Is where I drew some blood
Under the bridge downtown,
I could not get enough
Under the bridge downtown
Forgot about my love
Under the bridge downtown
I gave my life away
-Under the bridge, RHCP
{ https://www.youtube.com/watch?v=5rOiW_xY-kc - Everybody hurts by REM }
Unos meses antes, la Navidad había llegado a Copenhague. La ciudad bailaba entre luces de colores y adornos navideños y las sonrisas de los niños alumbraban todos los escaparates. Olía a chocolate y jengibre, y los pasos se hundían entre la fina capa de nieve, casi como si te hicieran flotar.
Jasper se arrastraba por los recovecos de Christiania, donde las guirnaldas navideñas eran sustuidas por ristras de bombillas de multitud de colores, que le daban un aspecto más hippie que festivo. Casi todos en el barrio le conocían, pero a diferencia del resto de la ciudad, allí nadie lo juzgaba. Ni que fuera dando trompicones de pared en árbol y viceversa, intentando sostener el mono cinco minutos más. Ya estaba cerca del fumadero, y el olor a platina y fuego le taladraba las sienes como un pájaro carpintero.
Al entrar al agujero, chocó con alguien, hombro con hombro, que se afanaba por ocultar su identidad, con un gorro de lana que prácticamente estiraba hasta darle el uso de un pasamontañas. Rohde se disculpó como era usual, y se adentró en la oscuridad esperando su dosis diaria de felicidad efervescente.
El camello lo miraba con una cara ciertamente extraña, pero el propio efecto de la droga sobre su rostro lo tornaba en una mueca casi incomprensible. Dio una profunda calada a un porro y dijo con voz grave... - Joder tronco, estoy teniendo una mierda de dejavu de esos... voy a tener que cambiar de camello... ah no, que soy mi propio proveedor jajaja...
-Calla, pimpollo y dame lo mío, no puedo más. - Dijo remangándose la manga y sacándose el cinto de los pantalones.
-En serio, Jotaerre... acabas de estar aquí tio... pero estabas más joven... mierda, tengo que dejar mi propia basura.
-Dame lo de siempre, vamos y dejate de tonterías.
-Ok, ok, pero... joder, te lo juro... que hijo de puta... ¿ahora tienes poderes?
La aguja se hundía en su vena muerta y su poder vampírico la movía por el resto de su cuerpo hasta que llegara a su cerebro. Al veces pinchada, la mayoría de las veces bebida de la sangre del otro, pero quitando la satisfacción extra que le generaba el segundo de los casos, el efecto de la droga apenas se diferenciaba. Un pequeño hilo de baba caía por su boca semiabierta de felicidad, mientras creía estar sentado en una nube y no sobre montón de cajas de pizzas, respaldado sobre un pomposo trono de reyes y no sobre una pared de ladrillo rojo meada y graffiteada.
-Y dices... que estuve aquí... ¿no?... jaja... veamos a mi doble, mamón y si es una trola, mañana no me cobras. - El camello asentió y Jasper sacó su movil del bolsillo. Laurent le había obligado a colocar cámaras en cada rincón de su territorio, incluso en los sitios más inesperados. No quería ni una sola deuda sin saldar, y el que se la hacía al volgirre, se la pagaba.
En pocos segundos, el caitiff estaba viendo los segundos previos a su entrada donde decía, acababa de marchar el extraño gemelo. En un momento de la grabación pausó el video, justo en el momento que el extraño miraba la cámara como el que hacía algo malo. La imagen quedó congelada como su muerto corazón, frente a él, en aquella pequeña pantalla retroiluminada la cara de un joven y universitario Klaus.
Las lágrimas de sangre se dirigieron a sus colmillos, que se disponían extraidos de su boca... despertó de aquel momento y se levantó aun bajo los efectos de aquella mierda que había acabado con él y que ahora podía acabar con el resto de su familia. Miró al jocoso camello que sonreía esperando su respuesta. Fue severa. Un puntapié directo a la mandíbula con sus botas Martins de tercer uso, borró su bobalicona sonrisa. La fuerza del impacto dejó grogui al camello, y a Jasper tirado en el suelo sobre un vómito ajeno. Se levantó mucho más rápido que la vez primera y enfrentó al drug dealer... - ¡¡Nunca más vuelvas a venderle a ese chaval o eres hombre muerto...!! ¿¿me oyes, escoria?? - Siguió otra patada en el lateral de sus costillas.
Jasper marchó más roto por dentro que fuera, agarrándose a las paderes, y mirando a la cámara como hacía minutos lo había hecho su propio hijo. Escuchaba los improperios del magullado camello... - ¡¡¡Tú si que estás muerto Jotaerre... eres hombre muerto, hijo de perra... deja que se lo diga a Laurent y te faltará barrio para correr, basura...!!!
Jasper Rohde
Moderadores: Pagliacci, Jebediah_Gogorah, Ilitia
-
Jasper Rohde (Jebediah_Gogorah)
Caitiff Programador
Re: Jasper Rohde
{ https://www.youtube.com/watch?v=yXlULkwhgrc - Jolene by White Stripes }
Jolene de Dolly Parton sonaba en la pequeña sala discreta que Jasper y Annelise habían alquilado para la celebración de su próxima boda. El gerente había tenido la amibilidad de dejarles la sala a solas para estudiar los pormenores y hacer la organización de invitados. Acababan de echar un polvo sobre la mesa que una semana despues presidirián en su banquete nupcial. Estaban en plena efervescencia amorosa, cuando cada día es una primavera de sexo, pasión y caricias, y la rutina aun no ha dejado paso a un otoño de caricias furtivas y besos cortos, y encuentros sexuales furtivos con el único objetivo de apaciguar el instinto animal.
Jolene de Dolly Parton sonaba, y ellos bailaban lentos, sin seguir el compás de la música country, en un gesto claro al gusto de ambos por la cultura americana. Ya tenían reservada la caravana que dos meses después lo llevaría por plena ruta 66 en su luna de miel.
La fogosidad duraría durante todo el trayecto, cuando Jasper aun mantenía las riendas de su persona. No era esclavo de aquel trabajo precario de picador de código. No necesitaba la evasión de las drogas... aun no había atisbos del abismo. Aún mantenía el equilibrio.
- ¿Me amas? - preguntó ella... Jasper alzó su barbilla mientras el sol caía sobre el cañón del Colorado y Dolly Parton con su aguda voz saliendo por el radiocassette de la autocaravana, le cantaba a Jolene. Le miró a los ojos, y antes de besarla y que sus siluetas negras fueran devoradas por el astro rey, le contestó:
- Te amaré durante toda la eternidad...
Jolene de Dolly Parton sonaba en la pequeña sala discreta que Jasper y Annelise habían alquilado para la celebración de su próxima boda. El gerente había tenido la amibilidad de dejarles la sala a solas para estudiar los pormenores y hacer la organización de invitados. Acababan de echar un polvo sobre la mesa que una semana despues presidirián en su banquete nupcial. Estaban en plena efervescencia amorosa, cuando cada día es una primavera de sexo, pasión y caricias, y la rutina aun no ha dejado paso a un otoño de caricias furtivas y besos cortos, y encuentros sexuales furtivos con el único objetivo de apaciguar el instinto animal.
Jolene de Dolly Parton sonaba, y ellos bailaban lentos, sin seguir el compás de la música country, en un gesto claro al gusto de ambos por la cultura americana. Ya tenían reservada la caravana que dos meses después lo llevaría por plena ruta 66 en su luna de miel.
