(C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)

Prólogo de la partida, comprenda el año anterior a la celebración de "La Promesa".

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Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)

#131

Mensaje por Variable »

El hombre sonrió, y sirvió algo de agua en su copa.

- Dicen que brindar con agua no es bueno -dijo-. Nunca me lo he creído, al igual que la gente no se cree que haya verdad en las obras de ficción. En todas ellas siempre hay verdad, de una forma u otra. La clave es descubrirla.

Alzó la copa. Sabía que el filete le iba a encantar.

- Sugiero brindar por el éxito de nuestro futuro proyecto.

Una vez brindaron, Daniel se quedó en silencio.

- Hoy no has venido de rojo -dijo-, pero no era necesario. Lo importante era comprobar que eras capaz de encontrarlo. Tú padre ya me habló de las capacidades que tenías hace años. He estado esperando el momento hasta entonces, me alegra que haya llegado ya.
Siempre hay múltiples caminos para llegar a un destino: algunos empedrados, algunos asfaltados, otros son caminos que atraviesan bosques y otros se sumergen bajo las montañas. Cualquiera que sea el camino, el mío siempre es el de la no espada.

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Livia
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Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)

#132

Mensaje por Livia »

Eva lo acompañó en el brindis y comenzó a pensar en lo que acababa de decir. En otra situación, seguramente hubiera aprovechado para lanzarle una buena pulla y empezar a marcarle un poco el terreno, porque por mucho y bien que pagara, no era un obrero de la construcción cuyo capataz podía decirle el orden de los ladrillos a poner. Podía ser una chica muy obediente e influenciable pero eso quedaba para su difunto padre y su tío, que, la verdad, había sido gran parte del causante de esa situación.

Su tío tenía razón en que era un hombre atractivo, era algo que no podía negarse, como tampoco que ella sentía cierto interés por el hombre que había entrado en la puñetera Biblioteca Nacional para mangarse el libro del que él mismo había hecho una soberana corrección y que enamoraba más que el propio tostón de obra en cuestión. Pero volver a mencionar el vestido, hizo que cambiara de postura, diera un trago al vino y desviara momentáneamente la mirada al jardín, algo incómoda.

- Si mi padre le habló de mí no sé cómo albergaba la más remota esperanza de que viniera vestida de rojo.

Había cosas que no le cuadraban, cosas que estaban girando para encajar y era alrededor del maldito encargo, de su padre y de ese hombre. Y parecían piezas de un puzzle que quizás no quería ver. Sí, era normal que su padre hablase de su hija, estaba orgullo de ella y ella se esforzaba mucho para que siguiera siendo así. Pero tenía la impresión de que había apalabrado algo con ese hombre, algo sobre ella, y su tío también. Ahí estaba pasando algo y estaba comenzando a sentirse entre molesta e inquieta. Debajo de la mesa, comenzó a mover el pie.

- ¿De qué está hablando? - dijo, mirándolo fijamente - Por qué no se deja de rodeos y me habla claro.

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Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)

#133

Mensaje por Variable »

Daniel enarcó una ceja, algo confundido.

- Lo estoy diciendo de forma clara -repuso-. Contacté con tu padre para que realizara el trabajo que necesito que hagas, pero fue incapaz de resolverlo. Pensé que tu, con una formación más extensa, si tenías la capacidad intelectual de la que siempre presumía tu padre, podrías, con el tiempo ayudarme. Establecí ese pequeño acertijo en el libro para probar tu valía y llamar tu atención cuando todo se pusiera en marcha.

Hizo una pausa, hizo un corte transversal en el filete, con cuidado.

- Cuando pensé que era el momento, robé el libro de la Biblioteca Nacional, y simplemente esperé a que Castillo moviera ficha. Y, finalmente, aquí estás.

Miró a sus ojos, escrutando su reacción.

- ¿Supone todo esto algún inconveniente? En ningún momento te he escondido nada, solo quería probarte antes de darte la oportunidad de venir aquí. Eres libre de rechazar el trabajo todavía, al menos hasta que te enseñe la biblioteca. A partir de ese momento, nos unirá un contrato de confidencialidad.
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Livia
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#134

Mensaje por Livia »

- Espero que pueda disculparme. Llevo unos días un poco tensos. - respondió, sintiéndose aliviada al momento.

Tensos era decir poco. Se sintió avergonzada de su propia actitud y creía que ese estrés, ese miedo, esa sensación de peligro, de oscuridad, esa sospecha constante no se le había marchado con un par de días de descanso. Estaba empezando a pensar si sus facultades mentales estaban en buen estado, y si estarían a la altura del trabajo. El lunes sin falta iba a ir a buscar la ayuda de un especialista.

