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El cielo de Morthal estaba completamente despejado, aunque gélida, la noche era preciosa. El cielo estaba repleto de estrellas. Cada una de ellas brillaban intermitentemente de manera casi hipnotica. Se podían distinguir muchas constelaciones, la dama, el corcel, la serpiente, incluso la sombra. A un lado se podía observar, completamente llenas, Masser y Secunda, las lunas de Nirn. El cielo libre de nubes y repleto de luces brillantes iluminaba el camino por el que un grupo de seres de la noche, cabalgaban al trote llegando a la entrada de la ciudad de Morthal.
La ciudad, antaño algo pequeña, había crecido en cuanto a habitantes. Allí debían vivir en torno a unas cuatrocientas personas. No era una ciudad amurallada, ya que no eran un punto estratégico ni nada similar. Nadie debería tener interés alguno en invadir la ciudad. La única riqueza que tenía Morthal eran sus minas de hierro. Hace unos años, estas minas empezaron a proveer a otras comarcas de la provincia de Skyrim. Esto atrajo a familias de mineros que buscaban un sustento y lugar donde asentarse.
Cuando el grupo llega a Morthal, os encontráis con algo que no os esperábais. Aunque algunos por el olor y el humo que se veía a lo lejos lo pudisteis intuir. Os encontrabais sobre vuestras monturas en la pendiente del final de la colina que os adentraba en la ciudad. Desde ahí podíais ver un grupo de unas cien o doscientas personas con antorchas en la mano y algunos de ellos armados con hachas de leñador y otros utensilios utilizados en el trabajo de campo, como rastrillos y alguna que otra hoz. El tumulto de gente estaba rodeando a la vez que gritaban insultos a una mujer que se encontraba desnuda atada por los tobillos y las muñecas a un enorme poste. Su cuerpo estaba sucio y magullado, pálido como el hielo y sangrante. Era una mujer de apariencia joven, cabello rubio y bonitas facciones. Las heridas que podíais observar en su cuerpo eran propias de latigazos. Sois conocedores de que un par de latigazos solo enrojecen la piel, pero una docena de latigazos sobre el mismo lugar levantaban la piel. A los pies del poste había mucha leña y paja. Claramente estaban preparando una pira.
La ciudad, antaño algo pequeña, había crecido en cuanto a habitantes. Allí debían vivir en torno a unas cuatrocientas personas. No era una ciudad amurallada, ya que no eran un punto estratégico ni nada similar. Nadie debería tener interés alguno en invadir la ciudad. La única riqueza que tenía Morthal eran sus minas de hierro. Hace unos años, estas minas empezaron a proveer a otras comarcas de la provincia de Skyrim. Esto atrajo a familias de mineros que buscaban un sustento y lugar donde asentarse.
Cuando el grupo llega a Morthal, os encontráis con algo que no os esperábais. Aunque algunos por el olor y el humo que se veía a lo lejos lo pudisteis intuir. Os encontrabais sobre vuestras monturas en la pendiente del final de la colina que os adentraba en la ciudad. Desde ahí podíais ver un grupo de unas cien o doscientas personas con antorchas en la mano y algunos de ellos armados con hachas de leñador y otros utensilios utilizados en el trabajo de campo, como rastrillos y alguna que otra hoz. El tumulto de gente estaba rodeando a la vez que gritaban insultos a una mujer que se encontraba desnuda atada por los tobillos y las muñecas a un enorme poste. Su cuerpo estaba sucio y magullado, pálido como el hielo y sangrante. Era una mujer de apariencia joven, cabello rubio y bonitas facciones. Las heridas que podíais observar en su cuerpo eran propias de latigazos. Sois conocedores de que un par de latigazos solo enrojecen la piel, pero una docena de latigazos sobre el mismo lugar levantaban la piel. A los pies del poste había mucha leña y paja. Claramente estaban preparando una pira.
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Cabalgar en grupo me llena de cierta emoción, una que me lleva a rememorar las historias de los grupos gallardos proclamados por los bardos de en las tabernas.
Observo al resto y luego el cielo que nos observa con sus millones de ojos titilantes. Arribar a Morthal no fue mayor problema, pues sin las necesidades de la mortalidad el trayecto puede hacerse directo, pero a pesar de estar mentalizado de que encontraríamos problemas, nunca pensé que vería algo como lo que estaba ocurriendo.
Desde mi caballo y con cierta temeridad les digo:
- Debemos intervenir… - aunque por el tono de mi voz pareciese que les estoy consultando.
Observo al resto y luego el cielo que nos observa con sus millones de ojos titilantes. Arribar a Morthal no fue mayor problema, pues sin las necesidades de la mortalidad el trayecto puede hacerse directo, pero a pesar de estar mentalizado de que encontraríamos problemas, nunca pensé que vería algo como lo que estaba ocurriendo.
Desde mi caballo y con cierta temeridad les digo:
- Debemos intervenir… - aunque por el tono de mi voz pareciese que les estoy consultando.
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Por suerte esa noche había comenzado tranquila y parecía que continuaría así. El día anterior había preparado todo lo que consideraba necesario para nuestra "Travesía". Este equipo consistía en, un morral de viaje el cual contenía unas botellas pequeñas selladas con corcho y resina, tres libros, un cuaderno y un juego de pluma y tinta. En una bolsa aparte contaba con una cantidad importante de séptims. A diferencia del día anterior, que solo llevaba algunos ropajes finos, esta noche llevaba una armadura de cuero ligera características del clan Volkihar en su variante gris. Además llevaba una capa azul marina, la cual me había acompañado en todos mis viajes. Y de esta manera fue como comencé la cabalgata a Morthal, con cierto fastidio por ser requerido en una misión que poco me importaba aunque con toda la intención de terminarla con prontitud y de manera correcta.
Mentiría si dijera que me imaginaba que pasaría lo que encontramos al llegar, aunque la verdad es que tampoco me sorprendía.
- Estos granjeros son unos bárbaros, ya se los había dicho.- Digo mientras miro al Catiff y le escucho hablar sobre intervenir -Con esas orejas puntiagudas que tienes lo más probable es que te utilicen para prender esa pira, por otro lado- Me giro para mirar a Vestar antes de seguir hablando - Él puede que tenga más éxito.
