LARS OLSEN (Aka Lars Gustafsson)
Publicado: 29 Ago 2019, 09:18
HISTORIA
Nombre: Lars Olsen (Lars Gustafsson)
Clan: Ventrue
Edad aparente: 44 años
Lars nació en el seno de una familia adinerada. Papá Olsen era propietario de una compañía informática cuyo mayor contratista era el Ministerio de Defensa de Dinamarca. Mamá Olsen era una reputada bioquímica molecular que había abandonado la investigación por la docencia universitaria. En este ambiente llegó al mundo Lars. Su infancia fue feliz y plena, se podría decir que vivió entre algodones. Tenía una habitación llena de juguetes y peluches, en la que Papá y Mamá Olsen le leían cuentos de Thor y de Freya antes de irse a dormir.
Cuando tuvo la edad suficiente fue un colegio internado, que era un centro de educación para los hijos de los miembros de la alta sociedad danesa. Dado su coste, sólo la élite de Dinamarca tenía acceso a estas escuelas. Lars, destacó en esta etapa por sus habilidades sociales y deportivas, llegando a ser el campeón de cross del instituto durante los tres últimos años de su formación. Es en el elitista colegio donde encuentra a su más intimo y mejor confidente. Desde el primer día, del primer curso, del primer año. La complicidad que tiene con Karen Klausen comienza de inmediato y con el transcurso de los cursos y los años acaba de afianzarse hasta convertirlos prácticamente en inseparables. Si Lars se metía en un lío, Karen intentaba arreglarlo. Si los críos se metían con ella, Lars la defendía. Incluso sus familias, como las de cualquier par de niños con esa especial relación, acabaron conociéndose. Nunca acabaron de ser novios, pese a que muchos pensaban que era cuestión de tiempo. Pero ellos sabían que el lazo que les unía tenía más que ver con la afinidad entre hermanos que con los líos amorosos y la explosión hormonal que traía consigo la pubertad; y que empezaba a hacer estragos en el resto de adolescentes que conocían. De hecho, fue algo y no alguien quien separo sus caminos durante unos años.
Llegado el momento, fue a la universidad, ingresó en la Facultad de Derecho. Tras dos años de carrera, decidió que lo que mejor le convenía era terminar sus estudios en Alemania. Gracias a los contactos de su padre, no tuvo problema para matricularse en la Universidad de Heidelberg. Allí tuvo su primer contacto con grupos de extrema derecha. Abrazó el nuevo nazismo con los ojos cerrados. Él pertenecía a una raza superior, la hiperbórea, mientras que el resto de seres humanos eran seres inferiores. El Mein Kampf pasó a ser su libro de cabecera y todas las noches leía algún pasaje del mismo. Durante esta etapa de su vida conoció a una joven con la congenió rápidamente, esta es Greta Von Stauffenberg. Compartieron juntos las noches de prácticamente toda la etapa de Lars en Berlín. Este se enamoró perdidamente de ella, le parecía una mujer muy inteligente, elegante en todo lo que hacía y sobretodo, una persona con la que se sentía a gusto. Sin embargo, el danés jamás se decidió en dar el paso y jamás declaró su amor. Ella por su lado, simplemente tanteaba a Lars como posible candidato para otorgarle el abrazo.
Ya de vuelta a Dinamarca, con tan sólo 22 años, decidió que la abogacía no era lo suyo y sintió la llamada e ingresó en el cuerpo policial de Copenhague. Para Lars, la mejor manera de limpiar su patria de la escoria extranjera era desde dentro del sistema. Al poco de entrar en el cuerpo de policía, se casó, tuvo dos hijos (niño y niña) y se divorció. Todo esto en 2 años. Su mujer le echaba en cara que pasaba más tiempo en su trabajo que con su familia. Lo cual era cierto, él amaba a su trabajo. En cuanto a su familia, todo había sido una maniobra orquestada por su padre, cómo se hacía antiguamente entre clases nobles, la unión de dos familias importantes hacía la fuerza. Bueno, pues este era ese caso. La única diferencia es que, en la Edad Media, no existía el divorcio y los matrimonios eran hasta que la muerte nos separe. Este no fue el caso. Lo único bueno que sacó de la unión fueron sus dos hijos, la primogénita Henrietta y el benjamín Erik. Siempre cuidó de ellos y trató ser un buen padre, siempre que su trabajo se lo permitía acudía a los cumpleaños de ambos, cargado de regalos tratando de comprar un cariño que no le tenían a base de billetes y posesiones materiales.
