601b De vuelta a F&F (Frialdad y Fidelidad)

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Jebediah_Gogorah
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#1

Mensaje por Jebediah_Gogorah » 21 Ago 2018, 22:37

{ https://www.youtube.com/watch?v=_G_Qg_o2kas&t=0s - A song for the lovers by Richard Ashcroft }
El eco metálico de la puerta de aquel coche con el que había aparecido el paria francés, resonó "como un signo de interrogación" que diría el gran Sabina. Nadie podía garantizar que la coterie volviera a reunirse mañana. Y con esa sensación extraña de familiaridad y apego, e incluso, cariño, quedó como una madre que ve salir a sus hijos al cole; con aquella pose de caballero ventrue, viendo como los dos faros rojos del pequeño utilitario desaparecían en la noche barcelonesa.
Pero él estaba lejos de ser un caballero. Los caballeros tienen honor... ¿y donde había quedado el suyo?. Acostumbrado a mentir como estaba ahora se sumaba la necesidad de supervivencia. A la propia que le otorgaba la Bestia, y ahora a la de la Espada de Dámocles que cernía sobre su cabeza, y que en cualquier momento, dejaría caer su peso, para segar por completo cualquier atisbo de esperanza, y convertirse en ceniza y polvo, como el futuro de Barcelona.
El ya característico sonido de los zapatos en comunión con el bastón, se mezclaba con los avisos acústicos de los semaforos, que apremiaban a la gente a cruzar los pasos de peatones; con el sonido de los coches que impacientes hacían rugir sus motores; con los lejanos del bullicio de las terrazas, que aprovechaban el verano mediterráneo en la que para muchos sería la mejor noche de sus vidas. En algunos balcones se adivinaba las sombras de alguna emisión televisiva. En otra, un viejo en camisilla fumaba a escondidas de su familia, mientras cogía el fresco. Una señora regaba los ficus en otra balconada, pues había leido en el Telva, que crecían más sanos si se regaban en la madrugada. Y otra pareja de cuarentones, follaba en el balcón, intentando recuperar la chispa perdida, con nuevos escenarios más allá de la intimidad de su dormitorio.
Todo aquello era Barcelona.
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Francesc se cruzó con varias personas. Gente como él, con traje de ejecutivo - ¿ácaso eres tú a quien salvaré? -, otra chica como él, con una gran cartera colgando, haciendo sonar sus tacones contra la acera - ¿Y tú? ¿Mereces ser salvada? - Un mantero que cargaba con sus gafas de sol de importación en una manta recogida al hombro, y que le recordó a Mohamed - ¿Te salvaré a tí, amigo?...- Y así las preguntas se agolparon en su cabeza dejandolo en un estado de sumisión a sus pensamientos, que una vez más, lo abstraían, hasta ver como por inercia, se encontraba en el portal de Fábregas y Fornals.
Giró la llave, y cerró tras de sí. Y antes de encender la luz, el ruido del ascensor rompió la oscuridad y el silencio, y entonces Francesc recordó cuantas veces la había besado allí mismo, en aquel oscuro portal. Cuantas veces se habían dado el lote en aquel ascensor. Cuantas veces se había recompuesto el traje y la corbata, y eliminado las manchas del carmín azul, y cuantas veces ella se había recolocado la falda... - ¿Y a ti, Verónica?... ¿Podré salvarte a ti...?
"- ¡¡¡Fenomenales poderes cósmicos!!!... y un espacio chiquitín para vivir" (Genio - Aladdin)

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#2

Mensaje por Sebastian_Leroux » 21 Ago 2018, 23:17

Eran sobradamente las dos de la madrugada cuando Francesc se desplomó en la silla de su despacho, derribado más por el desgaste mental al que le habían sometido las últimas noches que por una fatiga física dificil de conseguir en su condición de vástago. Un vistazo al móvil le informó de que había recibido un par de mensajes durante su paseo nocturno. Su sire Joan le comunicaba con satisfacción que sus negocios en París progresaban adecuadamente, y deseaba que la falta de nuevas sobre Barcelona significara que todo trancurría allí sin novedad, y las aguas en el clan volvían poco a poco a su cauce tras el fiasco de la Vista. Por su parte, Marc le había constestado también: al parecer a su compañía de esta noche no le sonaba de nada el apellido Hombrados, pero haría una búsqueda al llegar mañana a su despacho.
Con un ligero restallido la pantalla de su ordenador se encendió delante de él. Quedaba aún mucha noche por delante.
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#3

