[CA] 9pm, primer piso

[Magda Dalmau]

Cita:

- ¿Cómo esperabas salir? -dice, recuperando sin embargo algo de su tono desdeñoso inicial, como si no pudiera evitarlo - ¿Entrar en esta sala y luego volver a casa como si nada? Tsk, si te hubieras venido conmigo....seguramente estarías como ese de ahí -la referencia a Franz es evidente, y no por ello menos irrespetuosa- No se trata de tocar bien o mal - continua, volviendo a una voz más tímida, como si se hubiese dado cuenta de su transgresión- sino de saber qué melodía le gusta y cuál odia quien quieras impresionar.

- Quizá me esté explicando mal. No es que esperase salir viva de aquí, como se entiende la vida que tenemos ahora mismo, lo que quiero decir es que dado que estamos siendo seleccionados no comprendo que te hayas acercado a pedirme disculpas, así de repente...no sé, es como si yo le pidiera disculpas a un plato de pollo asado por tratarlo mal antes de comermelo - da una calada al cigarrillo y mira con curiosidad al Malkavian cuando suelta la bocanada de humo que se desvanece arrastrada por la brisa - siempre he sabido que no hay nada peor que deber favores, que es un precio más alto y mucho más comprometedor que tener que pagar una hipoteca, pero hay veces en la vida que no queda más remedio. Y lo que ha pasado ahí adentro entre Ignasi Fabra y Fenoll tiene toda la pinta de que uno de esos favores ha llegado a su término - las pupilas de la vallisoletana vuelven a fijarse en las marcas que tiene Santiago en la boca y continua - unos acaban y otros continuan, esto es así. Y los favores y los pactos siguen siendo el lenguaje universal. Y ahora te pregunto - dio un paso bajando la voz y tomando un tono serio- ...¿qué te parecería ayudarme a ser una de las elegidas si te lo recompensara ayudándote a liberarte de quien te infrinja esas marcas?

"¿Será esta la melodía que seduce a Santiago además de la banda sonora de mi desesperación?" pensó un segundo después de haber hecho esa pregunta.

[Magda Dalmau]

Cita:

- Veo que lo tienes todo bastante claro -dice Adán a la protegida de Tangerine- Pero eres demasiado pesimista en tus predicciones y no tienes en cuenta una cuestión política: el que está en la cumbre siempre se sustenta por sus inmediatos inferiores. Y estos, por los suyos. Así que no menosprecies el poder de una lengua preparada para lamer botas, porque no hay ningún Príncipe que gobierne ninguna ciudad sin deber favores o sin facciones en contra. Y menos aquí...

- Ahora mismo, de aquí sólo saldrán dos. Y cierto, no te has tropezado, pero quedar segundo es simplemente ser el primero de los perdedores. - El Toreador le sonríe, ladino- Estoy seguro que necesitarás ayuda. La pregunta en verdad es qué puedes ofrecer a cambio.

Rebeca intentó grabar a fuego esas palabras en su cabeza-a sabiendas de que consejos siempre vendrían bien-siempre con cuidado de filtrar bien todo veneno... Pero no es momento para consejos, sino para negocios. No es su fuerte, pero con toda una vida por delante, seguramente el dinero (quiere creer) es la menor de las divisas.

-Creo que se nota a la legua que no estoy en posición de ofrecerle dinero- dice-. Y tal vez no pueda enumerarle una lista larga como cualquiera que se haya sacado una carrera aquí. Lo que me interesa saber es qué cree usted que puedo ofrecerle. Tal vez me descubra algo que tenga y no sepa. O tal vez...-hace memoria-¿favores, había dicho? ¿No era esa la moneda de cambio?

[Magda Dalmau]

Cita:

-¿Qué tal si me devuelves el teléfono? Te prometo que no intentaré llamar de nuevo al hospital, tú mismo puedes marcar el número de ella. Yo le hablaré y le diré que pase a recogerte.

-No hará falta, tengo que... empezar a cobrar por mis servicios.- digo mientras envío un mensaje. Mi rostro se torna serio mientras me concentro en ser conciso y pragmático.

Spoiler:
"Hecho, a otra cosa. Sobrevivir, a ser posible."

-Muchas gracias, Ramón. Pero insisto, esta fractura muy seguramente no requerirá cirugía, un buen calmante si.- digo mientras inspecciono la sala, intentando no distraerme demasiado por algún detalle interesante.