Con el tiempo, pasó de ser inspector de policía a ser comisario. Con 39 años fue nombrado comisario del distrito de Frederiksberg, muchos decían que era muy joven para ocupar el puesto y la gran mayoría sospechaba que la ayuda de su padre y la lista de contactos de este tuvieron algo que ver con su ascenso. Lo cierto es que fue su intima amiga Karen Klausen que trabajaba en el Ministerio de Justicia la que dio un empujón a su a carrera policial. Por otra parte, sus hijos habían crecido y pronto había que ir pensando en enviar a la mayor a la universidad, aunque sospechaba que cuando le tocase el turno al idiota de su hijo no iba a durar ni dos asaltos; y la verdad es que el sueldo de su nuevo puesto venía muy bien.
Con el resurgimiento del movimiento nacionalista de extrema derecha se afilió al partido de extrema derecha de aquel entonces llegando a entablar una estrecha amistad con sus líderes. Estos le hicieron ver que, si se quiere llegar al poder y acabar reformando el país, lo mejor era acabar con la competencia. Y la competencia era la clase alta danesa. La mejor manera de tenerlos comiendo de su mano era que le debiesen favores. Unas veces hacía la vista gorda con sus excesos y otras, simplemente les ayudaba. Si habían incautado un barco con toneladas de cocaína, nadie iba a notar que habían desaparecido cinco o seis kilos. Si se enteraba de que a un pez gordo le picaba la nariz, Lars le ofrecía un poco de su harina incautada. Si una persona en concreto tenía un apetito sexual un tanto peculiar, él le informaba de un local que estaba siendo investigado dónde esa persona podía satisfacer sus necesidades. Si el hijo de una familia rica e influyente se había pasado de la raya, digamos que había esnifado más polvo blanco del que su corazón podía soportar y había ingerido tantas pirulas que era incapaz de distinguir la realidad de un sueño, y que todo aquel cóctel de narcóticos fluyendo por sus venas aderezado con una cantidad ingente de alcohol, le había llevado a matar a puñetazos a una prostituta albanesa, menor de edad, en el camarote del yate de papá; Lars se encargaba de ello y le cubría las espaldas. Pero también se cubría las espaldas él mismo, solía llevar algún micrófono o cámara oculta para tener pruebas con las que en el futuro pudiese chantajear a los que solicitaban su ayuda.
Durante cinco años en el puesto, consiguió una lista de contactos de lo más dispar, por un lado, conocía de sobra a los miembros de la clase alta de Copenhague y, por otro lado, conocía a la escoria que traficaba y llevaba los negocios que satisfacían los excesos de los primeros.
Es esta época cuando volvió a reencontrarse con su amor platónico universitario. Una noche que había decidido ahogar sus penas en el fondo de una botella de escocés de un selecto bar de Slotsholmen; el barman se le acercó con un cóctel colorido lleno de parafernalia. Él espetó: “Quita esa mierda de mi vista, yo no he pedido un puto circo. He pedido whisky, una puta botella del mejor whisky que tengas en el local”, a lo que el camarero respondió: ”Perdóneme caballero, ya sé lo que ha perdido. Pero, la joven que le invita al cóctel ha insistido en que le lo traiga, señor”. Al volver la vista hacía la dirección que apuntaba el camarero la vio. Obviamente, le extrañó que ella no hubiese cambiado su aspecto ni un ápice. Pasaron la noche juntos, charlaron, fumaron, bebieron (bueno, realmente, sólo bebió él) y finalmente decidieron tomar la última en la casa de Greta. Al despertarse con una resaca de espanto, desnudo en la cama de la alemana, se levantó y comprobó que Greta no estaba en el lujoso apartamento. La noche siguiente, volvió a coincidir con Greta y Lars empezó a sospechar que esta lo seguía. Esa noche, no hubo alcohol, pero fue mucho más intensa que la anterior. Greta le contó todo, que llevaba años vigilándolo y que había decidido tomarlo como su chiquillo. Esa misma noche, Lars fue abrazado con 44 años. Para su sorpresa, su gran amiga Karen, a la cual había perdido la pista, había sufrido el mismo destino y ahora era ambos hermanos de sangre.
