(C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
Moderador: Variable
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
Habría gente en redes sociales que la habría odiado enormemente por pedir una pizza hawaiana. Por algún extraño motivo, hay un fuerte sentimiento de pureza al respecto que hace que sea la pizza prohibida. Poco podría entenderlo Eva, al menos.
Le costó un poco que le hicieran una "pizza de piña y jamón" en la pizzería a la que había llamado: "La Bella Italia". Era una auténtica pizza napolitana hecha en un horno de piedra. Una delicia.
Estaba tan a gusto, que apenas percibió la música de los vecinos de abajo, que parecían en mitad de una fiesta techno.
Hacía mucho que no dormía tan bien. Y que los sueños no la reconfortaban tanto.
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Eva estaba atada a una silla. Era una habitación oscura y el rostro de un hombre le miraba desde el otro lado de la habitación. Era totalmente calvo y estaba perfectamente afeitado. Su sonrisa, retorcida y sádica confirmaba el presagio que transmitían sus ojos, inyectados en sangre.
Era el ser más horrendo y malvado que había visto nunca. Y en su mano tenía un casco de moto, negro.
Le costó un poco que le hicieran una "pizza de piña y jamón" en la pizzería a la que había llamado: "La Bella Italia". Era una auténtica pizza napolitana hecha en un horno de piedra. Una delicia.
Estaba tan a gusto, que apenas percibió la música de los vecinos de abajo, que parecían en mitad de una fiesta techno.
Hacía mucho que no dormía tan bien. Y que los sueños no la reconfortaban tanto.
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Eva estaba atada a una silla. Era una habitación oscura y el rostro de un hombre le miraba desde el otro lado de la habitación. Era totalmente calvo y estaba perfectamente afeitado. Su sonrisa, retorcida y sádica confirmaba el presagio que transmitían sus ojos, inyectados en sangre.
Era el ser más horrendo y malvado que había visto nunca. Y en su mano tenía un casco de moto, negro.
Siempre hay múltiples caminos para llegar a un destino: algunos empedrados, algunos asfaltados, otros son caminos que atraviesan bosques y otros se sumergen bajo las montañas. Cualquiera que sea el camino, el mío siempre es el de la no espada.
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
Al abrir los ojos, a Eva se le congeló hasta el grito en la garganta, se le había cerrado tanto que no podía ni tragar sin hacer un esfuerzo supremo. Notaba como el corazón le latía en los oídos, creía que se le iba a salir del pecho, pero estaba paralizada y se sentía incapaz de moverse como si quedarse quieta la hiciera invisible. Dejó de pensar en el momento en el que comenzó a temblar. No era algo que quisiera hacer en ese momento, pero no podía evitarlo.
No le dijo nada porque no había nada que decir. Cuando le miró le quedó todo perfectamente claro, de ahí no iba a salir. Se había acabado todo, no iba a haber más Eva y muy pronto se iba a convertir en una mancha en el suelo, como su padre. No podía sacar de su mente el momento en el que ella misma vertía el cubo de agua ensangrentada con detergente al baño, y se preguntó si alguien recogería su sangre o su cuerpo se pudriría ahí por siempre.
Se le deslizó una lágrima por la mejilla, seguida de otra y notó el calor de la nariz comenzando a moquear. Aquello no tenía pinta de que fuera a ser rápido.
No le dijo nada porque no había nada que decir. Cuando le miró le quedó todo perfectamente claro, de ahí no iba a salir. Se había acabado todo, no iba a haber más Eva y muy pronto se iba a convertir en una mancha en el suelo, como su padre. No podía sacar de su mente el momento en el que ella misma vertía el cubo de agua ensangrentada con detergente al baño, y se preguntó si alguien recogería su sangre o su cuerpo se pudriría ahí por siempre.
Se le deslizó una lágrima por la mejilla, seguida de otra y notó el calor de la nariz comenzando a moquear. Aquello no tenía pinta de que fuera a ser rápido.
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
Notó algo en su mano. La derecha no la tenía atada. En su lugar había una copia en mal estado de Cien años de Soledad.
¿Te ha merecido la pena?