Mentiría si dijera que me imaginaba que pasaría lo que encontramos al llegar, aunque la verdad es que tampoco me sorprendía.
- Estos granjeros son unos bárbaros, ya se los había dicho.- Digo mientras miro al Catiff y le escucho hablar sobre intervenir -Con esas orejas puntiagudas que tienes lo más probable es que te utilicen para prender esa pira, por otro lado- Me giro para mirar a Vestar antes de seguir hablando - Él puede que tenga más éxito.
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Al llevar levantó la cabeza mirando por debajo de la capucha, realizando un gesto similar al que hace alguien que ha cabalgado durante bastante tiempo y decide estirar la espalda. Mantuvo silencio durante unos cortos pero intensos instantes mientras el resto de miembros del grupo se disponían a realizar las pertinentes observaciones.
Tras esto dirigió la mirada a Gothnes y seguidamente agachó la cabeza tirando del caballo para hacer que este comenzara a caminar.- Yo paso de las mierdas que se traiga el ganado. Voy a buscar un lugar por donde aproximarme sin llamar la atención. - Tras decir esto se paseó en perpendicular a Dryston mientras le miraba - ¿Vamos juntos según lo acordado? - preguntó sin dejar de caminar lentamente para disponerse a acercarse al pueblo.
Tras esto dirigió la mirada a Gothnes y seguidamente agachó la cabeza tirando del caballo para hacer que este comenzara a caminar.- Yo paso de las mierdas que se traiga el ganado. Voy a buscar un lugar por donde aproximarme sin llamar la atención. - Tras decir esto se paseó en perpendicular a Dryston mientras le miraba - ¿Vamos juntos según lo acordado? - preguntó sin dejar de caminar lentamente para disponerse a acercarse al pueblo.
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La travesía había transcurrido sin ningún incidente remarcable. Para aliviar el aburrimiento del camino, Vestar intentó entablar conversación con los dos elfos oscuros del grupo. Siempre había sido un amante del folclore, sin embargo jamás había tenido la oportunidad de acercarse a la cultura Dummer. Sin duda aquellos dos extranjeros podrían saciar su curiosidad.
La visión de Morthal siempre le arrancaba una sonrisa a Vestal. La llamaban ciudad, pero para él no era más que un pueblucho venido a más.
Vestar notó como su caballo se inquietaba a medida que se acrecentaba el barullo proveniente de la ciudad. Tratando de calmar al animal, acarició su cuello al tiempo que observaba la causa del tumulto. Una turba profería insultos y amenazas contra una mujer atada a un poste.
- No sé porque deberíamos intervenir - Dijo encogiendose de hombros - Los problemas del ganado no nos conciernen. Sin embargo, me acercaré a ver si puedo esclarecer el motivo del linchamiento.
Intentando no parecer una amenaza, dirigió a su montura al paso hacia la multitud.
- ¿Quién es esa mujer? - Preguntó a un aldeano que merodeaba la zona - ¿Y que ha hecho para merecer semejante castigo?
La visión de Morthal siempre le arrancaba una sonrisa a Vestal. La llamaban ciudad, pero para él no era más que un pueblucho venido a más.
Vestar notó como su caballo se inquietaba a medida que se acrecentaba el barullo proveniente de la ciudad. Tratando de calmar al animal, acarició su cuello al tiempo que observaba la causa del tumulto. Una turba profería insultos y amenazas contra una mujer atada a un poste.
- No sé porque deberíamos intervenir - Dijo encogiendose de hombros - Los problemas del ganado no nos conciernen. Sin embargo, me acercaré a ver si puedo esclarecer el motivo del linchamiento.
Intentando no parecer una amenaza, dirigió a su montura al paso hacia la multitud.
- ¿Quién es esa mujer? - Preguntó a un aldeano que merodeaba la zona - ¿Y que ha hecho para merecer semejante castigo?
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Había permanecido callado durante todo el viaje, pero escuchó atentamente las conversaciones de sus compañeros. Aunque era probablemente el menos hablador del grupo, le gustaba escuchar. Cabalgaba a buen paso sobre un corcel completamente negro, casi azabache, bien pertrechado para cualquier situación violenta. Realmente parecía un luchador temible... sobre todo con esa máscara. Siempre le acompañaban su espada, su escudo, su armadura y, cómo no, su máscara, que nunca se quitaba. Pero Dryston no iba solo. Garmr y Cusith, dos mastines del clan Volkihar, le seguían como perros fieles. Parecía que Dryston tenía una gran afinidad y complicidad con ambos canes... probablemente mucho más que con cualquier otra persona o vampiro.
Cuando llegaron a Morthal, se detuvo con los demás a contemplar desde la lejanía aquel espectáculo de luces e improperios. Garmr estaba inquieto, gruñía. Sentía la hostilidad en aquella gente... y por otro lado había reunida mucha carne realmente apetitosa. La sugerencia de intervenir le hastiaba, y resopló al escucharla, no habían venido a Morthal para zambullirse en un asunto judicial... Aunque aquello de justicia parecía tener bien poco. Y la presencia de tanto fuego junto no lo hacía más apetecible. Sin embargo, sí que aprobaba la observación. Asintió a Hlaalu, respondiendo a su pregunta, y añadió con su voz grave y seca tan característica:
- Dudo que tenga algo que ver con nuestro cometido, pero observar al ganado en sus asuntos puede darnos información útil -después, clavó sus ojos en el Caitiff- Pero no debemos intervenir, no es asunto nuestro.
Dryston agitó las riendas y el caballo comenzó a caminar en dirección al tumulto. Ordenó a Garmr y Cusith que se retiraran a las colinas y mantuvieran distancias. La presencia de aquellas monstruosas bestias desataría el pánico entre la población, y entonces todas esas antorchas se tornarían hacia ellos. Morthal no era grande, un par de sus silbidos y más tarde o más temprano los mastines encontrarían a su amo. Vestar tomó también la iniciativa de la observación, y hasta preguntó a uno de los lugareños. Dryston simplemente permaneció cerca sin bajarse de su montura, callado, observando... escuchando...