La noche siguiente, presentó su dimisión como comisario del distrito Frederiksberg y firmó su retiro del cuerpo policial.
A lo largo de las noches venideras, Greta le enseñó todo lo que un neonato debe saber para sobrevivir en las noches danesas. Lars absorbió las enseñanzas de Greta como una esponja, siempre fue un alumno aventajado y aprendía deprisa.
Tras 30 años de no vida, su sire le había aconsejado que era el momento de volver a la vida pública. Gracias a los contactos e influencia de Greta, con una identidad nueva, Lars Olsen pasó a ser Lars Gustafsson, policía de Aarhus trasladado al grupo nocturno especial dónde también trabajaba Henrik Lindhart. Todos los papeles de su traslado estaban en regla y eran oficiales, de hecho, había en la red todo un registro de su vida. Nacido y criado en Aarhus, hijo único, padres fallecidos y sin familia ni hijos de los que cuidar. Todo el árbol genealógico de su nueva identidad era 100% rastreable hasta tres generaciones atrás. Notas académicas, fotos de su época de instituto, todo, si alguien quería investigarlo podía encontrar el rastro de la vida del agente Gustafsson al completo y sin problemas. Obviamente, las fotos habían sido manipuladas utilizando fotos verdaderas de la vida humana de Lars.
Durante estos 30 años de aprendizaje, había conocido al líder de los Verdaderos Daneses y a su mujer, con los que entabló una gran amistad. De hecho, dado que tenía conocimientos y contactos cosechados sirviendo en la policía, Lars cedía su ayuda. La colaboración era mutua, si Alfred Hauptmann necesitaba presionar a alguien, contactaba con Lars. Este por su parte buscaba en su base de datos de “cosas chungas para presionar a gente clase alta”, si daba la casualidad que tenía la grabación o fotos de esa persona en concreto, se las pasaba a Alfred. Por su parte, Alfred le puso en contacto con los hijos y nietos de los que Lars en su vida había ayudado/chantajeado con información sensible. Fue fácil volver a juego, era como montar en bicicleta y además ahora tenía de su parte los dones de la sangre.
Cuando dio el paso a la otra vida, Lars nunca se había preocupado mucho por su familia. Hasta que una noche, Greta le dijo a Lars que era hora de que él ampliase la línea de sangre. Se lo llevó de paseo una noche y le mostró a que ella decía ser la candidata perfecta, se llamaba Annelise. Le que era una chica brillante. Una joven científica especializada en Bioquímica y Biomedicina molecular. Lars meditó la situación, nunca había sido un buen padre, no creía que la no vida hubiese cambiado nada al respecto. Greta argumentó que era la prueba final para él. Tuvo que acceder, a regañadientes, pues Greta había puesto en marcha todo. En unas noches el permiso de abrazo había sido aceptado y Lars no podía echarse ya atrás. Comenzó a investigar a la joven Annelise. Lo que no le había dicho su sire es que esa mujer era su nieta biológica, algo que no sorprendió pues sabía de sobra que la alemana era una astuta manipuladora que sabía bien cómo manejar sus hilos.
Su sire no se había equivocado, Annelise era la candidata perfecta, salvo por un pequeño detalle. Su nieta se había quedado embarazada de un sucio extranjero, llamado Halil, evidentemente, Lars no iba a dejar que ese joven manchase su impoluto árbol genealógico.
El plan de Lars fue el siguiente, con la ayuda de Greta y su dinero, se hizo pasar por el CEO de una empresa científica llamada Freya Corp. La empresa era real y la propietaria era Greta. En principio Annelise, dijo que se lo pensaría y Lars insistió en realizar una reunión en los laboratorios para que saliese de dudas.