La fogosidad duraría durante todo el trayecto, cuando Jasper aun mantenía las riendas de su persona. No era esclavo de aquel trabajo precario de picador de código. No necesitaba la evasión de las drogas... aun no había atisbos del abismo. Aún mantenía el equilibrio.
- ¿Me amas? - preguntó ella... Jasper alzó su barbilla mientras el sol caía sobre el cañón del Colorado y Dolly Parton con su aguda voz saliendo por el radiocassette de la autocaravana, le cantaba a Jolene. Le miró a los ojos, y antes de besarla y que sus siluetas negras fueran devoradas por el astro rey, le contestó:
- Te amaré durante toda la eternidad...
-
Voivoda
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Re: Jasper Rohde
INICIO DEL EPISODIO 10
Era extraño estar solo. A pesar de que la sensación no te es en absoluto desconocida, habías llegado a dar por hecho que la compañía de Laurent y de Álex se alargaría durante años. En cierto modo te habías aferrado a esa esperanza para no abordar la triste realidad: no tienes Clan, no tienes amparo, tu familia no sabe que aún puede contar contigo. Por no tener, no tienes ni un refugio. Sólo a ti mismo y tus fantasmas, tus adicciones y tus temores. Por eso te has repetido de modo obsesivo las últimas palabras de Laurent en su despedida. Te arropabas en ellas para insuflarte valor y confianza a ti mismo. Eran como el bote salvavidas para un náufrago. Las palabras del Toreador eran el faro que te seguía animando a navegar a contracorriente en una noche eterna repleta de amargura.
Fjordahl te había escrito recordándote la cita que tenéis esta noche. De nuevo el mensaje estaba acompañado de una amenaza. En este caso, una licencia de expropiación concedida por el ayuntamiento de Copenhague. Los hijos de puta tenían en apariencia permiso legal para echar abajo la casa de tu familia para construir una autopista que justo iba a pasar por ese vecindario. Una profunda rabia se agolpaba en tu interior, una frustración que sólo hacía que la Bestia se revolviera susurrándote venganza.
En tu interior se repetía un pensamiento que ni siquiera sabías si era tuyo. Ese cuadro vale una fortuna.
Un rato después
Mientras piensas cómo gestionar los mensajes de Fjordahl, te dejas caer en el sillón acolchado del local de apuestas deportivas en el que te ha citado Job. Es un espacio discreto, con muy poca luz, en el que los jugadores se sientan lejos unos de otros y la Tremere ha dispuesto un pequeño reservado apenas iluminado por unas luces rojizas de neón y una pantalla en la que se suceden los resúmenes de distintos partidos de fútbol de las ligas de diferentes países europeos.
Job, que hoy lleva una particular cresta teñida de color morado y ropa de cuero ajustadísima con adornos brillantes, conjunto al que acompaña con el maquillaje excesivo de una drag queen, observa con detenimiento los papeles de la carpeta que te dio Laurent. Te quedas mirando la pantalla embobado durante un rato dejando que ella lea y masculle en voz baja en inglés. Minutos después cierra la carpeta y cruza una pierna sobre otra.
- Evidentemente esto va más allá de un simple proyecto del Gobierno.
Miras a Job intentando mostrar un interés que realmente está un tanto apagado por tus propias preocupaciones. Job sonríe con un gesto afable. Siempre te habían recomendando no fiarte ni un pelo de un Tremere, pero sin que sepas exactamente por qué, esta en concreto te hace sentir cómodo.
- Creo que deberíamos hacernos con esos routers... -dice dejando las palabras flotando en el aire durante unos segundos- Además del que has tenido tú en tus manos y la pista que me dio Álex sobre los Verdaderos Daneses, sospecho que hay al menos otro más en algún lugar del puente de Oresund. -se queda unos segundos en silencio- Si me echas una mano, me encargaré de que mi Clan pueda ayudar a tu familia para compensarte. De momento esta misma noche intentaré interceptar la grabación en directo de ese dron.
Mátala
La voz resuena de golpe en tu mente, haciendo que te sobresaltes en el sillón, lo que hace que Job bufe desconcertada.
-3 Puntos de Sangre. Debes gastar un punto de FV si quieres mantener la calma después de escuchar la voz en tu mente.
Era extraño estar solo. A pesar de que la sensación no te es en absoluto desconocida, habías llegado a dar por hecho que la compañía de Laurent y de Álex se alargaría durante años. En cierto modo te habías aferrado a esa esperanza para no abordar la triste realidad: no tienes Clan, no tienes amparo, tu familia no sabe que aún puede contar contigo. Por no tener, no tienes ni un refugio. Sólo a ti mismo y tus fantasmas, tus adicciones y tus temores. Por eso te has repetido de modo obsesivo las últimas palabras de Laurent en su despedida. Te arropabas en ellas para insuflarte valor y confianza a ti mismo. Eran como el bote salvavidas para un náufrago. Las palabras del Toreador eran el faro que te seguía animando a navegar a contracorriente en una noche eterna repleta de amargura.
Fjordahl te había escrito recordándote la cita que tenéis esta noche. De nuevo el mensaje estaba acompañado de una amenaza. En este caso, una licencia de expropiación concedida por el ayuntamiento de Copenhague. Los hijos de puta tenían en apariencia permiso legal para echar abajo la casa de tu familia para construir una autopista que justo iba a pasar por ese vecindario. Una profunda rabia se agolpaba en tu interior, una frustración que sólo hacía que la Bestia se revolviera susurrándote venganza.
En tu interior se repetía un pensamiento que ni siquiera sabías si era tuyo. Ese cuadro vale una fortuna.
Un rato después
Mientras piensas cómo gestionar los mensajes de Fjordahl, te dejas caer en el sillón acolchado del local de apuestas deportivas en el que te ha citado Job. Es un espacio discreto, con muy poca luz, en el que los jugadores se sientan lejos unos de otros y la Tremere ha dispuesto un pequeño reservado apenas iluminado por unas luces rojizas de neón y una pantalla en la que se suceden los resúmenes de distintos partidos de fútbol de las ligas de diferentes países europeos.
Job, que hoy lleva una particular cresta teñida de color morado y ropa de cuero ajustadísima con adornos brillantes, conjunto al que acompaña con el maquillaje excesivo de una drag queen, observa con detenimiento los papeles de la carpeta que te dio Laurent. Te quedas mirando la pantalla embobado durante un rato dejando que ella lea y masculle en voz baja en inglés. Minutos después cierra la carpeta y cruza una pierna sobre otra.
- Evidentemente esto va más allá de un simple proyecto del Gobierno.
Miras a Job intentando mostrar un interés que realmente está un tanto apagado por tus propias preocupaciones. Job sonríe con un gesto afable. Siempre te habían recomendando no fiarte ni un pelo de un Tremere, pero sin que sepas exactamente por qué, esta en concreto te hace sentir cómodo.
- Creo que deberíamos hacernos con esos routers... -dice dejando las palabras flotando en el aire durante unos segundos- Además del que has tenido tú en tus manos y la pista que me dio Álex sobre los Verdaderos Daneses, sospecho que hay al menos otro más en algún lugar del puente de Oresund. -se queda unos segundos en silencio- Si me echas una mano, me encargaré de que mi Clan pueda ayudar a tu familia para compensarte. De momento esta misma noche intentaré interceptar la grabación en directo de ese dron.
