ABEL GARCÍA, SENESCAL
Abel nació en 1944 en la difícil posguerra de Madrid. Su padre Miguel García era un soldado republicano, que luchó en la División Azul para depurar su pasado y regresó herido con su esposa Mariana, pero al menos recibió una pensión que le permitió mantener a su familia en una época de hambre y pobreza. Miguel murió de una neumonía en 1954, y tras un breve luto, Mariana no tardó en casarse de nuevo con uno de los compañeros del ejército de su marido.
De esta manera, Abel creció en un ambiente austero pero práctico, donde nada se desperdiciaba. Observó el comportamiento de su madre, que mantenía unos principios aparentes, pero tenía un gran espíritu práctico. Con el tiempo percibió las pequeñas hipocresías que lo rodeaban, y Abel creció para convertirse en un individuo cínico y oportunista.
Tras pasar por el servicio militar, Abel pretendía comenzar una carrera universitaria. Después de encontrarse con varias puertas cerradas, debido en gran parte a los escasos ingresos familiares, finalmente encontró una solución: dentro de la universidad del franquismo se estaban gestando movimientos estudiantiles izquierdistas y Abel se mostró más que dispuesto a actuar como un topo e informador, a cambio de que el gobierno le pagara sus gastos.
Traicionó sin escrúpulos a amigos y compañeros de la universidad después de ganarse su confianza, y al mismo tiempo su excelencia intelectual le permitieron terminar la carrera de Filosofía y Letras. Cuando llegó el período de la transición democrática se había convertido en un profesor en Alcalá de Henares, con un futuro brillante.
Sin embargo, su pasado regresó a buscarle, y el traidor terminó siendo traicionado. Unos sindicalistas le abordaron una noche cuando regresaba a casa, y le dieron una paliza, antes de arrojarlo a una cuneta con varias puñaladas.
Las sombras lo aguardaban. Su traición había sido convenientemente filtrada y renació a una nueva vida entre los Cainitas del Sabbat. Durante un tiempo acompañó a otros Cainitas, mientras su sire, un prestigioso Nodista, lo convertía un erudito de la Espada de Caín.
Cuando el Cardenal Moncada murió, Abel y sus compañeros trataron de evitar el desmoronamiento del Sabbat. Aconsejó a varios antiguos Cainitas, trató de mediar para alcanzar acuerdos, pero sus esfuerzos fueron en vano. Cuando su sire y los Nodistas de Madrid fueron purgados por los Necronomistas, Abel comprendió que el barco se hundía.
Fue invitado por el antiguo Eliécer de Polanco, y se unió a los Reyes de la Sombra, planeando la escisión de los Lasombra a la Camarilla. Conocía los refugios de muchos Cainitas, ya que había trabajado de Censor del Sabbat, y su información resultó muy útil cuando comenzó la purga. Como venganza personal, dirigió la destrucción de los Necronomistas del Sabbat, en venganza por la destrucción de su sire.
Cuando Eliécer de Polanco se estableció como Príncipe de Madrid, Abel se unió a su corte, como consejero y Senescal. Participó en las negociaciones con varios clanes, tratando de reclutar aliados para sostener el poder del Príncipe, y entonces el regreso del Sabbat estuvo a punto de destruir sus esfuerzos. Apenas escapó de un atentado contra su no vida, y se unió a sus compañeros supervivientes para hacer frente a los Cainitas.
Tras la desaparición de Eliécer de Polanco, Abel y sus compañeros tratan de mantener la corte Lasombra en pie frente al asedio de sus enemigos. En varias ocasiones ha “transmitido” supuestas órdenes del Príncipe, y en los últimos años incluso ha resultado ser cierto: Alguien, que afirma ser Eliécer de Polanco, le deja de forma periódica advertencias e instrucciones de cómo lidiar con el gobierno de la ciudad, y sabe que uno de sus compañeros del consejo también las ha recibido. Aunque esa información ha resultado acertada, Abel desconfía de este “Príncipe en las sombras” ¿Se trata de Eliécer de Polanco o de otro antiguo que ha asumido su identidad? Por ahora, mientras la información resulte útil para mantener el poder de los Lasombra en Madrid y hacer frente al Sabbat, seguirá los consejos que le llegan desde la oscuridad, pero si descubriera la verdad se sentiría más tranquilo...o quizás no.
Abel tenía casi treinta años cuando fue Abrazado. Es un hombre moreno, alto y delgado, de rasgos afilados, pelo negro y revuelto y un cierto aire de cinismo y cansancio. Usa gafas ahumadas, simplemente por nostalgia y para ocultar la expresión de su mirada. No suele prestar mucha atención a la etiqueta, y a veces viste informalmente, simplemente de negro y con un estilo práctico, pues no le interesan demasiado las formalidades. No obstante, aprecia el ingenio y un buen consejo, especialmente si le ayuda en su trabajo. No está interesado en ser Príncipe, simplemente en que el gobierno del que forma parte funcione. Cuando se encuentra con alguien de verdaderos principios se muestra sorprendido, es algo que él no tiene y puede llegar a apreciarlo.