Unas noches después, tras mostrarla las instalaciones y comentarle las condiciones tanto salariales como laborales de puesto que le ofrecían, Annelise quedó prendada por las posibilidades que le ofrecía trabajar para esa empresa. Además, mientras charlaban dando un paseo por los laboratorios, ambos descubrieron que ideológicamente eran muy afines. Por otra parte, con su nieta encandilada, Lars estaba tejiendo el plan para deshacerse de Halil. Gracias a sus conocimientos y contactos delictivos, pudo contactar con un par de matones, muertos de hambre, para que atracasen a Halil. Que la situación se complicase y que se les fuera de las manos a los matones, porque se y le dieran un buen susto. Pero la cosa salió mal. Según el plan, Annelise no tenía que estar ahí y lo que tenían que hacer era asustar a Halil. Sin embargo, el resultado fue que Halil quedó en coma y Annelise perdió el bebé. Lars no pretendía que la cosa terminase así, aunque el resultado final tampoco le desagrada del todo. Trató de consolar y apoyar a Annelise. Con el paso del tiempo (meses/años), esta aceptó trabajar para Lars. Cuando empezó a trabajar en Freya Corp, la relación entre ambos empezó a ser más estrecha.
Con el paso del tiempo, Lars finalmente la abrazó, una vez que la convirtió en su chiquilla le desveló la verdad. Él era su abuelo y llevaba un tiempo vigilándola. Obviamente, la parte en la que él fue el causante de la posterior muerte de Halil y de que ella perdiese al bebé se la oculta. Lars, ayudó a su nieta Annelise a que se encargase de esos dos matones. La facilitó los expedientes policiales y la acompañó hasta el lugar dónde ajustició a ambos.
Lars es un defensor de la Camarilla y de sus Tradiciones, todo esto de la democracia le parece una broma de muy mal gusto. Deberíamos volver a los orígenes de todo. Piensa que los daneses son superiores, pero, es más, piensa que los vampiros como raza son superiores a los humanos. Pero que por mera supervivencia hay que respetar la Mascarada y que la mejor manera de hacerlo es bajo los preceptos de la Camarilla más tradicional. Piensa que se debería echar a patadas a todos esos rojos de Christiania y que ya está bien de dejarlos campar a sus anchas. Y lo mismo se debería hacer con los vástagos extranjeros, que parece que han convertido a Copenhague en una maldita ONG.
Nombre: Lars Olsen (Lars Gustafsson)
Clan: Ventrue
Edad aparente: 44 años
Lars nació en el seno de una familia adinerada. Papá Olsen era propietario de una compañía informática cuyo mayor contratista era el Ministerio de Defensa de Dinamarca. Mamá Olsen era una reputada bioquímica molecular que había abandonado la investigación por la docencia universitaria. En este ambiente llegó al mundo Lars. Su infancia fue feliz y plena, se podría decir que vivió entre algodones. Tenía una habitación llena de juguetes y peluches, en la que Papá y Mamá Olsen le leían cuentos de Thor y de Freya antes de irse a dormir.
Cuando tuvo la edad suficiente fue un colegio internado, que era un centro de educación para los hijos de los miembros de la alta sociedad danesa. Dado su coste, sólo la élite de Dinamarca tenía acceso a estas escuelas. Lars, destacó en esta etapa por sus habilidades sociales y deportivas, llegando a ser el campeón de cross del instituto durante los tres últimos años de su formación. Es en el elitista colegio donde encuentra a su más intimo y mejor confidente. Desde el primer día, del primer curso, del primer año. La complicidad que tiene con Karen Klausen comienza de inmediato y con el transcurso de los cursos y los años acaba de afianzarse hasta convertirlos prácticamente en inseparables. Si Lars se metía en un lío, Karen intentaba arreglarlo. Si los críos se metían con ella, Lars la defendía. Incluso sus familias, como las de cualquier par de niños con esa especial relación, acabaron conociéndose. Nunca acabaron de ser novios, pese a que muchos pensaban que era cuestión de tiempo. Pero ellos sabían que el lazo que les unía tenía más que ver con la afinidad entre hermanos que con los líos amorosos y la explosión hormonal que traía consigo la pubertad; y que empezaba a hacer estragos en el resto de adolescentes que conocían. De hecho, fue algo y no alguien quien separo sus caminos durante unos años.