Mátala
La voz resuena de golpe en tu mente, haciendo que te sobresaltes en el sillón, lo que hace que Job bufe desconcertada.
-3 Puntos de Sangre. Debes gastar un punto de FV si quieres mantener la calma después de escuchar la voz en tu mente.
-
Jasper Rohde (Jebediah_Gogorah)
Caitiff Programador
Re: Jasper Rohde
{ https://www.youtube.com/watch?v=HxfE6PJmGS8 - Lover, You Should've Come Over }
Jasper vagaba ahora con la sensación idéntica a cuando iba a drogarse. Tenía el mismo sentimiento de caminar sobre el alambre, pero ahora no tenia la red de seguridad de Alex y Laurent. Su demonio interior, alimentada por aquella voz impostada, le hacían preguntarse si había hecho bien regalando aquella valiosa pintura a Malalt. Al fin y al cabo, no buscaba la forma de enriquecerse, pero si de abandonar aquel mundo para siempre, donde liberarse del simple sentimiento de protección de su familia. Aquel demonio le invitaba a hacerse su particular descenso a los infiernos, como Nicolas Cage en Leaving las Vegas, y lapidar el dinero en una muerte dulce consumido por sus adicciones. Ver el sol de la mañana en el desierto de Sonora, mientras el colocón le impide distinguir una cascabel de un cactus.
Pero su ángel interior, le devolvía la respuesta que más paz le proporcionaba. Había hecho lo correcto, y el pensar en Laurent obteniendo su propia liberación y escapando con Kat, le insuflaba los ánimos necesarios para no sentirse solo y desvalido.
Entró en el local de apuestas, donde los anagramas capitalistas se representaban en cada lado. Como si la propia identidad corporativa fuera un ente capaz de invitarte a dejar tus ahorros en estúpidas apuestas deportivas. Sin embargo se sentía comodo allí, donde su presencia pasaba casi desapercibida. Aquel sitio solía ser criadero de gente con otro tipo de adicciones, esperando un golpe de suerte que cambiara su mísera vida.
Jasper se dejó caer sobre el sillón, esperando a Job. Estaba nervioso pero no podía fumar. Se quedó observando de manera atenta, como el FC Kopenhan, su equipo, luchaba en un campo de España, por quedar tercero de grupo en Champions y poder acceder a una competición menor como la Europa League. Los jugadores estaban allí, de blanco, moviendose de un lado al otro del campo en común sintonía, como un vals sobre el césped. Allí estaba Jasper, como el Copenhague FC, agazapado atrás esperando el contraataque mortífero que le diera la victoria. Un gol que valdría, seguramente, la vida de su familia.
Ve los mensajes de aquella zorra, y no puede sino imaginar como sus dientes desgarran su carótida. Los deja en visto, con el maldito interrogante del doble tick azul. Pero sin respuesta ni confirmación. Tampoco era lo habitual en él, por lo que le permitía jugar con esa dualidad entre lo políticamente correcto y ser un total desastre de persona, sin educación ni compromiso.
Cuando ve llegar a Job, siente una especie de liberación. En parte es distinto como él/ella, su indumentaria, su peinado... asi lo dicen. Le da igual lo que ha escuchado sobre los brujos, aquella tipa había conseguido romper la coraza de su confianza, y sentía sin rémora, que podía fiarse de ella. Ojalá no se equivocara. No seguía ni el propio consejo que le daba.
Le agarró la muñeca con firmeza, y le mostró una sinceridad absoluta a los ojos. - Por supuesto que te ayudaré. Haré todo lo posible por conseguir ese router... Job, si me ayudas, si salvas a mi familia, no solo estaré en deuda contigo, prometo ser un lacayo de la Pirámide y realizar lo que preciseis. Solo necesito ponerlos a salvo, sacarlos de aquí... me da igual mi maldito final... pero ellos tienen que salvarse. Es lo único que me importa... No sé como escapar de mi cita con ellos esta noche... esa perra ya me ha dado el toque... Mátala - Jasper saltó sobresaltado agarrándose las sienes, pero una vez más, en una casi desconexión de la realidad, consigue agarrar las riendas de su mente - Job, tranquila... - dijo tras el sobresalto. - Hay una cosa más... he leido algo sobre vosotros en Bloodspot, y se de lo especial de vuestras artes de la sangre... me pregunto si podrían ayudarme. Oigo una voz interior que no me deja en paz, ahora me ha instigado a atacarte, pero no se cuanto más podré aguantarla, y lo que más me preocupa, si es consciente de todos y cada uno de mis movimientos. Ayúdame amiga, estoy en tus manos. Sé que en nuestra sociedad de favores, ocupo el puto último escalón, pero prometo ser de utilidad, y arriesgar mi propia vida si fuera necesario.
Su mirada vidriosa mostraba toda la fragilidad de quien se sabe perdedor, y que tan solo le queda esperar el menos doloroso de los finales. Agachó la mirada, sobrepasado y desconcertado.
Jasper vagaba ahora con la sensación idéntica a cuando iba a drogarse. Tenía el mismo sentimiento de caminar sobre el alambre, pero ahora no tenia la red de seguridad de Alex y Laurent. Su demonio interior, alimentada por aquella voz impostada, le hacían preguntarse si había hecho bien regalando aquella valiosa pintura a Malalt. Al fin y al cabo, no buscaba la forma de enriquecerse, pero si de abandonar aquel mundo para siempre, donde liberarse del simple sentimiento de protección de su familia. Aquel demonio le invitaba a hacerse su particular descenso a los infiernos, como Nicolas Cage en Leaving las Vegas, y lapidar el dinero en una muerte dulce consumido por sus adicciones. Ver el sol de la mañana en el desierto de Sonora, mientras el colocón le impide distinguir una cascabel de un cactus.
Pero su ángel interior, le devolvía la respuesta que más paz le proporcionaba. Había hecho lo correcto, y el pensar en Laurent obteniendo su propia liberación y escapando con Kat, le insuflaba los ánimos necesarios para no sentirse solo y desvalido.
Entró en el local de apuestas, donde los anagramas capitalistas se representaban en cada lado. Como si la propia identidad corporativa fuera un ente capaz de invitarte a dejar tus ahorros en estúpidas apuestas deportivas. Sin embargo se sentía comodo allí, donde su presencia pasaba casi desapercibida. Aquel sitio solía ser criadero de gente con otro tipo de adicciones, esperando un golpe de suerte que cambiara su mísera vida.
Jasper se dejó caer sobre el sillón, esperando a Job. Estaba nervioso pero no podía fumar. Se quedó observando de manera atenta, como el FC Kopenhan, su equipo, luchaba en un campo de España, por quedar tercero de grupo en Champions y poder acceder a una competición menor como la Europa League. Los jugadores estaban allí, de blanco, moviendose de un lado al otro del campo en común sintonía, como un vals sobre el césped. Allí estaba Jasper, como el Copenhague FC, agazapado atrás esperando el contraataque mortífero que le diera la victoria. Un gol que valdría, seguramente, la vida de su familia.
Ve los mensajes de aquella zorra, y no puede sino imaginar como sus dientes desgarran su carótida. Los deja en visto, con el maldito interrogante del doble tick azul. Pero sin respuesta ni confirmación. Tampoco era lo habitual en él, por lo que le permitía jugar con esa dualidad entre lo políticamente correcto y ser un total desastre de persona, sin educación ni compromiso.
