(C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
Moderador: Variable
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
Su respuesta llegó rápido: el metro de Colonia Jardín. Tenía dos entradas, una a pie de calle desde una plaza y la otra en mitad de un descampado, donde los coches aparcan.
El problema con todo ello era que la incorporación era una rotonda infernal, donde siempre había atascos, e iba directa a ella.
Otra opción era el centro comercial que había cerca de la ciudad de la imagen. Había metro ligero, un tranvía que iba a una velocidad mínima...
Como fuera, llegaba el momento de decidir.
El problema con todo ello era que la incorporación era una rotonda infernal, donde siempre había atascos, e iba directa a ella.
Otra opción era el centro comercial que había cerca de la ciudad de la imagen. Había metro ligero, un tranvía que iba a una velocidad mínima...
Como fuera, llegaba el momento de decidir.
Siempre hay múltiples caminos para llegar a un destino: algunos empedrados, algunos asfaltados, otros son caminos que atraviesan bosques y otros se sumergen bajo las montañas. Cualquiera que sea el camino, el mío siempre es el de la no espada.
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
En aquel momento, con la duda, los nervios y el corazón a punto de salírsele del pecho decidió cambiar de marcha, dar un volantazo y tirar para la zona del centro comercial y el metro ligero. En un atasco estaba perdida. Se podían poner al lado y en un momento, un disparo y adiós. La verdad es que le gustaría saber qué coño querían. ¿El libro? ¿Entrar en la casa de Cortés? ¿A ella por algún ajuste de cuentas con su padre? Este no era negocio para ir solo y en cierto modo, en esos segundos en los que estaba controlándolos por el espejo retrovisor, sintió una gran envidia. Ojalá pudiera tener aunque fuera un compañero, uno más joven porque no iba a meter a su tío, que ya estaba mayor a hacer esas locuras.
Pero bueno, ya valía de tener el corazón siempre en la boca. Era una chavalita intentando llevar el difícil negocio de su padre adelante pero ¿para algo la había preparado no? ¿Qué coño era eso de estar siempre encogida como una puta liebre entre la hierba acojonada porque la pillaran los galgos? Con dos ovarios y para delante. Si no lo conseguía que les costara caro. Total, ¿qué carajo tenía que perder? Nada. Total y absolutamente nada. Su tío no la necesitaba podía seguir adelante con sus trapicheos perfectamente sin ella. La tienda estaba en la ruina. Dudaba que nadie fuera a su entierro y como mucho, aparte de su tío, solo se interesaría por su falta Cortés y por negocios. Mirándolo así, ¿por qué tener miedo de morir? Así se reuniría con su padre. Porque, sinceramente, quién quiere tener una larga vida de soledad y amargura, de vacío y pérdida, en la que lo único que sirves es para pagar y pagar y pagar más facturas e impuestos. Estaba hasta el mismo coño de pagar...
¡Que les jodieran muy mucho a esos tres hijos de puta! Con unas cuantas balas todo hubiera sido más sencillo pero tenía una puta pistola con un cargador vacío.
E iba a intentar estar pendiente de hacer algunas cosas: si se acercan por un lado va a dar un volantazo para intentar impactarle y sacarlo de la carretera, abrir Moovit para ver los horarios de llegada de los trenes, si ve a alguien fácil que estuviera recién aparcado o aparcando para cambiar a un vehículo más potente va a intentar cambiar de vehículo. En última instancia iba a ir al centro comercial, a un restaurante o un lugar con público y bastantes horas por delante para el cierre en el que poder refugiarse, al menos mientras pensaba en otra cosa.
Pero bueno, ya valía de tener el corazón siempre en la boca. Era una chavalita intentando llevar el difícil negocio de su padre adelante pero ¿para algo la había preparado no? ¿Qué coño era eso de estar siempre encogida como una puta liebre entre la hierba acojonada porque la pillaran los galgos? Con dos ovarios y para delante. Si no lo conseguía que les costara caro. Total, ¿qué carajo tenía que perder? Nada. Total y absolutamente nada. Su tío no la necesitaba podía seguir adelante con sus trapicheos perfectamente sin ella. La tienda estaba en la ruina. Dudaba que nadie fuera a su entierro y como mucho, aparte de su tío, solo se interesaría por su falta Cortés y por negocios. Mirándolo así, ¿por qué tener miedo de morir? Así se reuniría con su padre. Porque, sinceramente, quién quiere tener una larga vida de soledad y amargura, de vacío y pérdida, en la que lo único que sirves es para pagar y pagar y pagar más facturas e impuestos. Estaba hasta el mismo coño de pagar...
¡Que les jodieran muy mucho a esos tres hijos de puta! Con unas cuantas balas todo hubiera sido más sencillo pero tenía una puta pistola con un cargador vacío.