Abrazo: 1975
Generación: 8ª
Disciplinas: Auspex 2, Dominación 3, Ofuscación 2, Olvido 3, Potencia 3
Humanidad: 3
ISIDRO SALAMANCA, PRIMOGÉNITO
Isidro nació en 1859 en Málaga. Era un descendiente de la aristocrática familia de los Salamanca. Su tío abuelo José era marqués y un importante estadista, y muchos de sus parientes ocupaban importantes posiciones sociales.
Un hecho menos conocido es que la familia de Salamanca servía al Sabbat, y a cambio disfrutaban de una vida más longeva. El abuelo de Isidro, Amadeo Salamanca era un Cainita del clan Lasombra, que procuraba que sus descendientes sirvieran a los intereses de la Espada de Caín, cosechando recursos y sangre, y ofreciéndoles refugio y servicio cuando fuese necesario.
Isidro pasó gran parte de su infancia despreocupado de las obligaciones familiares hacia los no muertos. Fue educado por preceptores e institutrices y quiso hacer carrera en el ejército, convirtiéndose en un oficial de caballería durante el reinado de Isabel II. Un día su abuelo lo llamó a Madrid y tuvo una larga conversación con su nieto. Isidro regresó a Málaga, asombrado, y con un Vínculo de Sangre. Desde entonces utilizó sus contactos y posición en el ejército español en favor del Sabbat.
En 1889 Isidro se casó en Madrid con Aurora, una prima lejana, y tuvieron dos hijos gemelos. Aunque quería trasladarse con su familia a Málaga, su abuelo Amadeo dispuso que permanecieran en la capital de España. Sin embargo, apenas dos años después, Amadeo era asesinado en medio de unos tumultos entre Cainitas, derivados de la Segunda Guerra Civil del Sabbat. Para sustituirlo, el padre de Isidro, Carlos, recibió el Abrazo, y para ayudarle en su labor, se ordenó que compartiera su sangre con Isidro, que no tuvo mucha opción que obedecer.
Durante las décadas siguientes, Isidro y otros Cainitas dirigieron a los Salamanca en beneficio del Sabbat, y también lucharon en las guerras de la secta. Isidro viajó a Cuba y a Marruecos en compañía de su padre y sire, así como a otras propiedades familiares en España y Latinoamérica.
A finales del siglo XX Carlos Salamanca murió debido a una enfermedad de la sangre, e Isidro se convirtió en el líder de los Cainitas de su familia y a controlar sus negocios. En gran parte inexperto en las labores de administración, descubrió que el verdadero poder de la familia no se encontraba en los vampiros, sino en los propios mortales. Su tío abuelo José Salamanca, el primer marqués, era quien dirigía a sus descendientes y pariente en la sombra, habiendo prolongado de forma antinatural su existencia sin haber recibido el Abrazo. Isidro también descubrió que si su familia se rebelara contra los vampiros que los dirigían, con toda probabilidad los destruirían.
Aunque a Isidro le hubiera gustado deshacerse del anciano Don José, el astuto anciano era imprescindible para mantener su influencia y recursos entre los Salamanca. Fue Don José el que le “sugirió” que traicionara al Sabbat y se uniera a Eliécer de Polanco y los Reyes de la Sombra en las filas de la Camarilla. Isidro obedeció y se encontró con que su familia estaba preparada desde hacía tiempo para abandonar a la Espada de Caín y apuñalarla por la espalda.
Isidro ha terminado aceptando su destino. Sabe que como individuo no es demasiado brillante, pero aconsejado por Don José y sus familiares dispone de un considerable poder. De hecho, cuando el anterior Primogénito Lasombra fue destruido durante un ataque inesperado del Sabbat, a Isidro le ofrecieron ocupar su posición, y ninguno de sus compañeros de clan se opuso, considerando que era el individuo adecuado. Desde entonces hace lo que se espera de él, escuchando las peticiones de otros Lasombra, y dirigiendo sus recursos y poder contra sus enemigos Cainitas.
Don Isidro fue Abrazado poco después de casarse con unos treinta años. Es un hombre alto y apuesto, de cabello negro y liso, y grandes ojos verdes. Siempre va impecablemente aseado y luce un bigote fino. Viste con trajes ejecutivos caros, y siempre con una pequeña corona de plata en la solapa de su chaqueta. Aunque en la intimidad se comporta de forma obediente y resignada, especialmente ante los ancianos de su familia, en público adopta un aire tradicional y elegante, con porte militar y mirada firme.
