El francés se quedó largamente mirando a la serpiente, durante cinco segundos que parecieron una eternidad. Su gozo se había tornado en desesperación en apenas un instante, había estado tan cerca de acariciar su objetivo que lo había saboreado. Sintió la desesperante necesidad de salir de ahí, de escapar, pero estaba rodeado y seguramente había más gente fuera, esperándole. No podían desatar una carnicería en aquel lugar.
Pensó rápidamente, su cerebro se esforzaba por encontrar salidas y con una facilidad pasmosa su rostro esbozó una sonrisa. Solo conocía dos facciones con acceso a secuaces entre las fuerzas de seguridad y dudaba que los hombres de Lindhart entraran en un pub de buenas maneras, especialmente después de ver la locura demente en la que estaban cayendo los Malkavian. Atacaban como perros rabiosos, sin hacer preguntas. No, estos tenían que ser los esbirros de los Verdaderos Daneses.
-Comprendo- Le dijo al Seguidor de Set, clavando su mirada en la suya- Creo que no entiendes la gravedad de la situación o lo que hay en juego.
Le dio un largo trago al Bloody Mary, después tendría que vomitarlo, formaba parte de sus planes. Miró a los agentes y les devolvió una amplia sonrisa, sabía cómo tratar con esta gente, no valía la pena resistirse, ni indignarse, tenía que hacerles ver que era uno de los suyos, que estaban en el mismo barco.
-Ich bin ein mitglied der Bruderschaft- dijo con aplomo, con calma deslizó el móvil al interior de su bolsillo- Wir werden den anführer sehen.
Mientras hablaba el contrabandista se envolvió de su carisma antinatural, como una capa de nobleza de plata y carmesí. Estudió el rostro de sus interlocutores, buscando signos de inmortalidad o de una vida violenta en las calles, como narices rotas, cicatrices o facciones endurecidas por un uso liberal de la brutalidad policial.
Laurent Malalt
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Re: Laurent Malalt
- Lo que tú digas -contesta el hombre mientras te empuja contra la barra y te sujeta las muñecas con fuerza al mismo tiempo que te pone con destreza unas esposas.
Notas cómo tu Bestia se agita por un momento, pero eres capaz de mantener la sangre fría suficiente para no dejarte arrastrar por tus impulsos. Una de las pocas lecciones que has seguido a rajatabla desde que atravesaste el velo de la muerte es la de reforzar tu propio autocontrol para evitar que tu naturaleza nocturna te provoque problemas mayores. En tus primeros años en la Noche has visto caer a más de un Vástago, ejecutado por auténticas estupideces derivadas de no poder mantener la correa puesta en el cuello de su Bestia interior.
Te da tiempo a observar los rostros de los policías. No tienen marcas especiales, pero respiran. No pertenecen a la Estirpe, aunque están entrenados y su infiltración en el local te hace pensar en que no son simples agentes policiales. Llegas a dirigir una última mirada a Isak, que te observa con parsimonia, impertérrito. Su rostro es imposible de leer, no te genera odio ni tampoco confianza. Te entrega a unos desconocidos captores y al mismo tiempo te envía un mensaje enigmático. Te traiciona y quizá te ayuda.
Serpientes.
Minutos después
Notas el frío exterior como un fuerte contraste con el ambiente agradable del local en el que habías quedado con Isak. Los ecos de la música latina se pierden al cerrarse la puerta reforzada que da a la calle. El hombre te va dirigiendo a ligeros empujones sin mediar palabra y le dejas hacer mientras tu cabeza va a toda velocidad. Segundos después, una vez que recorréis unos 300 metros, la mujer abre una de las puertas de la parte trasera de un 4x4 con cristales tintados y el hombre te empuja hacia el interior. Caes en un asiento acolchado y compruebas que los cristales impiden ver el exterior. Una mampara opaca te separa también de los asientos del conductor y el copiloto, por lo que en la práctica es imposible mirar afuera o tomar alguna referencia. En el interior se enciende una luz verde y mortecina que apenas ilumina el asiento y evita que quedes en una oscuridad total. Las puertas de la parte delantera del vehículo se cierran y el motor se pone en marcha.