Llegado el momento, fue a la universidad, ingresó en la Facultad de Derecho. Tras dos años de carrera, decidió que lo que mejor le convenía era terminar sus estudios en Alemania. Gracias a los contactos de su padre, no tuvo problema para matricularse en la Universidad de Heidelberg. Allí tuvo su primer contacto con grupos de extrema derecha. Abrazó el nuevo nazismo con los ojos cerrados. Él pertenecía a una raza superior, la hiperbórea, mientras que el resto de seres humanos eran seres inferiores. El Mein Kampf pasó a ser su libro de cabecera y todas las noches leía algún pasaje del mismo. Durante esta etapa de su vida conoció a una joven con la congenió rápidamente, esta es Greta Von Stauffenberg. Compartieron juntos las noches de prácticamente toda la etapa de Lars en Berlín. Este se enamoró perdidamente de ella, le parecía una mujer muy inteligente, elegante en todo lo que hacía y sobretodo, una persona con la que se sentía a gusto. Sin embargo, el danés jamás se decidió en dar el paso y jamás declaró su amor. Ella por su lado, simplemente tanteaba a Lars como posible candidato para otorgarle el abrazo.
Ya de vuelta a Dinamarca, con tan sólo 22 años, decidió que la abogacía no era lo suyo y sintió la llamada e ingresó en el cuerpo policial de Copenhague. Para Lars, la mejor manera de limpiar su patria de la escoria extranjera era desde dentro del sistema. Al poco de entrar en el cuerpo de policía, se casó, tuvo dos hijos (niño y niña) y se divorció. Todo esto en 2 años. Su mujer le echaba en cara que pasaba más tiempo en su trabajo que con su familia. Lo cual era cierto, él amaba a su trabajo. En cuanto a su familia, todo había sido una maniobra orquestada por su padre, cómo se hacía antiguamente entre clases nobles, la unión de dos familias importantes hacía la fuerza. Bueno, pues este era ese caso. La única diferencia es que, en la Edad Media, no existía el divorcio y los matrimonios eran hasta que la muerte nos separe. Este no fue el caso. Lo único bueno que sacó de la unión fueron sus dos hijos, la primogénita Henrietta y el benjamín Erik. Siempre cuidó de ellos y trató ser un buen padre, siempre que su trabajo se lo permitía acudía a los cumpleaños de ambos, cargado de regalos tratando de comprar un cariño que no le tenían a base de billetes y posesiones materiales.
Con el tiempo, pasó de ser inspector de policía a ser comisario. Con 39 años fue nombrado comisario del distrito de Frederiksberg, muchos decían que era muy joven para ocupar el puesto y la gran mayoría sospechaba que la ayuda de su padre y la lista de contactos de este tuvieron algo que ver con su ascenso. Lo cierto es que fue su intima amiga Karen Klausen que trabajaba en el Ministerio de Justicia la que dio un empujón a su a carrera policial. Por otra parte, sus hijos habían crecido y pronto había que ir pensando en enviar a la mayor a la universidad, aunque sospechaba que cuando le tocase el turno al idiota de su hijo no iba a durar ni dos asaltos; y la verdad es que el sueldo de su nuevo puesto venía muy bien.
Con el resurgimiento del movimiento nacionalista de extrema derecha se afilió al partido de extrema derecha de aquel entonces llegando a entablar una estrecha amistad con sus líderes. Estos le hicieron ver que, si se quiere llegar al poder y acabar reformando el país, lo mejor era acabar con la competencia. Y la competencia era la clase alta danesa. La mejor manera de tenerlos comiendo de su mano era que le debiesen favores. Unas veces hacía la vista gorda con sus excesos y otras, simplemente les ayudaba. Si habían incautado un barco con toneladas de cocaína, nadie iba a notar que habían desaparecido cinco o seis kilos. Si se enteraba de que a un pez gordo le picaba la nariz, Lars le ofrecía un poco de su harina incautada. Si una persona en concreto tenía un apetito sexual un tanto peculiar, él le informaba de un local que estaba siendo investigado dónde esa persona podía satisfacer sus necesidades. Si el hijo de una familia rica e influyente se había pasado de la raya, digamos que había esnifado más polvo blanco del que su corazón podía soportar y había ingerido tantas pirulas que era incapaz de distinguir la realidad de un sueño, y que todo aquel cóctel de narcóticos fluyendo por sus venas aderezado con una cantidad ingente de alcohol, le había llevado a matar a puñetazos a una prostituta albanesa, menor de edad, en el camarote del yate de papá; Lars se encargaba de ello y le cubría las espaldas. Pero también se cubría las espaldas él mismo, solía llevar algún micrófono o cámara oculta para tener pruebas con las que en el futuro pudiese chantajear a los que solicitaban su ayuda.