Su voz le calaba hasta lo más hondo, al lugar donde se sostenía la cordura. Aquello no era natural, no podía ser real.
Entonces, como si confirmara con eso todos sus temores, notó como el casco se movía, directo hacia ella. Le golpeó en el hombro haciéndole verdadero daño. Lo que había dentro del casco no era otra cosa que la cabeza seccionada de Raúl. Toda la piel de sus mejillas estaba llena de arañazos y en su rostro había una expresión de auténtico pavor.
Al volver a mirar el libro, era una copia de La Vida del Buscón llamado Don Pablo, de Quevedo, claro.
¿Te ha merecido la pena?
¿Te ha merecido la pena?
Su voz le calaba hasta lo más hondo, al lugar donde se sostenía la cordura. Aquello no era natural, no podía ser real.
Entonces, como si confirmara con eso todos sus temores, notó como el casco se movía, directo hacia ella. Le golpeó en el hombro haciéndole verdadero daño. Lo que había dentro del casco no era otra cosa que la cabeza seccionada de Raúl. Toda la piel de sus mejillas estaba llena de arañazos y en su rostro había una expresión de auténtico pavor.
Al volver a mirar el libro, era una copia de La Vida del Buscón llamado Don Pablo, de Quevedo, claro.
¿Te ha merecido la pena?
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Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
Al notar que tenía una mano suelta, comenzó a pensar en comprobar cómo de fuertes eran el resto de ataduras pero temía que el perturbado del libro se diera cuenta. La primera vez que se dirigió a ella, se estremeció como una pequeña hoja en el frío viento otoñal. Como se temía cuando hacía sus propias cábalas ese hombre no estaba en su sano juicio, bueno, eso era quitarle la responsabilidad de lo que hacía y lo que iba a hacer, así que dentro de su cabeza ocupó el título de hijo de la gran puta.
Cuando la golpeó de verdad, se revolvió en su asiento poniendo a prueba las ataduras. Entre quejidos y un jadeo dolorido se llevó la mano al hombro lastimado, intentando consolarlo con el roce de su mano. Pero cuando gritó de verdad fue al ver la cabeza de su tío Raúl. Primero se le quedó una estúpida cara de sorpresa pero pronto cambió al rostro retorcido de dolor de la imagen de una Virgen Dolorosa viendo en la cruz a su hijo, la de un dolor distinto mucho más trrible mucho más profundo. El grito que soltó ,mientras las lágrimas se deslizaban sin control por sus mejillas, nacía de lo más profundo de sus entrañas, era un lamento visceral, un quejido largo y profundo que llenó la estancia como si le hubiera arrancado en ese instante un pedazo de su alma.
Eva se revolvió en su asiento y puso a prueba de nuevo sus ataduras. Jadeaba y temblaba llena de furia. Posó la mano sobre el libro con intención de tirárserlo a la cabeza aunque no le fuera a dar, aunque después fuera peor para ella, pero al menos esa satisfacción que se llevaba al otro mundo. Pero la mano se detuvo porque el libro era otro.
¿Qué estaba pasando?
Por supuesto, Eva no respondió.
Cuando la golpeó de verdad, se revolvió en su asiento poniendo a prueba las ataduras. Entre quejidos y un jadeo dolorido se llevó la mano al hombro lastimado, intentando consolarlo con el roce de su mano. Pero cuando gritó de verdad fue al ver la cabeza de su tío Raúl. Primero se le quedó una estúpida cara de sorpresa pero pronto cambió al rostro retorcido de dolor de la imagen de una Virgen Dolorosa viendo en la cruz a su hijo, la de un dolor distinto mucho más trrible mucho más profundo. El grito que soltó ,mientras las lágrimas se deslizaban sin control por sus mejillas, nacía de lo más profundo de sus entrañas, era un lamento visceral, un quejido largo y profundo que llenó la estancia como si le hubiera arrancado en ese instante un pedazo de su alma.
Eva se revolvió en su asiento y puso a prueba de nuevo sus ataduras. Jadeaba y temblaba llena de furia. Posó la mano sobre el libro con intención de tirárserlo a la cabeza aunque no le fuera a dar, aunque después fuera peor para ella, pero al menos esa satisfacción que se llevaba al otro mundo. Pero la mano se detuvo porque el libro era otro.