OFF: Paro aquí por si quisieras hacer algún tipo de acción durante el trayecto.
Notas cómo tu Bestia se agita por un momento, pero eres capaz de mantener la sangre fría suficiente para no dejarte arrastrar por tus impulsos. Una de las pocas lecciones que has seguido a rajatabla desde que atravesaste el velo de la muerte es la de reforzar tu propio autocontrol para evitar que tu naturaleza nocturna te provoque problemas mayores. En tus primeros años en la Noche has visto caer a más de un Vástago, ejecutado por auténticas estupideces derivadas de no poder mantener la correa puesta en el cuello de su Bestia interior.
Te da tiempo a observar los rostros de los policías. No tienen marcas especiales, pero respiran. No pertenecen a la Estirpe, aunque están entrenados y su infiltración en el local te hace pensar en que no son simples agentes policiales. Llegas a dirigir una última mirada a Isak, que te observa con parsimonia, impertérrito. Su rostro es imposible de leer, no te genera odio ni tampoco confianza. Te entrega a unos desconocidos captores y al mismo tiempo te envía un mensaje enigmático. Te traiciona y quizá te ayuda.
Serpientes.
Minutos después
Notas el frío exterior como un fuerte contraste con el ambiente agradable del local en el que habías quedado con Isak. Los ecos de la música latina se pierden al cerrarse la puerta reforzada que da a la calle. El hombre te va dirigiendo a ligeros empujones sin mediar palabra y le dejas hacer mientras tu cabeza va a toda velocidad. Segundos después, una vez que recorréis unos 300 metros, la mujer abre una de las puertas de la parte trasera de un 4x4 con cristales tintados y el hombre te empuja hacia el interior. Caes en un asiento acolchado y compruebas que los cristales impiden ver el exterior. Una mampara opaca te separa también de los asientos del conductor y el copiloto, por lo que en la práctica es imposible mirar afuera o tomar alguna referencia. En el interior se enciende una luz verde y mortecina que apenas ilumina el asiento y evita que quedes en una oscuridad total. Las puertas de la parte delantera del vehículo se cierran y el motor se pone en marcha.
OFF: Paro aquí por si quisieras hacer algún tipo de acción durante el trayecto.
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LAURENT MALALT (Pagliacci)
Contrabandista
Re: Laurent Malalt
https://www.youtube.com/watch?v=ftm1hiXgYsA
Aquellos inútiles no parecían saber alemán, de modo que Laurent se mostró decepcionado de que su artimaña no hubiera siquiera sido entendida. Salió del local manteniendo la calma, satisfecho de alejarse de un vástago y tantos mortales ante un posible despliegue de violencia. De todos modos, cada vez estaba más seguro de que se encontraba en manos de los Verdaderos Daneses. No le habían retirado el móvil, ni cacheado en busca de armas, no le habían directamente metido una estaca de fresno en el corazón, como hubieran hecho los secuaces de Lindhart.
Le arrojaron a una celda, una prisión con ruedas y, en ese mismo instante, la duda y la desolación comenzaron a apoderarse de él. Había estado tan cerca de salvar a Kat, de escapar de todo aquello. Laurent se apoyó en la mampara mientras el todoterreno arrancaba, buscando el momento en el que todo se había derrumbado, en el que había confiado en una serpiente traicionera. En el fondo, le odiaba, como se odiaba a sí mismo. Sabía que era ser egoísta y cruel, un mercenario, que no era personal.
El francés sacó el teléfono y comenzó a teclear frenéticamente, la luz azul de la pantalla iluminaba su rostro. Primero contactó con Stefan Larson y escribió: "Los VD me han capturado y planean hacerse con el único router que queda, a fin de asumir el principado. La serpiente me ha vendido a los patricios."