Cuando llegaron a Morthal, se detuvo con los demás a contemplar desde la lejanía aquel espectáculo de luces e improperios. Garmr estaba inquieto, gruñía. Sentía la hostilidad en aquella gente... y por otro lado había reunida mucha carne realmente apetitosa. La sugerencia de intervenir le hastiaba, y resopló al escucharla, no habían venido a Morthal para zambullirse en un asunto judicial... Aunque aquello de justicia parecía tener bien poco. Y la presencia de tanto fuego junto no lo hacía más apetecible. Sin embargo, sí que aprobaba la observación. Asintió a Hlaalu, respondiendo a su pregunta, y añadió con su voz grave y seca tan característica:
- Dudo que tenga algo que ver con nuestro cometido, pero observar al ganado en sus asuntos puede darnos información útil -después, clavó sus ojos en el Caitiff- Pero no debemos intervenir, no es asunto nuestro.
Dryston agitó las riendas y el caballo comenzó a caminar en dirección al tumulto. Ordenó a Garmr y Cusith que se retiraran a las colinas y mantuvieran distancias. La presencia de aquellas monstruosas bestias desataría el pánico entre la población, y entonces todas esas antorchas se tornarían hacia ellos. Morthal no era grande, un par de sus silbidos y más tarde o más temprano los mastines encontrarían a su amo. Vestar tomó también la iniciativa de la observación, y hasta preguntó a uno de los lugareños. Dryston simplemente permaneció cerca sin bajarse de su montura, callado, observando... escuchando...
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Liv iba a la cola del grupo en un corcel de pelaje oscuro, casi negro a la luz de la noche. Era un caballo de porte verdaderamente majestuoso. Cuando la coterie llegó a las cercanías de Morthal, el caballo aminoró el paso junto al resto hasta detenerse en la parte delantera, buscando un lugar desde el que poder observar mejor la situación que les daba la bienvenida. Se bajó del caballo, dio una caricia al hocico del animal y miró con atención el tumulto de gente. Liv lucía su atuendo habitual, negro y ceñido al cuerpo. Era una vestimenta muy ligera, a penas tenía protecciones. Media docena de cuchillos arrojadizos en los brazos y un par de dagas en los muslos eran claramente visibles. No llevaba capa, tampoco llevaba ninguna prenda que ocultara sus armas. Si que mostraba el blasón Volkinar en la clavícula.
- No estoy del todo segura de que no tenga nada que ver con nuestro cometido. - Se aireó el pelo y se lo colocó tras la oreja. - Hemos venido porque desaparece rebaño. ¿No creeis que puede que hayan encontrado a la culpable? - Hizo una pausa dubitativa. - En cualquier caso, no pienso estar cerca de esa pira cuando se prenda. Bueno, ninguno de nosotros debería. Quizá sería mejor dejar pasar los acontecimientos y ver que pasa. Aunque bueno, esto no es una votación, si alguno quiere quemarse el trasero es libre de hacerlo. - Dijo finalmente con una tímida carcajada.
[...]
- ¿Quién es esa mujer? - Preguntó a un aldeano que merodeaba la zona - ¿Y que ha hecho para merecer semejante castigo?
Un hombre con un rastrillo se gira y te mira de arriba a abajo. Se sobresalta un poco al ver tu montura. Pero claramente le habías pillado desprevenido. - ¿Esa bruja? ¡Es Laelette! Es una maldita asesina. - Se giró nuevamente hacia la pira e increpó a la acusada. - ¡MUERE!¡MUERE MALDITA BRUJA! - Una mujer joven se entromete en la conversación y añade. - Vino hace poco con su familia y al parecer tenía una especie de amorío prohibido con Hroggar. - Mientras te hablaba, pudiste observar a un guardia traer una carreta con antorchas preparadas para prender, aunque aun seguían apagadas. - Hroggar se ve que no la correspondía y Laelette decició arrebatarle los más preciado. - Te señaló una casa al final del camino principal. - ¿Ves aquella casa? Laelette le prendió fuego con su mujer y su hija. Una tragedia. Esa pobre niña, Helgi, era un cielo.
Vestar, mientras hablas con algunos del pueblo, te percatas de que algunos guardias de la ciudad te observan. No parecen amenazadores, pero, te observan.
- No estoy del todo segura de que no tenga nada que ver con nuestro cometido. - Se aireó el pelo y se lo colocó tras la oreja. - Hemos venido porque desaparece rebaño. ¿No creeis que puede que hayan encontrado a la culpable? - Hizo una pausa dubitativa. - En cualquier caso, no pienso estar cerca de esa pira cuando se prenda. Bueno, ninguno de nosotros debería. Quizá sería mejor dejar pasar los acontecimientos y ver que pasa. Aunque bueno, esto no es una votación, si alguno quiere quemarse el trasero es libre de hacerlo. - Dijo finalmente con una tímida carcajada.
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- ¿Quién es esa mujer? - Preguntó a un aldeano que merodeaba la zona - ¿Y que ha hecho para merecer semejante castigo?
Un hombre con un rastrillo se gira y te mira de arriba a abajo. Se sobresalta un poco al ver tu montura. Pero claramente le habías pillado desprevenido. - ¿Esa bruja? ¡Es Laelette! Es una maldita asesina. - Se giró nuevamente hacia la pira e increpó a la acusada. - ¡MUERE!¡MUERE MALDITA BRUJA! - Una mujer joven se entromete en la conversación y añade. - Vino hace poco con su familia y al parecer tenía una especie de amorío prohibido con Hroggar. - Mientras te hablaba, pudiste observar a un guardia traer una carreta con antorchas preparadas para prender, aunque aun seguían apagadas. - Hroggar se ve que no la correspondía y Laelette decició arrebatarle los más preciado. - Te señaló una casa al final del camino principal. - ¿Ves aquella casa? Laelette le prendió fuego con su mujer y su hija. Una tragedia. Esa pobre niña, Helgi, era un cielo.
Vestar, mientras hablas con algunos del pueblo, te percatas de que algunos guardias de la ciudad te observan. No parecen amenazadores, pero, te observan.
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Vestar asintió con un leve gesto de cabeza, y ordenó a su montura dar media vuelta. Los ánimos de aquella chusma estaban muy caldeados, y no sería prudente presionar en exceso con preguntas. Por otro lado, no había podido dejar de notar que estaba siendo observado por algunos miembros de la guardia de la ciudad.
