
En un primer momento, Rebeca solo nota dos disparos, los dos que no le dan. Su cerebro parece haber desconectado en el momento en el que ella recibe el segundo, pero pronto sus neuronas reconectan y el dolor es tan impactante y veloz como el balazo. Ahoga un grito mordiéndose los labios y la lengua, dejando que de su garganta solo salga un quejido doloroso y todo el aire, al punto que los pulmones parecen estar a punto de estallar. Se aprieta la herida con la mano, pero ni ella ni Democles, que parece que el balazo que ha recibido ha sido cuanto menos muy molesto, pueden impedir que brote la sangre.
Eso de por sí ya sería malo en una situación "normal", pero sabe que en esas, es una situación horrible. Ella misma puede oler su sangre empapándole el abdomen y el vestido; está segura de que cualquiera de
ellos podrían olerla también.
No debería de haberme asomado. No debería de...
Siempre dudando, siempre esperando sacar una última carta de la baraja que le salvase la noche.
Se lo tengo que contar luego a Blanca piensa, en delirio.
Con las poca entereza que tiene en esos momentos, puede enfocar y ver el extraño y malformado rostro de Democles en una expresión que llama a la duda, la duda de si ofrecer un socorro inmediato.
No le culpo. Yo me iría piensa, con rabia. Si lo piensa en serio porque hubiera sido capaz de abandonar a alguien o solo por el momento en el que la adrenalina corre dolorosamente por su cuerpo, llenándola de desesperación, no lo sabrá pronto. Quizás nunca.
Intenta apartarle la mano de la herida, con un quejido rabioso.
-Vete-dice, no de buenas maneras
-Me...me voy a desangrar. No cargues conmigo-dice con pocas y parcas palabras. Con un poco de suerte, tal vez podría incluso morir antes de que...de que...
No podría doler más que eso, ¿no? Pero la idea de seguir unos minutos viva sufriendo la agonía (o quizás prolongada) por parte de ellos... las lágrimas le brotan, y junto a la sangre, es lo único que la mantienen ligeramente protegida del frío, aunque no mucho más.
-O mátame-balbucea.
Su callejón sin salida es ese.