¿Qué estaba pasando?
Por supuesto, Eva no respondió.
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
Como si no necesitara respuesta, el hombre soltó una irritante carcajada, aguda y afilada como la punta de una aguja. Entonces, se comenzó a acercar lentamente.
Al dar el primer paso, el libro de Quevedo se le escapó a Eva de las manos, perdiéndose en la oscuridad del suelo.
Con el segundo paso, Eva pudo contemplar como realmente no estaba vestido. Lo que parecía ropa en realidad era piel quemada, arrugada y ceniza, con burbujas, granos y pústulas supurantes.
El tercer paso le puso a su lado. Estiró la mano y la agarró del hombro. Del mismo al que había golpeado con el casco. La zarandeó.
Eva, Eva. Contesta.
Su expresión se fue difuminando, como perdiéndose en una bruma oscura. Al mismo tiempo, cada vez era más real el zarandeo. Su voz, su voz se fue modulando, poco a poco, perdiendo aspereza, normalizándose. La tercera vez que pronunció su nombre, pudo reconocer la voz de Raúl. Entonces abrió los ojos y vió como su padrino, todavía con la chaqueta puesta, intentaba despertarla. Al fin lo había conseguido.
Al dar el primer paso, el libro de Quevedo se le escapó a Eva de las manos, perdiéndose en la oscuridad del suelo.
Con el segundo paso, Eva pudo contemplar como realmente no estaba vestido. Lo que parecía ropa en realidad era piel quemada, arrugada y ceniza, con burbujas, granos y pústulas supurantes.
El tercer paso le puso a su lado. Estiró la mano y la agarró del hombro. Del mismo al que había golpeado con el casco. La zarandeó.
Eva, Eva. Contesta.
Su expresión se fue difuminando, como perdiéndose en una bruma oscura. Al mismo tiempo, cada vez era más real el zarandeo. Su voz, su voz se fue modulando, poco a poco, perdiendo aspereza, normalizándose. La tercera vez que pronunció su nombre, pudo reconocer la voz de Raúl. Entonces abrió los ojos y vió como su padrino, todavía con la chaqueta puesta, intentaba despertarla. Al fin lo había conseguido.
Siempre hay múltiples caminos para llegar a un destino: algunos empedrados, algunos asfaltados, otros son caminos que atraviesan bosques y otros se sumergen bajo las montañas. Cualquiera que sea el camino, el mío siempre es el de la no espada.
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
Se despertó gritando y, al ver a su tito, se abrazó a él llorando. Estaba completamente aterrorizada y temblaba, apretando a su padrino como si se fuera a disolver en cuestión de segundos. Sollozaba y tardó un buen rato hasta darse cuenta que eso era el mundo real.
- Tito, he tenido una pesadilla horrible -musitó, entre lágrimas. - Era horrible. Horrible.
Volvió al silencio y a las lágrimas hasta que se desahogó completamente tanto de la negrura que le había traído la pesadilla como del sufrimiento y la ansiedad que había acumulado los días anteriores. Cuando consiguió dejar de temblar, alargó la mano para tomar una servilleta con el logo de la pizzería a la que había hecho el pedido la noche anterior, se secó las lágrimas y se limpió la nariz.
- Te he fallado, tito -dijo, mirándolo con los ojos azules cargados de dolor y culpabilidad. Lo había metido en ese berenjenal. No tenía que haberle dicho nada. Solo tenía que haber entrado en la casa, haber hecho su trabajo y ya estaba. Si salía mal era su problema.
- Tito, he tenido una pesadilla horrible -musitó, entre lágrimas. - Era horrible. Horrible.
Volvió al silencio y a las lágrimas hasta que se desahogó completamente tanto de la negrura que le había traído la pesadilla como del sufrimiento y la ansiedad que había acumulado los días anteriores. Cuando consiguió dejar de temblar, alargó la mano para tomar una servilleta con el logo de la pizzería a la que había hecho el pedido la noche anterior, se secó las lágrimas y se limpió la nariz.
