Lo había comentado en algunos temas por ahí, sobre la importancia de las lenguas minoritarias (principalmente en España) y como pueden ayudar a darle más profundidad a las partidas. Para Paseo al inframundo, me preocupé de averiguar un poco las diferencias entre florentino (hoy toscano)/veneciano/siciliano que puedan parecer sutilezas, pero en realidad quizás significarían algunos problemas de intercomprensión durante la Edad Oscura.
Me gusta leer/escuchar el gallego, seguir los debates sobre el valenciano/balear (mallorquín, menorquín, ibicenco, formentereño)/catalán por mera curiosidad. Igual algo sobre la revitalización del euskera o las variaciones del aragonés. Imposible que los temas lingüísticos sean independientes de lo político.
La creación de este tema, viene del hecho que parece que en el papel hay intenciones por la preservación… pero distinto es lo que vive la gente local. La protección el bable está "garantizada" e incluso se puede aprender con los niveles estándares de la UE.
http://laadministracionaldia.inap.es/no ... id=1189836
Sin embargo, ¿qué pasa en realidad en España? ¿es tan importante la supremacía del castellano en desmedro de otros idiomas cooficiales (u oficiales dentro de una comunidad)? ¿o finalmente tiene escasa importancia en la calle?
Al menos en Chile, hasta hace 5 años era prácticamente imposible aprender mapuzungun o aymará. Desde hace un par de años ya hay incluso una academia de lengua rapa nui. Pero, igualmente, son iniciativas más de pueblos originarios (o de su descendencia mestizada) por revalorizar sus idiomas. Los cuales, mayoritariamente se dejaban de hablar por miedo a la discriminación lingüística frente al castellano. Hoy, en cambio, muchas personas reivindican las lenguas nativas y el derecho a usarlas cotidianamente en una suerte de reapropiación cultural.
La diversidad lingüística
- Baudelaire
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Re: La curiosidad lingüística y la riqueza idiomática
Es complicado, y cada idioma tiene su particularidad, respecto a la situación de la que parte y la situación actual.
En lo que se refiere al gallego, de las lenguas de España es quizás la que ha tenido mayor peso social, pues a principios del siglo XX era conocida por el 90 % de la población (en gran parte analfabeta, pero el gallego era una lengua de escaso prestigio social salvo por la preocupación de una minoría intelectual por normalizarlo).
A medida que España se alfabetiza -en su gran parte en castellano-, el gallego queda al margen de este proceso y su desprestigio lleva a una progresiva reducción hasta la transición democrática de 1975.
Al contrario que en otras comunidades autónomas como Cataluña y el País Vasco, el nacionalismo gallego siempre ha sido una opción política minoritaria, por lo que la recuperación y normalización lingüística queda en manos de sucesivos gobiernos que no quieren ir más allá de un regionalismo-autonomismo y a pesar de las medidas educativas, ya sea por desinterés o por evitar que el idioma se convierta en una herramienta del nacionalismo, no se preocupan por una normalización real, y el gallego queda relegado a un ámbito folklórico y estético. Desde la transición las sucesivas generaciones han sido educadas tanto académica como socialmente en castellano, dejando el gallego en una situación minoritaria.
El resultado es que desde mediados de la década de 2000 y por primera vez en la historia del idioma gallego, los gallegohablantes son minoritarios en su propia comunidad autónoma, por una situación de desprestigio y diglosia que no se ha conseguido superar, tanto debido a la actuación de los sucesivos gobiernos como la dejadez social. Actualmente quienes hablan gallego con fluidez suelen ser gente muy mayor y del ámbito rural -que se está despoblando en las últimas décadas debido al envejecimiento demográfico- o personas del ámbito nacionalista, que sigue siendo minoritario. A pesar de ello, puede decirse que al margen de comunicarse en castellano o gallego, la comprensión de ambos idiomas está igualmente extendida en la población.
Dentro del ámbito normalizador del gallego, desde los inicios del "rexurdimento" ha surgido un movimiento minoritario que fomenta la aproximación del gallego al portugués, ya sea adoptando la grafía lusista o buscando directa la disolución del gallego dentro del portugués (reintegracionistas y lusistas).
Paralelamente, y en las últimas décadas, debido al desprestigio del nacionalismo en la sociedad, debido a su enfrentamiento contra el gobierno de España, algunos castellanohablantes han adoptado actitudes de rechazo y exclusión del gallego, justificándolo con una supuesta -y falsa- persecución del castellano, surgiendo grupos como Galicia Bilingüe, en "defensa" del uso del castellano (cuando lo que realmente pretenden es que el gallego no se use).