¿Cómo podía ser que una pesadilla y un par de invasiones de su intimidad le hubieran afectado tanto? Bueno, y que le limpiaran su exigua cuenta bancaria. Pero todo había sido porque se había creído intocable, invulnerable y más lista que ese hombre de la moto. Pero eran gajes del oficio. Lo que era estúpido era no aprender de eso y estar a la que salta. Que le devolvieran el móvil robado en su jersey rojo favorito no tenía nada que ver con eso. Nada. No era cuestión de perder el trabajo. Sentirse culpable no arreglaría nada, poner remedio sí.

Así que eso hizo. Dio un sorbo más a la copa de vino y se relajó, centrándose únicamente en lo que decía. La verdad es que se lo había currado un montón con la prueba y no podía negar que eso le despertaba admiración. Aunque era un poco retorcido, todo había que decirlo. ¿Qué sería esa investigación? Estaba muy intrigada por saberlo.

- ¿Inconveniente? En absoluto- respondió, y dibujó una sonrisa divertida. Debía ser algo bastante importante para ir con contrato y con cláusula- Generalmente no suelo trabajar de esa forma. Mis acuerdos son verbales y mi aval es tanto mi apellido como mi reputación y lleva implícita la confidencialidad. Pero no tengo ningún inconveniente en firmar un contrato con cláusula. ¿Podría echarle un vistazo al contrato? - de momento todo le parecía una transacción bastante correcta, normal y rutinaria - ¿Cuándo empezaría?

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Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)

#135

Mensaje por Variable »

- Puedo entenderlo -asintió, con una sonrisa-. ¿Has tenido unos días malos? Creo que no me extraña.

Partió un trozo más del filete y se lo llevó a la boca.

- Es una buena carne -sentenció-. El contrato lo firmamos luego, si quieres. Por mí, puedes empezar cuando quieras. Si lo prefieres, esta misma noche. Tienes una habitación habilitada para ti arriba, la misma que ocupó tu padre durante unos días.
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Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)

#136

Mensaje por Livia »

Arrugó un poco la nariz con la respuesta y se colocó bien las gafas. Estaba a punto de devolverle ese “no me extraña” en en forma de pregunta” y esperar a ver qué sucedía. La sospecha seguía ahí arañando, pero esa vez se controló y decidió meterse un buen trozo de carne en la boca e intentar concentrarse en masticar para intentar alejar la jodida paranoia de una buena patada en su puñetero trasero. Volvió a repetirse que todo iba bien, que ese hombre no tenía nada que ver. Estaba siendo sincero. Continuó comiendo aunque la carne ya no estaba tan deliciosa, comenzaba a quedarse fría y a atascarse en el paladar por la pérdida de temperatura. Aún así, ni deseaba desperdiciarla ni ofender a su anfitrión.

Eva se preguntó cómo podía ser tan hijo de perra de ofrecerle ver una biblioteca (que por las condiciones parecía que fuera la puñetera biblioteca de Alejandría) , darle un buen vino de Oporto, le dejaba meter su curiosa naricilla en una misteriosa investigación y le dejaba quedarse para evitar los controles a la vuelta. ¿En serio esperaba que le iba a decir que no? Es que era un pedazo de plan de sábado noche de putísima madre al nivel que para otros sería salir de copazos a quemar Madrid. Bueno, no era exactamente lo mismo pero para ella era un PLA-NA-ZO . ¿Cómo no iba a tener ganas de empezar?

- Pues la verdad es que me apetecería bastante un vistazo preliminar a la investigación- le dejó caer, con una sonrisa comedida, así como quien no quiere la cosa. Pero como no podía tener ni un instante de paz, esa alegría comenzó a desvanecerse cuando pensó mejor dónde se iba a quedar. Para entonces abandonó lentamente los cubiertos, con la mirada entre triste y curiosa. - Me resulta curioso que mi padre nunca le mencionara. Supongo que había muchos aspectos de él que no conocía.