Después dudó unos segundos, tratando de poner sus ideas en orden, apretó los ojos tras los párpados, buscó el contacto de Sorensen, le envió su ubicación y escribió: "La serpiente dice que los prisioneros se encuentran en la Batteriet Sixtus de Holmen, en las inmediaciones de Christiania. Los nazis me tienen retenido, actualmente estoy en un coche esposado. Agradecería alguna ayuda para escapar o que fuerais directamente a liberarla."
Ahora venía el espectáculo, trató de llamar la atención de los policías, de hacer que se detuvieran. Si hubiera estado sentado en el asiento del copiloto les hubiera vomitado encima, hubiera sacado las llaves del coche y echado a correr. Pero no, eso no era una puta opción. Tenía que tomar medidas desesperadas.
Se esforzó por echar el vómito sobre una de las ventanas, el Bloody Mary salió fluidamente de un cuerpo que no estaba dispuesto a retenerlo más, provocando un reguero alcohólico de olor pútrido, tal era el estado de su cadavérico cuerpo. El líquido se filtró por la ventana hacia la manivela del coche y empapó, incluso, parte de la mampara.
Después vino lo difícil, Laurent no quería hacerlo, pero no había otro remedio. Temblando, incluso, se obligó. Buscó entre sus ropas el maldito mechero de Jaspers, ese que tenía el símbolo de la paz y que había sacado de un mercadillo de Christiania. La yesca estaba húmeda y apenas lo había utilizado, ni siquiera tenía muy claro porqué lo guardaba. Alejándose todo lo posible, desde la otra punta del coche, prendió fuego al alcohol, esperando que detuvieran el coche o derritiera la puerta.
Aquellos inútiles no parecían saber alemán, de modo que Laurent se mostró decepcionado de que su artimaña no hubiera siquiera sido entendida. Salió del local manteniendo la calma, satisfecho de alejarse de un vástago y tantos mortales ante un posible despliegue de violencia. De todos modos, cada vez estaba más seguro de que se encontraba en manos de los Verdaderos Daneses. No le habían retirado el móvil, ni cacheado en busca de armas, no le habían directamente metido una estaca de fresno en el corazón, como hubieran hecho los secuaces de Lindhart.
Le arrojaron a una celda, una prisión con ruedas y, en ese mismo instante, la duda y la desolación comenzaron a apoderarse de él. Había estado tan cerca de salvar a Kat, de escapar de todo aquello. Laurent se apoyó en la mampara mientras el todoterreno arrancaba, buscando el momento en el que todo se había derrumbado, en el que había confiado en una serpiente traicionera. En el fondo, le odiaba, como se odiaba a sí mismo. Sabía que era ser egoísta y cruel, un mercenario, que no era personal.
El francés sacó el teléfono y comenzó a teclear frenéticamente, la luz azul de la pantalla iluminaba su rostro. Primero contactó con Stefan Larson y escribió: "Los VD me han capturado y planean hacerse con el único router que queda, a fin de asumir el principado. La serpiente me ha vendido a los patricios."
Después dudó unos segundos, tratando de poner sus ideas en orden, apretó los ojos tras los párpados, buscó el contacto de Sorensen, le envió su ubicación y escribió: "La serpiente dice que los prisioneros se encuentran en la Batteriet Sixtus de Holmen, en las inmediaciones de Christiania. Los nazis me tienen retenido, actualmente estoy en un coche esposado. Agradecería alguna ayuda para escapar o que fuerais directamente a liberarla."
Ahora venía el espectáculo, trató de llamar la atención de los policías, de hacer que se detuvieran. Si hubiera estado sentado en el asiento del copiloto les hubiera vomitado encima, hubiera sacado las llaves del coche y echado a correr. Pero no, eso no era una puta opción. Tenía que tomar medidas desesperadas.
Se esforzó por echar el vómito sobre una de las ventanas, el Bloody Mary salió fluidamente de un cuerpo que no estaba dispuesto a retenerlo más, provocando un reguero alcohólico de olor pútrido, tal era el estado de su cadavérico cuerpo. El líquido se filtró por la ventana hacia la manivela del coche y empapó, incluso, parte de la mampara.