En general, esta confrontación está ausente de la sociedad, salvo determinados episodios que suelen ser exagerados por los medios.
Como anécdota personal, y hace años, tuve un pequeño roce cuando en una ocasión estaba hablando en gallego con unos peregrinos de Brasil, y otro peregrino con malas maneras me afeó que no les hablara en español ("¡Pero hábleles en español, coño!"). Debo añadir que cuando le aclaré que se trataba de unos peregrinos brasileños, se avergonzó y me pidió disculpas.
En lo que se refiere al gallego, de las lenguas de España es quizás la que ha tenido mayor peso social, pues a principios del siglo XX era conocida por el 90 % de la población (en gran parte analfabeta, pero el gallego era una lengua de escaso prestigio social salvo por la preocupación de una minoría intelectual por normalizarlo).
A medida que España se alfabetiza -en su gran parte en castellano-, el gallego queda al margen de este proceso y su desprestigio lleva a una progresiva reducción hasta la transición democrática de 1975.
Al contrario que en otras comunidades autónomas como Cataluña y el País Vasco, el nacionalismo gallego siempre ha sido una opción política minoritaria, por lo que la recuperación y normalización lingüística queda en manos de sucesivos gobiernos que no quieren ir más allá de un regionalismo-autonomismo y a pesar de las medidas educativas, ya sea por desinterés o por evitar que el idioma se convierta en una herramienta del nacionalismo, no se preocupan por una normalización real, y el gallego queda relegado a un ámbito folklórico y estético. Desde la transición las sucesivas generaciones han sido educadas tanto académica como socialmente en castellano, dejando el gallego en una situación minoritaria.
El resultado es que desde mediados de la década de 2000 y por primera vez en la historia del idioma gallego, los gallegohablantes son minoritarios en su propia comunidad autónoma, por una situación de desprestigio y diglosia que no se ha conseguido superar, tanto debido a la actuación de los sucesivos gobiernos como la dejadez social. Actualmente quienes hablan gallego con fluidez suelen ser gente muy mayor y del ámbito rural -que se está despoblando en las últimas décadas debido al envejecimiento demográfico- o personas del ámbito nacionalista, que sigue siendo minoritario. A pesar de ello, puede decirse que al margen de comunicarse en castellano o gallego, la comprensión de ambos idiomas está igualmente extendida en la población.
Dentro del ámbito normalizador del gallego, desde los inicios del "rexurdimento" ha surgido un movimiento minoritario que fomenta la aproximación del gallego al portugués, ya sea adoptando la grafía lusista o buscando directa la disolución del gallego dentro del portugués (reintegracionistas y lusistas).
Paralelamente, y en las últimas décadas, debido al desprestigio del nacionalismo en la sociedad, debido a su enfrentamiento contra el gobierno de España, algunos castellanohablantes han adoptado actitudes de rechazo y exclusión del gallego, justificándolo con una supuesta -y falsa- persecución del castellano, surgiendo grupos como Galicia Bilingüe, en "defensa" del uso del castellano (cuando lo que realmente pretenden es que el gallego no se use).
En general, esta confrontación está ausente de la sociedad, salvo determinados episodios que suelen ser exagerados por los medios.
Como anécdota personal, y hace años, tuve un pequeño roce cuando en una ocasión estaba hablando en gallego con unos peregrinos de Brasil, y otro peregrino con malas maneras me afeó que no les hablara en español ("¡Pero hábleles en español, coño!"). Debo añadir que cuando le aclaré que se trataba de unos peregrinos brasileños, se avergonzó y me pidió disculpas.
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Re: La curiosidad lingüística y la riqueza idiomática
Es un debate interesante en el que por desgracia te vas a encontrar sobre todo respuestas ideológicas. Y en el que es complicado sacar conclusiones porque la vivencia de una persona en una ciudad puede ser radicalmente distinta de la de la persona de al lado.
Yo te puedo contestar desde dos subjetividades. La primera es la más personal en tanto en cuanto mi familia es catalana, por un lado, y voy allí como a Euskadi (que es mi rincón favorito del mundo) con cierta asiduidad. Y mi sensación es que hay una profunda intoxicación política y mediática. El catalán y el castellano conviven con naturalidad. Toda mi familia habla ambos idiomas, incluso entre hermanos unos usan una y con otro hermano la otra. Y el euskera antes se oía más en los pueblos, pero ahora la gente más joven lo habla mucho en las ciudades. Por cada uno que tenga esta sensación te saldrá otro diciendo "pues a mí no me hablaron en español". Con el tiempo pienso que esos casos o bien son comentarios interesados ideológicamente o directamente fuera de contexto. Quizá en la rotulación de calles, carreteras o establecimientos predomina el catalán, pero yo no he tenido problema para expresarme en castellano y cuando lo he hecho en catalán no me he sentido forzado por nadie a ello.