Cuando ve llegar a Job, siente una especie de liberación. En parte es distinto como él/ella, su indumentaria, su peinado... asi lo dicen. Le da igual lo que ha escuchado sobre los brujos, aquella tipa había conseguido romper la coraza de su confianza, y sentía sin rémora, que podía fiarse de ella. Ojalá no se equivocara. No seguía ni el propio consejo que le daba.
Le agarró la muñeca con firmeza, y le mostró una sinceridad absoluta a los ojos. - Por supuesto que te ayudaré. Haré todo lo posible por conseguir ese router... Job, si me ayudas, si salvas a mi familia, no solo estaré en deuda contigo, prometo ser un lacayo de la Pirámide y realizar lo que preciseis. Solo necesito ponerlos a salvo, sacarlos de aquí... me da igual mi maldito final... pero ellos tienen que salvarse. Es lo único que me importa... No sé como escapar de mi cita con ellos esta noche... esa perra ya me ha dado el toque... Mátala - Jasper saltó sobresaltado agarrándose las sienes, pero una vez más, en una casi desconexión de la realidad, consigue agarrar las riendas de su mente - Job, tranquila... - dijo tras el sobresalto. - Hay una cosa más... he leido algo sobre vosotros en Bloodspot, y se de lo especial de vuestras artes de la sangre... me pregunto si podrían ayudarme. Oigo una voz interior que no me deja en paz, ahora me ha instigado a atacarte, pero no se cuanto más podré aguantarla, y lo que más me preocupa, si es consciente de todos y cada uno de mis movimientos. Ayúdame amiga, estoy en tus manos. Sé que en nuestra sociedad de favores, ocupo el puto último escalón, pero prometo ser de utilidad, y arriesgar mi propia vida si fuera necesario.
Su mirada vidriosa mostraba toda la fragilidad de quien se sabe perdedor, y que tan solo le queda esperar el menos doloroso de los finales. Agachó la mirada, sobrepasado y desconcertado.
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Re: Jasper Rohde
Job se recuesta en el sillón acolchado con una mirada en la que crees intuir una cierta decepción. ¿Esperaba acaso que intentaras hacer la guerra por tu cuenta, que le contaras la retahíla de motivos para la desconfianza que acompañaban siempre a las múltiples sospechas sobre su Clan?. Hacía mucho tiempo que veías la no-vida como un camino lo suficientemente tortuoso como para detenerte a calcular el efecto de cada palabra o cada acto. Tu sensación de soledad, sin embargo, se acrecienta. Para bien o para mal, estás dando un paso hacia el vacío... y por primera vez no sientes la mano cálida de Álex ni el desprecio cariñoso que anticipaba la resolución de los problemas por parte de Laurent. Este salto lo das tú solo.
Y eso provoca una desazón gélida en el interior de tu cuerpo no muerto.
Quizá sólo fueran imaginaciones tuyas. Job vuelve a sonreír cálidamente. Había algo en ella que te hacía pensar que no era una Tremere como los demás. Habías oído miles de historias sobre su férrea hermandad y la defensa a ultranza que hacían de sus secretos y sus conocimientos. Sobre lo sabio que era desconfiar de todos y cada uno de sus gestos, de todas y cada una de sus palabras.
Pero Job no daba esa sensación. Quizá era muy buena actriz.
- Te tomo la palabra.
-----------
El frío de la calle golpea tu cara y te espabila, aclarando algo tus pensamientos. Sutilmente Job no ha querido posicionarse con claridad sobre cuál debe ser tu propio movimiento. Esa invitación al libre albedrío te atrae y te asusta al mismo tiempo. Sabes que has puesto probablemente una cadena alrededor de tu cuello y desde el primer instante sientes la desagradable e incómoda sensación de sospechar si estarás siendo vigilado. Has oído tantas cosas de los Tremere... La voz masculina residente en tus pensamientos no ha vuelto a hablar, aunque la cabeza te duele ligeramente, lo que no tiene mucho sentido en tu estado corporal. En todo caso, mantienes la voluntad suficiente para gobernar tus decisiones.
Dejas que el frío se pose en tu rostro mientras cierras los ojos durante unos segundos. El rascacielos de anoche, el puente de Oresund. Job ha hablado de dos routers y ha dejado entrever que sabe que hay un tercero. Fjordahl y los suyos están esperando.
Llega un mensaje a tu teléfono. Es un clip de vídeo remitido por Job. Observas el punto de vista de la cámara del dron que esos bastardos tienen encima de la casa de tu familia. Después de varios segundos observando el edificio... repentinamente la imagen pasa a negro.
Sonríes.
Es tu turno.
-3 Puntos de Sangre. -1 FV
Sé que no avanzamos mucho en el turno, pero me apetecía escribir algo de introspección y no quería dar por hecho que fueras a ir a la cita con Fjordahl o no.
Y eso provoca una desazón gélida en el interior de tu cuerpo no muerto.
Quizá sólo fueran imaginaciones tuyas. Job vuelve a sonreír cálidamente. Había algo en ella que te hacía pensar que no era una Tremere como los demás. Habías oído miles de historias sobre su férrea hermandad y la defensa a ultranza que hacían de sus secretos y sus conocimientos. Sobre lo sabio que era desconfiar de todos y cada uno de sus gestos, de todas y cada una de sus palabras.
Pero Job no daba esa sensación. Quizá era muy buena actriz.
- Te tomo la palabra.
-----------
El frío de la calle golpea tu cara y te espabila, aclarando algo tus pensamientos. Sutilmente Job no ha querido posicionarse con claridad sobre cuál debe ser tu propio movimiento. Esa invitación al libre albedrío te atrae y te asusta al mismo tiempo. Sabes que has puesto probablemente una cadena alrededor de tu cuello y desde el primer instante sientes la desagradable e incómoda sensación de sospechar si estarás siendo vigilado. Has oído tantas cosas de los Tremere... La voz masculina residente en tus pensamientos no ha vuelto a hablar, aunque la cabeza te duele ligeramente, lo que no tiene mucho sentido en tu estado corporal. En todo caso, mantienes la voluntad suficiente para gobernar tus decisiones.
Dejas que el frío se pose en tu rostro mientras cierras los ojos durante unos segundos. El rascacielos de anoche, el puente de Oresund. Job ha hablado de dos routers y ha dejado entrever que sabe que hay un tercero. Fjordahl y los suyos están esperando.
Llega un mensaje a tu teléfono. Es un clip de vídeo remitido por Job. Observas el punto de vista de la cámara del dron que esos bastardos tienen encima de la casa de tu familia. Después de varios segundos observando el edificio... repentinamente la imagen pasa a negro.
Sonríes.
Es tu turno.
-3 Puntos de Sangre. -1 FV
Sé que no avanzamos mucho en el turno, pero me apetecía escribir algo de introspección y no quería dar por hecho que fueras a ir a la cita con Fjordahl o no.
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Jasper Rohde (Jebediah_Gogorah)
Caitiff Programador
Re: Jasper Rohde
{ https://www.youtube.com/watch?v=8jEotpP7I1g - Karma Police by RadioHead (Lena Hall cover) }
Un nuevo capítulo se había abierto en aquel libro de la no vida de Jasper. Un libro de tapas negras, sin índice y con final abierto. Un "Elige tu aventura" trucado con maquiavélico guión. Como era habitual en él, vagaba por la ciudad, como el despojo que era. Como aquella toda comunidad en la sombra (más allá de la Estirpe) que peleaba cada noche por el calor de un cajero automático, o por la caridad de unas monedas en la puerta de un McDonalds. Nadie caía en cuenta de su presencia. Sólo cuando estorbaba. Por eso, ahora más que nunca, sentía un vertigo tremendo al no contar con Alex o Laurent. Se sentía despojado del liderazgo necesario para obrar, y se autoenvolvía en un sentimiento asqueroso de autoinsuficiencia, que ahora en soledad, era incapaz de impostar a nadie.
