602a En un caserón del pueblo de Riosequillo

#21

Tirada Instinto:

► Mostrar Spoiler

Miriam nota como la bestia ruge desde su interior para tomar el control, pero la gangrel, consigue domar a la bestia durante un instante como nunca antes había logrado. Miriam se avalanza sobre el cuello de la perra y se alimenta brutalmente de su cuello hasta dejarla seca.

Tirada para alimentarme:

► Mostrar Spoiler

Off:

► Mostrar Spoiler

A medida que la sangre de la mujer que la habia disparado fue entrando por la garganta, la bestia interior de Miriam se relajó a la vez que su sed cesó. Miriam se levantó, apartó el cuchillo que tenía clavado en la espalda y poco a poco su piel fue cerrando la pequeña herida que le había provocado. La gangrel notó como su camisa se enganchava a su cuerpo y al observarla vió que ésta se encontraba llena de sangre, su propia sangre. Se arrancó la camisa de un tirón y la tiró a una esquina, ésta cayó cerca del cuerpo de la chica que acababa de matar. Pudo observar entonces que esa era la chica que le había abierto la puerta. No sintió ninguna lástima por su desenlace ya que ella ya les había advertido de que no se andaba con tonterías.

Fue entonces cuando vió a su primera victima echa trizas en el suelo, el tipo con la careta de cerdo. "Que inapropiado...". En la oscuridad iluminada por dos farolillos rojos procedentes de los ojos de la gangrel, se la podia ver agachandose sobre los restos del mortal y alimentandose de el hasta sentirse completamente saciada. Cuando terminó, la gangrel, vestida con la falda vaquera y un sujetador sencillo de color burdeos, se limpió los restos de vitae de la cara y puso su mirada en la puerta de entrada a la casa. Se dirigió hacia ella y le dió un patadon definitivo para echarla abajo, después salió de la casa completamente alerta y observó la fachada de la casa.

Tirada Percepción + Alerta:

► Mostrar Spoiler

Recuento:

► Mostrar Spoiler

#22

- Es mejor de lo que nunca habría poder soñado... - fue la última frase de Mariajo antes de que un acople anunciara que había cortado el micrófono en el sistema de audio de la particular vivienda.

En el interior de la casa seguía atronando esa música electrónica, y mientras te aseabas, vigilando de reojo las distintas puertas para evitar que volvieran a pillarte por sorpresa, no pudiste evitar reflexionar un poco para entender el trance que acababas de sufrir. Esta vez había sido... diferente. Cuando atacaste a Ariadne era como si una voluntad ajena a ti te hubiera sustituido en tu cabeza durante esos minutos, al punto de que luego te costó recordar el episodio. En la reunión de clan, cuando volviste a sufrir el descontrol, la sensación de pérdida de control había sido similar. En cambio, en esta ocasión, había habido una cierta comunión. Tu consciencia no había sido sustituida por otra ajena, dominada. No, tu habías controlado cada uno de los garrazos y las succiones y los rugidos al lado de esa naturaleza animal. No había habido un sometimiento a la Bestia, si no un... entendimiento. Era una sensación iluminadora.

La puerta saltó de su quicio impactando contra una de las motocicletas, que cayó al suelo de lado. En apariencia todo estába como lo habías dejado. Con la mayor claridad de la noche volviste a revisar la fachada principal de la vivienda: un muro en apariencia firme, dos ventanas tapiadas a ambos extremos de la casa, en la planta baja, y tres ventanas más, aproximadamente equidistantes, en la planta superior de la vivienda, cerradas con rejas y persianas.

Spoiler:

► Mostrar Spoiler

#23

Tiradas:

► Mostrar Spoiler

Una calida brisa acarició el torso semidesnudo de la gangrel, que a su vez, debido al poder de la sangre estaba más definido que de costumbre. Sus abdominales estaban definidos, los músculos de sus brazos parecían estar luchando por salir de la fina piel de Miriam. En estos momentos Miriam había olvidado la ermita, la coterie y lo que estaba haciendo aqui. Estaba centrada en llegar hasta Mariajo y hacerla cantar, si no, se arrepentiria de haberla retado a venir.

Miriam clavó sus garras en la fachada y con paso firme empezó a trepar por ella. Se dirigió a la ventana que tenía a la izquierda con la intención de arrancar la verja y después la ventana.

#24

Detectas un movimiento en la ventana hacia la que te dirijes, como si alguien hubiera dejado caer la persiana de un golpe. Probablemente esa misma persona grita algo dentro de la casa, pero por el efecto atronador de la música no distingues las palabras. Te da igual, porque cada vez te sientes más eufórica y segura de ti misma. La verja de barrotes negros vuela 10 metros hacia trás, impactando contra el tejado de la casa más cercana. Y no te cuesta más de 10 segundo destrozar a garrazos la persiana reduciendola a tiras de plástico. De un salto te plantas en la habitación. Es un dormitorio pequeño. Un somier metálica sin colchón y un armario destartalado son los únicos componentes evidentes. La misma música atronadora que en el primer piso, la misma oscuridad. Hay una sola puerta de entrada, que está abierta...

Spoiler:

► Mostrar Spoiler

#25

Tirada Habitación 1:

► Mostrar Spoiler

Miriam echa un vistazo simple en la habitación y al no haber victimas se dispone a salir de la habitación hacia la siguiente sala. Pero Miriam recordó donde se habían escondido sus dos anteriores victimas y no tenía ganas de recibir otro balazo en la espalda. Por lo que pasó a la siguiente habitación pegando su espalda a una de las paredes para protegerse o dependiendo de lo que hubiera dentro, se intentaria parapetar para calcular bien sus siguientes pasos.