Continuó comiendo y bebiendo en silencio pero la carne comenzó a saberle a ceniza y el vino se tornó en vinagre porque tenía dentro esa herida abierta e infectada con sus propias lágrimas. Las que se había tragado en un entierro que no fue íntimo y al que acudieron los envidiosos e hipócritas a un besamanos lleno de palabras vacías. Un momento en el que no había podido despedirse de su padre en condiciones, en el que no pensaba darles el gusto de ver llorar a la niña de Espinosa. Desde entonces no había vuelto a llorar por él y Eva se había ahogado en esas lágrimas sin verter. Evitaba el asunto pero sabía que su padre no era todo lo que aparentaba con ella. Podía haber intentado investigar sobre su muerte pero no se atrevió. Ni se atrevió a preguntarle a Cortés lo que quería que era saber más de él. Realmente, quería una mentira que le dijera que la imagen que tenía de Esteban Espinosa era cierta. Pero abordar ese asunto era como abrir la caja de Pandora y no estaba segura de saber qué encontraría en el fondo, pero aún así seguía contemplando la maldita posibilidad, jugueteando con la maldita caja.

-¿Mi padre también le ayudó en su investigación? - fue lo único que se atrevió a preguntar

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Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)

#137

Mensaje por Variable »

Daniel observó durante un eterno minuto cómo Eva comía. Comprobó, para su decepción, que no parecía disfrutar ni la carne ni el vino, pese a que eran los mejores que había podido comprar. A pesar de que había seguido de cerca sus pasos, de que había analizado sus progresos y evaluado su respuesta ante los enigmas que le había trasladado, se percató de que en realidad no la conocía. No sabía quien era.

Pudo notar, de una forma casi evidente, como cada vez que se nombraba a su padre ella se volvía hacia dentro.

- Esteban fue un buen hombre -dijo-. Nuestros tratos debían llevarse con la máxima discreción, ya que implicaban, como bien sabrás, algunas ilegalidades.

Dejó los cubiertos sobre el plato. No iba a esforzarse en comer mucho más. Era un derroche de comida, pero no se había planteado comer mucha cantidad. Pasase lo que pasase era una mala idea.

- Tendrás tiempo para conocer más sobre la investigación. En principio es posible que no necesites siquiera realizar trabajo de campo. Tu padre comenzó con el estudio, pero no fue capaz de llegar muy lejos.

Se detuvo un instante y contempló a Eva. Sus sentidos aumentaron y comenzó a distinguir las auras que la rodeaban.

- En las páginas que leas ahí arriba vas a encontrar información que te va a ser complicada de asimilar. Puede que prefieras creer que es fantasía pero, sea como sea, tendrás que tratarla como verosimil de cara a tus investigaciones.

Continuó observando los cambios en su aura.

- Tendrás llaves de la casa y podrás disponer del contenido de tu habitación de la forma en la que creas conveniente, guardando en ella lo que desees o haciéndola más cómoda a tu vida. Puedes disponer de igual forma de este salón, de la cocina y de toda la planta baja. Hay dos restricciones importantes que cancelarán automáticamente cualquier acuerdo que realicemos: la primera es que ninguno de los libros contenidos en la biblioteca de la planta superior deben ser sacados de la vivienda; la segunda es que, pase lo que pase, jamás bajarás al sótano. Allí es donde estaré yo recluído.
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Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)

#138

Mensaje por Livia »

Después de las palabras sobre su padre, Eva lo miró con la misma gratitud que si hubiera estado tomándole la mano en el entierro durante la ronda de condolencias. Agradeció eso más que cualquier vino o cualquier filete o cualquier cosa que hubiera podido comprar con dinero. Porque realmente, Eva no quería su dinero salvo para poder sobrevivir. Si hubiera tenido lo suficiente para garantizar la existencia de la tienda, la de su tío y la suya propia simplemente le habría ayudado por nada, solo por la pasión del descubrimiento y el conocimiento que iba a adquirir durante la investigación por que eso es lo que ella hacía, lo que le habían enseñado, lo que era y lo que llevaba dentro.

Esa palabras fueron como las gotas de una fina lluvia sobre los pétalos de una rosa que se marchita lentamente, en la soledad de un descampado abandonado entre la inmundicia. Un pequeño soplo de aire que hizo que el vacío de la ausencia, la melancolía, el miedo, el dolor y la amargura se aliviasen, desapareciendo como las hojas muertas arrastradas por el viento de otoño. Así en un par de pestañeos, la esperanza regresó a su corazón acompañada de la versión de amor sencillo y desprendido que acompaña a la gratitud. En esos instantes, el vino volvió a tener un delicioso sabor dulzón,

Eva era introvertida y tenía un rico paisaje interior que no compartía con todo el mundo. No sentía la soledad de la misma forma que los demás, los charlatanes, los extrovertidos y también la buscaba porque necesitaba estar consigo misma, con sus libros. Las personas que permitía que accediesen a ese mundo se convertían para ella en las más importantes, como lo fue su padre y como lo era su tío, tan leal a él en vida como seguía siéndolo ahora que no era más que un trozo de carne podrida metida en un ataud barato en un triste nicho. Lo suficiente como para estar allí por su apellido, por su legado y por su tío. Pero como introvertida que era, cuando le arrancaron a su padre, le arrancaron también un trozo de ese mundo y ni siquiera Raúl, su padrino, su tito, su segundo padre era capaz de reparar ese daño.