- Al parecer la mujer que va a ser ajusticiada prendió fuego a una casa por despecho, quemando vivas a una mujer y su hija - Comentó una vez volvió a reunirse con sus compañeros - Su nombre es Laelette, y tal vez haya coqueteado con la brujería. Aunque lo más probable es que el apelativo de bruja no sea más que un insulto del populacho. - Vestar hizo una pausa meditativa - Tal vez deberíamos examinar la casa incendiada. Y sería interesante hablar con un tal Hroggar, el viudo de la mujer asesinada en la casa.
El gangrel buscó con la mirada a los guardias que le habían estado observando.
- Y creo que deberíamos ser cuidadosos - Añadió sin dejar de mirar por encima de su hombro - Me ha dado la impresión de que la guardia de la ciudad no me quitaba el ojo de encima. Tal vez se deba a la comprensible desconfianza hacia los desconocidos, pero no está de más ser precavidos.
- Al parecer la mujer que va a ser ajusticiada prendió fuego a una casa por despecho, quemando vivas a una mujer y su hija - Comentó una vez volvió a reunirse con sus compañeros - Su nombre es Laelette, y tal vez haya coqueteado con la brujería. Aunque lo más probable es que el apelativo de bruja no sea más que un insulto del populacho. - Vestar hizo una pausa meditativa - Tal vez deberíamos examinar la casa incendiada. Y sería interesante hablar con un tal Hroggar, el viudo de la mujer asesinada en la casa.
El gangrel buscó con la mirada a los guardias que le habían estado observando.
- Y creo que deberíamos ser cuidadosos - Añadió sin dejar de mirar por encima de su hombro - Me ha dado la impresión de que la guardia de la ciudad no me quitaba el ojo de encima. Tal vez se deba a la comprensible desconfianza hacia los desconocidos, pero no está de más ser precavidos.
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La muchedumbre estaba realmente enfadada. Dryston miraba a la mujer, golpeada y humillada... No sentía empatía por ella, probablemente fuera culpable de sus actos, aunque se preguntaba si realmente había sido juzgada de forma justa por el jarl o era una sentencia popular. Todo apuntaba a lo segundo. Vestar terminó de hablar con los lugareños y se volvió a acercar al grupo con información que contar, así que Dryston dio media vuelta con el caballo y se reagrupó también.
Si esa tal Laelette realmente había quemado la casa de Hroggar con su familia dentro, la pira era un castigo ciertamente irónico y merecido, idea que consiguió sacarle una leve mueca sonriente, que nadie pudo ver por la máscara. Aquel asunto había conseguido captar la atención del bretón, como bien decía Liv, aquello podría llevarnos directa o indirectamente hacia la raíz del problema que habían venido a investigar. Dryston tiró la primera piedra.
-Si a Hlaalu le parece bien, iremos nosotros a investigar la casa. Pero antes debemos dejar los caballos, será más fácil movernos a pie.
Si esa tal Laelette realmente había quemado la casa de Hroggar con su familia dentro, la pira era un castigo ciertamente irónico y merecido, idea que consiguió sacarle una leve mueca sonriente, que nadie pudo ver por la máscara. Aquel asunto había conseguido captar la atención del bretón, como bien decía Liv, aquello podría llevarnos directa o indirectamente hacia la raíz del problema que habían venido a investigar. Dryston tiró la primera piedra.
-Si a Hlaalu le parece bien, iremos nosotros a investigar la casa. Pero antes debemos dejar los caballos, será más fácil movernos a pie.
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Me quedo en silencio el tiempo que mis dos compañeros comienzan a hablar. La verdades que no me interesaba demasiado el investigar un crimen del ganado para con el ganado pero, si de verdad es que era bruja, bien podría estar detrás de las desapariciones aunque en lo personal lo dudaba muchísimo.
-Si es verdad que es una bruja, lo cual dudo, cierto es que además de el incendio puede ser culpable de las desapariciones que nos trajeron a quí. La única forma de saberlo sería interrogándola, lo cual ahora mismo parece un poco dificil.- Mientras digo esto no aparto mis ojos de la mujer que se encontraba en tan dificil situación -Otras personas importantes a interrogar son tanto Hroggar como la familia de la que está por ser carbonizada, si es que tiene alguna.
Luego miro en dirección hacia la multitud buscando a los guardias con la mirada aunque sin mucho esfuerzo - En cuanto a los guardias, más que temerles deberíamos ir a presentarnos. Tarde o temprano vamos a tener que pedir audiencia con la Jarl. Si vamos a separarnos y ellos ya han elegido su tarea yo solo voy a decir que soy capaz de ayudar en cualquiera de las tareas que antes mencioné. Así que dejo a su elección como nos repartiremos el resto- Esto último lo digo mirando a Vestar, Liv y en menor medida a Gothnes el Caitiff.
-Si es verdad que es una bruja, lo cual dudo, cierto es que además de el incendio puede ser culpable de las desapariciones que nos trajeron a quí. La única forma de saberlo sería interrogándola, lo cual ahora mismo parece un poco dificil.- Mientras digo esto no aparto mis ojos de la mujer que se encontraba en tan dificil situación -Otras personas importantes a interrogar son tanto Hroggar como la familia de la que está por ser carbonizada, si es que tiene alguna.
Luego miro en dirección hacia la multitud buscando a los guardias con la mirada aunque sin mucho esfuerzo - En cuanto a los guardias, más que temerles deberíamos ir a presentarnos. Tarde o temprano vamos a tener que pedir audiencia con la Jarl. Si vamos a separarnos y ellos ya han elegido su tarea yo solo voy a decir que soy capaz de ayudar en cualquiera de las tareas que antes mencioné. Así que dejo a su elección como nos repartiremos el resto- Esto último lo digo mirando a Vestar, Liv y en menor medida a Gothnes el Caitiff.
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En el trayecto Vestar intento mantener el ambiente ameno intentando conversar conmigo o Hlaalu. Por mi parte solo podía señalar que nací aquí en Skyrim y que lo que sé de la cultura Dunmer es lo que mis padres me relataron, no mucho debido al negocio familiar que les consumía bastante tiempo.