Durante cinco años en el puesto, consiguió una lista de contactos de lo más dispar, por un lado, conocía de sobra a los miembros de la clase alta de Copenhague y, por otro lado, conocía a la escoria que traficaba y llevaba los negocios que satisfacían los excesos de los primeros.
Es esta época cuando volvió a reencontrarse con su amor platónico universitario. Una noche que había decidido ahogar sus penas en el fondo de una botella de escocés de un selecto bar de Slotsholmen; el barman se le acercó con un cóctel colorido lleno de parafernalia. Él espetó: “Quita esa mierda de mi vista, yo no he pedido un puto circo. He pedido whisky, una puta botella del mejor whisky que tengas en el local”, a lo que el camarero respondió: ”Perdóneme caballero, ya sé lo que ha perdido. Pero, la joven que le invita al cóctel ha insistido en que le lo traiga, señor”. Al volver la vista hacía la dirección que apuntaba el camarero la vio. Obviamente, le extrañó que ella no hubiese cambiado su aspecto ni un ápice. Pasaron la noche juntos, charlaron, fumaron, bebieron (bueno, realmente, sólo bebió él) y finalmente decidieron tomar la última en la casa de Greta. Al despertarse con una resaca de espanto, desnudo en la cama de la alemana, se levantó y comprobó que Greta no estaba en el lujoso apartamento. La noche siguiente, volvió a coincidir con Greta y Lars empezó a sospechar que esta lo seguía. Esa noche, no hubo alcohol, pero fue mucho más intensa que la anterior. Greta le contó todo, que llevaba años vigilándolo y que había decidido tomarlo como su chiquillo. Esa misma noche, Lars fue abrazado con 44 años. Para su sorpresa, su gran amiga Karen, a la cual había perdido la pista, había sufrido el mismo destino y ahora era ambos hermanos de sangre.
La noche siguiente, presentó su dimisión como comisario del distrito Frederiksberg y firmó su retiro del cuerpo policial.
A lo largo de las noches venideras, Greta le enseñó todo lo que un neonato debe saber para sobrevivir en las noches danesas. Lars absorbió las enseñanzas de Greta como una esponja, siempre fue un alumno aventajado y aprendía deprisa.
Tras 30 años de no vida, su sire le había aconsejado que era el momento de volver a la vida pública. Gracias a los contactos e influencia de Greta, con una identidad nueva, Lars Olsen pasó a ser Lars Gustafsson, policía de Aarhus trasladado al grupo nocturno especial dónde también trabajaba Henrik Lindhart. Todos los papeles de su traslado estaban en regla y eran oficiales, de hecho, había en la red todo un registro de su vida. Nacido y criado en Aarhus, hijo único, padres fallecidos y sin familia ni hijos de los que cuidar. Todo el árbol genealógico de su nueva identidad era 100% rastreable hasta tres generaciones atrás. Notas académicas, fotos de su época de instituto, todo, si alguien quería investigarlo podía encontrar el rastro de la vida del agente Gustafsson al completo y sin problemas. Obviamente, las fotos habían sido manipuladas utilizando fotos verdaderas de la vida humana de Lars.
Durante estos 30 años de aprendizaje, había conocido al líder de los Verdaderos Daneses y a su mujer, con los que entabló una gran amistad. De hecho, dado que tenía conocimientos y contactos cosechados sirviendo en la policía, Lars cedía su ayuda. La colaboración era mutua, si Alfred Hauptmann necesitaba presionar a alguien, contactaba con Lars. Este por su parte buscaba en su base de datos de “cosas chungas para presionar a gente clase alta”, si daba la casualidad que tenía la grabación o fotos de esa persona en concreto, se las pasaba a Alfred. Por su parte, Alfred le puso en contacto con los hijos y nietos de los que Lars en su vida había ayudado/chantajeado con información sensible. Fue fácil volver a juego, era como montar en bicicleta y además ahora tenía de su parte los dones de la sangre.