Después vino lo difícil, Laurent no quería hacerlo, pero no había otro remedio. Temblando, incluso, se obligó. Buscó entre sus ropas el maldito mechero de Jaspers, ese que tenía el símbolo de la paz y que había sacado de un mercadillo de Christiania. La yesca estaba húmeda y apenas lo había utilizado, ni siquiera tenía muy claro porqué lo guardaba. Alejándose todo lo posible, desde la otra punta del coche, prendió fuego al alcohol, esperando que detuvieran el coche o derritiera la puerta.
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Re: Laurent Malalt
Tardaste pocos segundos en comprender el porqué no se habían tomado mayores molestias más allá de introducirte en aquel vehículo.
Los mensajes volvieron a tu teléfono debido a la falta de cobertura suficiente. Estás en una especie de jaula de Faraday rodante. Ahogas un grito de rabia. ¿Tan simple era al final?, ¿así, sin más?. Un agujero sin luz ni contacto con el exterior que se mueve en una inercia incognoscible. Tu Sire se reiría de ti. ¿Qué te creías, Laurent? Eso es exactamente lo que somos, oscuridad eres y en oscuridad te convertirás. Notas cómo la Bestia se retuerce en tu interior, sumida en la angustia y en el hambre. Pero es un hambre diferente, no es el Ansia de la Sangre, sino su propia gula por devorarte a ti mismo. Quizá ese era el destino final de los Vástagos, servir como alimento de un depredador aún mayor que además habita directamente en el interior de vuestro cuerpo.
Puta Serpiente.
Sabías que no tenías otra opción más que desatar el infierno. Un infierno que bien podía llevarte a ti mismo por delante. Pero la belleza no sólo era una cuestión de cuadros, esculturas y bailes. ¿Acaso no había belleza en el riesgo, en la épica, en el sacrificio?, ¿no era bella la pasión de jugarse todo quizá por nada?. Lo contrario no era vivir, era sobrevivir. Y estabas cansado de únicamente sobrevivir.
El olor es desagradable, pero a veces también lo bello surge de lo grotesco. En medio de aquella oscuridad tan semejante a la del útero materno, imbuido en la sensación de un nuevo renacimiento, maniobras con aquel mechero de mercadillo. Algo que vale 1 euro puede costarte la vida eterna. Con movimientos frenéticos, pero bien coordinados lo lanzas hacia la parte delantera, hacia el lugar que debe separar tu extraño habitáculo del espacio ocupado por conductor y acompañante.
Y se hizo la luz.
Al momento se prende un pequeño fuego en los restos alcohólicos que has vomitado. La Bestia emerge del interior, pero tomas las riendas con determinación, como un jinete que la domina y no como una marioneta que es dominada. El vaivén del coche se detiene, pero apenas tienes décimas de segundo para tomar una decisión... o para fallecer en un ataúd en llamas.
OFF: Cada turno la dificultad de la tirada de Coraje aumentará en 1. Es decir, en el siguiente post tendrías que hacer una a dificultad 7. La escena pasa a narrarse casi segundo a segundo, de momento has notado que el fuego ha prendido y que el coche se ha parado.
Sé que eres perfectamente consciente del peligro de la escena, pero me gusta decirlo con claridad porque Laurent puede salir en dos turnos o morir en ese mismo tiempo aproximado. En el siguiente turno no se ha extendido lo suficiente como para generar daño (más allá de que entres o no en Rötschreck), pero al partir del siguiente turno ya sí te alcanzaría si no has salido antes. El fuego en el interior del habitáculo tendría una dificultad de absorción de 8 en ese momento, subiendo en 1 cada turno y provocaría 2 niveles de Salud en el primer turno de daño y 3 a partir de ahí.