Al menos, había aparecido Job, y el transexual o travestido, le daba igual, parecía una bombilla encendida en un cuarto oscuro. Jasper sería la polilla cojonera que no pararía de golpear con su candente cristal. Ahora había puesto su no vida en manos de unos expertos manipuladores dentro de la Estirpe, lo que ya tenía mérito. Una secta aún más jerarquizada de la que había oído auténticos horrores sobre ritos ancestrales con la vitae como alianza. Pero sentía que no tenía nada que perder ya. Sobre todo cuando comprobó, aliviado, el video enviado por el/la Tremere. Ahora tenía que cumplir su parte, y esperaba instrucciones que no llegaran de la presencia del tercer router... ¿como encontrarlo?. Había dejado de escuchar la voz, pero aquello no le aliviaba. El único punto que le había decepcionado de la reunión con la bruja había sido la falta de respuesta sobre la presencia de aquella conciencia husmeando en su ser. Sintió por un momento, vender su alma al diablo por ello, como si todo fuera un callejón sin salida. Pero la promesa de ayuda de Job, valía por el sufrimiento de aquellas noches.
Ahora, se movía entre las piedras de las paredes de los edificios de la capital. Entre sombras. Decidiendo el siguiente paso. Como si en cada vuelta de esquina hubiera una idea esclarecedora de cual era el siguiente paso. No era fácil ser un peón y de pronto descubrir que tienes como misión coronar el tablero y convertirte en reina, y desequilibrar la partida.
Desequilibrio, vértigo. Piensa en el rascacielos y en su cita con Fjordahl y en como era demasiado pronto como para romper aquella nueva mascarada. Sin duda, faltar a su cita, tan pronto, con aquellos bastardos, levantaría demasiadas sospechas, y tal vez accionaría el siguiente peldaño en la escala de crueldad de aquella corporación para con su familia.
Al poco rato, se enfrentaba al rascacielos, en un buscado dejavú. El reflejo de la luna sobre las enormes paredes de cristales con el fondo de la noche, iluminaba su rostro. Se quitó la capucha y se dispuso a entrar, intentando tragar la hiel del odio que sentía sobre aquellos monstruos.
Karma police
Arrest this girl
Her Hitler hairdo
Is making me feel ill
And we have crashed her party...
For a minute there
I lost myself.
-Karma Police, Radiohead
Un nuevo capítulo se había abierto en aquel libro de la no vida de Jasper. Un libro de tapas negras, sin índice y con final abierto. Un "Elige tu aventura" trucado con maquiavélico guión. Como era habitual en él, vagaba por la ciudad, como el despojo que era. Como aquella toda comunidad en la sombra (más allá de la Estirpe) que peleaba cada noche por el calor de un cajero automático, o por la caridad de unas monedas en la puerta de un McDonalds. Nadie caía en cuenta de su presencia. Sólo cuando estorbaba. Por eso, ahora más que nunca, sentía un vertigo tremendo al no contar con Alex o Laurent. Se sentía despojado del liderazgo necesario para obrar, y se autoenvolvía en un sentimiento asqueroso de autoinsuficiencia, que ahora en soledad, era incapaz de impostar a nadie.
Al menos, había aparecido Job, y el transexual o travestido, le daba igual, parecía una bombilla encendida en un cuarto oscuro. Jasper sería la polilla cojonera que no pararía de golpear con su candente cristal. Ahora había puesto su no vida en manos de unos expertos manipuladores dentro de la Estirpe, lo que ya tenía mérito. Una secta aún más jerarquizada de la que había oído auténticos horrores sobre ritos ancestrales con la vitae como alianza. Pero sentía que no tenía nada que perder ya. Sobre todo cuando comprobó, aliviado, el video enviado por el/la Tremere. Ahora tenía que cumplir su parte, y esperaba instrucciones que no llegaran de la presencia del tercer router... ¿como encontrarlo?. Había dejado de escuchar la voz, pero aquello no le aliviaba. El único punto que le había decepcionado de la reunión con la bruja había sido la falta de respuesta sobre la presencia de aquella conciencia husmeando en su ser. Sintió por un momento, vender su alma al diablo por ello, como si todo fuera un callejón sin salida. Pero la promesa de ayuda de Job, valía por el sufrimiento de aquellas noches.
Ahora, se movía entre las piedras de las paredes de los edificios de la capital. Entre sombras. Decidiendo el siguiente paso. Como si en cada vuelta de esquina hubiera una idea esclarecedora de cual era el siguiente paso. No era fácil ser un peón y de pronto descubrir que tienes como misión coronar el tablero y convertirte en reina, y desequilibrar la partida.
Desequilibrio, vértigo. Piensa en el rascacielos y en su cita con Fjordahl y en como era demasiado pronto como para romper aquella nueva mascarada. Sin duda, faltar a su cita, tan pronto, con aquellos bastardos, levantaría demasiadas sospechas, y tal vez accionaría el siguiente peldaño en la escala de crueldad de aquella corporación para con su familia.
Al poco rato, se enfrentaba al rascacielos, en un buscado dejavú. El reflejo de la luna sobre las enormes paredes de cristales con el fondo de la noche, iluminaba su rostro. Se quitó la capucha y se dispuso a entrar, intentando tragar la hiel del odio que sentía sobre aquellos monstruos.
Karma police
Arrest this girl
Her Hitler hairdo
Is making me feel ill
And we have crashed her party...
For a minute there
I lost myself.
-Karma Police, Radiohead
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Voivoda
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Re: Jasper Rohde
La pantalla que la noche anterior estaba dedicada a la grabación constante de la casa de tu familia presentaba ahora un impersonal fondo en distintos tonos de azul en el que estaban las iniciales de la empresa dueña del rascacielos. Por un segundo, sentado en aquella silla de aquella sala sin alma mirando hacia una puerta que daba a un lugar al que ninguna puerta normal se abría, sentiste un cierto confort en tu interior. Una especie de sonrisa se dibuja en tu cara, aunque tratas de disimularla. En cierto modo eras consciente de que habías vendido tu alma al diablo. Pero lo habías hecho por una buena causa. Ese pensamiento significaba para ti una victoria sobre ti mismo, sobre tu propia Bestia, sobre tu propia condena a una eternidad de sufrimiento y desprecio.
Fjordahl no estaba contenta. Podías notar su nerviosismo mal disimulado en los constantes sorbos que daba a la enorme taza de café que acaba de dejar en la mesa junto a una serie de carpetas. Tenía ojeras. No había dormido mucho. Todo eran señales que indicaban su mortalidad. Por una vez consideras que es una ventaja haber dejado la muerte atrás. Reconoces cuando alguien todavía tiene que vivir la experiencia.
Con todo, te mantienes alerta. Estás solo. Tu familia está a salvo de la vigilancia, pero aún no lo está de que su casa pueda ser demolida y su vida se convierta en un infierno.
