301b En un aromático rincón del Templo de Sahil...

Moderador: Sebastian_Leroux

Sebastian_Leroux
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#11

Mensaje por Sebastian_Leroux » 28 Ene 2018, 18:41

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- No dejes que tu mano izquierda sepa qué está haciendo la derecha - Elaine repasó la herida del cuello del mocetón, ahora con dificultades para mantenerse de pies, con besos cortos: no estaba claro donde acababa el placer y donde empezaba la discreción en el gesto de la toreador - el viejo adagio es especialmente útil para el gobernate sabio. Y nuestro Príncipe, ante todo, es un hombre sabio - la sonrisa de Elaine decía mucho más que sus palabras, pero te costaba saber hasta que punto estaba siendo irónica o simplemente críptica, o en qué palabra de la frase residía el doble sentido- En todo nueva relación hay que hacer un cierto salto de fe en la primera fase: yo he dado el mío teniendo esta conversación contigo, tú tendrás que dar el tuyo si quieres saber, entre otras cosas, quienes son mis amigos. Símplemente se consciente de que esta es una oderta con fecha de caducidad. Buenas noches, Jean-Luc, ha sido un placer.

Al principio pensaste que Elaine se iba a dirigir hacia una de las múltiples salidas del Templo, Jean Luc, pero en su lugar dejó su misteriosa sonrisa flotándo a tu lado mientras se dirigió hacia un segundo grupo de turistas extrajeros que habían presenciado lo que le había ocurrido (o más bien lo que parecía haberle ocurrido) a su compatriota, y que la acogieron con gran gozo de gritos de celebración en su idioma. El ambiente en el Templo parecía responder al propio estado de ánimo de su anfitrión, y esta noche tenía una vuelta de tuerca se alejaba algo de la reunión religiosa para abrazarse al concepto de fiesta new age. Tras desandar la ruta que había emprendido unos minutos antes con Elaine, Jean Luc, te volviste a encontrar con los ojos de Sahil. De manera inquietante, de hecho, el malkavian ya te estaba mirando cuando giraste la última esquina para entrar en la sala, como si durante todos este rato los tabiques y las personas que se interponían entre vosotros no hubieran impedido que sus sentidos te hubieran observado de forma continua.
Por lo demás, Sahil seguía en su rincón favorito, ahora virtiendo un líquido de color verde desde una tetera decorada con motivos animales a una recién llegada (reconocías su ritual de bienvenida habitual), desconocida para ti. Era una chica morena, de pelo liso y cara redonda, con un pesado abrigo con un forro de piel pasadísimo de moda y muy usado (y objeto de comentarios destemplados de algunos de los asistentes al acto dada la naturaleza del tejido). No tuviste que recurrir a tus habilidades más para confirmar que la pálida mujer compartía naturaleza con vosotros. De cara al resto de la concurrencia, eso sí, probablemente pasaba más bien como una mendiga o alguien en un estado de necesidad que se había vestido con lo primero que había encontrado.
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Kharthian
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#12

Mensaje por Kharthian » 03 Feb 2018, 12:01

Jean-Luc "suspiró" por un momento. No entendía como alguien como él podía llamar la atención de tantas personas, no destacaba especialmente en nada, salvó quizá en la poesía y cada vez lo tenía menos claro. No era un buen guerrero, no era un buen líder, no tenía ningún tipo ambición política, ni pretensiones materiales, sólo era un sin-clan resistiendo a la desesperada el embate de aquella sociedad cruel y oscura a la que ahora pertenecía. Verdaderamente corrían tiempos malos cuando personas como Dolors andaban detrás de personas como Jean-Luc, y eso era algo que desconcertaba al vástago incluso más de lo que le asustaba. Lo más fácil sería abandonar aquella horrible ciudad que tantos quebraderos de cabeza le estaba dando, al menos eso se decía cada vez que se encontraba en una situación similar: "huir y empezar de nuevo", pero en el fondo sabía que ya nunca podría ser aquel que era, que en cualquier otro correría con suerte el mismo destino. En Barcelona, al menos, contaba con avales y Sahil era el mayor de todos ellos. Por supuesto que él no creía aquello de que era un santurrón sin apenas motivaciones, cuales fueran éstas a Jean-Luc no le importaba, aquel templo no era sólo un refugio donde aseguraba un ganado adulterado, todo en su mente era mucho más complejo, el templo era un proyecto, una gran obra sobre la que construir otra Barcelona, quizá otra sociedad. Aunque nunca habían hablado del tema, y pese a toda la ayuda que había prestado a la administración, sabía que aquel genio se mantenía discretamente cerca de independientes y anarquistas, cosa que siempre causó mucho recelo, sobre todo entre el círculo de Paula. Y allí se encontraba él, entablando alianzas primero con Elisa, después con Marc y ahora ¿con Dolors? Y en ese mismo lugar los ojos de su sire, aquellos ojos que parecían verlo todo, no le juzgaban por ello. Qué poco había aprendido en todos esos años, cuán frágil era aún si todavía se planteaba girar en esa rueda, moverse a ritmo de la Estirpe, en lugar de emprender un camino propio, tal y como había hecho Sahil. Pero él no era Sahil y tampoco era tan estúpido para pretender serlo, no con sus recursos... no con su suerte.