- Te he fallado, tito -dijo, mirándolo con los ojos azules cargados de dolor y culpabilidad. Lo había metido en ese berenjenal. No tenía que haberle dicho nada. Solo tenía que haber entrado en la casa, haber hecho su trabajo y ya estaba. Si salía mal era su problema.
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
Raúl abrazó a Eva intentando consolarla. Optó, finalmente, por dejarla desahogarse.
- Estamos juntos en esto -dijo, finalmente-. Ponte cómoda y tranquilizate un poco.
Recogió los restos de pizza y salió del salón, hacia la entrada y la cocina. Volvió un par de minutos después, habiéndose quitado la chaqueta de cuero marrón. Se sentó junto a Eva.

- Hace unos años, tu padre y yo conocimos al señor Cortés. Era un estudioso, quizá un filántropo, que se dedicaba a conseguir libros. Nos ayudó económicamente un mal momento.
Hizo una pausa, se sentía en cierto modo culpable.
- Tu padre y Cortés hicieron buenas migas, aunque fueran de generaciones diferentes. Hablaban durante horas de diversas horas y debatían sobre el significado y la ambigüedad de algunas obras. Yo, a veces, me unía a ellos. Solíamos dejarte a cargo de la tienda y nos íbamos a tomar unas cervezas con él. A veces a su casa, allí, a Pozuelo.
Cogió las manos de Eva y las unió a las suyas, para intentar tranquilizarla. Que se sintiera cómoda.
- Tu padre conocía a Lorenzo -explicó-. Es un librero importante en la zona. Pero entonces llegó la Feria del Libro, y Cortés nos encargó sustraer la obra. Habíamos hablado mucho entre nosotros acerca de las erratas que se habían postergado en la obra durante las ediciones posteriores. La corrigió y nos la devolvió. Preparamos una venta ilegal y lo filtramos a la polícia.
Sonrió.
- La cosa se complico un poco. De hecho, tu padre tuvo que utilizar la pistola de tu abuelo. Se quedó sin balas.
Sabía que le costaría asimilar lo que oía, así que esperó a que lo hiciera antes de continuar. Quizás tendría preguntas... Bueno... Casi seguro.
- Estamos juntos en esto -dijo, finalmente-. Ponte cómoda y tranquilizate un poco.
Recogió los restos de pizza y salió del salón, hacia la entrada y la cocina. Volvió un par de minutos después, habiéndose quitado la chaqueta de cuero marrón. Se sentó junto a Eva.

- Hace unos años, tu padre y yo conocimos al señor Cortés. Era un estudioso, quizá un filántropo, que se dedicaba a conseguir libros. Nos ayudó económicamente un mal momento.
Hizo una pausa, se sentía en cierto modo culpable.
- Tu padre y Cortés hicieron buenas migas, aunque fueran de generaciones diferentes. Hablaban durante horas de diversas horas y debatían sobre el significado y la ambigüedad de algunas obras. Yo, a veces, me unía a ellos. Solíamos dejarte a cargo de la tienda y nos íbamos a tomar unas cervezas con él. A veces a su casa, allí, a Pozuelo.
Cogió las manos de Eva y las unió a las suyas, para intentar tranquilizarla. Que se sintiera cómoda.
- Tu padre conocía a Lorenzo -explicó-. Es un librero importante en la zona. Pero entonces llegó la Feria del Libro, y Cortés nos encargó sustraer la obra. Habíamos hablado mucho entre nosotros acerca de las erratas que se habían postergado en la obra durante las ediciones posteriores. La corrigió y nos la devolvió. Preparamos una venta ilegal y lo filtramos a la polícia.
Sonrió.
- La cosa se complico un poco. De hecho, tu padre tuvo que utilizar la pistola de tu abuelo. Se quedó sin balas.
Sabía que le costaría asimilar lo que oía, así que esperó a que lo hiciera antes de continuar. Quizás tendría preguntas... Bueno... Casi seguro.
Siempre hay múltiples caminos para llegar a un destino: algunos empedrados, algunos asfaltados, otros son caminos que atraviesan bosques y otros se sumergen bajo las montañas. Cualquiera que sea el camino, el mío siempre es el de la no espada.
