Anathemae magna cum laude: Tèniri la porte aperta

[Baudelaire]

Esquivas con cuidado la trampa que habías preparado, tampoco es la idea dañarte con tu propia fortificación, para luego atender el llamado insistente de la guardia siciliana. Por lo menos, visten los uniformes oficiales y todo se muestra en regla.

Quién parece ser el capitán está flanqueado por 3 soldados de cada lado formando una semicircunferencia en torno a la puerta. Notas, con el rabillo del ojo que hay dos más en cada esquina de la cabaña. Definitivamente deben estar cubriendo todo el perímetro, tu hipótesis se verifica: es un verdadero capo de la mafia si viene un pelotón entero en su búsqueda.

Bon giorno, signore Donato.

Ha cambiado abruptamente el tono, como es de esperar te ha reconocido y con calma continúa.

Ayer por la tarde pudimos dar con el paradero de Andoni Linoti, me imagino que habéis oído hablar de él. Se trata del más brutal asesino en serie.

En realidad, nunca te ha parecido que la guardia siciliana pueda hacerle frente a tal señor del submundo. Lo que te sorprende es que solamente habías escuchado su apodo Andoni Sacatráqueas. Pero su apellido… ¡es el mismo de tu maestro!

Te preguntas si existe algún parentesco, pero nunca se sabe. Hay muchas familias en Sicilia que lo tienen, igual que los Médici en Florencia y los Polo en Venecia. Toda la península está unida por ciertos lazos de sangre, a veces endogámicos. Pero, ya está, el capitán te muestra un pergamino firmado por el burgomaestre de Palermo. Es cierto, viene con su firma y sello en lacre. Ésta cacería ha sido autorizada.

Nuestros batidores lo han seguido hasta este valle. Éste es el único refugio en leguas a la redonda, así que os agradeceré que me expliquéis la razón por la cuál arriesgáis vuestra carrera para protegerle.

Apunta por encima de tus hombros hacia el interior, el piso lleno de estacas definitivamente ha creado una confusión que será bastante difícil de aclarar. Al mismo tiempo, el rechinar de 6 espadas que se desenfundan te hace temer más que a la criatura monstruosa de la caverna.

[bleyd_master]

Mi buen señor, temo que estáis confundido, esta parafernalia es a causa de un manada de lo que parece ser lobos… Llegué hace dos días a visitar a mi anciano maestro y lo encontré en un estado demacrado, ahora se encuentra descansando en sus aposentos. Los animales atacan al anochecer y he temido no poder resistir su embate si es que consideraban acercarse a la casa. Es vieja y ha visto días mejores. -

Me retiro de la puerta y los dejo pasar a la vivienda.

-Pero adelante, tengan cuidado con los maderos. Son libres de registrar la casa, créanme que si alguien ha allanado esta vivienda debió ser por el cobertizo. Os pido que tengáis cuidado si entran en los aposentos de mi anciano maestro, intentad no despertarlo o sobresaltarlo. Temo esté senil y, de mi parte, había pensado o bien descender con él la montaña o traer ayuda para lidiar con los depredadores.

De todas formas... ayer el frío fue intenso, su fugitivo seguramente buscaría refugio. Si no invadió la vivienda, tal vez esté en el desfiladero.-

Saco un mapa de la zona y lo planto en la mesa para el capitán.

-Vea. nosotros estamos aquí- Comento señalando el mapa- El acantilado está por acá, descendiendo por la ladera encontrara como poco una gruta de gran tamaño, es el único lugar que se me ocurre en dónde podría refugiarse un fugitivo. Sin embargo… si osáis aventurarros allí, tengan extremo cuidado, la montaña es traicionera y el tiempo está siendo muy irregular últimamente. Podría sorprenderos una nevada e incluso ser acosados por los lobos.

Espero que el registro no desvele algo y que los hombres encuentren mi explicacion plausible, además si se aventuran a la cueva… tal vez con la ayuda de dios consigan dar caza a la criatura.

[Baudelaire]

Los dos guardias de los flancos, a una orden del capitán, se marchan rodeando la casa probablemente para avisar al resto acerca del cobertizo. Sus espadas siguen blandidas, igual que de los 4 que entran sigilosamente al interior y con la precaución que les has solicitado.

Tan pronto han resguardado la sala y la cocina, puedes acercarte a la mesa para explicar el mapa. Solamente entonces, el capitán se acerca a escuchar tus hipótesis, poniéndote bastante atención visual al tiempo que sus oídos se mantienen vigilantes al entorno. Se nota que es un hombre de mil batallas, pero su rostro prístino asegura que ha ganado la mayoría y su manera de usar la táctica revela que sabe que conocer el terreno es muy importante. Un novato jamás habría enviado batidores, se nota que se trata de los mejores… si han podido efectuar un rastreo tan eficiente durante una noche gélida y mantener informado a su líder.