Mensaje por Jebediah_Gogorah » 21 Ago 2018, 23:22

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Sebastian_Leroux
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#4

Mensaje por Sebastian_Leroux » 22 Ago 2018, 17:15

Escrito originalmente por @Jebediah_Gogorah
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#5

Mensaje por Jebediah_Gogorah » 22 Ago 2018, 17:21

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Mensaje por Sebastian_Leroux » 22 Ago 2018, 17:26

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#7

Mensaje por Jebediah_Gogorah » 22 Ago 2018, 18:44

Con un deje de holgazán, con la permisiva flexibilidad de la etiqueta en la soledad del bufete, puso los pies sobre el caro escritorio, y se reclinó hacia atrás. Era hora de contestar a los mensajes de texto.
Era curioso, como a pesar de estar contestando en un tono jocoso, su rostro era serio y carente de muecas, salvo la de un ceño fruncido. Una amargura costante que le hacía bordear cada noche sobre un precipicio, con un filo entre la aflicción y el deber.
Primero comprobó el whataspp de Amanda, para comprobar con insana inquietud que había desmarcado la opción de privacidad, para no permitir ver su última hora de conexión. Aquello enfureció a Cesc. - ¿Que cojones está pasando?... ¿Donde estás, Amy? - susurró en la soledad de su despacho.
Luego contestaría a su sire. Tuvo varias conversaciones escritas a punto de ser enviadas. Todas cargadas de rencor. Todas llenas de preguntas. Todas vacías... que quedaron en el limbo de mensajes perdidos, pues finalmente sólo mando una respuesta cómoda y neutra con cierto desdén:
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Luego bajó un par de conversaciones, y se encontró con la de Marc. Marc Castro, aquel muchacho, que sin duda heredaría su puesto cuando Francesc no estuviera. Y aquello podía ser más pronto que tarde, ya fuera por los líos de la estirpe en los que andaba metidos, o ya fuera porque la propia muerte definitiva lo alcanzara en cualquiera de las noches. Al fin y al cabo ¿quien puede jugar tanto tiempo con fuego y no quemarse?. Recordó el tacto seboso pero a la vez seco, de aquel maquiavélico payaso mórbido. Aquella boca llena de dientes, capaz de comerse su cabeza de un bocado y dejarlo como el hiueso de un muslo de pollo. Un escalofrío recorrió su cuerpo.
Sí. Marc era un prototipo mortal de Cesc. Con su misma metodología, con la misma cantidad justa de gallardía y osadía, contrastada con la mente fría y la cautela. La única diferencia entre los dos, era la candidez del empleado, al que según Cesc solo le quedaba un ramalazo de mala hostia. Marc seguiría al frente, cuando él no estuviera. Aunque también estaba convencido de que F&C no quedaba tan molón como F&F. El primero parecía una marca de comida rápida.
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Luego, movido por la mano invisible del deber, se levantó de un respingo y se puso manos a la obra. Encendió la luz cenital del despacho y despejó de aquellos rollos zen, la enorme mesa elíptica que tenía para reuniones, maldiciendo a su secretaria Rosa, por todas aquellas mierdas que nadie sabía para que se usaban, como jarrones sin flores, o cestos de mimbre, que a su vez tenían dentro, otras esferas de mimbre. Una absoluta contrariedad.
