Publicado: 22 Jul 2018, 17:23
La camarera de la voz infantil se quedó helada cuando empezaste a medio ladrar y gruñir. Aunque estabas atenta en los animales, dabas por seguro que varias cabezas del local se habían girado hacia ti. Sin embargo, los dos galgos respondieron con un par de ladridos secos ("Proteger...familia...desconocidos") en referencia al abuelo, y aunque uno de ellos siguió vigilando con mirada desconfiada, el otro te empezó a lamer la mano, amistoso. Ambos parecían animales sanos y felices.
- Es... es un ansiolítico fuerte, o una mierda similar... - te dijo la camarera, al ver que mirabas la pastilla, casi como disculpándose - les deja algo dormidos, pero es mejor eso que entren en un período de agitación por la demencia: tiemblan, lloran.... lo pasan fatal... a mi abuela le dabamos algo similar...
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No estabas acostumbrada a tratar con enfermos ni personas mayores, así que de forma muy insegura volviste a ofrecerle la pastilla al anciano, casi introduciéndosela en la boca mientras la chica le susurraba alguna palabra suave al oído. Un trago de un pequeño vaso de cristal con agua parece que culminó con éxito vuestra estrategia.
- Venga, señor Tomás - aunque no eras la mejor descifrando gestos en la gente en este caso no te hizo falta para entender el suspiro de alivio de la camarera y su mirada de agradecimiento - en un ratito se sentará mejor, ya verá... y ahora viene su hijo a...
- LA PUTA DE BABILONIA ESTÁ MONTADA EN UN DRAGÓN DE SIETE CABEZAS QUE SE DEVORAN LAS UNAS A LAS OTRAS CON UN ODIO ETERNO Y LA CERTEZA DE QUE NUNCA PODRÁN SEPARARSE - el anciano había dado un salto hacia ti con una fuerza que no parecía posible hasta hace un momento, y con sus ojos grises clavados en los tuyos te escupía las palabras con un aliento fétido y denso - PERO ES LA RAMERA QUE LO CABALGA, QUIEN DECIDE QUIEN VIVE Y QUIEN MUERE y vendrá en la séptima noche del séptimo año del séptimo milenio... y ni los demonios que no ven la luz del día estarán a salvo... e irá sus casas y refugios a tomar a cada primogénito ... a ungirse con su sangre... desconfiad, desconfiad, desconfiad... - con el mismo ímpetu con el que había saltado de su silla el hombre se desplomó de nuevo sobre ella, vacio de fuerzas, y con un hilo de baba colgando de la comisura de unos labios que seguían moviéndose, pero ahora era imposible saber que decían. Los perros, que habían ladrado asustados en un primer momento, empezaron a lamerle ahora a el sus manos, en un intento animal de reconfortarle.
- Ah... lo siento - se disculpó de nuevo la chica, con la cara blanca - a veces hace esas cosas, aunque habitualmente se le entiende menos... creo que fue pastor evangélico de joven, o testigo de jehová o algo así, y se sabe pasajes religiosos de memoria, jejeje ¿menudo susto, no? - remató la frase, como para convencerse a ella misma de que no había sido para tanto.
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Al girar la segunda esquina del local, ya con el vaso por la mitad, viste a Mariajo y Alejo conversando, la primera mirando su móvil, el segundo acabandose el pitillo. Aunque intentaste escuchar de que estaban hablando, en seguida empezaron a caminar hacia tí, en principio de manera casual y despreocupada.
- ... yo creo que sí que nos devuelven la fianza, tía, no pueden ser tan siesos - iba diciendo Alejo, al que se le fue de forma no muy disimulada la mirada al contenido de tu vaso - ¿todavía vas así, Clara? Mira que hasta que no te la acabes no te decimos las buenas nuevas...
- No seas gilipollas, Alejo - le reprendió suave la mujer - Además tenemos buenas y malas noticias. Las buenas son que mi abuela dice que sí se acuerda de la Ermita de los Desamparados y de su imagen, la Virgen esa que venció a un dragón; incluso dice que me llevó de cría, aunque yo no me acuerdo - Mariajo se encongió de hombros, aparentemente sincera - Y además no puede estar muy lejos, porque se iba en burro o caminando, y el pueblo de mi abuela está aquí al lado.
- Ves tía, te lo dije, ¡buenas noticias! - Alejo se puso a tu lado y te pasó la mano por encima del hombro, cordial. Demasiado cordial.
- La mala noticia - siguió la mujer - es que no he sido capaz de entender sus indicaciones para llegar. Mi abuela tiene la cabeza bastante bien, vive sola y es autónoma aún y tal, pero no se aclara mucho por el teléfono, y tampoco entiende de las carreteras que hay por la zona, ella siempre ha ido a pie a todos lados por caminitos de tierra. Así que tendríamos que acercarnos para hablar con ella, y a ver si con un mapa de la zona delante nos sabe decir algo más claro. Yo creo que sí, pero... tampoco te lo puedo asegurar, siendo totalmente sincera, Clara. Es lo más que te podría ofrecer.
- ¡Claro que sí, tía - Alejo te dió un par de palmaditas amistosas en el hombro - todos nosotros teníamos un hostal reservado en Albox para pasar la noche, pero podemos ir los tres al pueblo de la yaya de Mariajo a pasar la noche, que se tarda media hora...
- ... ahora de noche, casi una hora; y sí, la casa del pueblo es grande y le sobran dormitorios, podríamos dormir allí los tres, mi abuela encantada... - le corrigió Mariajo, aparentemente resignada a un plan que le causaba menos entusiasmo que a su amigo.
- ...pues eso, en 40 minutos nos plantamos allí, la abuela nos da un buen papeo, nos enteramos de donde está esa iglesia tuya de los fantasmas, y ya dormimos ahí y todo ¡planazo! Pero antes te terminas la copa, ¿eh? ¿Que me dices?
Mariajo y Alejo te miraron, esperando tu decisión.
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