¡Vaya, vaya! Qué nivel de detalles, signore Donato. Conozco vuestra cartografía, pero por la firma abajo a la derecha, esta obra es de maese Linoti. Es todavía más impresionante, se nota que habéis tenido un gran maestro. Lamento los inconvenientes, pero será necesario que lo despertéis. Después de todo, tratándose de su trastaranieto perdido, quizás sea el momento de hacerle saber la verdad.

Es cierto, tus temores se han cumplido. Tenuto Linoti, el mejor cartógrafo en el reino del todopoderoso, es el trastatarabuelo de ese rufián de Andoni Sacatráqueas. Quizás, como tú, simplemente venía a hacer una visita de cortesía. O, definitivamente, se trata de un lugar muy conocido por él desde su infancia. Aunque, calculando las generaciones, para ser un capo de la mafia hay que tener más de 25… o es un niño o tu maestro fue padre, abuelo, bisabuelo y tatarabuelo a edad muy temprana. Todo el cálculo te embota, porque si ese hombre es mayor, podría ser que tenga sus propios hijos y nietos… que serían choznos y bichoznos de maese Linoti.

El capitán se te queda mirando, a la espera de que lo autorices a despertarlo él mismo o que decidas ir tú. Sería un poco arriesgado negarte y hacerlo esperar un rato, hasta que tu maestro despierte por su cuenta. Sin embargo, lo estás considerando cuándo se escuchan choques metálicos que vienen desde el cobertizo.

Una escaramuza ha estallado, claramente el fugitivo no ha viajado en solitario. Su escondite ha sido en compañía de su banda de cogoteros y las precauciones del capitán, a la luz de los acontecimientos, han sido muy bien elegidas.

¿Qué vas a hacer ahora?

[bleyd_master]

-Seguidme capitán, la prioridad es la protección del maestro.-

Acompaño al capitán a la habitación del anciano. Abro la puerta con cuidado intentando no hacer ruido.

-Maestro, tenemos invitados, honorables hombres de armas. Están aquí buscando a un fugitivo y quieren hablar con vos.

Poso suavemente la mano en el cuerpo del anciano intentando despertarlo sutilmente si las palabras fallan.

-Podéis preguntarle lo que deseéis, pero tened en cuenta su estado de salud delicado mi buen señor. Iré a preparar algo para que puedan comer mientras hablan.-

Salgo de la habitación para dirigirme con cuidado a la cocina, necesitaba encontrar algo para desayunar, tal vez algo de queso estaría bien. Mientras hago la tarea me sumo en mis pensamientos.

¿Como es posible que ese villano este emparentado con mi maestro? ¿Cuán anciano es? no tiene mucho sentido, tan sólo espero que no suceda nada malo...

[Baudelaire]

Tu maestro se estremece suavemente al escuchar tu voz y quién despierta es Rabitogris. Éste, salta a tu regazo, por lo que reaccionas rápidamente para tomarle con una mano. La otra te queda libre para hacer que Linoti abra los ojos.

Te sonríe y con un gesto te demuestra que ha entendido lo que ocurre. Sales de la habitación y el capitán cierra la puerta para conversar en privado. Al llegar a la sala, puedes observar al fugitivo. Encadenado con firmeza, lo hacen sentarse en una de las sillas. Tus pensamientos sobre queso para el desayuno se interrumpen de inmediato con lo abrupto de la situación. Ha sido una cacería demasiado simple, en tu opinión, suponiendo que se trata de un famoso forajido. Así, como por azar, un par de guardias lo apresan en el cobertizo.

Sospechoso, al menos. Lo que es todavía más intrigante es que, aquel hombre, es la viva imagen de tu maestro. Has visto un retrato de él cuándo era muchísimo más joven y, definitivamente, es idéntico. Te frotas los ojos para asegurarte y sigue allí. El mismo aspecto, la misma mesura, los mismos ojos… la misma mirada. El mismo Linoti que conoces, pero a sus 30. Solamente que, ahora, se trata de un capo de la mafia.

Un escalofrío te recorre desde los pies hasta el espinazo. Sientes la piel de gallina en los brazos y tu respiración parece agitarse por momentos. Tratas de mantener el control, pero algo en aquél bandolero te activa todos tus instintos primales. El miedo te embarga hasta el tuétano, jamás habías estado tan asustado en tu vida. Ni siquiera de pequeño, en la única ocasión en que te perdiste en el bosque cercano a Palermo y te atacó un lince.

Lo que más te incomoda es que los guardias lucen de lo más tranquilos. Y, supones que, una estela de muertos yace en el cobertizo. De otro modo, habrían traído al resto del grupo hasta aquí. El objetivo era el cabecilla y lo han logrado.

Uno de los guardias nota tu estado.

Signore Donato! Va bene?