Pero ese ambiente se ha tornado tenso ante la situación que presenciamos y mis compañeros más experimentados, son sabios en señalar lo obvio y cuadrar correspondientemente las tareas que hemos venido a cumplir (o la tarea que nos asignaron)
Vestar, quien estuvo más cerca nos informa la situación, pero Liv es más o menos lo que Liv suponía, lo que me deja en duda si es adecuado el no intervenir de por medio. Entiendo lo que señalan, pero no estoy del todo de acuerdo con nuestro proceder, salvo el de tener que presentarnos adecuadamente ante el Jarl y tener una buena relación con los guardias, a lo que asiento a las palabras de Celarion.
Quedo atento a lo que señalen que debo hacer para proseguir, mientras mi mirada por el momento, no se aparta de la mujer condenada.
Pero ese ambiente se ha tornado tenso ante la situación que presenciamos y mis compañeros más experimentados, son sabios en señalar lo obvio y cuadrar correspondientemente las tareas que hemos venido a cumplir (o la tarea que nos asignaron)
Vestar, quien estuvo más cerca nos informa la situación, pero Liv es más o menos lo que Liv suponía, lo que me deja en duda si es adecuado el no intervenir de por medio. Entiendo lo que señalan, pero no estoy del todo de acuerdo con nuestro proceder, salvo el de tener que presentarnos adecuadamente ante el Jarl y tener una buena relación con los guardias, a lo que asiento a las palabras de Celarion.
Quedo atento a lo que señalen que debo hacer para proseguir, mientras mi mirada por el momento, no se aparta de la mujer condenada.
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Mientras Vestar vuelve, echa un pequeño vistazo atrás y puede observar que hay una veintena de guardias en la zona, controlando a la gente que forma el tumulto. Forman una especie de cadena humana que evita que la gente se acerque en exceso a la pira. Además, el gangrel pudo observar como los dos guardias que le observaban tanto a él como a Dryston cuando dio la vuelta a su caballo para reunirse con el resto del grupo. Vestar los había visto hablar entre ellos mientras os observaban, la extraña pareja que formaban el gangrel y el lasombra eran el probable tema de conversación. No obstante no parecían excesivamente alterados.
Liv escuchó con atención las palabras de Vestar y las deliberaciones posteriores del resto antes de abrir de nuevo la boca. - Presentarnos ante la jarl sería lo más apropiado. Ella es conocedora del clan, y en principio, no deja de ser un vasallo de Lord Harkon y del clan. No obstante, desconoce de nuestra condición. - hizo una pausa mientras pensaba - Ahora que lo pienso, uno de los motivos por los que hemos venido aqui es para reclamarle ciertas explicaciones. Ya que el clan ha dejado de recibir respuesta a sus misivas. Es curioso que esto haya ocurrido cuando empieza a desaparecer ganado sin motivo alguno. En cualquier caso, intentad no llamar demasiado la atención... - Dijo mientras echaba una mirada irónica a Dryston.
- Respecto al tema de si es o no una bruja esa muchacha. No es improbable, la magia no es extraña en estas tierras. Algunos de vosotros ya poseíais ciertas habilidades antes de que la sangre de Lamae Bal corriera por vuestras venas. ¿O me equivoco? Ostra historia sería que, más que hechicera, practicara la nigromancia y eso es arena de otro costal. Pero saber si es culpable de los actos sería interesante, porque si no lo es. ¿Quién es y porque?
Liv alza la vista y en sus ojos se puede observar una llama encenderse. - Empieza la fiesta...
- No sé vosotros, pero yo voy a prensentarme ante Idgrod, a ver que tiene que decirnos. Si alguien me quiere acompañar, es libre de hacerlo. - La bella toreador da unas palmaditas en el cuello del ánimal y éste empieza a caminar en dirección al establo que hay poco después de entrar en la ciudad.
Liv escuchó con atención las palabras de Vestar y las deliberaciones posteriores del resto antes de abrir de nuevo la boca. - Presentarnos ante la jarl sería lo más apropiado. Ella es conocedora del clan, y en principio, no deja de ser un vasallo de Lord Harkon y del clan. No obstante, desconoce de nuestra condición. - hizo una pausa mientras pensaba - Ahora que lo pienso, uno de los motivos por los que hemos venido aqui es para reclamarle ciertas explicaciones. Ya que el clan ha dejado de recibir respuesta a sus misivas. Es curioso que esto haya ocurrido cuando empieza a desaparecer ganado sin motivo alguno. En cualquier caso, intentad no llamar demasiado la atención... - Dijo mientras echaba una mirada irónica a Dryston.
- Respecto al tema de si es o no una bruja esa muchacha. No es improbable, la magia no es extraña en estas tierras. Algunos de vosotros ya poseíais ciertas habilidades antes de que la sangre de Lamae Bal corriera por vuestras venas. ¿O me equivoco? Ostra historia sería que, más que hechicera, practicara la nigromancia y eso es arena de otro costal. Pero saber si es culpable de los actos sería interesante, porque si no lo es. ¿Quién es y porque?
Liv alza la vista y en sus ojos se puede observar una llama encenderse. - Empieza la fiesta...
- No sé vosotros, pero yo voy a prensentarme ante Idgrod, a ver que tiene que decirnos. Si alguien me quiere acompañar, es libre de hacerlo. - La bella toreador da unas palmaditas en el cuello del ánimal y éste empieza a caminar en dirección al establo que hay poco después de entrar en la ciudad.
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Cabalgaba a paso lento mientras seguía con el grupo y observaba la escena. La oportunidad de poder empezar a investigar despertó al dunmer de la somnolencia del camino. Tal vez la cosa se pusiera interesante si empezaba a interacturar con el entorno podía empezar a poner en práctica sus habilidades.
Observó a Dryson como se despertaba ligeramente del mismo modo que él, pero en su caso al observar la pira. Suspiró, y seguidamente asintió a su pregunta pasiva.
- Claro por algún lado hay que empezar.
Observó a Dryson como se despertaba ligeramente del mismo modo que él, pero en su caso al observar la pira. Suspiró, y seguidamente asintió a su pregunta pasiva.
- Claro por algún lado hay que empezar.
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Vestar entregó las riendas de su montura al mozo de cuadra.
- Cuidala bien - Dijo palmeando el lomo del animal - Es una buena yegua, y no me gustaría que sufriera daño alguno. Es díficil encontrar bestias tan magníficas como esta.- Y que no se asusten de los nuestros - Añadió para sus adentros.
