
En toda la creación de Gaia nunca ha existido ni existirá otra criatura como Wepauwet. En los días de la antigua Khem, Wepauwet consiguió fama y gloria como uno de los mayores guerreros de los Caminantes Silenciosos. Era un hermano de sangre y un consejero cercano de Shu Horus, el legendario líder de la tribu, y sirvió como diplomático de confianza de su señor ante la secta de místicos y guerreros inmortales que seguían al hombre conocido como Horus, el Vengador de su Padre. La lealtad de de Wepauwet a su hermano de sangre sólo era superado por su amor por su pueblo y por las tierras de Khem, y por su odio al maldito Culto de Sutekh.
Cuando la maldición del dios muerto Sutekh expulsó a los Caminantes Silenciosos de Khem y los separó de los espíritus de sus ancestros, Wepauwet se encontraba entre los primeros que reconocieron el peligro de la maldición. Separados de las voces de su pasado, su pueblo corría el peligro de perder una sabiduría valiosa. Si la maldición no podía romperse rápidamente, conocimiento y saber que podían ser de importancia vital para romper la maldición, podía perderse en las arenas del tiempo. Tan grande era el amor de Wepauwet por su tribu que contra los deseos de su amigo de toda la vida, se atrevió a regresar a las tierras de Khem para buscar al Vengador de su Padre. A cambio de los secretos de la inmortalidad, Wepauwet aceptó servir como arma del Vengador contra el Culto de Sutekh mientras caminara sobre la tierra. El antiguo guerrero aceptó el pacto de Garou e hizo que sus sacerdotes realizaran los rituales sagrados del renacimiento que permitían a sus seguidores volver a la vida una y otra vez. Wepauwet esperaba convertirse en el registro inmortal de la historia, saber y secretos de su tribu. Pero no pudo ser.
Los rituales de inmortalidad utilizados por el Vengador de su Padre estaban diseñados sólo para hombres mortales, y no para los campeones de carne y espíritu de Gaia. Después de la Primera Muerte, el mismísimo Búho acudió a Wepauwet y le dijo al guerrero Garou que ésa sería la única vez que se le permitiría escapar de la muerte natural que Gaia había decidido para todas las criaturas vivas. El espíritu le dijo que si volvía a morir, estaría condenado a vagar por la Umbra como un espíritu sin carne, apartado para siempre de su Hogar Tribal y de su pueblo vivo. Como su plan para engañar a la maldición de Sutekh había fracasado, Wepauwet se encontraba lleno de desesperación. Sin embargo, Búho reconoció cuánto había sacrificado Wepauwet por su tribu, y le ofreció llevarlo al Hogar Tribal de los Caminantes Silenciosos, donde habitaría por toda la eternidad, apartado del mundo físico. Como criatura de la vida y de la muerte, Wepauwet se convertiría en un vínculo entre su tribu viva y los ancestros que había perdido.
Y así hizo durante miles de años. Los pocos Caminantes Silenciosos que terminaban su búsqueda del Hogar Tribal se encontraban con Wepauwet, solo entre antiguas ruinas que evocaban los recuerdos de Khem. Quienes pasaban un tiempo con el antiguo lobo, pronto comprendían su secreto. Wepauwet existe entre dos mundos. Los ancestros de los Caminantes Silenciosos todavía habitan en el Hogar Tribal, pero la maldición de Sutekh les impide ver a los vivos o interactuar con sus descendientes. Wepauwet es el único ser del Reino que puede interactuar con los miembros vivos y muertos de su tribu. Los pocos visitantes que lo encuentran son capaces de utilizar a Wepauwet como intermediario para comunicarse indirectamente con sus ancestros.
Wepauwet no ha permanecido ocioso y con el paso de los siglos no ha dejado de esforzarse por restablecer las conexiones entre su tribu y sus ancestros. Y puede que finalmente lo haya conseguido. En 1978, el antiguo espíritu comenzó un experimento sin precedentes. Utilizando ritos poderosos y legendarios que no se habían usado desde los días de la antigua Khem, Wepauwet intentó crear un vínculo entre el nombre sagrado de su hermano de sangre Shu Horus y el de una Caminante Silenciosa recién nacida. El poder desatado del rito casi lo destruyó, pero para Wepauwet, el resultado merecía el riesgo. En los años siguientes ha repetido el rito sobre otros cachorros recién nacidos de su tribu.
Hace siete años, el experimento tuvo éxito. Durante su Rito de Iniciación, la joven Caminante Silenciosa fue capaz de canalizar el espíritu de Shu Horus y utilizar su poder para destruir un gran nido del Culto de Set. Desde entonces, un puñado de los elegidos de Wepauwet han conseguido hazañas similares. Para Wepauwet, estos eventos marcan el final de un viaje que comenzó hace milenios, y el comienzo de uno nuevo.