E iba a intentar estar pendiente de hacer algunas cosas: si se acercan por un lado va a dar un volantazo para intentar impactarle y sacarlo de la carretera, abrir Moovit para ver los horarios de llegada de los trenes, si ve a alguien fácil que estuviera recién aparcado o aparcando para cambiar a un vehículo más potente va a intentar cambiar de vehículo. En última instancia iba a ir al centro comercial, a un restaurante o un lugar con público y bastantes horas por delante para el cierre en el que poder refugiarse, al menos mientras pensaba en otra cosa.
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
Su coche se desvió en la salida hacia el centro comercial. Las motos también redujeron, siguiéndola varios metros por detrás.
Ya en el aparcamiento, un vistazo rápido no reveló ningún coche que estuviera saliendo. Había vacíos huecos para aparcar.
Al fondo, en el andén del Metro ligero, se agolpaba bastante gente ante la próxima llegada del tranvía en dirección Colonia-Jardín.
Ya en el aparcamiento, un vistazo rápido no reveló ningún coche que estuviera saliendo. Había vacíos huecos para aparcar.
Al fondo, en el andén del Metro ligero, se agolpaba bastante gente ante la próxima llegada del tranvía en dirección Colonia-Jardín.
Siempre hay múltiples caminos para llegar a un destino: algunos empedrados, algunos asfaltados, otros son caminos que atraviesan bosques y otros se sumergen bajo las montañas. Cualquiera que sea el camino, el mío siempre es el de la no espada.
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
Eva no iba a molestarse mucho en perder tiempo y dejar el coche bien aparcado. En otro momento una sanción o la retirada de grúa sería algo que le preocuparía muchísimo, pero en ese instante, le daba tan igual el viejo coche de su padre como lo que tuviera que llevarse por delante.
Iba a dejar el coche lo más cerca posible del metro e iba a intentar camuflarse entre la multitud para hacerles creer que iba a montarse en el tranvía, aunque su intención era distraerlos para ocultarse por la zona hasta que se marcharan. Al menos, esperaba conseguir dividirlos.
Si lo veía demasiado complicado iba a apostar por montarse en el tranvía e ir en público.
Iba a dejar el coche lo más cerca posible del metro e iba a intentar camuflarse entre la multitud para hacerles creer que iba a montarse en el tranvía, aunque su intención era distraerlos para ocultarse por la zona hasta que se marcharan. Al menos, esperaba conseguir dividirlos.
Si lo veía demasiado complicado iba a apostar por montarse en el tranvía e ir en público.
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
Te camuflas entre la gente y te mantienes en una posición desde la que tienes vista sobre tu coche.
Un motorista se ha detenido junto a tu coche y está registrándolo. Otro está mirando por unos arbustos cercanos. El tercero está mirando en el grupo de gente y pasa por delante de ti sin verte.
Entonces, llega el metro ligero, un tranvía que conecta la periferia oeste de Madrid, y no tardas en ponerte a salvo.
Cuando el tranvía cierra sus puertas y se pone en marcha, tan solo uno de los pilotos ha subido al tranvía, y está en el otro vagón, a unos quince metros de ti.
Un motorista se ha detenido junto a tu coche y está registrándolo. Otro está mirando por unos arbustos cercanos. El tercero está mirando en el grupo de gente y pasa por delante de ti sin verte.
Entonces, llega el metro ligero, un tranvía que conecta la periferia oeste de Madrid, y no tardas en ponerte a salvo.
Cuando el tranvía cierra sus puertas y se pone en marcha, tan solo uno de los pilotos ha subido al tranvía, y está en el otro vagón, a unos quince metros de ti.
Siempre hay múltiples caminos para llegar a un destino: algunos empedrados, algunos asfaltados, otros son caminos que atraviesan bosques y otros se sumergen bajo las montañas. Cualquiera que sea el camino, el mío siempre es el de la no espada.
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
Se alegró bastante de no ser muy alta y tirando a delgaducha, de ser tan anodina que nadie parecía reparar en ella. No es que no le gustara ser como esas chicas espectaculares de instagram pero ese día, desde luego, se alegró de ser totalmente vulgar. Se resguardó junto a un grupo de hombres más altos que ella, cerca de la salida, esperando que sus cuerpos le sirvieran de parapeto mientras observaba al jodido motorista. No podía decir que no se alegrara de haberlos dividido pero lo importante era que no la detectara, para que el resto no acudieran como lobos a la salida.
Eva iba a aprovechar el primer empujón del rebaño saliendo del vagón para hacerse con el bonometro que asomaba del bolsillo de la chaqueta de uno de aquellos hombres. En cuanto traspasara la taquilla iba a hacer exactamente lo mismo y aprovechar para pasar desapercibida entre la multitud. Su primer pensamiento fue ir a La Finca pero no iba a volver en Metro, seguro que uno de esos tres se quedaban controlando los al Metro accesos. Lo mejor era despistarlos para volver de otro modo.
