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Zarpa blanca no era un lobo criado de forma normal, de hecho, antes le habría cansado de gran sobremanera los recorridos nocturnos que el hacía por los callejones de la gran ciudad. Habría visto aquellas luces de neón brillar con la intensidad de aquella blanca luna que vio en sus últimos días en aquél laboratorio. Conoció aquellos espíritus que le habrían susurrado agradables y calmas palabras que con brisa habrían comenzado a plantar en el fascinación por esta selva de hormigón en la que habitaban esos mismos seres que le habrían encerrado, curiosamente en su alma no moraba rencor alguno por estos.
Sin embargo, una profunda y tremenda tristeza habría comenzado a emanar desde su interior, como una nueva naturaleza y conexión qué nunca habría sentido antes. Habría sentido la tristeza al ver los monumentos a la decadencia, hechos a partir de escombros y plástico dañado por Helios. No habría entendido el retrato de su rostro hasta que se vio reflejado en un charco de azabache aceite a si mismo. Un gélido escalofrío habría engarrotado su propio cuerpo al notar como esta figura comenzaba a distorsionarse nuevamente a la visión de algo abominable; solamente sus ojos serían testigos mudos ante tal visión que parecía moverse con horrendas formas, y por primera vez en su vida, habría conocido el sentimiento más antiguo del mundo: El miedo.
Recientemente lo habría sentido pero ya no quería sentirse así, quería ser mejor, no quería ser aquél lúgubre y siniestro reflejo de su ser. Habría conocido en Rain las puertas ante aquella salvación.
Con un aullido habría comenzado a concentrarse, sentiría como sus tendones y carne comenzarían a estirarse e formar nueva; un gran dolor seguiría de esto, mientras trataría de aferrarse al suelo; Sus pelaje comenzaría a erizarse, cuales espinas de una bella rosa blanca; Sus hocico crecería por unos momentos en tamaño y en cuanto pareciera aquél dolor comenzar a disiparse escucharía el sonido de los pasos de aquélla mujer.
Miraría en aquella dirección mientras pareciera recobrar su antigua forma, sentiría aquellos pesados pasos cargar con mal mensaje pero su mente haría caso omiso a ello, después de todo, ella le dio cobijo en su túmulo. Escucharía con atención a las palabras de la mujer, con cada palabra un sentimiento de desesperanza comenzaría a surgir de el.
¡No es justo! ¡NO ES JUSTO!
Sentiría impotencia, ¿Quién diablos es ella para decir que el no es digno? No habría estado esperando todo este largo tiempo para que una persona venga a arruinarle absolutamente todo lo que ha estado esperando. Algo dentro de el habría comenzado a despertar, una rabia comenzaba a surgir por todo su cuerpo mientras tan solo deseaba el poder gritarle, el poder expresarle todo lo que el sentía pero dentro de si mismo sabía que no podía pero sus ansías le podían, comenzaría a ladrar con gran rabia.
Pero al escuchar las palabras de Rain, sus ladridos pararían. Encontraría en sus palabras no ira si no sabiduría, el sentiría el espíritu del unicornio fluir a través de sus palabras y simplemente habría comenzado a retirarse, miraría a otro lado y se acercaría al grupo para después sentarse. Sentiría su mano en el lomo y este simplemente se comenzaría a calmar.
Miraría a sus compañeros unos momentos con una mirada afligida por las palabras de aquella mujer, para el iban totalmente enserio. Pero tras unos momentos simplemente miraría a Billy e comenzaría a ladrar mientras se pone en posición para entrenar, no iba a dejar que esto le dejaría abajo. Miraría a Rain y simplemente esperaría un comando de el para poder realizarlo. Esto es un simple percance, todavía hay una leyenda que cumplir, un sueño, una ambición.