Mi otra subjetividad es el trabajo. Trabajo en una cadena de radio que tiene decenas de emisoras en toda España. Y aquí se nota dónde se ha perdido históricamente más el trato con las lenguas vernáculas. Mientras que Catalunya y Baleares tienen mucha programación en catalán, en Valencia emitimos solo en castellano, en Euskadi se emite en castellano aunque se meten cortes de audio en euskera y en Galicia pasa algo parecido. Mis compañeros siempre me comentan que se adaptan a las realidades sociales que detectan, y el gallego y el euskera han perdido mucho terreno históricamente. Del bable, aranés, etc ya ni hablo, son anecdóticos.
Otros te darán otras visiones más completas, yo al fin y al cabo vivo en Madrid, pero creo que sería necesario que al menos como asignaturas optativas se diera la oportunidad en toda España de estudiar el resto de lenguas cooficiales. Un problema de este país es que hay mucho ignorante opinando que no ha viajado por España ni se ha molestado en conocerla. No sé, yo no soy nada patriota, pero me encanta nuestra diversidad cultural y lingüística y me encantaría que Webvampiro acogiera partidas en otros idiomas.
Yo te puedo contestar desde dos subjetividades. La primera es la más personal en tanto en cuanto mi familia es catalana, por un lado, y voy allí como a Euskadi (que es mi rincón favorito del mundo) con cierta asiduidad. Y mi sensación es que hay una profunda intoxicación política y mediática. El catalán y el castellano conviven con naturalidad. Toda mi familia habla ambos idiomas, incluso entre hermanos unos usan una y con otro hermano la otra. Y el euskera antes se oía más en los pueblos, pero ahora la gente más joven lo habla mucho en las ciudades. Por cada uno que tenga esta sensación te saldrá otro diciendo "pues a mí no me hablaron en español". Con el tiempo pienso que esos casos o bien son comentarios interesados ideológicamente o directamente fuera de contexto. Quizá en la rotulación de calles, carreteras o establecimientos predomina el catalán, pero yo no he tenido problema para expresarme en castellano y cuando lo he hecho en catalán no me he sentido forzado por nadie a ello.
Mi otra subjetividad es el trabajo. Trabajo en una cadena de radio que tiene decenas de emisoras en toda España. Y aquí se nota dónde se ha perdido históricamente más el trato con las lenguas vernáculas. Mientras que Catalunya y Baleares tienen mucha programación en catalán, en Valencia emitimos solo en castellano, en Euskadi se emite en castellano aunque se meten cortes de audio en euskera y en Galicia pasa algo parecido. Mis compañeros siempre me comentan que se adaptan a las realidades sociales que detectan, y el gallego y el euskera han perdido mucho terreno históricamente. Del bable, aranés, etc ya ni hablo, son anecdóticos.
Otros te darán otras visiones más completas, yo al fin y al cabo vivo en Madrid, pero creo que sería necesario que al menos como asignaturas optativas se diera la oportunidad en toda España de estudiar el resto de lenguas cooficiales. Un problema de este país es que hay mucho ignorante opinando que no ha viajado por España ni se ha molestado en conocerla. No sé, yo no soy nada patriota, pero me encanta nuestra diversidad cultural y lingüística y me encantaría que Webvampiro acogiera partidas en otros idiomas.

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Re: La curiosidad lingüística y la riqueza idiomática
Gracias por tomarse el tiempo de responder y compartir sus experiencias, especialmente lo complicado que puede resultar el tema.
Aparentemente hay más avances legalistas que culturales, lo interesante es hacer que ambos converjan… que se legisle en función de lo que ocurre en la calle. Pero ya es mucho soñar.
Genial, por cierto, la buena acogida que habría a partidas en idiomas diferentes al castellano.
Aparentemente hay más avances legalistas que culturales, lo interesante es hacer que ambos converjan… que se legisle en función de lo que ocurre en la calle. Pero ya es mucho soñar.
Genial, por cierto, la buena acogida que habría a partidas en idiomas diferentes al castellano.