El Gangrel observó a Liv un momento mientras hacía lo propio con su montura. Sabía que sus habilidades diplomáticas no eran las mejores del grupo, pero se preguntaba si las de su compatriota serían mucho mejores. No sería prudente ofender a la Jarl.
- Detrás de vos, milady - Bromeó haciendo un amago de reverencia - vayamos a presentar nuestros respetos a la Jarl de Morthal.
- Cuidala bien - Dijo palmeando el lomo del animal - Es una buena yegua, y no me gustaría que sufriera daño alguno. Es díficil encontrar bestias tan magníficas como esta.- Y que no se asusten de los nuestros - Añadió para sus adentros.
El Gangrel observó a Liv un momento mientras hacía lo propio con su montura. Sabía que sus habilidades diplomáticas no eran las mejores del grupo, pero se preguntaba si las de su compatriota serían mucho mejores. No sería prudente ofender a la Jarl.
- Detrás de vos, milady - Bromeó haciendo un amago de reverencia - vayamos a presentar nuestros respetos a la Jarl de Morthal.
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Ya había empezado a dirigirse hacia los establos a paso lento cuando Liv abrió la boca y dio su opinión al respecto. Dryston paró en seco el caballo cuando mencionó lo de ir a presentarse a la jarl de Morthal. Dryston siempre se olvidaba de esa clase de "modales", prefería ir directo al asunto. Pero quizá era lo más conveniente en aquellos momentos, lo que tuviera que decirles Idgrod a ellos sería un buen punto de partida. Al fin y al cabo, ella era la principal afectada por las desapariciones... o quizá la principal sospechosa, quién sabe. Dryston volvió a agitar las riendas rumbo al establo.
-Hlaalu, Liv tiene razón, la casa quemada no se va a mover de su sitio, puede esperar. Vayamos a presentar "nuestros respetos" a la jarl.
En los establos no hubo mucha conversación por parte del Lasombra, simplemente le dio el dinero que le debía a uno de los mozos del establo y aguantándole la mirada, de una manera un tanto inquietante (quizá a posta... o quizá no), le imperó con esa voz grave que de seguro le caló hasta el tuétano a aquel chaval:
-Lo quiero intacto y bien alimentado.
Dicho esto, y probablemente habiendo hecho hecho sudar al pobre mozo, se dirigió junto al resto a ver a la jarl Idgrod sin decir una sola palabra más.
-Hlaalu, Liv tiene razón, la casa quemada no se va a mover de su sitio, puede esperar. Vayamos a presentar "nuestros respetos" a la jarl.
En los establos no hubo mucha conversación por parte del Lasombra, simplemente le dio el dinero que le debía a uno de los mozos del establo y aguantándole la mirada, de una manera un tanto inquietante (quizá a posta... o quizá no), le imperó con esa voz grave que de seguro le caló hasta el tuétano a aquel chaval:
-Lo quiero intacto y bien alimentado.
Dicho esto, y probablemente habiendo hecho hecho sudar al pobre mozo, se dirigió junto al resto a ver a la jarl Idgrod sin decir una sola palabra más.
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De un momento a otro estaba completamente desorientado, el día anterior todos habiamos acordadoel separarnos ni bien llegar para poder cubrir más terreno y ahora se estaba considerando la posibilidad de que todos fuéramos a presentarnos con la Jarl. En momentos como estos de verdad lamentaba la inmunidad a las pociones que mi condición me brindaba, necesitaría una pocima de calma para poder sobrevivir a esta "aventura".
Desmonto todo lo rápido que puedo para adelantarme a hablar con mis compañeros antes que se acercaran más a la residencia del Jarl - Compañeros, la idea de presentarnos con el Jarl es para hacerle saber que estamos aquí pero no por eso deberíamos ir todos. La noche anterior convenimos en que lo mejor era separarnos y a mi opinión esa sigue siendo la mejor opción. Que los que sean buenos hablando con la nobleza hablen con el Jarl. Que los que son buenos recabando información escuchando sin ser vistos se dediquen a buscar información tanto entre la muchedumbre como entre la posada. Y que el grupo que quede indague más en el incidente con la supuesta bruja para poder descartarla de una vez.
Desmonto todo lo rápido que puedo para adelantarme a hablar con mis compañeros antes que se acercaran más a la residencia del Jarl - Compañeros, la idea de presentarnos con el Jarl es para hacerle saber que estamos aquí pero no por eso deberíamos ir todos. La noche anterior convenimos en que lo mejor era separarnos y a mi opinión esa sigue siendo la mejor opción. Que los que sean buenos hablando con la nobleza hablen con el Jarl. Que los que son buenos recabando información escuchando sin ser vistos se dediquen a buscar información tanto entre la muchedumbre como entre la posada. Y que el grupo que quede indague más en el incidente con la supuesta bruja para poder descartarla de una vez.
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Caminó junto con el grupo en dirección a los establos para dejar su montura allí, sin decir mucho más, hasta el momento en que Celarion intervino. Comenzó a bajar de su montura, y le tendió las riendas de la misma al mozo del establo, sin necesidad de añadir mucho más a lo que Dryston ya había dicho.
- Estoy de acuerdo con él – musitó señalando al mago con la cabeza – seguro que habrá alguien mejor que yo que sepa encargarse de esos asuntos (y tampoco me apetece andarme con cordialidades). - Terminó su frase esperando al resto mientras se organizaban en los establos.
- Estoy de acuerdo con él – musitó señalando al mago con la cabeza – seguro que habrá alguien mejor que yo que sepa encargarse de esos asuntos (y tampoco me apetece andarme con cordialidades). - Terminó su frase esperando al resto mientras se organizaban en los establos.
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- Detrás de vos, milady - Bromeó haciendo un amago de reverencia - vayamos a presentar nuestros respetos a la Jarl de Morthal.
Liv se giró y con una sonrisa pícara, guiñó un ojo en señal de asentimiento. Cuando el grupo llega al establo algunos mozos de cuadra se acercan para recoger las riendas y acomodar a los animales. Uno de los mozos de cuadra se paró en seco en cuanto observo a Dryston bajar del caballo. En su rostro se podía ver pánico contenido.
- Lo quiero intacto y bien alimentado.
El mozo asintió casi con una reverencia y aceptó el pago con una mano temblorosa. - Si.... mi... señor... as asssi se hará. - Ese sentimiento de terror hizo sentir a Dryston una sensacion interna de orgullo.