Desplegó una copia impresa de la foto donde se veía el documento de Sahil, pues el original lo guardaba Jean-Luc. Sacó varias copias para permitirse garabatearlas, una y otra vez a conciencia, intentando entrar en la mente de Sahil. ¿Sería más facil ahora que su mente también andaba trastocada?... En el centro de la mesa, un lapicero lleno de rotuladores y subrayadores.
El ventrue se quitó la chaqueta y metió la corbata entre la abertura central de los botones de su pecho, para que no estuviera molestando. Hubiera matado por sentir el tácto y el sabor cálido de un buen café bajando por su garganta, pues al fin y al cabo aquella escena no estaba tan alejada de las decenas de noches, en las que había preparado casos, hasta empalmar con el juicio al día siguiente. Y ahi estaba la clave de la que llamaban su magia. El esfuerzo, y el sacrificio, con una dosis justa de brillantez.
Empezó por poner aquellos nombres que ya, junto a sus compañeros - ¿que andarán haciendo ahora? ¿estarán en peligro? ¿tomaste una decisión acertada, Cesc? - habían descifrado y los apuntó con diferentes colores en el folio, con una interrogante roja en los que tenía dudas:
Garabatos:
-G12/023: Prisión modelo de Barcelona
-Paquete: Tzimisce Mikhail Dablas ?
-Usurpadores: Tremere
-n48: Bruno Materazzi (Donde andas metido Lobezno? Te necesitamos, collons)
-n17: Jean-Luc
-n34: Yo... maldita sea
-n27: Daren
-C34/291: Urbanización Patgés
-g48: Blanca Padilla ?
Luego empezó a intentar descifrar el resto de nombres*1 siempre dando lo mejor de sí. Sin embargo los nombres de animales y de los diferentes vástagos de la ciudad se confundían en un galimatías incomprensible. Tal vez solo comprensible para una mente abstraida o tal vez alienada como la del mentor del huérfano Du Flueve. Por lo que a Cesc respecta, se dejó caer con rabia sobre el sofá, con el cuerpo abatido. Arrojó los rotuladores contra el otro extremo de la sala, con la rabia de los perdedores. Miró hacia el lado izquierdo, donde hacía unas noches, estaba recostada la sheriff con aquel chupachups sempiterno. La maldijo para sus adentros. Ella había sido la causante de lo que le pasaba. Desde que conocía que le había hurgado la cabeza, todo le salía mal. Había perdido su magia... no era capaz de cavilar nada con claridad... a su inválidez física ahora se le unía la invalidez mental... - ¿que me has hecho Paula?... ¿Por qué?... devuélveme lo que es mío... mi libertad - en esas últimas palabras la voz de Jean-Luc sonó en su cabeza, como si de algún modo pudiera leer en su mente la carta con la propia voz del paria... Tenía que hablar con Paula... no podía posponerlo más.
Se levantó decidido a encender un flexo y poner una cruz en la ventana con esparadapro, como hacia Fox Mulder en Expediente X cuando quería hablar con Garganta Profunda. O ir a la puta azotea del edificio y enseñar su culo de ventrue blanco y remilgado. O llamar al pizzero y crear a su propio chiquillo, o cualquiera de las jodidas cosas que hicieran que Paula apareciera de la nada, como siempre hacía. Pero sabiendo la apretada agenda de la sheriff, sumado al aviso de la última visita, en que poco menos que le dejó claro que no volviera a llamarla... le impactó generándole un vértigo ante la situación que se le avecinaba, que de nuevo le hizo desplomarse sobre la silla frente al ordenador.
Sin embargo, un extraño mensaje en el correo, le sacó de aquel estupor...
*1:
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#8

