Episodio 2. Asuntos del Más Allá

[Voivoda]

La lluvia golpea de modo constante, insistente, rítmico y casi sinfónico las enormes cristaleras de la planta 28 del edificio en el que tiene su sede el partido de los Verdaderos Daneses. Situado en pleno centro de Copenhague, con vistas en las cuatro direcciones, a vuestros pies se desplegaba un mar de edificios de diseño, decenas de rascacielos absolutamente sostenibles y ecológicos y, hacia el este, la inmensidad del estrecho de Oresund. Incluso en el horizonte podía llegar a distinguirse una fina línea de luces que demarcaban la costa de la vecina Suecia.

La sede del partido era un buen lugar neutral en el que reunirse. La planta 28 era frecuentada por Vástagos simpatizantes de la Causa y también era el lugar donde se solía recibir a los visitantes, sobre todo a quienes venían desde la madre patria alemana de vez en cuando. La propia Greta pasaba varias veces por semana por el mismo despacho en el que estáis ahora, decorado con obras digitales de los últimos artistas arios de vanguardia, ya fueran alemanes, noruegos, suecos y hasta norteamericanos simpatizantes. Alguna de esas obras en realidad las compró en su momento Henrietta para la sede del partido y Greta disfrutaba de hacer uso de sus compras para su propio deleite personal.

Lars observa a través de la cristalera la inmensidad de la noche danesa. Hace apenas un par de noches que había logrado que un amigo de un contacto de un agente al que no sé quién debía un favor al partido desmontara el explosivo del coche. Una chapuza poco profesional, pero que al llegar a la sede del partido hubiera tenido la potencia suficiente para haberle provocado un disgusto. Quedaban pocas dudas de que era un ataque directo. Un ataque ideológico.

Annelise mira los últimos chismorreos de Bloodspot en su móvil. Realmente hay poco interesante, o no tan interesante como sus propias vivencias en las últimas noches. No obstante, no puede quitar de sus pensamientos el último correo recibido. Un simple email del doctor Baumann en el que éste sólo había puesto como título "¿FIebre tifoidea?". A Annelise le gustaba compartir investigaciones con Baumann, pero le ponía nerviosa su parquedad de palabras vía online y luego lo adulador (baboso) que podía llegar a ser en persona... y su inquietante costumbre de enterarse de todo.

Karen por su parte tecleaba como loca entre su teléfono y su minúscula tablet. Resopló en un gesto innato, tan humano por un instante que hizo que Lars se diera la vuelta y que Annelise despegara la vista de su móvil, cuando tuvo todos los cabos atados. Baldrup no era más que un auténtico mierda. Una rata que vivía en una empresa y no en una alcantarilla. Diría lo que hiciera falta para que su interlocutor lo tomara como lo que quería escuchar y para sacar cualquier rédito personal. Por eso el pobre estaba al borde tener que tomar ansiolíticos al no saber exactamente qué decir o qué hacer después del descubrimiento en el párking de C&N. Por desgracia no había sido más que eso, el que pasaba por allí. No había mucho más que rascar de cuanto había visto. Pocos detalles, informe a la empresa y disposición absoluta a hacer lo que fuera necesario para que no le echaran. Al menos, su propia mezquindad era un seguro de vida para vuestros intereses.

Algo más esperanzador era el informe sobre el juez König. El tipo no era un magistrado muy famoso aún, pero tenía una muy notable red de contactos. Por vía familiar tenía primos y cuñadas trabajando en los servicios funerarios, la policía y en juzgados de primera instancia. Además, había sido visto alguna vez en locales de Vesterbro. No era desde luego el típico lugar en el que se espera a un juez. O al menos no si no es para firmar la autorización para alguna redada. Pero había algo más. Ulrik, (bendito Ulrik, piensa Karen) añade que en esos decadentes (a la vez que lujosos) locales de Vesterbro el juez iba acompañado siempre de su hermana y no de su mujer, algo de lo más extraño.

PD: Todos tenéis -2 puntos de Sangre.

[Corso]

Pobre diablo…- pensó Karen, en referencia a Boldrup, tras leer el último mensaje de Anker. Esa rata coorporativa no iba a ofrecerles nada nuevo. Habían decidido ir a la sede del partido un par de noches después de su visita a la morgue. Deshacerse del explosivo había sido tan fácil como que Lars hiciese un par de llamadas, pero olvidarse de la idea de que podían estar reducidos a cenizas le había costado algo más de tiempo. Por esa razón, desde entonces, la Ventrue se había mostrado irritada, irascible y sin ánimo de entablar mucha conversación con nadie. Alguien, y por ese alguien entendía que se trataba de algún simpatizante de la izquierda más combativa, había intentado utilizarles como paquete bomba aquella noche. ¿Primero el ataque a C&N y luego eso? Era exasperante.