- Tienes razón, Celarion. No tenemos que presentarnos todos. Invesitgar la casa y al pueblo mientras tanto puede ser una manera de acabar cuanto antes con esta tontería. - dijo Liv mientras salía hacia el exterior.
A medida que vais descabalgando y dejando a buen recaudo a vuestras monturas, vais saliendo hacia el exterior en el momento justo en el que oís un griterío que provenía del tumúlto de gente que habíais bordeado anteriormente para llegar al establo. En ese instante podeís observar como una columna de fuego y humo crecía y crecía hasta perderse en el cielo. Finalmente habían prendido fuego a la pira y el fuego creció con gran rápidez. En ese instante, la mujer que se encontraba atada, recuperó su consciencia al mismo tiempo que un terror invadía su cuerpo. Empezó a gritar y a retorcerse, intentando liberarse. El fuego cada vez era más intenso, o entra la duda de que, si hubieráis estado algo más cerca, hubierais podido mantener la compostura y observar semejante espectáculo. Los gritos de dolor de la mujer se hicieron cada vez más graves hasta que su rostro se torno salvaje, como si de un animal se tratára. Los gritos pasaron a ser rugidos y sus movimientos se tornaron fuertes e intensos fruto del miedo. Parecía que todo iba a acabar pronto para esa pobre muchacha, hasta que el fuego la alcanzó en una de sus piernas. Si piel prendió como una antorcha empada en aceite. Esto es algo que os sorprendió ya que, no era la primera vez que veíais a alguien morir por quemaduras y sabíais perfectamente que un cuerpo humano no prendía de esa manera.
Unos instantes después, la mujer espetó un fuerte rugido y mediante fuerza bruta, logró liberarse de las ataduras de sus muñecas. Aun seguía atada al poste por los tobillos y cayó al suelo. Con la caida parte de la pira se desmoró, envolviendo a la mujer entre llamaradas haciendo que tras unos graves rugidos terminará desplomandose y finalmente dejando de luchar.
Tras observar este espectáculo, Liv, cruzada de brazos, soltó una carcajada y dijo en voz baja. - No me lo puedo creer...
Liv se giró y con una sonrisa pícara, guiñó un ojo en señal de asentimiento. Cuando el grupo llega al establo algunos mozos de cuadra se acercan para recoger las riendas y acomodar a los animales. Uno de los mozos de cuadra se paró en seco en cuanto observo a Dryston bajar del caballo. En su rostro se podía ver pánico contenido.
- Lo quiero intacto y bien alimentado.
El mozo asintió casi con una reverencia y aceptó el pago con una mano temblorosa. - Si.... mi... señor... as asssi se hará. - Ese sentimiento de terror hizo sentir a Dryston una sensacion interna de orgullo.
- Tienes razón, Celarion. No tenemos que presentarnos todos. Invesitgar la casa y al pueblo mientras tanto puede ser una manera de acabar cuanto antes con esta tontería. - dijo Liv mientras salía hacia el exterior.
A medida que vais descabalgando y dejando a buen recaudo a vuestras monturas, vais saliendo hacia el exterior en el momento justo en el que oís un griterío que provenía del tumúlto de gente que habíais bordeado anteriormente para llegar al establo. En ese instante podeís observar como una columna de fuego y humo crecía y crecía hasta perderse en el cielo. Finalmente habían prendido fuego a la pira y el fuego creció con gran rápidez. En ese instante, la mujer que se encontraba atada, recuperó su consciencia al mismo tiempo que un terror invadía su cuerpo. Empezó a gritar y a retorcerse, intentando liberarse. El fuego cada vez era más intenso, o entra la duda de que, si hubieráis estado algo más cerca, hubierais podido mantener la compostura y observar semejante espectáculo. Los gritos de dolor de la mujer se hicieron cada vez más graves hasta que su rostro se torno salvaje, como si de un animal se tratára. Los gritos pasaron a ser rugidos y sus movimientos se tornaron fuertes e intensos fruto del miedo. Parecía que todo iba a acabar pronto para esa pobre muchacha, hasta que el fuego la alcanzó en una de sus piernas. Si piel prendió como una antorcha empada en aceite. Esto es algo que os sorprendió ya que, no era la primera vez que veíais a alguien morir por quemaduras y sabíais perfectamente que un cuerpo humano no prendía de esa manera.
Unos instantes después, la mujer espetó un fuerte rugido y mediante fuerza bruta, logró liberarse de las ataduras de sus muñecas. Aun seguía atada al poste por los tobillos y cayó al suelo. Con la caida parte de la pira se desmoró, envolviendo a la mujer entre llamaradas haciendo que tras unos graves rugidos terminará desplomandose y finalmente dejando de luchar.
Tras observar este espectáculo, Liv, cruzada de brazos, soltó una carcajada y dijo en voz baja. - No me lo puedo creer...
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Asintió levemente a Liv, para seguidamente desmontar del caballo y tender las riendas al mozo del establo sin darle mayor explicación. A los pocos segundos le dio la espalda a este y miró en dirección a la pira donde la “mujer” terminaba de arder. Por un segundo iba a decir algo, levantando el dedo índice, pero parándose a mitad del camino tocándose los labios como si se hiciera un gesto de silencio así mismo.
Al momento volvió a levantar el dedo, más conforme con lo que iba a decir. - Creo que iré a mezclarme un poco con el gentío. - Se dio la vuelta mirando de nuevo al mozo a los ojos con un gesto extraño, y le tendió las monedas correspondientes al servicio. Tenía la misma cara falsa amable que ponen los padres a los hijos para engañarles cuando piensan inflar sus mofletes a tortazos.
Hecho lo cual, empezó a salir del establo cabizbajo mientras meneaba la cabeza de un lado a otro, como si estirara el cuello a la vez que se tocaba el lateral de uno de sus cinturones. Ahí, había un bulto negro, casi indistinguible por las ropas del dunmer, que acariciaba lentamente. Posiblemente se tratara de alguna de las armas que llevaba escondidas.
Al momento volvió a levantar el dedo, más conforme con lo que iba a decir. - Creo que iré a mezclarme un poco con el gentío. - Se dio la vuelta mirando de nuevo al mozo a los ojos con un gesto extraño, y le tendió las monedas correspondientes al servicio. Tenía la misma cara falsa amable que ponen los padres a los hijos para engañarles cuando piensan inflar sus mofletes a tortazos.