Mensaje por Sebastian_Leroux » 23 Ago 2018, 02:47

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Apenas 30 minutos después de contestar a Creus, recibes un segundo mensaje suyo. Es inusual dado lo poco que suele usar los servicios de mensajería el carca de tu sire.
Creus:
Tu respuesta no es traquilizadora. Estaré de vuelta dentro de cinco o seis noches, pero puedo intentar apurar mi regreso si es necesario ¿Es necesario, Francesc? No me gustaría que mientras yo tejo tu ajuar por un lado, por el otro la prenda se esté deshilachando sin mi conocimiento. Sabes cómo convocarme si es necesario, hijo.
Crees que sabes a lo que se refiere Creus. En la paranoia (¿sabiduría?) de su mente, él suele desconfiar de los medios tradicionales de comunicación (como las aplicaciones de mensajería). Teneis un método para avisaros de problemas de forma discreta: publicar un anuncio por palabras previamente pactado en un diario de noticias local aranés. Una breve llamada por teléfono contratando el servicio sería suficiente para activar la alarma, crees.
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Los rotuladores aún se estaban moviendo en el suelo cuando cogiste con rabia el móvil para comprobar el mensaje de Gabo. Te lo había mandado directamente a ti, creando un grupo nuevo, pero en la forma de hablar de la nosferatu parecía dar a entender que cada uno de tus compañeros había recibido también una copia. Te lanzaste a recoger uno de los rotuladores del suelo y empezaste a tomar notas de la información...
... efectivamente, el archivo desapareció de la nube unos segundos después de terminar su reproducción.
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Sin darse cuenta, Cesc se había levantado de nuevo del escritorio y caminaba por el despacho en un gesto que a cualquier espectador de la escena que conociera bien al abogado le recordaría al que adoptaba en los alegatos de los juicios a los que acudía. La locución del nosferatu había activado de nuevo los engranajes de su intelecto, con un efecto sedante, al menos temporalmente de sus otras preocupaciones. Tras unos centenares de metros de paseo circular por la habitación, un Cesc aún concentrado cogió casi sin darse cuenta el móvil, para cerciorarse de que el archivo de audio seguía borrado. Lo estaba. Prácticamente por casualidad recorrió algunas de las conversaciones de mensajería, y comprobó con cierta sorpresa que Marc aún estaba despierto. ¿Que demonios estaba haciendo el chaval aún levantado?
-
¿Que demonios hago yo aún levantado? La pregunta rebotó en la confusa cabeza de Marc, mientras se incorporaba dolorido y se abrochaba la camisa. Se frotó las zonas en la espalda donde se le habían clavado las agarraderas de los cajones metálicos del archivador, y por enésima vez durante esta noche contempló con estupefacción a Úrsula. Una versión en topless de la mujer, con un cigarrillo colgando por un lateral de la comisura de los labio e iluminada en letras verdes por el anciano monitor que estaba consultado, le devolvió la mirada.
- No encuentro ninguna Maria Luisa Hombrados en nuestra base de datos, colega - la mujer se morisqueó el labio inferior y producto del gesto unas ardientes cenizas cayeron desde el cigarillo hacia su antebrazo - ¡ay, joder, ya me he quemado, tché! Seguro que me queda marca, coñe...
Marc sólo acertó a asintir aun con la cabeza abotargada. Después de salir de la marisquería Úrsula había insistido en subir a su despacho a mirar lo de Hombrados ("Joder, ya tengo yo tanta curiosidad como tú por saber qué coños quiere el tocapelotas de tu jefe de una cliente nuestra... venga, que son dos segundos..."). Después todo había ocurrido muy rápido, y cuando Marc se quiso dar cuenta Úrsula le había pasado por encima como un crucero de diez pisos. La manera de besar que tenía aquella mujer era... toda una experiencia. Y el beso sólo había sido el principio
- Acercame ese montón de expedientes - Úrsula apuró una de las dos Cruzcampo que se había sacado de un cajón de su escritorio mientras le señaló una montaña de carpetas- y revisa tú el de al lado: los casos de los últimos tres años no están digitalizados aún, así que es la única forma de estar seguros. Y así hacemos tiempo para que te recuperes para la segunda parte - acabó la frase la mujer, dirigiendo una mirada que dejaba poco margen de interpretación - si te apetece, claro.
Y lo raro, o no tanto, es que independientemente de su confusión mental en aquel momento, el cuerpo de Marc no tenía duda alguna al respecto. El pijo y cosmopolita abogado catalán estaría confundido, sí, pero también tan caliente como esa puñetera Cruzcampo.
Abrió la primera carpeta de su montaña y suspiró.
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Mensaje por Jebediah_Gogorah » 23 Ago 2018, 02:57

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Mensaje por Sebastian_Leroux » 23 Ago 2018, 03:03

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