Sin embargo, una vez entraron en la planta 28 de aquel edificio su ánimo empezó a reestablecerse y sus nervios se atemperaron. Se sentía “en casa” y sentir cerca a Lars y Annalise era el bálsamo que necesitaba para poder pensar con claridad.

Puede que el explosivo no fuese muy profesional , pero en conjunto, pensaba, aquel ataque estaba demasiado bien orquestado como para otorgarle su autoría a unos “don nadies” con ínfulas de salir en las noticias. Allí había planificación y estaba claro que iban a por ellos; querían hacerle daño al partido y a lo que el partido representaba. Además, para ponerle un poco más de tensión al asunto, Ulrik le acababa de mandar un mensaje, al fin; y con algunos datos tan extraños como interesantes. Ulrik era diligente en sus tareas, bendito él, a veces más de lo que Karen estaba acostumbrada a soportar, pero siempre merecía la pena la espera.

Tras leerlo soltó instintivamente un suspiro que atrajo la atención de Lars y Annalise y, contando con ella, les puso al corriente.

- Creo que tenemos algo. El juez parece estar bien relacionado y, por lo que parece, es un hombre de familia. Tanto es así, que algunos de sus familiares trabajan en la policía y en ciertos juzgados de primera instancia – hizo una pausa mientras se acercaba a ellos para poder hablar en un tono más íntimo – Además, y ya sin lugar a dudas, parece que los König que conocemos están relacionados con los servicios funerarios de Copenhague.

He tenido tiempo de pensar en algo mientras estamos aquí y es que quizá tendríamos que averiguar si la irrupción del juez obedece a una petición expresa. Sabemos que ha trabajado algunas veces para Los Verdaderos Daneses. ¿Y si los König, a través de sus contactos y la influencia de su familia, se han hecho con los cuerpos de los niños por petición del partido? - dejó la pregunta en el aire volviendo a sopesar la posibilidad. - Tal vez se nos adelantaran sin que eso signifique un conflicto de intereses. Deberíamos preguntar al respecto ¿No os parece? Una vez lo tengamos claro, sabremos a qué atenernos antes de hablar con él. O con ellos.

Karen se acercó a una de las cristaleras mirando en dirección a una zona concreta de la ciudad. Apenas conocía Vesterbro y su recuerdo del lugar se perdía y evocaba a la época en la que, tras su abrazo, Greta le enseñó los distintos barrios de Copenhague. Una instrucción que le sirvió a la Ventrue para ahorrarse muchos problemas a la hora de moverse por la ciudad, y saber dónde poder encontrar respuestas a los que pudiese tener.

El juez visita de vez en cuando Vesterbro, lo que de por sí no llamaría demasiado nuestra atención si pensamos en que puede ser por trabajo o para satisfacer alguno de los vicios que se procuran en sus sórdidos locales, por muy lujosos que sean– Karen volvió a girarse para quedar frente a ellos - Lo que sí es extraño es que no va solo y que su acompañante, ¿Adivináis qué?, es otro de sus familiares; su hermana, concretamente.

Tras ponerles al corriente dejó que hiciesen acopio de aquella información, esperando por si alguno de ellos podía aportar algo más. Sin duda Lars conocía la zona mucho mejor que ella y, tal vez, podría haber escuchado alguna noticia llamativa de la zona. O podía ser que Annalise hubiese averiguado algo en las últimas noches.

[Nyxe]

Annelise le estaba empezando a escribir la respuesta a Baumann. Aun si pudiera sospechar del doctor -que no lo hacía, o al menos no más que de cualquier otro habitante de Cophenague- no le veía sentido a ocultarle nada, ya que se terminaría enterando. Antes al contrario, si alguien podía ayudarla a indagar por ese camino era él.

-"Así es, pero hay algo mas extraño. Hace tiempo que la fiebre tifoidea se erradicó en Europa, así que lo que cabría esperar es que se tratase de inmigrantes. Pero he hecho un análisis preeliminar y todos parecen proceder del norte de Europa."

Posiblemente al doctor le interesasen los resultados concretos, pero no iba a poder adjuntarselos hasta volver a pasar por el laboratorio otra vez. De todas formas, tampoco conseguía centrarse al escribir. Así que finalmente guardó el mensaje en la carpeta de borradores.