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
Aunque estaba más calmada, aún tenía la nariz colorada y la expresión de no tener muy buen cuerpo en esos instantes. Sorbía por la nariz de vez en cuando y, a media que Raúl fue hablando, la atención de Eva quedó totalmente absorta en sus palabras. Cuando hizo la pausa, esperando que dijera algo, tenía preguntas pero no quería que se desviase de la histora, del final de esa historia.
- Pero, ¿por qué no me dijiste nada? -fue lo primero que le preguntó. Parecía confusa, entre los diversos robos entre amigos. -No entiendo tanto encargo -continuó, evitando mencionar la palabra robo- en tantas direcciónes. No consigo entenderlo.
Se detuvo un segundo.
- Entonces, si Cortés era el amigo de papá y corrigió la edición, ¿qué significaba ese mensaje que encontré? Vino Eva vestida de rojo.
La pregunta más importante la estaba aplazando. Ella misma no sabía bien cómo abordarla, así que comenzó con algo que era obvio.
- ¿Por qué lo filtrásteis? - preguntó, para desplazar la vista a mirar a través de la ventana de la habitación. Se calló, dejando un tenso silencio entre los dos antes de que tuviera el valor de preguntar - ¿Qué le pasó a papá de verdad?
- Pero, ¿por qué no me dijiste nada? -fue lo primero que le preguntó. Parecía confusa, entre los diversos robos entre amigos. -No entiendo tanto encargo -continuó, evitando mencionar la palabra robo- en tantas direcciónes. No consigo entenderlo.
Se detuvo un segundo.
- Entonces, si Cortés era el amigo de papá y corrigió la edición, ¿qué significaba ese mensaje que encontré? Vino Eva vestida de rojo.
La pregunta más importante la estaba aplazando. Ella misma no sabía bien cómo abordarla, así que comenzó con algo que era obvio.
- ¿Por qué lo filtrásteis? - preguntó, para desplazar la vista a mirar a través de la ventana de la habitación. Se calló, dejando un tenso silencio entre los dos antes de que tuviera el valor de preguntar - ¿Qué le pasó a papá de verdad?
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
- No sé a qué vienen las referencias a ti. Es posible que sea una casualidad, no tiene mucho sentido.
No pareció darle tanta importancia como Eva. Quizás en realidad no lo era. O quizás eso quería pensar.
- No hubo tanto encargo. Lorenzo nos pidió que robáramos la obra, se lo comentamos a Cortés y le pareció una buena idea corregirla -sonrió-. Fue por motivos publicitarios. Después del robo, Lorenzo consiguió muchos contactos y amistades. Le vino muy bien, convenientemente.
Negó con la cabeza.
- La semana pasada me contactó Lorenzo. Le habían dicho de la BNE que el libro había desaparecido. Quería que lo consiguiera.
Sacó un mechero, un paquete de tabaco y sacó lentamente un cigarro. Se lo puso en la boca y se lo encendió.
- Me ofrecía 3.000€ a bajo cuerda. Creo que a los dos nos venía bien. Antes de investigar o preguntar a nadie, tuve una intuición. No... No fue una intuición. Sé que lo tiene Cortés. No me preguntes por qué. Estoy seguro.
Hizo una pausa, solemne.
- Lo de tu padre creo que no tuvo nada que ver con esto. Ojalá supiera qué pasó.
No pareció darle tanta importancia como Eva. Quizás en realidad no lo era. O quizás eso quería pensar.
- No hubo tanto encargo. Lorenzo nos pidió que robáramos la obra, se lo comentamos a Cortés y le pareció una buena idea corregirla -sonrió-. Fue por motivos publicitarios. Después del robo, Lorenzo consiguió muchos contactos y amistades. Le vino muy bien, convenientemente.
Negó con la cabeza.
- La semana pasada me contactó Lorenzo. Le habían dicho de la BNE que el libro había desaparecido. Quería que lo consiguiera.
Sacó un mechero, un paquete de tabaco y sacó lentamente un cigarro. Se lo puso en la boca y se lo encendió.
- Me ofrecía 3.000€ a bajo cuerda. Creo que a los dos nos venía bien. Antes de investigar o preguntar a nadie, tuve una intuición. No... No fue una intuición. Sé que lo tiene Cortés. No me preguntes por qué. Estoy seguro.
