La señora Leo os sube unas tazas de té humeante a la habitación de Serault para que os centréis en ese proyecto tan importante que tienen entre manos, gesto que su huésped agradece con su habitual efusividad cortés. Todos habéis vuelto a ser convocados 24 horas después a la pensión. Al parecer, el Principado fue muy efectivo tapando el incidente del aparcamiento, y el dispositivo de seguridad que sigue al hijo del cónsul chino no ha cancelado su salida de los viernes (esto es, mañana) a la Macrodiscoteca España, muy cercana a esa zona. Toda la información que está encima de la mesa la ha reunido Serault de varias fuentes, entre ellas el contanto de Elisa Tabloada, Joan (que trabaja en la España), con el que os reunisteis ayer.
QUÉ BUSCÁIS
Serault quiere obtener TRES viales de la sangre del hijo del cónsul en Barcelona de la República Popular China, un joven de 17 años llamado Li Chen, recogidos en los artefactos que sabéis que usa el traficante para preservar la sangre durante períodos prolongados.
Li está en Barcelona con su padre durante unas semanas para estudiar español, aunque habitualmente resida en Beijing con su madre. Por tanto, esta es una oportunidad única para Serault de hacerse con una sangre que habitualmente está fuera de su alcance (a nada que alguno de vuestros PJs sepa algo sobre los kue-jin, entenderá que esa inaccesibilidad no es sólo geográfica). La familia Chen fue identificada como portadora potencial de una vitae de alta calidad por Serault cuando la madre se realizó una pequeña operación en Amsterdam el verano pasado (al parecer, Serault emplea datos de análisis médicos para identificar a individuos de interés, aunque la información que os pasa al respecto es vaga). A diferencia de María Donoso, Serault no sabe si la sangre de Chen será realmente especial, dado que nunca ha tenido oportunidad de probarla.
QUIÉN ES LI CHEN
Li está en Barcelona estudiando español en los cursos de verano de la Universidad Autónoma. El motivo oficial del viaje es el académico, y al parecer el chico se aplica en sus clases diurnas, aunque con un resultado modesto. Por el día va de la clase a la embajada, con alguna visita turística ocasional, pero los fines de semana su padre consiente que vaya los viernes por la noche a la Macrodiscoteca España.
Por el testimonio que os proporciona Joan, Li parece que aprovecha estos momentos de libertad para divertirse... bueno, como lo hace un chico de 17 años sometido a una estricta vigilancia familiar el resto del tiempo, tampoco esperéis Sodoma y Gomera. Bebe bastante (y enseguida se emborracha), baila muy torpemente, charla con los compañeros chinos del curso con los que queda, y a veces participa en una timba de póker que se realiza en unos pequeños salones privados de la discoteca. Que Joan sepa, no consume drogas.
LA DISCOTECA ESPAÑA
La España es una macrodiscoteca situada a las afueras de Barcelona especialmente popular entre los niños pijos de papá de la ciudad condal. Los hijos de empresarios, políticos, diplomáticos recalan en alguna de sus cuatro salas temáticas (Gaudí, Mediterráneo, Montera y Xenon) todos los fines de semana, en la que se pueden llegar a juntar casi un millar de personas. Es particularmente popular entre la clase alta por su estándar de seguridad, que garantiza tanto la protección como la discreción de la clientela. Esperad, por tanto, encontrar los problemas habituales de uno de estos locales de ocio, pero triplicados: acceso restringido a gente con invitación, cacheos para detectar armas y otros objetos prohibidos, presencia de abundante personal de seguridad en todas las salas, videovigilancia omnipresente,
EL SÉQUITO
Cheng viaja siempre a la discoteca en un coche de la delegación diplomática china (sin indicativos, pero con localizador de posición y otros dispositivos de seguridad, nivel servicio secreto chino) acompañado de cuatro guardaespaldas, probablemente armados y bien entrenados, que se van turnando de dos en dos para controlar al chico en todo momento. Además, suele invitar a dos o tres amigos chinos de su curso de español para que le acompañen en sus excursiones nocturnas: Kang, el hijo de un empresario chino con un montón de tiendas en la región, Po, una chica de aspecto de empollona y Zhao, del que Serault no tiene más datos.
La comitiva china suele cumplir un horario muy regular: llegan sobre las 22 al aparcamiento de la discoteca, entran por el acceso VIP, llegan a la sala de baile de elección del chico, de la que habitualmente no se mueven en el resto de la noche, piden bebidas, primero en la barra común, bailan un rato, se suben a un reservado de lujo en el que vuelven a pedir combustible, y dependiendo de cómo de borracho esté Li, vuelven a bailar, se quedan charlando en el reservado o bajan a una zona privada de la discoteca a jugar unas manos de póker con apuestas elevadas entre clientes y empleados del local. Habitualmente a la 1 de la madrugada ya están de vuelta en el coche camino del consulado.
LA OPERACIÓN
Es crítico que durante la noche vuestra actividad no se traduzca en un enfrentamiento abierto, o mucho peor llegue a afectar a la Mascarada. Habitualmente los vástagos evitáis alimentaros o si quiera molestar al personal diplomático de las embajadas y consulados. La razón es que, de ocurrir algún incidente, es dificilísimo desmontar un conflicto internacional aún teniendo un control estricto de los gobiernos de los países afectados: hay que coordinar un operativo de personal tan enorme como preciso, además entre Principados que pueden tener poca o ninguna relación. Si además alguno de los principados involucrados no tiene un control férreo sobre las instituciones, o si como pasa en China la presencia de la Camarilla es anecdótica, es imposible si quiera empezar a reconducir la situación. Ni que decir tiene que una rotura de la Mascarada de esta magnitud es causa de ejecución sumarísima en Barcelona. Por lo tanto, la necesidad de que la cosecha de vitae se haga de manera discreta no puede ser exagerada.
Vuestros planes tendrán que incluir (o improvisar) medidas para acceder a la discoteca, burlar la vigilancia de cámaras y personal del establecimiento, aislar a Li de sus guardaespaldas, y obtener su vitae sin que después recuerde nada (o nada comprometedor). Emborracharle (mucho) o drogarle no es una opción (Serault os comenta que la taumaturgia de los viales elimina pequeñas cantidades de alcohol y otros tóxicos, pero que una cantidad excesiva echaría a perder el sabor de la sangre). Por si esto fuera poco, los tres viales que Serault quiere que rellenéis están en el límite de lo que podría dañar la salud de un mortal