
Carolina Valez, Arzobispo de Montreal, mantiene el poder oficial de la ciudad. Strathcona la sacó a ella y a su cofradía -Los Ángeles Perdidos- de México con el fin de gobernar sobre la isla tras la ejecución de Sangris pero a pesar de ello no tiene todos los apoyos que se esperaba. Ha demostrado en numerosas ocasiones su valía como líder, posición en la que su fría lógica y eficiencia le han llevado a controlar buena parte de la estructura mortal de la ciudad: oficiales de policía, políticos, abogados y adinerados habitantes influyentes han progresado bajo su mando o han sufrido las consecuencias de desobedecerla.
Carolina Valez obtuvo parte de su fama durante las operaciones en los Estados Libres Anarquistas de California donde mostró grandes dotes para manejar situaciones conflictivas con una mezcla de dureza y manga ancha. Cuando llegó a Montreal su posición era muy fuerte, especialmente por el apoyo de los Pastores, pero recientemente estos han abanderado un nuevo candidato al arzobispado ya que consideran que Carolina era perfecta para una transición pero no para desempeñar el cargo de forma permanente.
Ezekiel, por su parte, la considera débil y demasiado unida al mundo mortal como para poder liderar una ciudad tan importante como Montreal, baluarte del Sabbat.
Algunas órdenes extrañas realizadas por Carolina en los últimos meses no han hecho más que aumentar la preocupación de algunos por su debilidad o su capacidad de liderazgo aunque solo hace falta echar un vistazo a la Letanía de Sangre para descubrir que Carolina es implacable en la ejecución de las leyes del código de Milán y que bajo el aspecto tan bello que muestra se esconde una bestia asesina capaz de colgar a sus enemigos durante noches enteras en el refugio comunal.
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