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¿Quién tocó la flauta?
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Sarah se ha cortado torpemente las venas, por lo que no le provocan la muerte, aunque manche mucho. El veneno tiene efecto (no sé si muy realista) de bajar mucho los signos vitales, haciéndolos imperceptibles.
Como truco sucio, cuando describí el estado de Sarah, mentí a los jugadores. "Las sábanas están manchadas de sangre y, sobre ella, yace muerta Sarah, vuestra hermana. Sus dedos aún sujetan el abrecartas con el que se ha abierto torpemente la muñeca y, en su pecho, desgarra una carta".
Los jugadores, sabiendo que sólo les estoy contando lo que los personajes ven, podrían haber inspeccionado más de cerca. Pero dado que ya les había dado la presunción de la muerte, y que estaban obsesionados con conseguir la herencia (pensaban que eso era la carta), no hicieron más comprobaciones.
Date cuenta que si los personajes averiguan que Sarah no ha terminado de morir la historia pierde fuerza y misterio, pero no se te desmorona. Aunque dejen a Sarah comatosa, y cuando desaparezcan supongan que se ha ido por su propio pie, la trama se mantiene. Sólo habrá problemas si se empeñan en vigilarla, porque la historia necesita que Sarah transmita los hayazgos de Ada a los pueblerinos.
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Sarah está débil, desorientada y desequilibrada, por no mencionar que no parece que fuera nunca una atleta para empezar. Sin embargo, en esas condiciones le da tiempo a, desde que los personajes la vean hasta que lleguen a la Iglesia, a ella misma llegar, inspeccionarla, comprobar que las teorías de Ada eran ciertas, y marcharse.
Y desde que los personajes llegan a la Iglesia hasta que registran la casa del reverendo, a llegar andando al pueblo, desvelar lo que sabe a los pueblerinos, que el reverendo encuentre la información sobre el cantante y el ritual, organicen la recogida de piedras, y se trasladen de nuevo a la Iglesia a montar a empezar el ritual.