Annelise no conseguía quitarse de la cabeza la bomba. A pesar de que no había desarrollado la resistencia física de su linaje, había comprobado que podía obligar a darse la vuelta y entregarse a la policía a cualquier asaltante que se cruzase por la calle de noche. Además, había visto las capacidades regenerativas de los vampiros, por lo que había dejado de considerar la posibilidad de sufrir una muerte violenta. Y sin embargo, habían estado a punto de morir en una explosión. Quien les había intentado matar no se había acercado lo suficiente como para que pudiesen mirarlo a los ojos. Era listo, o afortunado, pero tal vez la siguiente vez no fallase. Y eso le hacía sentir el corazón pesado dentro del pecho, aunque ya no le latiese.

Annelise asintió cuando Karen les confirmó las sospechas sobre König, y vió un rayo de esperanza cuando propone que tal vez lo hayan hecho bajo las ordenes del partido.

-O al menos para proteger la Mascarada- comentó. Cualquiera de los dos casos era mejor que pensar que lo habían hecho para dejarles ciegos.

Annelise parpadeó confusa cuando Karen les contó que König acostumbraba a ir a Vesterbro con su hermana. No le parecía raro salir de fiesta con tus hermanos, ella había salido con sus hermanas varias veces. Tardó un par de segundos en caer en la clase de barrio que era Vesterbro y lo que estaba insinuando Karen. Hizo una mueca.

-Yo he intentado analizar el origen de las muestras que me dio Lindhart -cuenta-. No es algo para creer a pies juntillas, porque las poblaciones pueden moverse mucho -resume-. Pero me atrevería a decir que la mayoría al menos provenían del norte de Europa. No se dónde habran estado o nacido, pero seguramente su ascendencia sea de aquí.

[Victor_Krugger]

Una estampida de gotas golpea sobre la realidad que observo impasible. Los cristales, empañados, distorsionan la imagen de la ciudad, las luces al otro lado de la costa me observan como una multitud de ojos brillantes ocultos en el interior de un bosque sin fin. Son la prueba de la presencia de los otros, el rastro de su existencia. Un rastro que me hace recordar que tengo una diana pintada en el cogote. Los ojos luminosos me miran desde la oscuridad de la noche, mientras yo les devuelvo la mirada. De pie, estático y en silencio, con un semblante serio, quizá más de lo normal, miro ensimismado a Copenhague. Poso la punta del dedo índice de mi mano derecha sobre el ventanal y dibujo dos puntos, bajo estos una línea curva ascendente y termino rodeando todo con un círculo. Con las manos en los bolsillos, miro a la cara sonriente mientras escucho a mis hermanas de clan. Esa sonrisa contrasta con mi semblante serio. Sin cambiar mi postura ni mi expresión, comienzo a hablar mientras observo como las gotas se de lluvia se deslizan por la superficie de cristal, borrando por completo mi dibujo cómo si fueran lágrimas.

-Sabiendo que los König ya han trabajado con anterioridad con los Verdaderos Daneses, creo que es irrelevante saber si han actuado por encargo del partido o si lo han hecho al ver una situación de la que podían sacar provecho. De cualquier forma estaban buscando ganarse el favor de los Verdaderos Daneses. Y es obvio, que el motivo más a la vista es el de proteger la Mascarada y la imagen del partido. Estoy seguro que hay otros intereses mucho más oscuros que no somos capaces de ver a simple vista. Sólo puedo deciros que, según mis informantes, todo lo que ha sucedido no ha transcendido fuera de la sociedad cainita. Parece que Lindhart y su equipo de investigación han logrado que no se filtre ni el pelo de una mosca. Eso sería más o menos normal hace un par de siglos, pero en los tiempos que corren… ¿cómo se consigue eso? La verdad es que no me huele nada bien todo este asunto. –Miro a mi chiquilla.-Si Lindhart contacta de nuevo contigo coméntamelo, creo que esto de que te use cuándo y cómo quiera debe acabar.

Pienso en el origen de los niños y cada vez veo más claro que se trata de un mensaje. No habían dejado nada al azar, todo tenía un por qué.

-En cuanto a los niños, está claro que nada es casualidad. Estaba todo calculado al milímetro, yo en principio pensé que serían niños no europeos y resulta que son nórdicos o alemanes. Annie, ¿sabes de alguien que haya podido hacerse con una cepa de la enfermedad? ¿Cómo de viable ves que alguien haya infectado a unos niños y que la enfermedad no se haya expandido? ¿Los tenían en cuarentena?...