Tirada Habitación 2:

► Mostrar Spoiler

#26

Spoiler:

► Mostrar Spoiler

Fue la precaución de ir guardándote las espaldas la que te salvó de pisar un enorme cepo de caza que alguien había atado con una cadena al oxidado somier metálico. Rectificando el paso en el último momento con un agil salto, dejaste atrás las fauces metálicas que alguien había dispuesto en el suelo, y revisaste bien lo que te ofrecía lo que resultó ser un pasillo, tanto a un lado como a otro. A la izquierda, casi enfrente de la puerta por la que estabas saliendo, tenías el final de las escaleras que conectaban la planta baja con este piso, así como el inicio del pasillo con una puerta semiabierta, a apenas un par de metros. A la derecha se desplegaba todo el pasillo, unos veintemetros en oscuridad total en la que sin embargo tu distinguiste sin dificultad alguna una figura al final de pasillo con una careta de lobo que apuntaba en tu dirección con un arma larga, con un reluciente cañón negro. Antes de llegar a ese final, dos puertas a cada lado del pasillo permanecían en distintos estados de apertura. En la más próxima al final, un par de metros por delante del tirador, medio perfil humano y careta de oveja con, en este caso, un hacha de bombero, parecía esperar tu movimiento.

Spoiler:

► Mostrar Spoiler

#27

La gangrel se enfadó mucho al ver la trampa, aunque fue lo suficiente astuta como para esquivarla, recordó a aquella hembra de zorro que murió por culpa una como esa. La impotencia de ver como se moría y con ella sus crias hizo que la bestia atacara a Ariadne. Miriam volvió rápidamente en si, no tenía tiempo para ponerse a pensar ahora mismo en esas cosas, no podía perder el control. No sabía bien el motivo pero después de secar a los dos de antes, se encontraba muy eufórica y acelerada. Era una sensación muy rara que nunca había experimentado.

Miriam corrió hacia la derecha lo más rápido que pudo medio encorbada para dificultar la punteria del tipo del fondo y entrar embistiendo si fuera necesario, la primera puerta de la izquierda. La gangrel no era estúpida por lo que se esperaba una trampa igual que la anterior nada más entrar por lo que trataría de no avanzar demasiado hasta que no tuviera claro lo que habia dentro de la habitación.

Tiradas:

► Mostrar Spoiler

#28

Como una exhalación Miriam dio un salto hacia el pasillo y zigzageando y bajando la cabeza embistió contra la puerta semiabierta de la estancia, que se abrió sin ejercer ninguna resistencia. La gangrel no llegó a oir el disparo, saturada como estaba la escena del machacón ritmo electrónico (parecía que había altavoces en todas las habitaciones) pero de nuevo sintió una punzada agudísima de dolor en el pecho que hizo que apretara los dientes con rabia.

Spoiler:

► Mostrar Spoiler

Sin detenerse a evaluar demasiado el daño (era otro tiro limpio que le había atravesado el pecho rozandole el corazón... suerte que no lo usara mucho aquellas noches) la gangrel revisó la estáncia de un vistazo relámpago. Era una habitación con las paredes completamente recubiertas de plásticos, y con una camilla de hospital y material quirurgico, de aspecto no especialmente pulcro, en el centro. Unos maniquíes apoyados contra la pared eran el único mobiliario adicional. Había una nueva puerta (cerrada) que se abria en la pared de la izquierda.

Spoiler:

► Mostrar Spoiler

#29

Miriam colocó uno de los maniquíes frente al marco de la puerta, pensando que si alguien entrase o quisiera dispararle tendría más dificultades para acertar. Arrancó la persiana y las rejas de la ventana y salió por la ventana buscando lo que intuia que pudiera ser la ventana de la puerta del fondo a la izquierda (nº5).

Tiradas:

► Mostrar Spoiler

Edito: Olvidé decir que mientras hago eso, me curo. (12/14)

#30

Colgándose del borde superior del marco interno de la ventana un par de patadas fueron suficientes para que tres de los barrotes saltaran, dejando sufieciente espacio para que Miriam volviera a repetir la estrategia de emplear sus garras como piolets de escalada y desplazándose en agilmente en horizontal hasta la siguiente ventana. En esta ocasión, le resultó más sencillo abrir los barrotes, doblándolos para que dejaran paso a su garra derecha, con la que intentó hacer a su vez un agujero en la persiana. En ese momento sintió un nuevo picotazo en su cuerpo, en concreto en su hombro, pero menos doloroso.

Spoiler:

► Mostrar Spoiler

A través de los restos de persiana Miriam comprobó que esta habitación era diferente a las del resto de la casa. No estaba cubierta de plástico, y la pequeña cama que se apilaba a un lado tenía un colchón y un juego de sábanas limpio. Lo más llamativo, sin embargo, junto con un par de bolsas de deporte con ropa y otros objetos de viaje, era el par de portátiles sobre una mesa que mostraban la señal de visión nocturna de toda una serie de cámaras que estos tipos parecían haber distribuido por toda la vivienda. Junto a ellos, como si acabara de comprobarlos, un tipo diferente a los dos anteriores, esta vez más bajo y corpulento, y con su correspondiente máscara de conejo.

Spoiler:

► Mostrar Spoiler