La ejecutiva rubia se sienta y trata de mostrarse amable, cordial. Hasta sonríe, la muy víbora. Ahora no oyes a ninguna voz interior que pida Sangre, pero la Bestia dibuja en tus pensamientos escenas diferentes... y en todas ellas Fjordahl acaba desangrada en el suelo. La mujer saca una grabadora digital y le da al REC.
- Quiero que me cuentes con pelos y señales la experiencia de ayer. Qué viste, con quién hablaste, qué oliste, qué tocaste. Todo.
Vas a responder, pero la mirada de Fjordahl te invita a quedarte callado.
Quiero que me digas dónde está el objeto que sacaste ayer. Y, por último-dice entrecerrando ligeramente los ojos como un depredador ante su presa- Quiero que me digas exactamente qué enfermedad padeces, quién te la ha diagnosticado y cuándo.
OFF. Si quisieras parecer especialmente convincente, puedes tirar Carisma + Empatía a dificultad 6. Si quisieras meterle una historia repleta de medias verdades o directamente de mentiras, puedes tirar Carisma + Subterfugio a dificultad 7. Si quisieras desviar la atención hacia otro tema, puedes tirar Manipulación + Empatía a dificultad 7.
Ninguna tirada es obligatoria, son opciones que te doy. Si quieres decir toda la verdad y no te apetece reescribir todo lo vivido, puedes directamente retomar la escena desde el momento en que acabas de terminar de contarla. En este caso doy por hecho que todo lo que se ha escrito sobre tu escena en otro espacio-tiempo sale a la luz.
Y bueno, puedes coger cualquier tonalidad de gris entre todas esas posibilidades.
Fjordahl no estaba contenta. Podías notar su nerviosismo mal disimulado en los constantes sorbos que daba a la enorme taza de café que acaba de dejar en la mesa junto a una serie de carpetas. Tenía ojeras. No había dormido mucho. Todo eran señales que indicaban su mortalidad. Por una vez consideras que es una ventaja haber dejado la muerte atrás. Reconoces cuando alguien todavía tiene que vivir la experiencia.
Con todo, te mantienes alerta. Estás solo. Tu familia está a salvo de la vigilancia, pero aún no lo está de que su casa pueda ser demolida y su vida se convierta en un infierno.
La ejecutiva rubia se sienta y trata de mostrarse amable, cordial. Hasta sonríe, la muy víbora. Ahora no oyes a ninguna voz interior que pida Sangre, pero la Bestia dibuja en tus pensamientos escenas diferentes... y en todas ellas Fjordahl acaba desangrada en el suelo. La mujer saca una grabadora digital y le da al REC.
- Quiero que me cuentes con pelos y señales la experiencia de ayer. Qué viste, con quién hablaste, qué oliste, qué tocaste. Todo.
Vas a responder, pero la mirada de Fjordahl te invita a quedarte callado.
Quiero que me digas dónde está el objeto que sacaste ayer. Y, por último-dice entrecerrando ligeramente los ojos como un depredador ante su presa- Quiero que me digas exactamente qué enfermedad padeces, quién te la ha diagnosticado y cuándo.
OFF. Si quisieras parecer especialmente convincente, puedes tirar Carisma + Empatía a dificultad 6. Si quisieras meterle una historia repleta de medias verdades o directamente de mentiras, puedes tirar Carisma + Subterfugio a dificultad 7. Si quisieras desviar la atención hacia otro tema, puedes tirar Manipulación + Empatía a dificultad 7.
Ninguna tirada es obligatoria, son opciones que te doy. Si quieres decir toda la verdad y no te apetece reescribir todo lo vivido, puedes directamente retomar la escena desde el momento en que acabas de terminar de contarla. En este caso doy por hecho que todo lo que se ha escrito sobre tu escena en otro espacio-tiempo sale a la luz.
Y bueno, puedes coger cualquier tonalidad de gris entre todas esas posibilidades.
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Jasper Rohde (Jebediah_Gogorah)
Caitiff Programador
Re: Jasper Rohde
Los dedos de uñas ennegrecidas de Rohde martilleaban la mesa, nervioso. Como si hubiera bebido de un sorbo aquel café humeante de tueste fuerte que Fjordahl dejaba reposar sobre la mesa. Veía a la funcionaria cansada y agobiada, y cuanto hubiera dado el malkiff por sentir aquellas vulnerabilidades tan humanas. No obstante, no le daba ninguna empatía el actual estado de la inquisitoria madame, y esperaba con dejadez sobre la silla, sin compostura alguna, y con la sonrisa disimulada, su presupuesta batería de preguntas.
Le devuelve la cordial y protocolaria sonrisa, antifaz de oscuros y perversos de deseos llenos de sangre. Sangre cayendo caliente por la garganta de Rohde. Mantiene la bestia bajo control y la voz parece haber desaparecido. Todo parece ir bien.
- Bueno, todo... todo parecía tan real, que creía estar en otro tiempo. Entré en aquella sala, y un maestro pintor aleccionaba a los alumnos sobre los trazos. Al entrar yo y ver mi estupefacción, dio por terminada la clase - Jasper gesticulaba con énfasis, y con los ojos llenos de vigor y locura - y al acercame me creyó un apestado. Pero... ¿como explicarle lo que sentí? ¿Como se sentiría usted al ver a su propia familia representada como iconos religiosos en un lienzo?... Todo fue muy raro... pero cuenteme... ¿de que se trata? ¿era un sueño? ¿una realidad virtual? ¿que tiene que ver con el router?.
Esperó a sus respuestas y luego añadió: - ¿Que objeto me llevé? No recuerdo llevarme ningún objeto. Todo la ilusión se desvaneció con todo su contenido, como los granos de arena de un reloj. - Su dramatismo era propio de una mente alterada. La siguiente pregunta, le cogió casi de sorpresa, pues le trajo recuerdos del momento en el que Malalt le confesaba entre risas la excusa de la enfermedad que supuestamente tenía. Recordar aquellos pocos momentos de destensión que habían tenido en aquellas noches de desenfreno y supervivencia, le había agarrado las entrañas. - No sé muy bien... es una extraña hepatitis, tremendamente infecciosa. Me la diagnosticó el doctor Heisenberg... y ¿qué tratamiento?... Yo que sé... unas pastillas blancas, azules... debo confesar en este punto, que no estoy siendo fiel a mi tratamiento como debiera. No tengo prisa por morir, pero tampoco hago lo posible por detener su llegada.
[roll=627]6d10>=6-P[/roll]
Le devuelve la cordial y protocolaria sonrisa, antifaz de oscuros y perversos de deseos llenos de sangre. Sangre cayendo caliente por la garganta de Rohde. Mantiene la bestia bajo control y la voz parece haber desaparecido. Todo parece ir bien.
- Bueno, todo... todo parecía tan real, que creía estar en otro tiempo. Entré en aquella sala, y un maestro pintor aleccionaba a los alumnos sobre los trazos. Al entrar yo y ver mi estupefacción, dio por terminada la clase - Jasper gesticulaba con énfasis, y con los ojos llenos de vigor y locura - y al acercame me creyó un apestado. Pero... ¿como explicarle lo que sentí? ¿Como se sentiría usted al ver a su propia familia representada como iconos religiosos en un lienzo?... Todo fue muy raro... pero cuenteme... ¿de que se trata? ¿era un sueño? ¿una realidad virtual? ¿que tiene que ver con el router?.
