
Un Pooka Oscuro, la afinidad animal de Coca es el oso polar. En su Cessna de dos motores, lleva drogas de México a Alaska. Es uno de los principales contrabandistas de Alaska, haciendo su viaje por lo menos dos veces al mes. Coca creció en Anchorage, salió de su Crisálida allí, y gracias a su mentor, conoció a la gente equivocada. A los 16 años, traficaba en las calles y en las escuelas. Ahorró para recibir lecciones de vuelo y comprarse un avión para poder hacer negocios por su cuenta.
Con el paso de los años, el nombre de este oso polar Gruñón ha crecido en infamia. Sus estallidos homicidas de rabia durante sus viajes a México le han dado una reputación temible entre los Oscuros. Con el calor tropical de México, Coca se vuelve irritable. Quizás esto explique por qué las autoridades mortales nunca lo han atrapado o nadie ha conseguido engañarlo. La gente le tiene miedo y quien se cruza en su camino suele desaparecer -de forma permanente. Según la leyenda, Coca devora a sus víctimas para no dejar evidencias. De hecho, relatos sobre feroces ataques de un oso en el oeste de México salpican los informes de la policía local. Hay fotos de las huellas de Coca en casi todas las comisarías de la costa del Pacífico.
Coca acaba de entrar en sus años de Gruñón y se rumorea que su retiro se acerca. Actualmente vive en una pequeña aldea de cazadores en las islas Aleutianas. Su mujer es una nativa de Alaska, una Kinain, que cuida de su casa y le ha dado dos hijos. Viven con una relativa comodidad, aunque gran parte de sus ganancias se encuentran en una cuenta secreta en el extranjero.
Un día Coca pretende construir una morada en la naturaleza del norte de Alaska. No es sorprendente que a su mujer no le guste la idea, aunque sabe que es mejor no oponerse demasiado. Nadie se cruza en el camino de Coca.
El Gruñón utiliza gruñidos y gestos para comunicarse, aunque no suele hablar mucho, y cuando tiene que hacerlo, normalmente es para preguntar. La mayor parte de sus afirmaciones muestran apatía hacia todo. Sus respuestas favoritas para evitar las preguntas son: “¿Por qué demonios debería importarme?” y “¿Por qué cojones debería saberlo?” Cuando tiene que ser directo, Coca se acoge a la Quinta Enmienda.