Hizo una pausa, solemne.
- Lo de tu padre creo que no tuvo nada que ver con esto. Ojalá supiera qué pasó.
Siempre hay múltiples caminos para llegar a un destino: algunos empedrados, algunos asfaltados, otros son caminos que atraviesan bosques y otros se sumergen bajo las montañas. Cualquiera que sea el camino, el mío siempre es el de la no espada.
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
Escuchó todo en silencio. Atenta, meditabunda y sin saber muy bien qué más decir. Necesitaba pensar bien sobre aquello, pero si había algo que le había quitado las ganas de seguir era ese sueño. Frunció el ceño de forma cómica, sonrió con dulzura y le apartó la mano de la boca con suavidad para evitar que volviera a darle otra calada al cigarrillo.
- Tito, deberías dejar esta costumbre. Es mala para la salud, deteriora los libros y ¡deja un pestazo! - dijo, haciendo una mueca divertida mientras agitaba la mano frente a la nariz, divertida y se estiraba para entre abrir la ventana.
Eva cruzó los brazos sobre el pecho, luego jugueteó con los dedos de los pies sobre el parquet. De momento, lo que le parecía es que les habían estado usando de peones en todas direcciones y eso no le gustaba lo más mínimo.
- Mira, ese dinero nos viene de lujo pero quizás sea mejor dejar que esos dos se peguen entre ellos. Sabiendo lo que me has dicho, lo mismo en lugar de quitárselo puedo intentar ir a negociar cuando regrese de viaje, si no lo han robado ya. Hay gente que es mucho más razonable cuando es una mujer quien se lo pide. Ya sabes cómo es el sector y el mundo en general. Pero la verdad, esos tres mil euros por los tres días que llevo te juro que no compensan o sube la tarifa o no me muevo más. En estos tres días me ha pasado de todo, han sido los peores de mi vida después de lo de papá. Además, el motorista fantasma me ha dejado en la ruina. ¿Crees que puede ser alguien que envíe Cortés? ¿O quién crees que puede ser? ¿Papá tenía algún enemigo?
Después de mirarlo de soslayo se concentró. Aún tenía ese mal cuerpo, recordaba tan bien la cabeza de su tío y ese horrible ser. Se le formaron tres arrugas en la frente, de la tensión. Apoyó los codos sobre los muslos y dejó caer las manos, unidas entre ellos.
- Si no hacemos este trabajo, ¿crees que perderemos el crédito como profesionales?
- Tito, deberías dejar esta costumbre. Es mala para la salud, deteriora los libros y ¡deja un pestazo! - dijo, haciendo una mueca divertida mientras agitaba la mano frente a la nariz, divertida y se estiraba para entre abrir la ventana.
Eva cruzó los brazos sobre el pecho, luego jugueteó con los dedos de los pies sobre el parquet. De momento, lo que le parecía es que les habían estado usando de peones en todas direcciones y eso no le gustaba lo más mínimo.
- Mira, ese dinero nos viene de lujo pero quizás sea mejor dejar que esos dos se peguen entre ellos. Sabiendo lo que me has dicho, lo mismo en lugar de quitárselo puedo intentar ir a negociar cuando regrese de viaje, si no lo han robado ya. Hay gente que es mucho más razonable cuando es una mujer quien se lo pide. Ya sabes cómo es el sector y el mundo en general. Pero la verdad, esos tres mil euros por los tres días que llevo te juro que no compensan o sube la tarifa o no me muevo más. En estos tres días me ha pasado de todo, han sido los peores de mi vida después de lo de papá. Además, el motorista fantasma me ha dejado en la ruina. ¿Crees que puede ser alguien que envíe Cortés? ¿O quién crees que puede ser? ¿Papá tenía algún enemigo?
Después de mirarlo de soslayo se concentró. Aún tenía ese mal cuerpo, recordaba tan bien la cabeza de su tío y ese horrible ser. Se le formaron tres arrugas en la frente, de la tensión. Apoyó los codos sobre los muslos y dejó caer las manos, unidas entre ellos.
- Si no hacemos este trabajo, ¿crees que perderemos el crédito como profesionales?