Miró confuso a aquella chica de aspecto llano y gesto orgullo, aquella noche estaba siendo especialmente intensa, demasiado para lo que estaba acostumbrado, sin embargo algo en ella parecía despertar la curiosidad en él, así que fue directo a ella.

- Buenas noches, apuesto a que no ha sido la casualidad la que te ha traido a este lugar. Un placer, mi nombre es Jean-Luc.

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Sebastian_Leroux
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#13

Mensaje por Sebastian_Leroux » 03 Feb 2018, 17:36

- Saludos, poeta. Lamento que no me recuerdes, nos conocimos en el Eliseo durante tu Presentación - pese al reproche, la inflexión en la voz, algo rasgada y no especialmente femenina, era amable, al igual que el gesto de sus ojos; ahora que la observabas de cerca conseguiste invocar un recuerdo vago de la mujer saludándote durante tu Presentación en sociedad, hacía ya un buen puñado de meses; mientras intentabas recordar más detalles, la mujer te tendió la mano, pero al corresponderle el gesto con normalidad, ella te la agarró a la algura de la muñeca, estrechándotela; era el saludo anarca en Barcelona - Montserrat Trull, hija de... el clan Brujah - ¿por qué la vacilación de la vástago al presentarse?
- Montserrat ha sido tan amable de pasarse esta noche para brindar una visita a alguien que de corazón espero que pueda llamar amigo en no muchas lunas- si los ojos de la Brujah eran amables, incluso cálidos, los de Sahil brillaban pícaros y divertidos - Aunque, siendo sinceros, esta no es una visita totalmente de placer. Monserrat pretendía departir conmigo acerca de las novedades que agitan al Estat Lluire estas noches, Jean Luc.
- El Estat sigue teniendo las puertas abiertas para cuando quieras cruzarlas, poeta, serías más que bienvenido entre nosotros - ahora recordabas con algo más de claridad la conversación en el Eliseo con Montse; te había ofrecido formar parte de la organización anarquista, y tu habías rechazado la oferta con la esperanza de poderte mantener aparte de cuestiones políticas - muchos paradigmas están cambiando estas noches, y pocos son los cambios de momento, pero de momento nadie disputa el derecho de los míos a dar una familia a quien al resto se la niega.
- Una de las múltiples cualidades que compartimos, Montserrat, nuestra hospitalidad - Sahil sonrió ampliamente, mesándose la barba coqueto, como un pavo que acicala sus plumas - y una cualidad que parece que entre los tuyos estais muy empeñados promover últimamente...
- Habrá tiempo de hablar de política con algo más de privacidad, Sahil - le cortó Montse, algo inquieta de repente, mirándote a tí con un gesto de ¿duda? y volviéndose hacia la gente que os rodeaba, como si esperase que alguien os estuviese vigilando entre los grupos de personas.
- Ciertamente, si algo nos sobra a los que vivímos a la sombra de los mortales es precisamente eso, tiempo - concluyó Sahil, mojando sus labios con delicadeza en el contenido de la taza que albergaba con asombroso equilibrio en su regazo - Antes de que mi vieja cabeza me traicione, déjame que le envíe mis respetuosos saludos a Sans, así como los de mis... amigos.
- El Estat te devuelve tus saludos a ti y a tus amigos, Sahil -respondió Montse, rectificando su tono de voz e incluso su postura, hundida hasta ese momento entre cojines, como si la frase mereciese alguna formalidad especial- Pero habrá tiempo de hablar de eso, como te digo. No tomes por desinterés lo que sólo es precaución, por favor.
- Sea, Montse. No insistiré más.