Había un gorila en la habitación y ambas habían preferido evitarlo y no mencionarlo. Era como si no existiese. Me giro hacia ellas, me acerco hasta la mesa y me siento en ella.

-Me parece más importante descubrir quién demonios se ha atrevido a poner una bomba debajo de mi coche. Lo único que podemos asegurar es que me quieren quitar de en medio. Ese alguien quería utilizarme cómo mensajero de la muerte. Su plan era que al llegar aquí, mi coche saltase por los aires. Está claro que es un ataque ideológico y supongo que serán los mismos que dejaron su regalito en el aparcamiento. Yo no descartaría a nadie, incluso a los König. ¿Quién dice qué no sean los más beneficiados por todo este conflicto? De hecho, son los únicos que ya están sacando provecho de este asunto. ¿Y si quieren echar a un lado a los Ventrue y ser ellos el clan predominante entre los Verdaderos Daneses? Os recuerdo que ese clan fundado por italianos al que pertenecen ya hizo algo similar con los Capadocios.

Quizá estaba siendo demasiado paranoico, pero en una situación como aquella no me fiaba ni de mi sombra. Le doy vueltas a la información que ambas ha compartido conmigo y sonrío maliciosamente cuando pienso en que el juez frecuentaba Vesterbro. Asomo los colmillos pensando que esa podría ser una oportunidad de oro. Además yo mismo tengo información al respecto y me parece oportuno compartirla en ese momento.

-Creo que puedo hacer algo respecto a la afición del juez por visitar Vesterbro con su hermana… Aunque por lo que tengo entendido debemos ir con pies de plomo. Larsson me ha comentado que hay rumores de todo tipo, desde orgías sexuales, consumo de drogas de diseño o incluso sociedades secretas. Me ha dejado bien claro que puede que gente de las altas esferas: políticos, jueces y altos cargos policiales frecuenten estas reuniones. Es todo muy turbio, demasiado. Tanto que nos la estaremos jugando, por eso lo de ir con sumo cuidado.

===OffRol

Edit: He corregido expresiones y la faltas ortográficas que he visto.

[Corso]

Karen escuchó atentamente las lógicas e interesantes disertaciones de Lars mientras, inconscientemente, escrutaba los gestos del Ventrue y de Annalise; quien les había abierto la posibilidad, con un buen porcentaje de fiabilidad, de que los cadáveres fuesen, si no coetáneos, de una ascendencia muy cercana a la suya.

Me parece extraño que si los König están desarrollando sus acciones bajo la tutela del partido, ni Greta, ni Henrietta, ni nadie nos haya puesto al corriente – La Ventrue frunció el ceño levemente mientras pensaba – porque si de lo que se trata es de proteger la Mascarada no encuentro, aún, una razón para encargarle esa labor a un clan ajeno al nuestro. Simplemente, y por no ir más allá, para no “entorpecernos mutuamente.

Dio un par de pasos y se sentó junto a Lars, apoyada sobre la mesa, relajando un poco el cuerpo en contrapunto a la seriedad del asunto. Les miró con gravedad antes de continuar, porque su siguiente insinuación no iba a ser fácil.

Retrocedamos durante unos minutos a hace un par de noches. ¿Cómo nos enteramos del suceso del parking?Nos enteramos porque C&N, a través de Anker, se puso en contacto conmigo – giró su rostro para encontrase con los ojos de Lars - Porque a tu “contacto” se lo dijo uno de los principales accionistas, y además diputado, de la empresa y porque Lindhart – paso su mirada ahora a Annalise- te mandó unas muestras.

Dicho esto, ¿Qué podríamos haber, o dejar de haber hecho, para no ser capaces de resolver este asunto por nosotros mismos? - preguntó retóricamente - ¿Ayuda legal? ¿Firmar un acta en la morgue? ¿Deshacernos de los cuerpos? ¿Encontrar unos resultados a esas pruebas?

Dejó pasar unos segundos de silencio, para enfatizar que todo eso podrían haberlo hecho ellos solos, sin la necesidad de ningún otro...”socio”. No había que olvidar que, aún con un cierto reconocimiento, ni el König juez ni su “familiar” no-muerto, Mathias König, podían superar en recursos a la facción del Clan Ventrue leal a la causa; una vez que esta hubiese decidido poner su pesada maquinaria a trabajar.

Entonces, ¿Qué debemos pensar? - se encogió ligeramente de hombros – Querido – sonrió a Lars con la sonrisa de hermana mayor que sentían que era- por supuesto que los que más pueden estar ganando con toda esta situación son los König, pero dudo mucho que sean de ese tipo de personas que acuden a una fiesta si no reciben una invitación ¿no crees?

