Tomo la mano del caminante que me tira con firmeza para recuperar la vertical. Rápidamente intento sacudir un poco el barro de mis pesados ropajes, sin mucho éxito.
Gracias, gracias buen hombre… ¿Nuño? Me suena poco conocido como nombre de los territorios del centro de Europa, más aún para alguien que se expresa tan agradablemente en el árabe más correcto.
Hago una pequeña pausa para buscar las palabras adecuadas para explicar mis propósitos.
Los rumores de mi hijo desaparecido hace años me han traído hasta aquí, pero ya sabéis… quizás simplemente esté siguiendo una pista falsa. En las posadas siempre hay habladurías por doquier, pero cuándo la historia se repite… quizás es porque algo de verdad contenga. Caminar por el bosque cantando siempre me ha sido muy grato, pero vuestra sorpresa casi me mata.
Río de buena gana.
¿Y qué hacéis vos por aquí? Quizás también vengáis por algún rumor o quizás lo habéis escuchado.
Le digo el nombre de mi hijo.
Quizás vos habréis escuchado algo de Asad.