Eva iba a aprovechar el primer empujón del rebaño saliendo del vagón para hacerse con el bonometro que asomaba del bolsillo de la chaqueta de uno de aquellos hombres. En cuanto traspasara la taquilla iba a hacer exactamente lo mismo y aprovechar para pasar desapercibida entre la multitud. Su primer pensamiento fue ir a La Finca pero no iba a volver en Metro, seguro que uno de esos tres se quedaban controlando los al Metro accesos. Lo mejor era despistarlos para volver de otro modo.
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
Con una precisión absoluta, robas el abono de transportes a uno de esos hombres y lo pasas con rapidez por la taquilla, pasando. Detrás, el hombre se detiene y comienza a mirar en sus bolsillos.
Avanzas rápido.
Tienes a la izquierda el acceso al Metro normal en dirección norte, a la derecha, el acceso a dirección de Metrosur. Hacia arriba unas escaleras mecánicas suben la entrada de la estación.
Mirando atrás, el motorista, todavía con el casco, busca entre la gente que todavía no ha cruzado las taquillas.
Avanzas rápido.
Tienes a la izquierda el acceso al Metro normal en dirección norte, a la derecha, el acceso a dirección de Metrosur. Hacia arriba unas escaleras mecánicas suben la entrada de la estación.
Mirando atrás, el motorista, todavía con el casco, busca entre la gente que todavía no ha cruzado las taquillas.
Siempre hay múltiples caminos para llegar a un destino: algunos empedrados, algunos asfaltados, otros son caminos que atraviesan bosques y otros se sumergen bajo las montañas. Cualquiera que sea el camino, el mío siempre es el de la no espada.
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
Tantos años de preparación para el latrocinio habían dado sus frutos. Tanta insistencia en mantener los dedos ágiles y la coordinación adecuada. Eva suspiró y echó un último vistazo al andén. No podía recordar con más gratitud a su difunto padre, que había tenido a bien legarle el tradicional conocimiento de los Espinosa. Una auténtica profesión de futuro no como la que había hecho en la universidad.
Se dirigió a la izquierda. Al norte, le agradaba el norte y tenía intención de llegar a Plaza Castilla para terminar de despistar a sus perseguidores. En cuanto estuviera segura que no la seguían iba a mandar un par de mensajes. Uno a su tío para avisarle de los problemas que había, para ver si podía quedar con Castillo esa misma tarde en un lugar público. No iba a ser algo opcional, desde luego, con la que le estaba cayendo y, además, estaba deseando soltar el paquete. Otro a Cortés para ponerlo sobre aviso. Seguro que el muy cabrón estaba en el club de golf, de colegueo con los amigotes. Eva volvió a suspirar, ella que estaba deseando tener un día tranquilo. De lectura y sofá, de esos preciosos manuscritos medievales ...
Aunque no podía negar que estaba comenzando a comprender a su padre.
Se dirigió a la izquierda. Al norte, le agradaba el norte y tenía intención de llegar a Plaza Castilla para terminar de despistar a sus perseguidores. En cuanto estuviera segura que no la seguían iba a mandar un par de mensajes. Uno a su tío para avisarle de los problemas que había, para ver si podía quedar con Castillo esa misma tarde en un lugar público. No iba a ser algo opcional, desde luego, con la que le estaba cayendo y, además, estaba deseando soltar el paquete. Otro a Cortés para ponerlo sobre aviso. Seguro que el muy cabrón estaba en el club de golf, de colegueo con los amigotes. Eva volvió a suspirar, ella que estaba deseando tener un día tranquilo. De lectura y sofá, de esos preciosos manuscritos medievales ...
Aunque no podía negar que estaba comenzando a comprender a su padre.
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
Unos 40 minutos más tarde, Eva se encontraba en Plaza Castilla y había enviado los mensajes de rigor. Parecía que había perdido definitivamente a sus perseguidores.
¿Qué haría ahora?
¿Qué haría ahora?
Siempre hay múltiples caminos para llegar a un destino: algunos empedrados, algunos asfaltados, otros son caminos que atraviesan bosques y otros se sumergen bajo las montañas. Cualquiera que sea el camino, el mío siempre es el de la no espada.
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
¡Qué a gustito se había quedado! Aunque algo le decía que iba a pasar el mismísimo quinario para volver a la urbanización. Esa era la cuestión, ya no la ida, la vuelta. ¿Uber quedaría un poco raro? Pero no iría sola, que quieras que no.... Mejor un taxi, nada de malvadas multinacionales intrusistas.
Revisó los mensajes de texto por si tenía respuesta y le daban el lugar de la cita. ¿Se venía muy arriba si buscaba una moto que fuese potente para tomar prestada? Coche no lo terminaba de ver, la verdad, después de ver cómo la había puteado pero bien en moto, no tenía ganas de volver a coger un coche.
Revisó los mensajes de texto por si tenía respuesta y le daban el lugar de la cita. ¿Se venía muy arriba si buscaba una moto que fuese potente para tomar prestada? Coche no lo terminaba de ver, la verdad, después de ver cómo la había puteado pero bien en moto, no tenía ganas de volver a coger un coche.