El gesto de su rostro volvió a la seriedad antes de volver a dirigirse a ambos.

Así que, quizá, alguien no esté confiando demasiado en nosotros – miro de soslayo al tipo que estaba en la habitación para asegurarse de que su tono de voz era lo suficientemente íntimo para que no pudiese escucharlos – Y no sé si sería conveniente empezar a pensar que esa persona puede ser alguien “de dentro”. Alguien que nos está mandando diversos mensajes para tenernos en cada momento justo donde quiere poniéndonos una zanahoria delante de los ojos.

Su rostro se ensombreció ligeramente- Alguien que quizá esté jugando a dos bandas y que nos prefiere, e incluyo a nuestra facción y clan, “alejados permanentemente” ¿del partido? ¿de la política de Copenhague?

Puede que podamos encontrar alguna respuesta en Vesterbro – tomó un inconsciente y estéril aliento – pero, quizá, no sea fácil de asimilar. En cualquier caso, si alguien nos quiere muertos, dudo que se rinda con solo una tentativa. Así que, os aconsejaría que extrememos toda precaución que consideremos oportuna.

[Nyxe]

-Tranquilo -mascullo como respuesta a Lars cuando me dice que le avise si Lindhart vuelve a llamarme. Desde luego que me interesaba estar ahí, pero para enterarme de lo que sucedía, no para que me lo ocultaran. Sin embargo, me encojo de hombros ante la siguiente pregunta.

-Cualquiera que haya viajado a África. O incluso aquí mismo si supiese en qué inodoro rascar -digo. Se me ocurrían unas cuantas formas de pasar patógenos de contrabando, de hecho los investigadores lo hacían a menudo porque era más fácil que intentar explicárselo a los agentes de aduanas, que no tenían ni idea del tema. Ya que a nadie le interesaba extender un patógeno a propósito, nunca buscaban cosas así por lo que era muy fácil engañarlos. -Tampoco es una enfermedad tan contagiosa, no me extrañaría que no hubiese mas casos. ¿Pero por qué iba alguien a hacer eso, para luego matarles... así? -le pregunto sinceramente. Él tenía más experiencia como policía, pero me parecía muy enrevesado y sin ningún objetivo. Me parecía mucho mas probable que fuese solo un contagio accidental, y que los secuestradores solo se hubiesen dado cuenta de que los niños habían enfermado, quizá por tenerlos hacinados.

Asiento cuando Lars y Karen mencionan a los König. Desde luego, no eran gente de fiar, pero tal vez estuviesemos desconfiando de quien no debíamos. -Puede que decidieran apartar los cadáveres por si mismos -sugiero, no muy convencida-. Seguro que muchas rupturas de la mascarada tienen que ver con muertos, quizá están acostumbrados a tapar cualquier cosa rara que vean por sistema, antes de que sea tarde -digo sin mucho optimismo. Si solían actuar así, puede que también tuviesen la costumbre de pedir después favores como compensación, y tampoco me haría mucha gracia estar en esa situación.

Tuerzo también el gesto cuando Karen sugiere que estén jugando con nosotros. Desde luego no me había hecho gracia lo de Lindhart, pero hasta ahora simplemente pensaba que los tres nos habíamos enterado de lo mismo por diferentes caminos. Pero si de verdad alguien nos estaba intentando manipular me preocupaba todavía más.

-Quizá podríamos empezar por la bomba -propongo, y no solo porque hubiese sido lo más inmediatamente letal. Si no podíamos ver a quien nos estaba intentando distraer, quizá alejándonos descubríamos de donde salían los hilos. Pero no era tan sencillo como levantar la vista, sino que teníamos que buscar lo que no esperara. -Aunque nos hayamos movido como ellos querían a ir a visitar a los cadáveres, no creo que pretendiesen que descubriéramos la bomba.

[Voivoda]

Un largo silencio sigue a las palabras de Annelise. Os sumís de nuevo los tres en vuestros pensamientos, dejándoos llevar por el sonido de la lluvia en el exterior y por la agradable penumbra y moderada calefacción del despacho en el que os encontráis. No alcanzáis aún a atar todos los cabos que puedan unir el incidente del párking, los König, las amenazas hacia vosotros y los resultados de los análisis de la más joven de vuestra Coterie. La sensación de incertidumbre genera una mezcla entre la inquietud y la curiosidad que os mantiene en cierto modo... vivos.