[bleyd_master]

-Sí… estoy, estoy bien, tan sólo que toda esta situación me ha abrumado demasiado. Sera mejor que vaya a tomar un momento el aire fresco de la mañana, éso me despejará.

No sé lo que está sucediendo, pero lo mejor es que salga un momento. Debo alejarme de aquel hombre que me inspira semejante terror.

Encamino mis pasos en dirección a la puerta de salida, a pesar de que no llego a tambalearme... resulta obvio de que mi paso no es firme. Esta situación me ha sobresaltado en demasía.

Cruzo con cuidado intentando no tropezar con guardias y trampas por igual, mientras pienso que narices es lo que ha pasado, por qué esos forajidos no habían entrado en la casa durante la noche, por qué tan sólo esconderse en el cobertizo... ¿Como lograron burlar mi vigilancia sin hacer siquiera un ruido…?

Acaricio al pequeño gato mientras me planto estas cuestiones, intento relajarme, alejando mi mente de lo que ha pasado, lamentablemente sin éxito. Decido explorar el área un poco, quiero ver si alrededor de la cabaña logro ser capaz de encontrar huellas en la nieve; por supuesto intentaré no confundirlas con las de los soldados, es muy extraño todo este escenario y no me cuadra en absoluto.

[Baudelaire]

Las huellas están distribuídas en dos arcos rumbo al cobertizo, alejándose de los muros y luego acercándose al cobertizo. Una táctica muy ingeniosa, porque de ese modo se impedía la visión de los forajidos desde su refugio.

El olor nauseabundo de los muertos te llega con una ráfaga de aire frío, subiendo hasta tu cerebro. Es horrible y casi vomitas la cena de la impresión, retrocedes hasta apoyarte en un árbol. Rabitogris salta a tu hombro y te lame suavemente la mejilla, haciéndote recuperar un poco la compostura. Luce tan calmado y entero, fuera de los acontecimientos actuales y con un halo angelical inevitable. Los felinos tienen mejor olfato que los humanos y, sin embargo, su reacción es la opuesta a la tuya. La tibieza y la humedad se esparce por tu rostro desde la áspera lengua del gatito.

Por un momento, piensas que muestra exactamente la misma calma que tu maestro. Solamente que el otro, su doble más joven, te hace sentir exactamente lo contrario… ¿por qué? Te fuerzas a girar para ver la pila de cadáveres humeantes tras el cobertizo rodeados de unas pequeñas piedras para formar un improvisado túmulo.

Lo que sí llama tu atención es que el bosque está completamente en silencio. Demasiado para tu gusto, ni ardillas escurriéndose, ni sapos en las ramas, ni avecillas disfrutando de una agradable mañana con sus voces cantarinas. No, ni siquiera hay mosquitos revoloteando en la pila funeraria…. ¿qué está ocurriendo?

La salida, lejos de proveerte alguna respuesta, te ha llenado el estómago de inquietud y la garganta se anuda de súbito… cuando Rabitogris comienza a temblar. Puedes percibir que tiene tanto miedo como tú y se mete dentro de tu camisa haciéndose bolita. Respiras hondo y miras alrededor, allí junto a unas zarzas… la pata de la criatura nocturna. Ha despertado temprano y le importa poco que esté de día, sus hábitos son impredecibles.

Por instinto, echas a correr hacia el lugar más despejado, para evitar tropezar con algo. El monstruo surge de su escondite y corre en pos de ti, esquivas el lugar de la carnicería y para tu asombro… ¡se detiene al oler la podredumbre!

Da un giro completo y parte a esconderse en la espesura. Un guardia, que parece haberte seguido en caso de necesidad, se te acerca. Es el mismo que te había preguntado como te sentías hace un rato, vuelve a consultar por tu estado con más dudas todavía.

¿Desde cuándo están los linces cazando humanos y rechazando carne fresca? ¿desde cuándo son tan grandes, signore Donato? Parece que se hace prudente volver a la cabaña para que le contéis la verdadera historia al capitán.

[bleyd_master]

-No lo sé… pero es mejor que salgamos de aquí, quien sabe el desastre que puede causar esa criatura. Pensé que habrían sido lobos quienes hubieron amenazado por las noches… pero ese animal… no sé lo que podría ser. Lo que está claro es que se trata de un depredador.

Abrazo con fuerza al gatito mientras me retiro con el soldado al interior de la cabaña.

-Vamos, tal vez sea buena idea comentarle a su capitán la visita de este inesperado ser. Tal vez… él pueda ahuyentarla o eliminarla, está claro que es un verdadero peligro el que ronde cerca del refugio de mi maestro.

Abro la puerta para acceder al interior y observar la situación, intento evitar cruzar las miradas con la joven imagen de mi mentor. No sabría decir si el capitán sigue en el proceso de conversar con mi maestro, así que esperaré pacientemente, mientras intento vigilar a la criatura por la ventana. Tal vez tenga suerte para captarla y mantenerla vigilada.