Esperó a sus respuestas y luego añadió: - ¿Que objeto me llevé? No recuerdo llevarme ningún objeto. Todo la ilusión se desvaneció con todo su contenido, como los granos de arena de un reloj. - Su dramatismo era propio de una mente alterada. La siguiente pregunta, le cogió casi de sorpresa, pues le trajo recuerdos del momento en el que Malalt le confesaba entre risas la excusa de la enfermedad que supuestamente tenía. Recordar aquellos pocos momentos de destensión que habían tenido en aquellas noches de desenfreno y supervivencia, le había agarrado las entrañas. - No sé muy bien... es una extraña hepatitis, tremendamente infecciosa. Me la diagnosticó el doctor Heisenberg... y ¿qué tratamiento?... Yo que sé... unas pastillas blancas, azules... debo confesar en este punto, que no estoy siendo fiel a mi tratamiento como debiera. No tengo prisa por morir, pero tampoco hago lo posible por detener su llegada.
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Re: Jasper Rohde
Fjordahl da un largo trago al café. Por la temperatura que debe tener la bebida, admites la resistencia al calor que debe tener la mujer que tienes delante. Es un pensamiento banal, pero cruza aún así tu mente a pesar de la tensión que sientes dentro después de responder con medias verdades o directamente con una sarta de mentiras a sus preguntas.
Al cabo de unos segundos deja de nuevo la bebida en la mesa. En ese momento distingues un pequeño auricular en su oído derecho, lo que te hace imaginar que desde el otro lado del cristal te están escuchando y posiblemente le estén comentando a Fjordahl por dónde seguir. La Bestia dibuja en tus pensamientos imágenes sangrientas en las que la estirada rubia termina desangrada en un festival de violencia justo en esa misma sala. Parpadeas intentando mantenerte impertérrito.
Mátala.
Otra vez la voz masculina resuena en tu cabeza. En esta ocasión pide una nueva ofrenda de sangre, si bien no es la de Job. Fjordahl te mira. En un gesto innato tragas saliva, algo totalmente innecesario pero que te permite ganar algo de tiempo para disimular tu desazón. Por la razón que sea, a esa voz que susurra en tu interior no parecen gustarle ni Job ni Fjordahl. Y sin embargo se posicionó del lado de Lindhart. Poco a poco empiezas a vislumbrar la personalidad detrás de esas palabras en tu mente.
Y, sinceramente, no termina de agradarte lo que vas descubriendo.
Vuelves de nuevo a centrarte. Fjordahl y los suyos aún tienen el destino de tu familia en sus manos. Eso te empuja a seguir hacia delante y a mantener por el momento a la Bestia a raya. Vuelves a mirar la pantalla en la que se mantiene el logotipo inmóvil.
- Deberías seguir las recomendaciones del médico. La hepatitis puede derivar no sólo en problemas físicos, sino también en delirios, alucinaciones visuales o falta de atención severa -Fjordahl parece muy segura de lo que dice, si bien sospechas que repite como un gallo lo que le deben estar cantando. Tiene pinta de muchas cosas, pero no de ser una experta sanitaria. Piensas que tiene su gracia que tengas alguno de esos efectos, si bien la enfermedad es una invención sobre la marcha de Laurent. En todo caso, no hay deje de ironía en las palabras de la mujer, por lo que sospechas que has sido lo suficientemente convincente. Bien una vez más por tu amigo Toreador, además de por ti mismo- Nos encargaremos de facilitarte el tratamiento adecuado -añade con un tono de repentina empatía.
- Pero antes... -vuelve a tomar café y, de paso, sus palabras ganan en vehemencia- debemos seguir con nuestro trabajo -Fjordahl abre una de las carpetas y te muestra tres fotocopias- ¿Reconoces estas imágenes?
Bajas la vista y observas las imágenes. Una es un boceto de un dibujo hecho con una especie de carboncillo. No te cuesta mucho reconocerte a ti mismo en las escasas líneas trazadas. Te recuerda claramente el mismo tipo de silueta que Álex os enseñó hace algunas semanas a Laurent y a ti. La otra imagen es una fotografía en blanco y negro de una calle. Se ha hecho desde una cierta altura, de modo que la calle queda en un plano inferior y llega a distinguirse una esquina. Allí hay tres siluetas, dos hombres y una mujer. Todos visten ropas modernas, si bien la iluminación y adoquinado de la calle parece algo antiguo. La tercera imagen es una fotocopia de un texto de tipografía de tipo de medieval que resulta algo difícil de leer, aunque llegas a distinguir este párrafo: "dos mujeres y un hombre de aspecto extraño, con ropas desconocidas, lenguaje semejante al de la ciudad pero con variaciones probablemente extranjeras, que despertaron el interés y curiosidad de las gentes que los tomaron como una especie de magos quizá enviados por Dios, quizá por el Demonio, como castigo por los múltiples pecados del tiempo de Absalon y Swen de Roskilde".
Va a acabar con todos, no le digas nada.
La voz que asalta tus pensamientos deja de tener el tono autoritario de otras veces y es ahora una súplica lejana en la que distingues... miedo.
Al cabo de unos segundos deja de nuevo la bebida en la mesa. En ese momento distingues un pequeño auricular en su oído derecho, lo que te hace imaginar que desde el otro lado del cristal te están escuchando y posiblemente le estén comentando a Fjordahl por dónde seguir. La Bestia dibuja en tus pensamientos imágenes sangrientas en las que la estirada rubia termina desangrada en un festival de violencia justo en esa misma sala. Parpadeas intentando mantenerte impertérrito.
Mátala.
Otra vez la voz masculina resuena en tu cabeza. En esta ocasión pide una nueva ofrenda de sangre, si bien no es la de Job. Fjordahl te mira. En un gesto innato tragas saliva, algo totalmente innecesario pero que te permite ganar algo de tiempo para disimular tu desazón. Por la razón que sea, a esa voz que susurra en tu interior no parecen gustarle ni Job ni Fjordahl. Y sin embargo se posicionó del lado de Lindhart. Poco a poco empiezas a vislumbrar la personalidad detrás de esas palabras en tu mente.
Y, sinceramente, no termina de agradarte lo que vas descubriendo.
Vuelves de nuevo a centrarte. Fjordahl y los suyos aún tienen el destino de tu familia en sus manos. Eso te empuja a seguir hacia delante y a mantener por el momento a la Bestia a raya. Vuelves a mirar la pantalla en la que se mantiene el logotipo inmóvil.
- Deberías seguir las recomendaciones del médico. La hepatitis puede derivar no sólo en problemas físicos, sino también en delirios, alucinaciones visuales o falta de atención severa -Fjordahl parece muy segura de lo que dice, si bien sospechas que repite como un gallo lo que le deben estar cantando. Tiene pinta de muchas cosas, pero no de ser una experta sanitaria. Piensas que tiene su gracia que tengas alguno de esos efectos, si bien la enfermedad es una invención sobre la marcha de Laurent. En todo caso, no hay deje de ironía en las palabras de la mujer, por lo que sospechas que has sido lo suficientemente convincente. Bien una vez más por tu amigo Toreador, además de por ti mismo- Nos encargaremos de facilitarte el tratamiento adecuado -añade con un tono de repentina empatía.
- Pero antes... -vuelve a tomar café y, de paso, sus palabras ganan en vehemencia- debemos seguir con nuestro trabajo -Fjordahl abre una de las carpetas y te muestra tres fotocopias- ¿Reconoces estas imágenes?