Mientras Lars vuelve a mirar por los ventanales, sumido en realidad en sus propios pensamientos, tanto Karen como Annelise comprueban en sus respectivos dispositivos electrónicos que Alfred Hauptmann está siendo entrevistado por un conocido Youtuber político de Copenhague y que se está retransmitiendo en directo. No le dais voz para no romper el agradable momento de silencio que compartís, aunque los constantes rótulos de la retransmisión os permiten seguir el hilo de lo que va diciendo. El máximo representante de vuestros intereses en el Natlige culpa a extremistas de izquierda y a inmigrantes ilegales de los disturbios de las últimas semanas en Copenhague e introduce en su discurso el debate sobre la necesidad de que la policía tenga mayores atribuciones para hacer frente a la ola de violencia creciente en la ciudad.

Alfred es un tipo peculiar. Algo taimado y mohíno en su aspecto anticuado, pero contundente en sus declaraciones. Su costumbre de dejarse ver en televisiones y distintos medios de comunicación masivos os parece cuando menos arriesgada, si bien ha alcanzado una fama y un reconocimiento que le hacen ser todo un referente ideológico. No parece más capacitado que Greta o Henrietta, pero su carisma natural le está convirtiendo en la cara visible de vuestro movimiento. Sus palabras de esta noche abren un debate que no es desinteresado: buena parte de la policía de Copenhague simpatiza con vuestra ideología. Buena parte de la policía de Copenhague está indirectamente bajo la influencia de vuestros mayores. Si tienen más capacidad de acción, es vuestra hermandad quien tendrá más capacidad de acción en las calles.

Una vibración del móvil de Lars le saca de sus pensamientos. Ve en la pantalla el rostro de Greta. No puede disimular un cambio en su gesto que no pasa desapercibido para sus compañeras de Coterie. A Lars le cambia la cara cuando trata con Greta. Es el único momento en el que el experimentado policía parece revivir algún tipo de sentimiento claramente humano que se sitúa entre el nerviosismo y... ¿el amor?. Lars descuelga la llamada, que no tiene el formato de una conversación tradicional de voz, sino de una videoconferencia, por lo que la pantalla se expande en el aire como un holograma sobre uno de los ventanales, de modo que observáis el rostro de Greta y, al fondo, la propia lluvia que cae en la calle.

Lleva el pelo teñido de blanco y sus características gafas de cristal rojizo, lo que le da el aspecto moderno, casi futurista, que la caracteriza. Tras unos saludos afectuosos a los tres, la dirigente y líder Ventrue se pone más seria.

- Ya me he enterado del susto que os llevásteis hace algunas noches. Lo siento mucho, meine lieben Freunde, es una amenaza intolerable, sin duda -su voz os reconforta- Hace tiempo que uno de estos jóvenes que andan ahora todo el día en Internet me debía un favor y me he tomado la libertad de cobrármelo para echaros una mano -lo que al inicio de la frase os dibuja una cierta sonrisa porque la apariencia moderna de Greta no se corresponde con su edad real, se torna al final (a pesar de su voz suave) en un mensaje implícito de que ahora sois vosotros los que quizá le debéis una a vuestra protectora- Al parecer en algún punto de... ¿la Red Profunda o algo así la llaman? -sonríe con falsa ingenuidad- había corrido el falso rumor de que sois... especialmente viejos -Greta selecciona bien las palabras para no romper las normas de la Mascarada en los tiempos digitales- Parece ser que eso... y lógicamente el odio que la chusma comunista siente por nuestras convicciones han podido hacer el resto. Curioso tiempo este de las fake news, ¿no creéis? -concluye con una sonrisa que por un instante deja a Lars un tanto despistado.

[Corso]

Con cada rótulo de la entrevista más se hacía Karen la idea de la fuerza del discurso que el líder de los Verdaderos Daneses le estaba “regalando” a Copenhague. Hauptmann, carismático como pocos que conociese, había sido una referencia incuestionable desde que ella misma se viese envuelta en la causa; una causa que, por lo que decía el Ventrue, estaba necesitada de más presencia policial. Evidentemente, no todos los que estuviesen escuchando a Alfred sabrían leer entre líneas, y sus detractores solo verían en él a un enclenque nazi anquilosado y traumatizado por unos dogmas desfasados y mal vistos por la sociedad actual; pero otros, entre ellos la Ventrue, sabían que tras aquel aparente hombrecillo con aires hitlerianos se escondía un líder capaz de llevar al movimiento y la facción a una posición de poder que solo los más estúpidos ignorarían.

