Dos cadaveres colgados como si fueran piezas de carne en un armario, a la manera en el que el Sabbat lo hacía. Cenizas donde estaba aquel cuerpo desmembrado. Una tarjeta de visita, rota y pisoteada bajo uno de los sillones ("Pantxo G. de la Feltrera, (...)bogado l(...), Carrer del Bruc, nº 8(...)"). Hierbas y papeles quemados en el fregadero. Y un mensaje extrañísimo dentro de un pobre pájaro. T, T, R, R, R, U, U, D, A yO.
Abril había revuelto tres y cuatro veces más los dos apartamentos, cada vez más nerviosa. Finalmente había cogido muestras de varios objetos de la casa (las cenizas del fregadero y del punto en el que viste ese cuerpo estacado), algunos objetos de la casa y la tarjeta de visita y las letras de periodico.
- Muy bien - te dijo la tremere, haciendo esfuerzos evidentes por no perder la calma - voy a decirte esto una sola vez. Me has mentido, o al menos no me has contado toda la verdad, retrasando que revisara este piso, quien sabe si unas pocas horas, o tal vez unas pocas noches... no, Daren, déjame acabar, te conviene, creeme. Si hubiera entrado aquí ayer por la noche a lo mejor Pere aún se hubiera encontrado aquí. Si por mi fuera, me iría ahora mismo sin volver a contar contigo jamás. Pero Pere contactó contigo... y eso he de valorarlo... - Abril luchó para continuar esa frase, pero su intento murió en su boca, y continuó con otra frase - Aún así, si vuelvo a tener aunque sea la mínima sospecha de que me mientes o no me cuentas todo lo que sabes, ni aunque el mismísimo Tremere se apareza aquí desde Viena para convencerme de lo contrario, no pienso volver a colaborar contigo - una nueva pausa para reunir autocontrol fue necesaria para la mujer - tienes mi teléfono móvil. No pienso volver a la Capilla hasta haber encontrado a Pere. Las letras son un mensaje de él. Lo sé. Tu sueño fue otro mensaje. Así que voy a priorizar ambas pistas. Si averiguas cualquier cosa... si es que quieres seguir ayudándome... ayudándonos... espero que contactes conmigo lo antes posible. Bueno, creo que antes fui lo suficientemente clara. Y ni una palabra a nadie en la Capilla de esto. Supongo que no hace falta que te diga lo sencillo que sería implicar a Pere con Amelia, ahora que Virgilio sabe que ella ha vuelto. Adios, Daren. Me hubiera gustado poder darte las gracias esta noche. De verdad que sí. Espero no tener que culparte de lo que le pase a Pere en una noche futura.
No te dejó apenas derecho a réplica. Abril desapareció por la puerta, y con ella las sombra de las urracas que revoleteaban por el exterior del edificio. Sólo, con la duda de si la breve visión de Tristán en la esquina de la calle, mirando directamente hasta vuestra localización, había sido real o sólo imaginada, una pequeña bola peluda y escuálida te miró desde la esquina del cuarto, con sus penetrantes ojos amarillos, pregúntandote tal vez cual sería tu siguiente paso.
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