#26
Mensaje
por Baudelaire » 19 Oct 2021, 23:23
El problema de fondo es la carga social que impregna a la palabra "crítica".
Una crítica debería ser un análisis fundamentado de lo positivo, lo negativo y (dentro de lo posible) las sugerencias. Tal como ocurre, por ejemplo, con las películas y luego se reduce a una calificación.
La película A obtiene 4 estrellas y medias, genial, tiene una "buena" crítica. La película B, apenas media, una "mala" crítica.
¿Y qué tienen que ver las películas con el rol? Por lo menos, nuevamente, en mi historia personal fuertemente sesgada por las circunstancias locales... el aprendizaje del rol se basaba en: "has visto la película X, ¿habrías hecho algo diferente?". Siempre la pregunta apuntaba a "¿qué tal si...?" (cambio en la condición) y se desarrollaba en "¿cómo proseguiría la historia? (decisión sobre la nueva consecuencia).
Como, en mi experiencia, el rol se basa fundamentalmente en un proceso creativo en que se interpretan estas condiciones y consecuencias... mi personaje es más/igual/menos inteligente qué yo, ¿tomaría la misma acción qué yo o, en realidad, razonaría de un modo diferente? Da igual su "puntuación" de inteligencia (o el atributo que sea). Lo que importa es su trasfondo, ¿qué ha vivido hasta este momento en el tiempo? ¿cómo ha influído su historia personal en su existencia? ¿cuáles han sido sus éxitos más sorprendentes o sus fracasos más brutales? ¿ha aprendido de ellos?
Prefiero hacer esa cadena de análisis acerca de mi personaje en lugar de tirar tal o cuál dado. Ahí están mis propios gustos, la conarración y el contrato lúdico asociado.
Las historias deberían, en mi opinión, escribirse en función de las decisiones tomadas (más que de los resultados en los dasdos). En este caso, la crítica permite ajustar el contrato lúdico. Si al grupo le gusta más el acuerdo consensuado que las tiradas de dados y se conversa para llevarlo a cabo en las partidas, se obtendrá un grupo más cohesionado con un o una "mejor" narrador/a. Si, por el contario, el grupo prefiere que el o la narradora impongan todo... para dicho grupo, ese o esa narrador/a será "mejor".
La crítica, honesta, es una herramienta de crecimiento. Las personas que reniegan de toda crítica o la tildan como "inútil", suelen ser profundamente orgullosas. Otra vez una palabra con carga social. Entiendo perfectamente que se trata de algo ambiguo, que podría representar una característica "positiva" y "negativa" a la vez. Me siento muy "orgulloso" de mi trabajo versus es una persona tan orgullosa que jamás reconoce un error.
Para mí el orgullo es siempre negativo, la incapacidad de querer mejorar. Y, allí la palabra "máster" suele apuntar a ese orgullo a ostentar cierto título que coloca en un pedestal. Soy narrador, participo en la creación de una historia... interpreto al mundo, cada jugador o jugadora interpreta a su personaje. En la conarración, este proceso se realiza de manera consensuada. La crítica es impresicindible.
Acabo de recibir una crítica positiva: "me ha encantado el antagonista, ¿podrías hacerlo recurrente?". En principio, dicho antagonista estaba para cumplir una situación específica. Tengo la opción de ignorar al jugador y seguir con "mi" plan o aceptar la crítica positiva y buscar encontrar una situación verosímil en qué tal antagonista pueda hacer su regreso. Puedo ser "orgulloso" y asumir que "yo" decido. Pero estoy lejos de serlo y, muy por el contrario, me encanta recibir críticas y las solicito encarecidamente.
Mediante ellas, puedo ajustar mi estilo al grupo y el grupo acomodarse al mío. El contrato lúdico se hace más sólido, la experiencia de juego es más satisfactoria y se cumple la regla de oro: por sobre todo, divertirse.
Por supuesto, la crítica es una herramienta. Y, tal como un martillo, puede funcionar muy bien para una tarea específica (clavar) y muy mal si se utiliza para algo inusual (quitar un tornillo).