Por suerte, los miembros de la extrema derecha iban creciendo en la ciudad, convencidos, al igual que ellos tres, de que la única vía para devolver las calles de Copenhague a su lógico estado, pasaba por reducir, si no destruir, a los inmigrantes y los simpatizantes de izquierdas que habían convertido la ciudad en una guerrilla urbana sin sentido.

“ Dinamarca, para los daneses”- pensó, con media sonrisa dibujada en el rostro, mientras en la parte inferior izquierda de la imagen aparecía una doble pantalla que mostraba una de las cargas policiales de las últimas semanas; con pelotas de goma, porras,escudos e incluso armas de fuego abriéndose paso hasta reducir a uno de esos grupos de parásitos socialistas de Christiana.

Más potestad para la policía, decía Hauptmann, y no le faltaba razón. Esas palabras llevaron a Karen a mirar de reojo a Lars, quien sumido en sus propios pensamientos miraba por la ventana la inmensidad de la noche de la ciudad que tan bien conocían, en una especie de ausencia y recogimiento que la Ventrue había aprendido a respetar desde que se conocieran, siendo aún cachorros mortales - “Mejor así” - se dijo. Era mejor que su “hermano” pusiese en orden sus elucubraciones por si solo, en un ambiente en el que, como ella misma, podía entregarse a la introspección sin sentir la necesidad de tener que mirar quien había tras su espalda; que, dadas las circunstancias, no era poco.

Entonces, como si se hubiese dado cuenta, la expresión del expolicia cambió y, Karen, no tardó en comprender que no era por ella, sino por alguien mucho más importante para él. Greta, madre de ambos, ocupó en forma de holograma el amplio ventanal que tenían enfrente. Un suspiro contenido de sorpresa y placer se formó en el interior de la Ventrue al contemplar, llevaba sin hacerlo bastante tiempo, el contraste entre la sofisticación de su apariencia y la antigüedad de su verdadero ser. ¿Acaso existía un cadáver más exquisito que el de su creadora? La llamada de la sangre calentaba más a Karen que la agradable climatización de la habitación. La primogénita de Greta recibió su saludo como una caricia, pero no tardó en mutar su expresión a un rostro de sorpresa e incredulidad.

“Siempre procurando por nuestro bienestar, no se me ocurre mejor protectora” - se permitió la licencia de acompañar sus palabras con una sonrisa quizá un poco cínica, quizá un poco sardónica, quizá verdaderamente sincera,pero, a todas luces, irremediable y absolutamente irresistible y encantadora. Las dos se conocían bien y desde hacía mucho tiempo ese juego al hablar entre líneas las unía en una deliciosa relación de “amor” materno-filial como solo se da entre dos vástagos, Sire y Chiquilla, que conocen bien las ventajas de prestar favores a quien no los pide; y las “deudas” que se contraen por ellos. Incluso entre la progenie de uno mismo.

"Es asombrosa la ingente cantidad de aburrimiento que ocupa el imaginario de los indeseables moradores de “La Red Profunda” ¿verdad?" - prosiguió hablando, mientras sentía la necesidad de que aquel holograma cobrara forma y cuerpo delante de ella, en algún lugar alejado de allí, sin más presencia que la de ambas. No obstante, se obligó a abandonar aquel eco, ya habría ocasión.

“Mi queridísima y más íntima amiga, te lo agradecemos infinitamente. Esos terroristas afines al comunismo y a la basura inmigrante parecen no querer entender que sus atentados solo conseguirán hacernos más fuertes. ¿Sabemos algo más al respecto? ¿Quién y porqué ha llegado a esa conclusión? - miró a Lars y Annie cediéndoles la palabra mientras a través de su teléfono móvil le mandaba un mensaje privado a la mujer al otro lado del holograma, contándole lo que habían averiguado sobre los König y la petición y actuación del lunático chiquillo de la Príncipe.

[Nyxe]

A Annelise no le costaba imaginarse las palabras de Hauptmann. Este era de los pocos debates en los que no comprendía que hubiese división ideológica. Más policía implicaba más seguridad, era así de sencillo. Y sin embargo los comunistas encontraban formas de retorcerlo. No dejaba de hacerle gracia una contradicción en particular. "La policía son las fuerzas represivas del estado" decían, pero luego eran ellos los que defendían que todo tenía que pertenecer al estado.

Sin embargo, la tranquilidad que podía sentir al pensar en una policía más fuerte, o al ver a Greta, desaparece cuando nos dice lo que han colgado en la deep web. Se me hiela la sangre solo de pensar en que quien pudiera querer matarnos podía saber perfectamente como hacerlo. Había preparado tanto mi casa como mi laboratorio para que no entrase la luz del sol, pero tampoco había pensado en que alguien intentase echar abajo las ventanas (o la pared) con un explosivo, o algo similar.