A vuestro alrededor el ambiente en el Templo se iba despejando poco a poco a medida que os adentrabais en la madrugada. Aunque seguía habiendo docenas y docenas de mortales en el local (¿no era aquel chico pálido el que ayer había entablado una conversación animada con Bruno?) el paso de las horas se iba notando en el aforo del Templo. Varios asistentes dormitaban, sólos o acompañados, tirados por las esquinas de las habitaciones, exhaustos por la fiesta, la experimentación química, el debate teológico o una mezcla de todo lo anterior. Incluso la música que solía amenazar con derribar los endebles muros del edificio se había ido reduciendo poco a poco a una melodía meláncolina y suave interpretada en la lejanía con un instrumento de cuerda: una cítara, si los oídos del caitif no le engañaban.
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Kharthian
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#14

Mensaje por Kharthian » 03 Feb 2018, 20:39

- Siento haberte olvidado, Montserrat, ciertamente en mi Presentación había demasiados rostros y mis preocupaciones en esos momentos no eran precisamente conocer a nadie. Me alegro que estés aquí, entre amigos.- dijo tranquilamente subrayando ese "entre amigos".

Jean-Luc escuchaba la conversación con mucha atención, procurando no perder atención al más mínimo detalle. Montserrat parecía una persona educada, de trato afable, incluso cercano, pero sin traspasar ni mucho menos esa fina línea que separa la cercania de la indiscreción, tal y como venía siendo habitual estas noches. De hecho, su propuesta sutil chirrió tanto en su cabeza como minutos atrás lo había hecho la de Elaine, sin embargo no se sintió para nada incómodo con ella. Pero algo en Jean-Luc lo mantenía alerta, a menudo le gustaba recordarse: "Sálveme Dios del toro manso, que del bravo ya me salvo yo", se lo decía a menudo, cada vez que aparecía un vástago demasiado noble, demasiado bueno, con una propuesta demasiado atrayente; los vástagos no acostumbran a ser lo que parecen y, en un ambiente en el que todos portan una gigantesca y escabrosa máscara, tratar con gente como Elaine puede ser menos arriesgado que el hacerlo con gente como Montserrat.

- Podéis hablar de lo que queráis, no estoy muy interesado en política y aquellos que lo están no parecen demasiado interesados en vosotros- dijo mirando a Elaine, que se encontraba al otro lado de la sala.- Si os incomoda mi presencia, no os preocupéis, os daré la intimidad que preciséis.- añadió.


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Victoria_Rain
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#15

Mensaje por Victoria_Rain » 04 Feb 2018, 01:04

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Sebastian_Leroux
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#16