-Perdona por el espectáculo, estaba delirando por el golpe, ahora lo mejor que puedo hacer es esperar. Si vuelven a llamar de urgencias hablaré yo con ellos.- finalmente guardo mi móvil en el bolsillo derecho.

[Magda Dalmau]

Damià y Julián:

Mira a Rocafort, con una leve sorpresa dibujada en su rostro.- ¡Ah! ¿Se conocen? Sin duda el mundo es un pañuelo. Tenía consciencia que venían recomendados por la misma persona -dice señalando a Chiara con la cabeza- pero no que hubieran tenido una relación anterior. Eso...cambia las cosas

Las últimas palabras de Damià la inquietan, y bastante. Las cosas ya están lo suficientemente frágiles e inestables, desconocidas para ella, como para volver a dar otro giro. Y lo que es peor, comienza a temer que ese giro implique algún tipo de mal para Julián.

Julián y Damià:

-En efecto, buenos amigos- apuntillo con esa mirada que Marga podría dilucidar a las que le entregaba cuando estábamos rodeados de gente y guiñarle el ojo se hubiera convertido en una situación incómoda, aunque mis propias palabras ya lo fueran por diversión. - Y ciertamente volver a encontrarla en esta bifurcación hace sentirme joven de nuev

o-

Marga capta el lenguaje no verbal de Julián, y un sentimiento de culpa repentino empieza a aparecer en ella. ¡Hubiera sido mejor no decir nada! -se dice a sí misma, aunque su cadena de pensamientos la replica pronto: Ha sido él quien se ha acercado y revelado de manera inequívoca -piensa para justificarse. Pero si no hubieras dicho nada, hubiera quedado como un simple sobón que se acerca a una mujer más de lo debido -se responde. A lo mejor es un sobón que se acerca a una mujer más de lo debido... La mujer parpadea, ensimismada en sus pensamientos. No, es Julián, él no es así. No es... no era así cuando lo conocí... -medita. Si es un sobón, cualquier cosa que le pase bien merecido lo va a tener.

La imagen de Santiago con los horribles cortes en las comisuras de sus labios le asalta, e intenta no pensar en esa misma imagen con Julián como protagonista. Solamente el movimiento de sus interlocutores, y no sus palabras (pues muy a su pesar ha estado ausente de la conversación que estaba teniendo lugar), la saca de sus tribulaciones.

Damià y Ramón:

Damià parece haber escuchado al fin que Ramón estaba usando el teléfono móvil proque se gira y lo observa con cara de sorpresa

.

Marga levanta la vista con una sonrisa, habiendo perdido el hilo de la conversación pero disimulando sobre ello. Se fija que el poderoso vampiro está fijando su vista en el sofá, donde el agredido se encuentra tumbado y otro joven ante él con un teléfono.

Ramón y Luis:

-¡Pero qué haces, Luis!

En un movimiento rápido, aprovechando que mis reflejos son muchísimo mejores que los suyos, corto la llamada...

El volumen de la exclamación hace que las palabras lleguen a sus oídos así como para los demás. Marga no entiende que está pasando, pero ya que todos parecen prestar atención al sofa, ella imita esa conducta discretamente.

Ramón y Luis:

Le toco la frente.

-¡Estás ardiendo!

Parece que esos hombres se conocían, o al menos el joven se está encargando de cuidar al agredido. Espero que se recupere... Ese pensamiento le surge con naturalidad... aunque la situación de este salón es de todo menos natural. En otro momento y en otro espacio tendría la certidumbre de que aquel hombre podría ser atendido y sanado (o al menos haberlo intentado) sin problemas. Pero esta noche, en este lugar, tenía ya muy pocas certidumbres, y no se atrevía a aventurar nada de lo que podría ocurrir.

En ese momento se da cuenta de que Blanca no está en el salón, y todas las alarmas se le encienden. Si alguien está mirando su rostro, verá sin duda alguna la preocupación y algo de miedo. No puede evitar soltar una expresión con tono de voz angustioso: ¿Y Blanca? En ese momento, su mirada pasa por la cristalera del balcón y la ve, charlando con Santiago. Un gran suspiro sale de sus pulmones, tranquilizando su ánimo y permitiéndole recomponer su compostura...

[Magda Dalmau]

El teléfono de Luis empieza a sonar, reclamando atención. Posiblemente sea la llamada de confirmación...

Se oyen voces desde el pasillo. Lo que parece ser una discusión. Unos pasos llegan hasta la puerta del primer piso....

Y el reloj da las diez campanadas.