Cuando dio el paso a la otra vida, Lars nunca se había preocupado mucho por su familia. Hasta que una noche, Greta le dijo a Lars que era hora de que él ampliase la línea de sangre. Se lo llevó de paseo una noche y le mostró a que ella decía ser la candidata perfecta, se llamaba Annelise. Le que era una chica brillante. Una joven científica especializada en Bioquímica y Biomedicina molecular. Lars meditó la situación, nunca había sido un buen padre, no creía que la no vida hubiese cambiado nada al respecto. Greta argumentó que era la prueba final para él. Tuvo que acceder, a regañadientes, pues Greta había puesto en marcha todo. En unas noches el permiso de abrazo había sido aceptado y Lars no podía echarse ya atrás. Comenzó a investigar a la joven Annelise. Lo que no le había dicho su sire es que esa mujer era su nieta biológica, algo que no sorprendió pues sabía de sobra que la alemana era una astuta manipuladora que sabía bien cómo manejar sus hilos.
Su sire no se había equivocado, Annelise era la candidata perfecta, salvo por un pequeño detalle. Su nieta se había quedado embarazada de un sucio extranjero, llamado Halil, evidentemente, Lars no iba a dejar que ese joven manchase su impoluto árbol genealógico.
El plan de Lars fue el siguiente, con la ayuda de Greta y su dinero, se hizo pasar por el CEO de una empresa científica llamada Freya Corp. La empresa era real y la propietaria era Greta. En principio Annelise, dijo que se lo pensaría y Lars insistió en realizar una reunión en los laboratorios para que saliese de dudas.
Unas noches después, tras mostrarla las instalaciones y comentarle las condiciones tanto salariales como laborales de puesto que le ofrecían, Annelise quedó prendada por las posibilidades que le ofrecía trabajar para esa empresa. Además, mientras charlaban dando un paseo por los laboratorios, ambos descubrieron que ideológicamente eran muy afines. Por otra parte, con su nieta encandilada, Lars estaba tejiendo el plan para deshacerse de Halil. Gracias a sus conocimientos y contactos delictivos, pudo contactar con un par de matones, muertos de hambre, para que atracasen a Halil. Que la situación se complicase y que se les fuera de las manos a los matones, porque se y le dieran un buen susto. Pero la cosa salió mal. Según el plan, Annelise no tenía que estar ahí y lo que tenían que hacer era asustar a Halil. Sin embargo, el resultado fue que Halil quedó en coma y Annelise perdió el bebé. Lars no pretendía que la cosa terminase así, aunque el resultado final tampoco le desagrada del todo. Trató de consolar y apoyar a Annelise. Con el paso del tiempo (meses/años), esta aceptó trabajar para Lars. Cuando empezó a trabajar en Freya Corp, la relación entre ambos empezó a ser más estrecha.
Con el paso del tiempo, Lars finalmente la abrazó, una vez que la convirtió en su chiquilla le desveló la verdad. Él era su abuelo y llevaba un tiempo vigilándola. Obviamente, la parte en la que él fue el causante de la posterior muerte de Halil y de que ella perdiese al bebé se la oculta. Lars, ayudó a su nieta Annelise a que se encargase de esos dos matones. La facilitó los expedientes policiales y la acompañó hasta el lugar dónde ajustició a ambos.
Lars es un defensor de la Camarilla y de sus Tradiciones, todo esto de la democracia le parece una broma de muy mal gusto. Deberíamos volver a los orígenes de todo. Piensa que los daneses son superiores, pero, es más, piensa que los vampiros como raza son superiores a los humanos. Pero que por mera supervivencia hay que respetar la Mascarada y que la mejor manera de hacerlo es bajo los preceptos de la Camarilla más tradicional. Piensa que se debería echar a patadas a todos esos rojos de Christiania y que ya está bien de dejarlos campar a sus anchas. Y lo mismo se debería hacer con los vástagos extranjeros, que parece que han convertido a Copenhague en una maldita ONG.