Mensaje por Sebastian_Leroux » 04 Feb 2018, 17:59

- Podéis hablar de lo que queráis, no estoy muy interesado en política - Trull arrugó el gesto, mostrando por primera vez desaprobación ante Jean Luc - y aquellos que lo están no parecen demasiado interesados en vosotros.
Elaine había aparecido brevemente a la vista, pero después de unos pocos segundos (en lo que sin duda alguna registró la nueva compañía del malkavian) salió del brazo de un nuevo acompañante, grande y joven: sí no tenía un tipo de víctima definido, uno con de espladas amplias y sangra joven, al menos lo parecía. En cualquier caso, la salida de la habitación de la toreador pareció relajar a Trull, que en cualquier caso volvió a hablar entre susurros.
- Si cometes el error de no interesarte en la política sólo conseguirás que ella se interese por ti, poeta - te recriminó de forma algo paternal, casi en la manera en la que se enuncia una maldición oriental.
- Además la partida está en su momento más interesante, no, ¿Montse? - intervino de nuevo Sahil - Los prisioneros han descubierto que las celdas están abiertas y no hay guardias a la vista... es momento de tomar la Bastilla.
Montserrat dejó escapar un bufido antes de contestar.
- Pues sigue habiendo prisioneros que se acurrucan al fondo de su celda, bien por desinterés - y aquí su mirada volvió a recalar brevemente en el caitiff - bien por miedo a ese guardia que ya no está. Y no será porque no les hayamos demostrado que los grandes monstruos que nos asustaban eran poco más que sombras en la pared. Incluso entre los brujah.
- Es natural - contestó Sahil, tras volver a mojar sus labios en el te - monstruos aparte, tu clan es un privilegiado en la ciudad, Montse.
- El Estat y los míos somos la punta de lanza de la revolución - dijo la brujah, ofendida, elevando algo más su tono de voz - ¡sin nosotros ni siquiera se plantería la cuestión!
- Lo que es totalmente cierto y sin embargo no invalida mi afirmación. El clan Brujah ha conseguido los mejores dominios, la mayor fortaleza en números y la mayor autonomía de toda la estirpe de Barcelona. Por lo tanto, un observador externo diría, empleando ese lenguaje vuestro, Montse, que vuestra lucha corre el riesgo de pasar por una pugna horizontal entre élites, y no de un movimiento vertical que verdaderamente persiga cambiar el status quo.
- Sabes que eso no es cierto.
- Lo veremos. En cualquier caso debes perdonarme, querida. Mi papel en la partida, de tenerlo, no sería el de juzgar, si no otro muy distinto. Lejos de querer derrocar ningún régimen, yo aún pertencezco a uno aun más antiguo. Pero hablando de sombras de monstruos pretéritos ¿Aragon sigue sin intervenir?
- Ni lo más mínimo - negó Trull con la cabeza, esta vez con una sonrisa en su cabeza - sigue escondido debajo de las faldas del Príncipe.
- Mmm... - contestó simplemente Sahil, esta vez de manera más críptica.
Una barrita de sándalo languidecía ardiente en un quemador cercano, mientras la conversación entre ambos vástagos se desarrollaba entre susurros. El sitar lejano seguía elaborando su melodía, cada vez más errática y apagada. Un muchacho joven, sin camiseta, exhibía su torso desnudo frente a un grupo de jóvenes de su misma nacionalidad, bailando todos ellos alguna melodía que sólo escuchan ellos en sus cabezas. Aunque los vástagos eran casi ajenos al mismo, el calor húmedo del verano barcelonés añadía un barniz húmedo y brillantes a esas cuerpos aún inocentes. El templo de Sahil, pensó Jean Luc: aromas dulces, melodías invisibles y sudor joven.
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#17

Mensaje por Kharthian » 04 Feb 2018, 20:18

Cita:
- Si cometes el error de no interesarte en la política sólo conseguirás que ella se interese por ti, poeta - te recriminó de forma algo paternal, casi en la manera en la que se enuncia una maldición oriental.
- A eso no le encuentro mucho sentido, pero trataré de tenerlo en cuenta, cuando lo entienda.- respondió tranquilamente Jean-Luc, algo en su forma de hablar le llamaba mucho la atención, pero sobre todo estaba pendiente en su compañero, Sahil, que por primera vez acercaba ese lenguaje suyo tan críptico y misterioso a un público mucho más común, ambos parecían conocerse bastante, y era curioso pues nunca le había hablado sobre Montse.-"¿Aragón?", "¿El clan Brujah?"- no tenía muy claro de qué hablaban, pero estaba convencido que de ahí no podía salir nada bueno.
Siguió escuchando, simulando no prestar demasiada atención, mientras trataba de hacerse un esquema sobre lo que allí ocurría.
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Sebastian_Leroux
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#18

Mensaje por Sebastian_Leroux » 06 Feb 2018, 00:24

- A Elisa y a su ama las tenemos más controladas, pero Socías últimamente sale poco de su guarida, nos vendría bien algo de información desde dentro- continuó Trull, cada vez más desencantada con el caitiff por su falta de implicación - aunque lo que necesitamos de verdad es saber que las garantías de los tuyos se mantienen, Sahil.
- Por favor, Montse - Sahil parecía molesto por primera vez en la noche - una vez dada la palabra, no puede ser retirada. Esto no es un mercado, por mucho que algunos quieran verlo así.
- Muy bien - contestó la brujah, sottovocce, satisfecha con la respuesta - en ese caso puedes transmitirles que sabemos donde se ha guardado Barceló el... "paquete".
Pero de la mención pretendidamente vaga a ese paquete misterioso, Jean Luc, te distrae un movimento que captas, casi imperceptible, por el rabillo del ojo. No sabes si ha sido una sombra caprichosa proyectada contra el papel pintado de la pared del cuarto de al lado, o tus capacidades de visión precognitivas te han jugado una mala pasada; o simplemente ha sido un efecto óptico aderezado de la intoxicación por sándalo que estás sufriendo ahora mismo (¿pueden los vampiros intoxicarse?). Pero te ha parece ver una extraña aura pálida deslizándose un par de habitáculos más allá, entre la cada vez más escasa concurrencia que conserva el Templo. Lo único que te hace dudar de que el efecto ha sido más que una alucinación es que, cuando giras la cabeza de nuevo hacia tus interlocutores, Sahil está mirando también hacia esa misma zona del Templo. Eso sí, la conversación no se ha detenido en ningún momento
- Interesante. ¿Sabeis cual es su estado? - dice el malkavian, mesándose de nuevo su barba.
- No tenemos indicios de que haya sufrido daños irreparables - contestó Trull - de otro forma Dolors lo habría destruido en lugar de guardarlo a buen puerto. Como sospechabas, por cierto, los brujos andan por medio - concluyó la brujah, chasqueando su lengua con desprecio.
- Naturalmente. Mmmm, estoy seguro de que nuestra invitada querrá saber estas nuevas en seguida, gracias por la información, querida. Así podrá remover el avispero hasta que lleguen las Noches Finales.
- Bien - Trull se limitó a asentir en esta ocasión- y ahora sí, respecto al Estat...