Los mensajes volvieron a tu teléfono debido a la falta de cobertura suficiente. Estás en una especie de jaula de Faraday rodante. Ahogas un grito de rabia. ¿Tan simple era al final?, ¿así, sin más?. Un agujero sin luz ni contacto con el exterior que se mueve en una inercia incognoscible. Tu Sire se reiría de ti. ¿Qué te creías, Laurent? Eso es exactamente lo que somos, oscuridad eres y en oscuridad te convertirás. Notas cómo la Bestia se retuerce en tu interior, sumida en la angustia y en el hambre. Pero es un hambre diferente, no es el Ansia de la Sangre, sino su propia gula por devorarte a ti mismo. Quizá ese era el destino final de los Vástagos, servir como alimento de un depredador aún mayor que además habita directamente en el interior de vuestro cuerpo.
Puta Serpiente.
Sabías que no tenías otra opción más que desatar el infierno. Un infierno que bien podía llevarte a ti mismo por delante. Pero la belleza no sólo era una cuestión de cuadros, esculturas y bailes. ¿Acaso no había belleza en el riesgo, en la épica, en el sacrificio?, ¿no era bella la pasión de jugarse todo quizá por nada?. Lo contrario no era vivir, era sobrevivir. Y estabas cansado de únicamente sobrevivir.
El olor es desagradable, pero a veces también lo bello surge de lo grotesco. En medio de aquella oscuridad tan semejante a la del útero materno, imbuido en la sensación de un nuevo renacimiento, maniobras con aquel mechero de mercadillo. Algo que vale 1 euro puede costarte la vida eterna. Con movimientos frenéticos, pero bien coordinados lo lanzas hacia la parte delantera, hacia el lugar que debe separar tu extraño habitáculo del espacio ocupado por conductor y acompañante.
Y se hizo la luz.
Al momento se prende un pequeño fuego en los restos alcohólicos que has vomitado. La Bestia emerge del interior, pero tomas las riendas con determinación, como un jinete que la domina y no como una marioneta que es dominada. El vaivén del coche se detiene, pero apenas tienes décimas de segundo para tomar una decisión... o para fallecer en un ataúd en llamas.
OFF: Cada turno la dificultad de la tirada de Coraje aumentará en 1. Es decir, en el siguiente post tendrías que hacer una a dificultad 7. La escena pasa a narrarse casi segundo a segundo, de momento has notado que el fuego ha prendido y que el coche se ha parado.
Sé que eres perfectamente consciente del peligro de la escena, pero me gusta decirlo con claridad porque Laurent puede salir en dos turnos o morir en ese mismo tiempo aproximado. En el siguiente turno no se ha extendido lo suficiente como para generar daño (más allá de que entres o no en Rötschreck), pero al partir del siguiente turno ya sí te alcanzaría si no has salido antes. El fuego en el interior del habitáculo tendría una dificultad de absorción de 8 en ese momento, subiendo en 1 cada turno y provocaría 2 niveles de Salud en el primer turno de daño y 3 a partir de ahí.
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LAURENT MALALT (Pagliacci)
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Re: Laurent Malalt
Como un escorpión ante el fuego, el vampiro vio florecer a la bestia surgida de sus mismas entrañas. El animal electrificó su piel, tensó su músculos, reanimó su difunto corazón. El pánico y el miedo auténtico le despertaron de su estupor y le revelaron una verdad irrebatible, quería vivir. Llevando vida robada a sus piernas, endureció sus gemelos y le propinó un patada tras otra al cristal de la luna trasera, llevado por la pura desesperación, tratando de reventarlo o desencajarlo. Aquel todoterreno no era un coche cualquiera, era una jaula y parecía destinado a convertirse en su ataúd.
[Laurent gasta un punto de voluntad (un éxito) y un punto de sangre (Fuerza) para atacar el cristal. Uso Celeridad para golpearlo 3 veces más.]
[Laurent gasta un punto de voluntad (un éxito) y un punto de sangre (Fuerza) para atacar el cristal. Uso Celeridad para golpearlo 3 veces más.]
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Re: Laurent Malalt
Pataleas con una fuerza y una velocidad sobrehumanas, consciente de que te estás jugando la vida eterna. Puedes notar el calor creciente en el momento en el que se prende parte del habitáculo, lo que te permite comprobar que la parte baja de las ventanas está forrada de una especie de cuero negro que el fuego puede devorar a toda velocidad. Tus colmillos salen al exterior al mismo tiempo que la Bestia pelea por soltarse como un perro rabioso que hubiera sido enjaulado, estirando casi literalmente tus músculos y tu piel para salir al exterior.
