Webvampiro

Tadd se quedó unos segundos mirando al techo. Sabía que tenía un mensaje por leer en el teléfono que acababa de encender. Estaba sola en aquella lavandería en la que finalmente habían pasado la noche dentro de las instalaciones de una residencia universitaria vinculada a la Universidad de Columbia. Había dejado a Nicole con su carta mientras buscaba dónde podían descansar prácticamente a contrarreloj. La lavandería había sido la mejor opción: hoy no había clases, por lo que no habría servicio de limpieza, y el lugar quedaba sin utilización durante el día. No fue difícil forzar la puerta y poder dormir cada una subida a una montaña de sábanas con aroma estudiantil.

Estaba sola porque Nicole había salido echando leches a ver si había respuesta en el buzón, situado en una oficina postal situada al otro lado de la calle. Ese tiempo hasta que volviera su compañera le permitió tomarse unos segundos de tranquilidad antes de ver el teléfono.

Yahaira le había mandado un emoji con la forma de un reloj de arena y una foto de una ventana desde la que se ve la estela de un paso de un coche de policía.
"¿Alguna novedad? Vamos a tener que hacer mudanza y lo mismo dejamos un paquete a la pasma".

Tadd maldijo en voz alta. Le daba cierto placer imaginar al imbécil de su sire en manos de la policía... y de quienes podían trabajar con la NYPD para perseguir a seres como ella misma. Pero sabía que, uno, eso era un problema potencial para todos los Vampiros de Nueva York porque su Sire no es precisamente el tipo más resistente que conoce, y, dos, le dejaba sin su maldita Vitae que al final necesitaba para seguir adelante. Tadd se notó nerviosa y asumió que había que empezar a dar respuestas concretas a aquella serpiente.

Otra notificación le hizo encogerse bajo la luz artificial de aquel almacén desierto. La doctora Akiva le había hecho cuatro llamadas perdidas durante el día. Tadd no pudo evitar un chasquido de desagrado. Sabe que ha hecho lo que tenía que hacer. Pero eso no le hace sentirse mejor. Al menos Pozzi ha respetado su parte del trato y, haya pasado lo que haya pasado, la doctora sigue viva.

Nicole irrumpió de vuelta en la lavandería algo acelerada. Llevaba aún doblada en la mano la nota de respuesta dejada en el buzón de la oficina de US Postal indicado por la abogada de Yuya Chang.

"Esto que pides es ilegal. Si necesitas un frame de un día concreto, podríamos intentarlo siempre que haya un motivo para ello".

La abogada no cerraba la puerta a seguir colaborando, pero las trabas burocráticas iban a hacerlo todo más complicado. La cabeza de Nicole pensaba a toda velocidad mientras vio a Tadd dejando su móvil junto a una de las montañas de sábanas. La Malkavian había tenido que dar un rodeo para cruzar la calle por la presencia de patrullas policiales, y el zumbido de los drones que sobrevolaban Manhattan era audible sin dificultad. La policía estaba estrechando su vigilancia policial y Nicole no podía evitar sentir una gran tensión ante la posibilidad de ser descubierta. Esperaba que Hope siguiera cubriéndola, pero también su compañera de Clan esperaba información con la que seguir trabajando en relación al Sistema Circulatorio y a los hoteles W.

La cabeza empezaba a dolerle. Sentía la presión en las sienes, una especie de ruido blanco y una amalgama de voces irreconocibles que se entremezclaban entre sus propios pensamientos. Podía sentir de manera instintiva un revuelo creciente entre sus propios hermanos de sangre, así como la sensación de que algo no iba bien.

OFF: Tadd Ansia 1. Recupera todo el daño a la FV.
Nicole, Ansia 2, 1 daño superficial a la FV.

Tiradas de Enardecimiento, por favor.

No soy capaz de identificar dónde termina mi angustia y dónde empieza la de mis hermanos. Da lo mismo. Hay de sobra para todos en cualquier caso.

Me siento en el suelo, apoyando la espalda contra una de las lavadoras y me aprieto las sienes intentando aliviar la presion en vano. Las manos me tiemblan ligeramente... lo cual es raro ahora que lo pienso.

-Creo que necesitamos ideas.