Estaba más receptiva para hacer las cosas de buena gana no porque le pagaran, que también. De momento, le parecía interesante y, aunque sabría que habría momentos duros de esos de tirarte de los pelos (siempre era así), le parecía un reto, y los retos podían ser muy divertidos porque le habían enseñado a afrontarlos como un juego. Por lo demás, vivía en un sótano, así que ¿por qué iba a extrañarse de esa excentricidad?

- Vale -aceptó, Eva - Su investigación, su casa sus normas. Gracias por hacerme un hueco en su casa - continuó de forma educada. -Solo quería pedirle una cosa, ¿me permitiría salir al jardín? No llevaré nada que sea suyo fuera de la casa, se lo aseguro.

A Eva le gustaban los jardines, le gustaba leer en el parque con los pies descalzos sobre la hierba, interrumpiendo la lectura para observar la naturaleza.

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Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)

#139

Mensaje por Variable »

El vástago se levantó mientras Eva guardaba silencio y fue hacia una pequeña cómoda para coger un par de carpetas. Eran simples cartulinas dobladas que guardaban en su interior algunos folios grapados. Una era azul clara y la otra verde clara.

Dejó caer las carpetas sobre la larga mesa del comedor y escuchó atentamente lo que decía Eva.

- No eres prisionera de nadie -explicó-. Como te he comentado, tendrás las llaves y podrás entrar y salir a tu antojo. La única restricción es el uso de los libros, que debe estar reducida exclusivamente a la edificación. Por cierto, hay una terraza bastante vacía en el ático. Si quieres usarla, puedes hacerlo, aunque es posible que te haga falta limpiar y comprar algo de mobiliario.

Deslizó las carpetas hacia ella, luego añadió una pluma, que deposito delicádamente encima de los documentos.

- Estos son los contratos -dijo-. Échales un vistazo con calma y fírmalos. Básicamente las condiciones detalladas son las que te acabo de comentar. La carpeta azul es para ti: encontrarás también una tarjeta de una cuenta de gastos por si necesitas realizar algún gasto en la casa y un esquema de la organización por temas de la biblioteca.

Se levantó y comenzó a recoger los platos y cubiertos.

- Tómate tu tiempo, yo voy a ir recogiendo los platos. He comprado buñuelos de postre... ¿Quieres? ¿Prefierés un café?
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Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)

#140

Mensaje por Livia »

- Me ha quedado claro - le respondió, a lo primero que le había dicho.

Contempló las dos carpetillas y la pluma. ¿Podía ser que al fin estuviera cambiando su suerte? El destino parecía mucho más benevolente en aquel momento, sentada a la mesa después de una buena cena. Incluso podía disfrutar de esa casa tan cómoda, tan espaciosa y tan diferente a su pequeña zahúrda. Creyó que podía sentirse a gusto, y lo mismo esos estudios tan extraños le permitirían crecer en conocimientos. El trabajo de campo, como lo había llamado, era muy emocionante (no podía negar eso) pero le apetecía perderse una temporada en una investigación de características más tranquilas. Volvería, seguro que sí, a acechar e intentar subir a malvados árboles.

El futuro le parecía más brillante, y ya no se sentía ni tan mal ni tan vulnerable. Quizás esta oportunidad fuera lo que necesitaba para poder pasar página, para cambiar de aires, para sanar un poco en un ambiente distinto al lugar en el que murió su padre. Ese trabajo prometía que iba a necesitar echarle un montón de horas y lejos de desanimarla, la motivó aún más. Eva abrió las carpetillas y comenzó a examinar el contenido. Pensaba ser bastante exhaustiva para saber qué contenía, cómo se regulaban los términos y qué le obligaba la cláusula de confidencialidad

- ¿Buñuelos?
-preguntó, levantando rápidamente la cabeza con la mirada brillante. Claro que le encantaban. Le encantaban los dulces y siempre justificaba ser una golosa con la excusa de que el cerebro necesita azúcar para funcionar mejor.... y también café - ¡Claro! - respondió, con voz más alegre - Y si pudiera ser un café también para no dormirme se lo agradecería.

Después regresó a centrarse en lo que le importaba, el contrato aunque muy draconiano debería ser para que se echase atrás en ese momento.

Cerrado

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