-¿Sabes quien lo ha puesto? ¿O nos puedes enseñar qué han dicho exáctamente?

Quizá aquella podía ser la mejor forma de encontrar a quienes habían puesto la bomba, pero no sabía cómo hacerlo. Yo de informática sabía lo justo, y no creía que Karen o Lars supiesen mucho más. Sin duda algún informático de la policía podría encontrarlo, ¿pero cómo hacer que nos ayudara sin que se enterase Lindhart? O incluso si se lo enseñásemos a Lindhart -al fin y al cabo era una ruptura de la Mascarada-. ¿cómo haríamos para que la propia policía no sospechase?

Otra opción quizá sería meterme en Christania y reguntar por ahí, pero verdaderamente no tenía ni idea de por dode empezar. Dado que todos nos habían visto en el Elíseo, realmente podía haber sido cualquier vampiro de Cophenague el que hubiese colgado eso. Y no creía que tuviese tiempo para averiguarlo.

[Victor_Krugger]

Vuelvo a mi posición inicial, junto a la ventana, rebanándome los sesos, dando vueltas a todo. Todas las posibles ecuaciones se dibujan en mi mente y cómo si fuera la pizarra de un colegio, cojo la tiza y empiezo a despejar las incógnitas. De reojo, observo que ambas están viendo una entrevista a Alfred Hauptmann. Nuestro líder es un hombre inteligente, es un lobo vestido con piel de cordero. Puede que aparecer en los medios fuese arriesgado, pero con esos gestos demostraba que no le importaba estar a pie de trinchera luchando por nuestros intereses. Y sólo por eso lo respetaba, en las longevas noches que vivimos escasean los líderes dispuestos a manchar sus botas de barro y dar la cara ante la adversidad. No se me ocurre a nadie mejor para construir una Dinamarca mejor, más fuerte, incluso temible.

Me vibra el móvil, miro la pantalla y el espacio tiempo se detiene. Es ella, Greta. Mi Greta. Puede que el haber probado su sangre sea la causa y el efecto de estos sentimientos que le profeso. De hecho, sé que es así, pero no me importa. Algo me dice en mi interior que sé perfectamente que yo ya la amaba mucho antes del abrazo. El vínculo sanguíneo tan sólo potencia algo que ya estaba ahí.

-Meine liebe, Greta. Qué agradable sorpresa. ¿A qué debemos el placer de tu llamada?

No tardo mucho el olvidar todos mis problemas y descuelgo la llamada. El teléfono proyecta en forma de holograma la imagen de Greta. Observo su rostro embobado, deseando verla en persona y no proyectaba sobre un ventanal. Pienso que es gracioso cómo exterioriza una imagen de modernidad y fragilidad, cuando ella es todo lo contrario. "Meine lieben Freunde"... oír su voz hace que se disipen todas las nubes del firmamento, acaba de la alegrarme el día con una nimiedad como esa. "Lars vuelve al mundo real, pareces un adolescente hasta las cejas de hormónas", me digo a mí mismo.

Al menos, lo que nos cuenta nos sirve para despejar una de nuestras dudas. La deep web y sus chismorreos eran la causa de ese ataque. Seguramente uno de los nuestros, un puto rojo había prendido la mecha de esos rumores que se expanden como la pólvora. Mientras que Karen y Annelise se centran en preguntar sobre lo sucedido con la bomba, a mí me pica más la curiosidad por otra cosa. Por un momento me pregunto cómo sabía ella que íbamos a estar todos juntos, pero prefiero no perder el tiempo con la posible omnipotencia de mi sire y formulo mi pregunta después de que responda a mis compañeras.

- Supongo qué te habrás enterado de lo que pasó en el aparcamiento, así que no hará falta ponerte al día... Antes de tu llamada, nos preguntábamos sobre cierta familia cuyo apellido hace referencia al que lleva la corona y se sienta en el trono. Nos preguntábamos si ha sido el propio partido el que contrató sus servicios o si fueron ellos mismos los que se invitaron a la fiesta. Al parecer, no sólo tienen en la familia a uno de esos jueces que firman órdenes sin que se cumplan los protocolos establecidos por la ley, sino que además, casualidades de la vida, regentan una funeraria. Sobra decir que el juez con su firma autorizó un trasladado hacia la funeraria… el mismo juez, por cierto, tiene cómo afición ir al Vesterbro por las noches… ¿Sabes si todo esto tiene relación con el susto de la otra noche o si son cosas que no guardan relación?...