Hay dos habitaciones de invitados dando al Este y otras dos dando al Oeste. Todas tienen ventanas amplias por las que asomarse, sin postigos pero con pesadas cortinas de tela que se mueven levemente a merced del viento. Con las cortinas abiertas y suficiente luz entrando una noche clara por las ventanas, puede observarse que estas habitaciones tienen todas, al menos, una cama amplia y cómoda, un escritorio y un arcón de pertenencias.
La habitación al Oeste se encuentra con la puerta abierta e intacta, y es amplia con tiene una cama con dosel grande y cuidada. El arcón de la esquina es amplio y recio, y se encuentra cerrrado con llave (la cual no se encuentra a primera vista). El escritorio contiene sobre él un bote cerrado de tinta, un candelabro de plata, un peine de madera y una pieza de metal bruñido a modo de pequeño espejo. Por el suelo se encuentran desperdigadas diversas hojas en blanco y la pluma para escribir.
A través de la intacta puerta de la habitación al Noroeste se observa que es un poco más pequeña pero hace esquina, por lo que a través de las ventanas se puede ver el valle occidental y la imponente cordillera al norte. La cama es amplia aunque se encuentra deshecha y sucia. Varias banquetas de madera se hayan alrededor del escritorio vacío aunque ocupado con velas, que ha sido situado en la parte central de la habitación. El arcón está abierto y vacío, y diversas prendas de ropa de calidad pero ajadas y sucias se encuentran tiradas por las esquinas de la habitación.
La puerta de la habitación al Nordeste es prácticamente inexistente, solamente quedando un trozo de madera sobre los goznes. También es un poco más pequeña al hacer esquia, pero permite ver el valle oriental y la imponente cordillera al norte. Prácticamente todo el mobiliario de esta alcoba está destrozado. Trozos de madera del escritorio y el arcón se encuentran desperdigados por el lugar. La cama está volcada, y el colchón de plumas rajado, dejando restos de su interior por toda la estancia. Una esquina tiene la pared de piedra chamuscada, por lo que algo debío arder en aquella parte, aunque no quedan cenizas ni restos que atestigüen el qué.
La puerta de la habitación Este está algo desencajada y atrancada, pero empujando un poco puede ser abierta. Al vislumbrar el sitio, se observa como la habitación se encuentra en buen estado, pero hay algunos detalles inquietantes. Numerosas velas apagadas pero usadas (y fijadas con la cera que se derramó en su momento) se hayan por doquier en la alcoba: sobre el escritorio, en el suelo, en el alfeizar de la ventana, sobre el arcón, etc... La cama es elegante aunque está deshecha, y sus telas están manchadas con un líquido oscuro que a primera vista parece sangre seca. Una inspección más cuidada también revela restos de sangre seca por el suelo y salpicaduras en las telas del dosel y en las de la cortina. Un vistazo al arcón (con cuidado de no tirar la vela apagada que hay pegada sobre su tapa) revela su interior: una daga ornamentada manchada de sangre seca, un libro cuya primera mitad ha sido arrancada hoja por hoja y su segunda mitad está sin escribir, tres pequeñas estatuillas de figuras humanoides hechas con cera y una bota de vino avinagrado y maloliente.
En los pasillos se haya también algunos pequeños y discretos habitáculos con un asiento y un agujero profundo: las letrinas para los invitados. Y también unas escaleras discretas que bajan a la zona del Comedor y Cocinas, para que los siervos pudieran subir las viandas a sus señores.
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