Es un atáud.
Eres consciente de la paradoja de poder morir en un atáud rodante al mismo tiempo qué notas cómo tu Sangre fortalece tu cuerpo y dispara tu adrenalina por puro instinto de supervivencia. Notas qué el cristal blindado cruje por tus golpes, pero no lo suficiente como para romperse. El olor a gasolina y la cercanía del fuego te llevan casi a enloquecer. Notas cómo el fuego roza tu pierna izquierda, provocándote un dolor profundo, intenso, una agonía como no habías notado nunca antes.
Huele a carne quemada.
Piensas en Kat, en Álex, en Jasper mientras tratas de escapar de esa tumba en llamas.
Huele a carne quemada y aúllas de desesperación.
OFF: -7 puntos de Sangre y -4 de FV. 2 Niveles de Salud Agravados. -1 dado a todas las acciones. Fuerza +1.
Necesarios 7 éxitos para romper el blindado (acumulados 3, el de la tirada normal que no se elimina, el de FV y el que consigues en uno de los turnos de Celeridad).
Tiradas necesarias: Coraje a dificultad 8. En caso de no superar la tirada el personaje estaría en Rötschreck. Técnicamente debería pasar a mi control, pero creo que puedes narrar tú perfectamente las acciones en esas circunstancias (ignorarías las penalizaciones, pero no podrías hacer otra cosa más que dar golpes para salir de allí).
Ahora mismo tendrías 2 éxitos acumulados frente al Rötschreck, que bajan a 1 en el siguiente turno. Si sacaras 4 éxitos lo evitarías, si sacas menos, puedes al menos decidir tu acción aunque estés al borde y si fallas o fracasas pues caerías en el Rötschreck.
Turno normal
[roll=754]3d10>=6-P[/roll]
Celeridad 1
[roll=755]3d10>=6-P[/roll]
Celeridad 2
[roll=756]3d10>=6-P[/roll]
Celeridad 3
[roll=757]3d10>=6-P[/roll]
Es un atáud.
Eres consciente de la paradoja de poder morir en un atáud rodante al mismo tiempo qué notas cómo tu Sangre fortalece tu cuerpo y dispara tu adrenalina por puro instinto de supervivencia. Notas qué el cristal blindado cruje por tus golpes, pero no lo suficiente como para romperse. El olor a gasolina y la cercanía del fuego te llevan casi a enloquecer. Notas cómo el fuego roza tu pierna izquierda, provocándote un dolor profundo, intenso, una agonía como no habías notado nunca antes.
Huele a carne quemada.
Piensas en Kat, en Álex, en Jasper mientras tratas de escapar de esa tumba en llamas.
Huele a carne quemada y aúllas de desesperación.
OFF: -7 puntos de Sangre y -4 de FV. 2 Niveles de Salud Agravados. -1 dado a todas las acciones. Fuerza +1.
Necesarios 7 éxitos para romper el blindado (acumulados 3, el de la tirada normal que no se elimina, el de FV y el que consigues en uno de los turnos de Celeridad).
Tiradas necesarias: Coraje a dificultad 8. En caso de no superar la tirada el personaje estaría en Rötschreck. Técnicamente debería pasar a mi control, pero creo que puedes narrar tú perfectamente las acciones en esas circunstancias (ignorarías las penalizaciones, pero no podrías hacer otra cosa más que dar golpes para salir de allí).
Ahora mismo tendrías 2 éxitos acumulados frente al Rötschreck, que bajan a 1 en el siguiente turno. Si sacaras 4 éxitos lo evitarías, si sacas menos, puedes al menos decidir tu acción aunque estés al borde y si fallas o fracasas pues caerías en el Rötschreck.
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Celeridad 1
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Celeridad 2
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Celeridad 3
[roll=757]3d10>=6-P[/roll]
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