaba frustrando.

No puedo evitar agarrar el móvil con fuerza en cuanto escucho al jeque -Ismael Al-Thani según la agenda de recepción- hablar de "inversiones en escuelas y hospitales". Vuelvo a pensar en Ruth y cada vez sospecho más que este hombre tiene algo que ver con la reurbanización de Brooklyn. Y ver que parece capaz de contratar a un asesino a sueldo no hace sino preocuparme aún mas.

Esto era serio, Al-Thani no se estaba cortando tampoco en amenazar a Chang. Me planteo acercarme hacia la puerta y tratar de colarme en la sala de reuniones, pero al escuchar las sillas moverse me doy cuenta de que la reunión ha acabado y que no tardaran en salir. Vuelvo la vista hacia la pantalla en negro de mi móvil y me imagino que enciendo la radio y trato de sintonizar las voces en lo que entiendo que es polaco. Había conseguido encontrar a Sowiek a través de ellas, así que confiaba en poder hacerlo otra vez. En cuanto lo consigo abro mentalmente el messenger y le escribo antes de levantarme para seguir a Chang.
Sowiek, necesito hablar contigo
Alguien va a por ti

[Voivoda]

Tadd estaba poniéndose cada vez más nerviosa e irascible. No le gustaba la sensación de estar encerrada, y era particularmente desagradable tener justo esa sensación en el interior de un hotel de lujo en el centro de Manhattan. Pero precisamente esos eran los espacios potencialmente más peligrosos para un cadáver andante con tendencia al ansia sangrienta y a una escasa paciencia.

- Eh, un momento.

La Brujah maldijo en voz baja, conteniendo a duras penas sus ganas de dejar de aparentar ser una timorata millonaria. La voz sonaba a sus espaldas y antes de darse la vuelta con la mejor de sus sonrisas sabía que era la de aquel guardia de seguridad de pelo rubio. Tadd se giró intentando disimular su ansiedad creciente. El tipo se acercaba a ella sin modales agresivos, lo que por un momento la mantuvo con en alerta, pero sin previsión de tener que liarla de primeras. De hecho, se acerca hasta bajar la voz al hablar.

- Yo a usted la conozco de algo...

Un ligero escalofrío recorre a Tadd. No tiene en mente el rostro de ese tipo, pero la paranoia es una sensación que se extiende muy fácilmente en el cuerpo de un Vástago. Por un momento pensó en que su pasado estaba a salvo, que se había molestado lo suficiente para borrar sus huellas. No debía haber rastro de ella. Sabía que de su respuesta podía depender el resto de esa noche y de otras más, pero confiaba en que realmente no existían pistas de su renacimiento nocturno.

A unos metros de allí, Nicole se agazapa para pasar lo más desapercibida posible al tiempo que ve salir primero a la mujer asiática y a sus acompañantes. Llevan el rostro serio y el paso muy rápido. Segundos después sale el hombre árabe con un gesto mucho más relajado. Un cúmulo de extraños ruidos entremezclados se arremolinan en su mente y tiene la sensación de que su teléfono quemara de repente. De un modo instintivo, Nicole lo deja en el suelo.

El pequeño tintineo del teléfono suena como una campana en los oídos de Nicole. El guardia de seguridad ha mirado en tu dirección. O quizá no. Pero está nervioso. La Malkavian se tensa aún más y observa la pantalla del teléfono. Está totalmente en rojo. Nicole coge el teléfono del suelo a toda velocidad, sin terminar de reparar en si su trampa mental para permanecer escondida a los ojos de los demás sigue en pie.

Nadie la llama, por lo que confía en que así sea.

Con paso apresurado camina detrás de la mujer asiática, si bien sus pensamientos están lejos de ese momento concreto. Sowiek está en peligro. Eso puede ser una condena o una oportunidad. Y Nicole cree ver una luz al final de un largo túnel. El móvil aún está caliente en su bolsillo.

La mujer asiática enfila el hall principal del hotel junto a sus dos acompañantes. Nicole observa que los empleados la miran de reojo con una mezcla de respeto y quizá cierto temor. A su derecha, en otra de las puertas giratorias del hall observa a Tadd, que se gira para hablar con un guardia de seguridad. La mujer asiática se dispone a salir a la calle por otra puerta.