Birgitte se quedó sumida en sus pensamientos mientras esperaba en el hall del edificio dedicado al coworking en el que se camuflaba la Capilla de Copenhague. Bent y Gudrun pasarían a recogerla para ir hacia el hospital Amager, donde los Giovanni habían concertado la cita de esta noche. Desde el encuentro de los tres en el Elíseo habíais pasado varias noches juntos, esperando la respuesta de los nigromantes y tratando de conoceros mientras habéis frecuentado algunos de los pubs de la ciudad que suelen abrir hasta tarde. Bent era un tipo correcto, callado, más pensativo de lo que podía esperarse de un Brujah. Birgitte creía que había posibilidades de poder trabajar juntos. Según le había explicado Lars cuando fue a pedirle respuestas por sus nuevos compañeros, venía recomendado por Vástagos de confianza del Clan.
Gudrun era otra historia. Una bomba de relojería que apenas había comenzado a conocer las sutilezas de la Camarilla. No parecía una vampira salvaje y desatada como Birgitte se imaginaba a los miembros del Sabbat, pero desde luego estaba a años luz de la discreción de la que siempre se jactaba su propio Clan. Eran nuevos tiempos, no hace tanto el Clan hubiera despreciado colaborar con alguien como ella... pero sus habilidades y su pasado la hacían ahora un activo interesante para los Tremere. Por cómo hablaba la Lasombra de Lars, Birgitte no tuvo dudas de que estaba sometida al Juramento de Sangre con su Sire. Lars no había querido hablar de eso, pero sí que le había dado a entender a Birgitte que Gudrun estaba en proceso de domesticación.
Bent y Gudrun hablaron poco en el coche. Los Tremere tenían su hogar en una zona de negocios en la que no se veía un alma por la noche. No era desde luego la típica imagen que se correspondía con las historias de hechicería, bibliotecas o templos escondidos del Clan. La Capilla ocupaba un edificio donde durante el día acudían emprendedores y autónomos a desarrollar sus nuevos proyectos.
Ambos asumían que no podían ni pisar la Capilla, que los altivos Tremere les consideraban colaboradores, pero aún no aliados de pleno derecho. Bent se lo tomaba con paciencia. Había logrado poco a poco crear cierta cordialidad con Birgitte. Había un respeto creciente entre ambos, soldados cada uno a su manera de los designios de sus mayores; jóvenes dispuestos a sacar la cabeza en un mundo competitivo y lleno de traiciones como el de la sociedad vampírica. La Cainita que ocupaba el asiento del copiloto le generaba muchas más dudas. Bent era un soldado, sabía cumplir órdenes y no juzgaba por las primeras apariencias. Si Gudrun era un activo útil, defendería con uñas y dientes a su compañera de Coterie. Si no dejaba de ser la Sabbat que de momento parecía seguir siendo, no le temblaría el pulso para eliminarla.
Gudrun por su parte sentía un cosquilleo en su interior, la emoción de enfrentarse a lo desconocido. Estas noches habían sido todo un proceso de aprendizaje en cuanto a su capacidad para camuflarse entre los mortales. Le había costado un esfuerzo tremendo contener sus impulsos, aunque las palabras de Lars sobre su última oportunidad para sobrevivir de momento eran más fuertes que su naturaleza salvaje. Era consciente de que Birgitte y Bent desconfiaban aún de ella. No podía culparles, si la situación hubiera sido al revés y hace no tanto tiempo, ella misma los hubiera intentado matar mientras dormían para servir sus restos a sus compañeros de manada. Pero ahora debía esforzarse, ser paciente y mostrar su capacidad para vaciar sus propios instintos. Si dejaba que el Vacío absoluto se apoderara de su propia alma, podría ser capaz de aparentar ser cualquier cosa. Incluso un Vástago de la Camarilla.
Un rato después
El sonido de los fluorescentes generaba un desagradable zumbido que hacía aún más incómodo el lugar en el que os habían citado los Giovanni. Curiosamente Gudrun era quien menos fuera de lugar se sentía. Al fin y al cabo, una habitación grande repleta de cámaras frigoríficas en la que se guardaban en impersonales neveras los cadáveres destinados a la investigación científica en el ala académica del hospital Amager era un espacio tan inhumano como su propio pasado.
Los tres esperáis de pie en ese lugar al que un recepcionista con pocas ganas de conversación os ha llevado una vez que habéis dejado atrás los pasillos del hospital para entrar en una zona que, bajo el nombre de "Estudios Clínicos", tiene más la apariencia de un edificio empresarial que de uno sanitario. A izquierda y derecha se alinean cámaras frigoríficas herméticamente cerradas en cuyos frontales brillan luces led con indicaciones de temperatura. En su interior dais por hecho que se guardan decenas de cadáveres. No os pasa desapercibido que hay también varias cámaras de videovigilancia discretamente dispuestas para controlar la estancia.
Escucháis unos tacones que se acercan por un pasillo exterior, después el click de un lector de identificaciones, se abre la puerta, y veis entrar a una mujer enjuta, muy delgada, que lleva una bata de médico. Se queda a unos pasos de vosotros, con un gesto amable pero no necesariamente amistoso. Es un poco más alta que Birgitte, cuya estatura es especialmente corta, aunque su rostro rectilíneo le confiere una firmeza destacable.
- Siento haberles hecho esperar. Me llamo Bernardette König, encantado de conocerles -dice con un tono muy profesional y en un danés perfecto.

- El señor Dubois -dice refiriéndose a la Arpía amiga de Birgitte- fue muy insistente en el interés que tenían por reunirse con nosotros. Bien, ustedes dirán en qué podemos ayudarles.
OFF: Me he tomado la libertad de avanzar considerando que habéis dedicado noches de "no juego activo" a tener tiempo juntos y conoceros más. Es una licencia narrativa para ir cohesionando la Coterie. Cuando avanzo de este modo y me tomo la libertad de explicar las emociones de los personajes puedo caer en introducir elementos que no sean exactamente los que imagináis de vuestros Pjs. Sentíos libres de matizarlos. De igual modo, en otros grupos de juego en ocasiones los jugadores incluyen sus emociones, pensamientos o flashbacks en vuestros temas personales que tenéis en la pantalla principal de la Coterie (donde están vuestras fichas e historias). O incluso hay algún tema fuera de los episodios oficiales en los que los personajes describen por ejemplo una escena que tuvieron juntos en otro momento paralelo o anterior a la línea cronológica de la partida. No es ni mucho menos obligatorio, pero bueno, lo digo siempre para que sepáis que tenéis ese espacio para profundizar más en vuestros personajes (y suelo dar experiencia aparte además por esos textos).
En todo caso, mi intención es que llegaráis a esta escena ya con varias noches de estar juntos, no directamente después de conoceros en el Elíseo.
Sin más dejo como estáis de Sangre.
Birgitte: -5 puntos de Sangre
Bent y Gudrun: -2 puntos de Sangre.