Trull se paró al ver como Sahil se incorporaba, sin aparente motivo, desde su nube de cojines. Había algo de majestad en la figura delgada que ahora se erguía en toda (su no corta altura), con su traje indio y su cuidada barba alargada.

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#19

Mensaje por Kharthian » 07 Feb 2018, 20:00

- Perdonen un momento, tengo que hacer una llamada urgente, ya vuelvo.- Comentó Jean-Luc a sabiendas de que muy probablemente Sahil conocería sus intenciones mejor que él. Salió de la sala buscando ese aura pálida.


ElainedeAstolat
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#20

Mensaje por ElainedeAstolat » 19 Mar 2018, 18:23

Jean-Luc siguió ese aura pálida, que se oscurría entre la multitud y la oscuridad del lugar, una figura pequeña, endiabladamente rápida y que sin embargo parecía esperarte en cada sala, pasillo y esquina. Mientras Jean-Luc caminaba lo más rápido que podía, tratando de sortear a aquellos jóvenes- y no tan jóvenes- intoxicados que danzaban en trance a ritmo de "drum and bass", ella, si es que se trataba de una chica, parecía no necesitar en ningún momento esquivar su trayectoria, como si de alguna macabra manera pudiera anticiparse a los movimientos en principio erráticos de aquellas personas.

Jean-Luc caminaba por el largo pasillo que llevaba a una de los callejones del edificio, una salida en la que algunos aprovechaban para tomar un poco el aire después de una noche de humo, sudor y decibelios de más, allí se encontraba ella, ahora sí, una chica de poco más de quince años, esperando a su encuentro, con una mirada que inspiraba provocación y una sonrisa que Jean-Luc no era capaz de descrifrar.

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- Vamos bajando hacia el otro lado, ven con nosotros a través de las puertas del infierno, te arrastraremos desde donde estás hacia donde perteneces...- tan absorto estaba el caitiff en lo que decía la pequeña que no pudo ver la estaca atravesando su espalda hacia su corazón.- No hay nada que temer, tus salvadores están aquí.- y esas fueron las últimas palabras que Jean-Luc escuchó antes de que todo se apagara.

Salieron por aquella puerta, ella y un tipo no demasiado grande y que, sin embargo, cargaba como si de una pluma se tratara al mulato, ante la mirada atónita de una pareja que había huído hacia allí buscando algo de intimidad.
-----------------------
El jóven Tremere entró mareado en aquella sala, el epicentro del templo, no encontró allí a Joanna, en su lugar un grupo de jóvenes hablaban sobre el extraño incidente que uno de ellos había presenciado momentos antes.

- Ya sabes, tío, estaba allí comiéndole la boca a 'la' Marta...

- Sí, ya, ¿y qué más? - interrumpió uno de ellos.

- Escucha, tío, qué ésto es serio. Estabamos allí y salió una cría acompañada de un tío, un tirillas en verdad, pero que llevaba al mulato franchute cogido como un muñeco, ya sabéis, el mulato 'del' Sahil.

- Ni puta idea- expresó otro.

- Tíos, el mulato francés, el poeta, el parguela que le gusta tanto a tu novia.

- No me jodas, ¿ese?

- Sí, parecía que se había puesto a algo duro, al menos eso pensamos al principio, después vimos un objeto atravesándole la espalda, tíos, ésto es serio. Se lo han 'cargao'.

- Tío, ¿cómo se lo van a haber 'cargao'?

- Qué sí, Marta está en el baño, acojonada, ella también lo ha visto. Le he dicho que se lo ha imaginado, que yo no había visto nada, tíos, ésto es muy chungo.

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