Hecho lo cual, empezó a salir del establo cabizbajo mientras meneaba la cabeza de un lado a otro, como si estirara el cuello a la vez que se tocaba el lateral de uno de sus cinturones. Ahí, había un bulto negro, casi indistinguible por las ropas del dunmer, que acariciaba lentamente. Posiblemente se tratara de alguna de las armas que llevaba escondidas.
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Miraba al infinito mientras Liv, Celarion y el propio Hlaalu reprochaban la idea de ir todos a ver a la jarl. Aguantó un suspiro, le molestaba cuando la gente no era clara desde el principio. Afortunadamente, un rugido desvió su mirada hacia la pira. El curioso suceso que estaba acaeciendo pudo distraer su atención de la palabrería de sus compañeros. El fuego envolvía a aquella mujer como si estuviera arropada por el mismísimo infierno. Los rugidos, bestiales e inhumanos, procedían de la tal Laelette... ya no parecía humana. Sorprendentemente, con una fuerza salida de la nada, consiguió liberarse e incluso derrumbar la pira... Instantes después, las llamas parecieron acabar el trabajo que habían empezado. "Al final parece que la bruja era más interesante de lo que aparentaba" pensó para sí. Observó cómo Hlaalu se introducía en la multitud, dirección a la mujer. Dryston no se quedaría atrás, aquel suceso había conseguido captar su atención.
-Id a ver a la jarl - le dijo secamente a Liv, mientras emprendía la marcha en dirección a la multitud, y a la mujer abatida, dando a entender como que ellos dos se encargarían.
-Id a ver a la jarl - le dijo secamente a Liv, mientras emprendía la marcha en dirección a la multitud, y a la mujer abatida, dando a entender como que ellos dos se encargarían.
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- ¿Habíais visto alguna vez algo similar? - Preguntó Vestar arqueando una ceja - Más parecía un muñeco de paja que un ser humano.
Vestar se detuvo un segundo a observar desde lejos los despojos aún ardientes de la hoguero. En su fuero internó, trató de encontrar un significado a aquello que acababan de presenciar. Tal vez el bagaje de historias y leyendas que había ido compartiendo a lo largo de su vida, contuvieran alguna respuesta.
Tras unos instantes tratando de hacer memoria, el gangrel llegó a la conclusión de que jamás había oído nada semejante.
- En fin - Dijo meneando la cabeza con resignación - será mejor que acompañe a Liv a presentar nuestros respetos a la Jarl.
Por cierto Dryston - Comentó cuando vió que el Lasombra pretendía investigar más de cerca la pira - Quizás deberías llevar a Celarión contigo. Sin duda sus ojos de mago podrán ver cosas que a nosotros se nos escapen.
Vestar se detuvo un segundo a observar desde lejos los despojos aún ardientes de la hoguero. En su fuero internó, trató de encontrar un significado a aquello que acababan de presenciar. Tal vez el bagaje de historias y leyendas que había ido compartiendo a lo largo de su vida, contuvieran alguna respuesta.
Tras unos instantes tratando de hacer memoria, el gangrel llegó a la conclusión de que jamás había oído nada semejante.
- En fin - Dijo meneando la cabeza con resignación - será mejor que acompañe a Liv a presentar nuestros respetos a la Jarl.
Por cierto Dryston - Comentó cuando vió que el Lasombra pretendía investigar más de cerca la pira - Quizás deberías llevar a Celarión contigo. Sin duda sus ojos de mago podrán ver cosas que a nosotros se nos escapen.
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Sigo al grupo en silencio, de acuerdo a lo que van determinando. Dejo al caballo con los encargados del establo y suelto un par de monedas por el servicio, y justo al momento que vamos saliendo del lugar parece que las cosas se encienden en el juicio a la bruja o lo que sea la mujer, llamándome bastante la atención el cómo se ha quemado esta y, en un reflejo al miedo que nuestra existencia posee al respecto, me coloco a unos pasos atrás de Vestar.
Los comentarios de Liv, Dryston y Vestar los oigo con atención, no añado más a lo que señalan y me uno al grupo que irá a presentarse al Jarl.
Los comentarios de Liv, Dryston y Vestar los oigo con atención, no añado más a lo que señalan y me uno al grupo que irá a presentarse al Jarl.
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- ¿Habíais visto alguna vez algo similar? - Preguntó Vestar arqueando una ceja - Más parecía un muñeco de paja que un ser humano.
- Éra una vástago... - Dijo Liv arqueando una ceja mientras miraba a Vestar. - Está claro que la cosa se pone más interesante de lo que parecía en un principio. No perdamos el tiempo. - La toreador dio un paso adelante y empezó a caminar hacia el centro de la ciudad. Su seguridad hacía entender que no era la primera vez que estaba en Morthal y tenía una noción del mapa general del lugar.
- Éra una vástago... - Dijo Liv arqueando una ceja mientras miraba a Vestar. - Está claro que la cosa se pone más interesante de lo que parecía en un principio. No perdamos el tiempo. - La toreador dio un paso adelante y empezó a caminar hacia el centro de la ciudad. Su seguridad hacía entender que no era la primera vez que estaba en Morthal y tenía una noción del mapa general del lugar.
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Lanzo un breve suspiro y me dispongo a ir tras Dryston, la verdad ne me gustaba quedarme entre el populacho pero parecía que el grandulón de verdad quería ir a la residencia del Jarl con Liv y no iba a ser yo quien se interpusiera entre ese perro y su hueso.
Cuando llego junto al enmascarado le digo por lo bajo - No se me dá bien mentír, pero si pudiéramos conseguir apagar el cuerpo y llevárnoslo de alguna manera...- Ni siquiera completo la frase, era algo muy difícil de lograr, aunque si por alguna razón lo conseguíamos podríamos tener este misterio casi resuelto.
Cuando llego junto al enmascarado le digo por lo bajo - No se me dá bien mentír, pero si pudiéramos conseguir apagar el cuerpo y llevárnoslo de alguna manera...- Ni siquiera completo la frase, era algo muy difícil de lograr, aunque si por alguna razón lo conseguíamos podríamos tener este misterio casi resuelto.