Íbamos a necesitar otro Refugio para mañana, y empezaba a sentir las venas secas otra vez. Quizá esta noche podía aguantar sin alimentarme, pero mañana seguramente me fuese a hacer falta. Pero sobre todo, necesitábamos información.

-¿Qué te ha pedido Yahaira?

Me muerdo la uña del anular izquierdo -siempre era esa desde hacía trece años-. No teníamos mucho más que darle, pero la carta tampoco ayudaba demasiado. Si la corte de Nueva York siguiese en pie, igual con eso bastaba para hacer caer a Al-Thani. Un testimonio, una prueba en video, y la nota con los nombres. Pero la Príncipe ya no tenía ese poder ni le importaba, por lo que había dicho Hope. Pienso en llamarla. ¿Qué podría necesitar para colarse en el sistema del W?

¿Nos necesitaba siquiera a nosotros?

-A menos que podamos rescatar a tu sire de Yahaira... sólo se me ocurre volver a los W e intentar averiguar algo más. A menos que...

Me acerco la carta al pecho e inspiro su olor lentamente, agudizando mis sentidos. ¿Sería capaz de rastrearla -o si no a ella al ajo- a través de Manhattan?

El color amarillo de los taxis, el ruido blanco de las grandes avenidas, las luces de neón, el olor a comida de distintas partes del mundo y el sonido del dinero, de monedas y tarjetas de crédito, se acumulan en la mente de Nicole en el momento en que acerca la carta a su nariz. La silueta del Empire State gobierna sobre un mar de rascacielos de una ciudad que nunca duerme y en la que todo es posible. Al mismo tiempo, las luces azules y rojas de vehículos policiales y el sonido de las cámaras de las calles al moverse le producen un escalofrío por sus propias vivencias.

La abogada de la señora Chang trabaja probablemente en el corazón de Manhattan, lo que no es de extrañar considerando que como cliente tiene a la gerente de una de las cadenas de hoteles más importantes del país. Las cercanías del Empire es un lugar muy probable donde rastrearla, si bien a Nicole no le pasa desapercibido que es también el epicentro del poder que aún sostiene la Príncipe de la ciudad.

Tadd observa a la Malkavian sin entender qué está haciendo, pero respetando sus capacidades. Su mente sigue viajando hacia el destino de su Sire. Sabía que Miki representaba un peligro potencial para todos. Lo quería solo para ella. Para alimentarse de él, desesperarse en su presencia y desear matarlo sin terminar de hacerlo. Era idiota, pero era su idiota.

-Sé donde encontrarla -aseguro volviendo en mí. Me levanto de un salto y le digo a Tindalos -Tenemos que ir al centro.

No tenía nada que recoger, aunque recorro con la vista la lavandería por si viese algo que mereciera la pena llevarnos. Se está haciendo un plan en mi cabeza, pero cuando estoy yendo hacia la puerta, me doy cuenta de que no necesitamos ir.

Quien lo necesita soy yo.

Tindalos no tiene por qué ayudarme. Quedarme en Nueva York es problema mío, lo que él necesita es salvar a su sire. Y ni Hope ni Sowiek han prometido nada sobre eso. Ocultarle a Yahaira lo que habíamos descubierto no hacía sino ponerle en peligro.

La idea de acercarme al Dominio de Panhard sin Tindalos para cubrirme me estremecía la sangre, aún estando dentro del plazo. Pero, si pretendía utilizar la Ofuscación, iba a tener que dejarle atrás de todas formas.

-Dile a Yahaira lo que necesites -le digo a Tindalos mientras me vuelvo hacia él-. Ve a hablar con ella, si quieres, no necesito que me acompañes. Ya te la has jugado mucho por mí.

-Y oye -me acerco a él y le pongo una mano en el hombro. -No tienes que pedir perdón. Estamos todos al límite, ¿vale? -le digo mirándole a los ojos-. Y si algo no te huele bien... pues igual ha sido por un motivo. Hemos despertado esta noche, ¿no?

Me detengo una vez más cuando ya tengo agarrado el pomo de la puerta. ¿Tindalos había llamado a Miki "adicto"?

-Por cierto... ¿Tu sire está Vinculado a alguien?