Cuando el capitán habrá acabado, le comentaré la visita de la criatura y que parece ser que ha estado rondando por los alrededores más de una noche, suponiendo una amenaza abrumadora. Tal vez se dignará a eliminarla quitándome el problema de encima, aunque no lo creo muy probable, pues tendría una misión específica y su tiempo seria muy valioso.

[Baudelaire]

Andoni Linoti yace ahora aturdido, probablemente los soldados se han encargado de dejarlo fuera de combate para evitarte más incomodidades. Si inicialmente te hubieron parecido muy rudos, ahora han demostrado cierta consideración hacia tu maestro y hacia ti. Ciertamente parecen haber completado su tarea, pero el hecho de permanecer allí tanto tiempo más te hace intuir que existe alguna intención de ir más allá y esclarecer los acontecimientos recientes. O, al menos, considerarlos para una futura investigación.

En ese momento de divagación se abre la puerta de la habitación de tu maestro y surge le capitán, que la cierra tras de sí. Le hace un gesto a su pelotón, suficiente para hacerles sacar al forajido al exterior. Todo sucede muy rápido y, luego de habérselo llevado, observas que lo aseguran a un grueso árbol con cadenas capaces de contener a un elefante. Luego, uno de ellos regresa y se asegura de cerrar la puerta principal. Así el capitán y tú podrán seguir su conversación en privado.

Disculpad, signore Donato. He sido un tanto descortés, pues todavía no me he presentado. Soy Gianfranco Lorenzini y me ha enviado el mismísimo rey Manfredo de Sicilia. Tengo información ultrasecreta de un posible golpe de estado en su contra, orquestado por la corona aragonesa. Os solicito la máxima discreción, ya que suponemos que Andoni es un espía del rey Pedro III y pretende agitar las aguas en Palermo para propiciar una invasión.

Además de ser un famoso asesino, ahora es un agente infiltrado de otro reino. Lo único que podría faltar justo en domingo de pascua, una conspiración sumada a la presencia de una criatura venida de los infiernos. El mal jamás descansa, ni en los cielos ni aquí afuera. Con el rabillo del ojo, alcanzas a notar que el lince monstruoso se aleja adentrándose en el bosque con rumbo a su caverna. O, al menos, es lo que puedes intuir a vuelo de pájaro.

Vuestro maestro me hace saber que anoche habéis llegado justo a tiempo para defenderle de un demonio de las nieves. Quizás podríais regresar y recomponer vuestra historia inicial, agregando los detalles que habéis omitido inicialmente. En las circunstancias actuales, tener que lidiar con animales salvajes que son confundidos con otras cosas, sería bastante complicado. Imaginad si los rumores se propagan y consiguen acercarse a los oídos de la gente más crédula. Dirán que este bosque está maldito y pensarán en quemarlo, cuándo menos. Os escucho y, os aseguro, estoy dispuesto a hacerlo con la mente abierta. Soy un hombre de fe y, la verdad, sé que el enemigo puede manifestarse de maneras inexplicables.

Lorenzini toma un taburete y se acomoda, parece que está dispuesto a darte tiempo para explicarle. Es, definitivamente, una oportunidad que difícilmente se repetirá. Lo mejor que puedes hacer es aprovecharla.

[bleyd_master]

Suspiro mientras me acomodo en la sala para empeza el relato.

-Bien, dejadme pues despejar las dudas que pueda en la medida de mis conocimientos, como bien sabéis he llegado aquí hace poco tiempo en busca de mi maestro y lo encontré en un estado deplorable. Lo hallaba medio muerto a causa del frío, pero pude calentar la casa y ponerlo a salvo; sin embargo, sus palabras me hicieron temer que estuviera senil. Anoche se desató una tormenta de nieve, algo inhóspito para esta época del año. Salí de mañana en busca de lo que yo pensaba eran lobos u otra bestezuela acechando en la noche. Caminé por la nieve hasta su guarida y allí pude verlo después de esquivar una manada de murciélagos.

Enorme y blanquecina, devorando una criatura que no pude identificar y del mismo suelo surgía un fuego verdoso. Después de comprender la situación y ver que era incapaz de plantar batalla con semejante demonio, decidí volver antes de que la noche se me echara encima. En mis pensamientos rondaba la idea de llevar a mi maestro a la ciudad en el momento que despertara, conseguir suministros y regresar a capturar a ese monstruo infernal. Pensaba llenar la zona de lazos trampas y estacas, incluso hube considerado la posibilidad de iniciar un derrumbe en su guarida para evitar que pudiera salir. Sin embargo, a primera hora llegó usted con sus hombres.

Creo que no me dejo nada en el tintero...