Bajas la vista y observas las imágenes. Una es un boceto de un dibujo hecho con una especie de carboncillo. No te cuesta mucho reconocerte a ti mismo en las escasas líneas trazadas. Te recuerda claramente el mismo tipo de silueta que Álex os enseñó hace algunas semanas a Laurent y a ti. La otra imagen es una fotografía en blanco y negro de una calle. Se ha hecho desde una cierta altura, de modo que la calle queda en un plano inferior y llega a distinguirse una esquina. Allí hay tres siluetas, dos hombres y una mujer. Todos visten ropas modernas, si bien la iluminación y adoquinado de la calle parece algo antiguo. La tercera imagen es una fotocopia de un texto de tipografía de tipo de medieval que resulta algo difícil de leer, aunque llegas a distinguir este párrafo: "dos mujeres y un hombre de aspecto extraño, con ropas desconocidas, lenguaje semejante al de la ciudad pero con variaciones probablemente extranjeras, que despertaron el interés y curiosidad de las gentes que los tomaron como una especie de magos quizá enviados por Dios, quizá por el Demonio, como castigo por los múltiples pecados del tiempo de Absalon y Swen de Roskilde".
Va a acabar con todos, no le digas nada.
La voz que asalta tus pensamientos deja de tener el tono autoritario de otras veces y es ahora una súplica lejana en la que distingues... miedo.
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Jasper Rohde (Jebediah_Gogorah)
Caitiff Programador
Re: Jasper Rohde
{ https://youtu.be/I_NcysUylKw?list=RD8jEotpP7I1g - Where Did You Sleep Last Night by Nirvana (Lena Hall version) }
- Veo que se le da muy bien esquivar las preguntas... - dijo con cierta sorna - Créame ...lo entiendo. Ustedes son aquí quienes ejercen la posición autoritaria. Pero verá, sus jefes, que deben estar muy contento con usted - hizo un gesto señalándose hacia su propia oreja indicándole que se había percatado de la presencia de su pinganillo. - deben saber que necesito saber algo, un contexto... ¿de que va todo esto? ¿quienen son? - señaló sobre las cuartillas - ¿Viajeros del tiempo?... ¿ilusiones?... no... no logro recordar... - se cogió las sienes con medida teatralidad.
De nuevo aquel instinto asesino. De nuevo aquella voz. Se preguntó si aquella voz en realidad era una nueva conexióon con su bestia interna. Si realmente era algo subyacente a su nueva condición, la de lunático capaz de crear ilusiones. Deseo poder agitar el velo de aquella realidad y presentarse nuevamente en un plano donde se viera con su familia, sin premuras nocturas ni agobios de supervivencia. Aunque fuera de una efimeridad contraria a la eternidad que pudiera tener por delante si cumplía con todos y cada uno de los pasos que aquel bureau le solicitaba.
Si aquello no era una voz interna, sino elementos impostados en su cabeza... ¿porque no darle algo de reprocicidad?. Se concentró y hacia sus adentros hizo una llamada. La señal que era de entrada ahora la quería de salida, y esperaba que aquella comunicación fuera de ida y vuelta. - Deja de jugar conmigo. Muestra tu rostro, cobarde, y dime claramente que quieres. Quizás así pueda ayudarte. Quizás así puedas ayudarme. Dame un lugar. Dame una hora. Y allí estaremos... tú y yo. Cara a cara. - Rohde se sentía ahora como un sicario agobiado, vendiendo sus servicios al mejor postor, sin darse cuenta que abarcar todo aquello era imposible, y menos con tal poco tiempo. La dispersión no era nada buena... "su nuevo clavo ardiendo" Job, "aquella perra corporativa" Fojhdard, "aquel detective de pasado funesto" Lindhart... "sus amigos y cuyas ausencias magnificaban cada segunda aquel sentimiento" Laurent & Alex. Tantos frentes abiertos y tan poco tiempo.
- No logro recordar, creo que es posible que hubiera visto esta imagen antes - Cogió y concentró la mirada, arrugando los ojos, en la fotocopia del boceto que un día enseñó Alex. Lo había reconocido al instante, pues Jasper no olvidaba nunca nada, pero ahora claramente se hacía el loco. Lo cogió con dos manos y lo puso a contraluz, mientras cambiaba de tema.- Sí... el tratamiento. Claro, claro... tengo que recuperarlo... me alegra que se preocupe usted por ... cough cough - Jasper tosio con disimulo, forzando que particulas de su saliva cayeran sobre el folio que mantenía, para seguidamente ponerse con rápidez, el puño sobre la boca.
- Perdón... ¿continuamos?..
- Veo que se le da muy bien esquivar las preguntas... - dijo con cierta sorna - Créame ...lo entiendo. Ustedes son aquí quienes ejercen la posición autoritaria. Pero verá, sus jefes, que deben estar muy contento con usted - hizo un gesto señalándose hacia su propia oreja indicándole que se había percatado de la presencia de su pinganillo. - deben saber que necesito saber algo, un contexto... ¿de que va todo esto? ¿quienen son? - señaló sobre las cuartillas - ¿Viajeros del tiempo?... ¿ilusiones?... no... no logro recordar... - se cogió las sienes con medida teatralidad.
De nuevo aquel instinto asesino. De nuevo aquella voz. Se preguntó si aquella voz en realidad era una nueva conexióon con su bestia interna. Si realmente era algo subyacente a su nueva condición, la de lunático capaz de crear ilusiones. Deseo poder agitar el velo de aquella realidad y presentarse nuevamente en un plano donde se viera con su familia, sin premuras nocturas ni agobios de supervivencia. Aunque fuera de una efimeridad contraria a la eternidad que pudiera tener por delante si cumplía con todos y cada uno de los pasos que aquel bureau le solicitaba.
Si aquello no era una voz interna, sino elementos impostados en su cabeza... ¿porque no darle algo de reprocicidad?. Se concentró y hacia sus adentros hizo una llamada. La señal que era de entrada ahora la quería de salida, y esperaba que aquella comunicación fuera de ida y vuelta. - Deja de jugar conmigo. Muestra tu rostro, cobarde, y dime claramente que quieres. Quizás así pueda ayudarte. Quizás así puedas ayudarme. Dame un lugar. Dame una hora. Y allí estaremos... tú y yo. Cara a cara. - Rohde se sentía ahora como un sicario agobiado, vendiendo sus servicios al mejor postor, sin darse cuenta que abarcar todo aquello era imposible, y menos con tal poco tiempo. La dispersión no era nada buena... "su nuevo clavo ardiendo" Job, "aquella perra corporativa" Fojhdard, "aquel detective de pasado funesto" Lindhart... "sus amigos y cuyas ausencias magnificaban cada segunda aquel sentimiento" Laurent & Alex. Tantos frentes abiertos y tan poco tiempo.
- No logro recordar, creo que es posible que hubiera visto esta imagen antes - Cogió y concentró la mirada, arrugando los ojos, en la fotocopia del boceto que un día enseñó Alex. Lo había reconocido al instante, pues Jasper no olvidaba nunca nada, pero ahora claramente se hacía el loco. Lo cogió con dos manos y lo puso a contraluz, mientras cambiaba de tema.- Sí... el tratamiento. Claro, claro... tengo que recuperarlo... me alegra que se preocupe usted por ... cough cough - Jasper tosio con disimulo, forzando que particulas de su saliva cayeran sobre el folio que mantenía, para seguidamente ponerse con rápidez, el puño sobre la boca.
- Perdón... ¿continuamos?..
