[SOLO] Capítulo 2 - Una nueva oportunidad

[Toxizer]

El soldado te dice que tiene órdenes de no dejar pasar a nadie, se queda frente a ti esperando a ver qué haces. Cuando le has contado la historia tampoco te ha hecho mucho caso.

[Baudelaire]

Al alejarme doy la vuelta por la otra calle en la que había dejado el boquete en el piso y para observar como se ha desarrollado proceso de reparación, mientras divago acerca de lo que podría encontrar.

Según Mohammed estuve 3 días en letargo, Yakup ha podido contactar con Alejandría y ha venido este representante de la Tal'Mahe'Ra a salvarme. Si fue por conexión mística, de todos modos ha podido llegar aquí muy pronto. Si la tecnología para viajar ha avanzado tanto como la de construcción… quizás debería estar bastante avanzado.

Al regresar al sitio me detengo para analizar detenidamente lo que hay en torno y en el lugar mismo.

[Toxizer]

Te acercas al agujero que hiciste, hay ladrillos nuevos y arena, pero sigue abierto. En el cielo hay algunos murciélagos aleteando locamente, quizás estén alimentándose de los mosquitos que hay por la zona. No hay ciudadanos por los alrededores.

[Baudelaire]

Me deslizo cuidadosamente hacia el interior, con el firme deseo de regresar a aquel lugar en que fue mi combate con la criatura ratesca.

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Ya abajo, observo si ya han sido removidos los escombros. Visito la otra cámara y rezo una plegaria por los mendigos asesinados.

Me gustaría poder haber hecho algo más. Sin embargo, se me ha bendecido con la oportunidad de compensar el error.

Avanzo hacia el punto exacto de mi visión y me concentro en mis recuerdos.

[Toxizer]

La zona que recorres está igual que estaba. Donde te enfrentaste al ratkin ves sangre seca, pero no hay rastro del cadáver, suponiendo que estuviese realmente muerto. Recuerdas el momento búho, pero si intentas hacer algo similar no lo consigues.

[Baudelaire]

Me acerco a la zona de la sangre seca y la huelo, podría ser lo que quedó de mi vitæ o quizás algún residuo de la criatura. Luego, apoyo una rodilla en el piso y rezo una plegaria por un digno enemigo, caído en combate.

La verdadera batalla es siempre contra la oscuridad y la corrupción. Espero que en el reino espiritual haya paz.

Me levanto y regreso por el mismo camino hasta la calle. Me dirijo hacia el refugio de Yakup para comentarle que todo está prácticamente igual en lugar en el que había caído.

Me intriga el asunto del búho, que tienen los espíritus conmigo es algo que me gustaría comprender. Las señales son confusas, quizás mi fe esté fallando y Tengri me está poniendo a prueba para recuperarla.

Tomo mi cabeza, incapaz de evitar mostrar mi desesperanza.

Pobres mendigos.

Debo pensar como resarcir el daño.

[Toxizer]

- No tengo mucha idea de asuntos espirituales - dice Yakup - anda con ojo por las calles, me han llegado rumores de un posible levantamiento del pueblo. Ahora tengo que salir por un asunto privado, puedes quedarte aquí si quieres.

Yakup se marcha dejándote solo con tus pensamientos.

[Baudelaire]

Aprecio la gentileza de Yakup y me siento en el espacio gentilmente cedido para meditar acerca de los acontecimientos que han ocurrido desde mi llegada a Cairo. Intento aclarar mi mente para permitir una conexión con Tengri y Kagan.

Me quedo en estado de trance hasta la medianoche, reuniendo un poco de tranquilidad antes de salir a recorrer la ciudad en busca de alguna pista que me pueda guiar hacia la fuente de mis inquietudes. Es así que encuentro la mezquita.

No es mi religión, pero se nota ominosa.

La puerta está abierta y me acerco a ella observando todo el decorado de figuras geométricas, mostrando de algún modo el orden celestial de Alá. De los cielos a la tierra, me conecto con este recinto sagrado y me atrevo a entrar.

Algunos hombres parecen rezar sobre sendas alfombras, descalzos y con el rostro lavado. Me quito las botas y me acerco a una fuente para lavarme, hasta que alguien se acerca hacia mí. En árabe da la paz y me pregunta si soy un forastero.

Salaam as allaykum, señor. Vengo desde Alejandría en una misión de búsqueda espiritual. Parece que he invadido vuestro santuario, lo lamento. Disculpadme, ya me retiro.

[Toxizer]

El hombre te dice.

- Si crees en Alá eres bienvenido - te señala al interior.

Te encuentras en el principal templo de la ciudad, la mezquita Al-Azhar.

[Baudelaire]

Creo en la misericordia, buen señor.

Avanzo con mucha calma al interior, absolutamente obnubilado por la magnificencia y prolijidad del diseño interior. Es a la vez austero y encantador, la sensación de tranquilidad es inevitable.

Escucho las plegarias de los pocos hombres que me rodean y me arrodillo siguiendo el mismo rumbo que marcan, pues parece ser una orientación exigida por los cielos.

Al tocar con las manos las suaves alfombras, la emanación del suelo sagrado es inevitablemente llevada a través de mi cuerpo cadavérico sostenido por la misericordia de Kagan sobre la Tierra y por Tengri con su misericordia desde el infinito.

Para evitar cualquier inconveniente, repito algunas de las oraciones que me rodean. Luego, solamente en mi cabeza, hago mis rezos más profundos para conectarme directamente con la inmensidad de la estepa. La lejanía en distancia y en siglos es abismante, por lo que la sensación que me invade al evocar aquellos recuerdos… simplemente es estremecedora.

He fallado, he fallado al propósito del gran Gengis Khan. He fallado y mi alma está desequilibrada. Busco la guía espiritual que volverá a la balanza a su posición de reposo. Las oscilaciones son brutales y requiero la sabiduría para hacer frente a esta tempestad.