Abrazo: 1891
Generación: 9ª
Disciplinas: Dominación 3, Celeridad 2, Fortaleza 2, Olvido 2, Potencia 3, Presencia 3
Humanidad: 4
DANIEL ARIZA, OBISPO DE CAÍN
Daniel nació en Guadalajara en 1927, en una familia de fuertes convicciones religiosas. Estudió en un colegio católico, que se vio asediado por las presiones del gobierno republicano. Cuando estalló la guerra civil, una bomba fue arrojada contra las instalaciones, el colegio fue clausurado y los maestros y sacerdotes que no consiguieron huir, fueron ejecutados. El padre de Daniel envió a su esposa y sus hijos con la familia de un hermano a Ávila, y consiguieron cruzar clandestinamente. Tiempo después supieron que el padre de Daniel había sido ejecutado por milicianos republicanos.
La muerte de su padre llevó a Daniel a refugiarse en la fe, y cuando tuvo la ocasión ingresó en un seminario católico. Sin embargo, su fe sufrió un duro golpe cuando recibió abusos de uno de sus maestros, y le impusieron silencio. ¿Cómo podía Dios permitir aquello? Pero obedeció.
Contempló cómo algunos sacerdotes abusaban de su posición, no sólo sobre los alumnos del seminario, sino también en la sociedad civil, y se propuso que cuando fuera ordenado lucharía para acabar con aquellos comportamientos que corrompían el corazón de la Madre Iglesia.
El suicidio de uno de sus compañeros, que no pudo soportar más, sembró dudas en la fe de Daniel. Su confesor le dijo que eran pruebas que Dios ponía en su vida para templar su fe, y Daniel guardó silencio.
Sin embargo, la creciente atracción sexual por sus compañeros seminaristas carcomían a Daniel. Terminó cediendo a la debilidad de la carne, con el hijo de un jardinero, que aceptaba el deseo de los seminaristas a cambio de dinero. ¿Cómo podía Daniel cambiar la Iglesia si él mismo había caído?
Lleno de dudas, finalmente terminó siendo ordenado, guardando silencio y decidido a enderezar su vida.
Pero alguien acudió por él y acabó con sus dudas.
Dentro de la Iglesia había un grupo de Cainitas que se alimentaban del pecado, y habían decidido reclutar a Daniel en sus filas. Cuando cedió de nuevo a su lujuria, un no muerto llamado Jorge Ávalos le obligó a confesar su debilidad y lo torturó lentamente antes de darle su sangre. De esta manera se unió al Sabbat.
Así Daniel se convirtió en un ángel oscuro cuya misión era castigar a los pecadores. Él y sus compañeros se alimentaban de la corrupción de la Iglesia y la utilizaban en provecho de la Espada de Caín. Era uno de los Condenados.
Sin embargo, Daniel no estaba de acuerdo. No se resignaba a hundirse en la oscuridad, creía que la redención todavía existía, incluso para criaturas para los Cainitas, y en secreto siguió aferrándose a su devoción religiosa.
En el enfrentamiento que dividió a los Lasombra de Madrid, Daniel traicionó a su sire y a varios de sus compañeros. Junto a los supervivientes, se unió al Príncipe Eliécer de Polanco y al orden de la Camarilla.
Finalmente, al mando de su propio culto, Daniel se convirtió en un Vástago respetado, utilizando sus contactos eclesiásticos para conseguir información sobre los inquisidores y cierta influencia en la Iglesia madrileña. Recibió el apoyo de varios miembros de su clan en la creación de un nuevo Opus Cainis, una Iglesia de Caín, en la que los Cainitas no eran condenados instrumentos de castigo, sino ángeles marcados con la señal divina.
Actualmente Daniel es el Obispo de la Iglesia de Caín en Madrid, con feligreses no sólo entre los Lasombra, sino también entre otros Vástagos que han recurrido al consuelo de la religión en la confusión de las Noches Finales. Daniel está dispuesto a guiarlos, al mismo tiempo que construye su propia base de poder. Los ataques del Sabbat le repugnan, pues ve en sus antiguos compañeros de secta la misma corrupción que debilitaba los pilares de la Iglesia.
Daniel tenía era joven, mediada la veintena, cuando fue Abrazado. Es un hombre de estatura media, rubio, con rasgos redondeados y amables ojos azules. Suele vestir con ropas sacerdotales, pero cuando necesita discreción utiliza trajes grises o negros. En sus palabras transmite carisma y empatía, no sólo conoce bien su doctrina y es hábil en el debate religioso, sino que también posee la perspicacia de un psicólogo. Sin embargo, en un momento es capaz de reaccionar con una violencia fría y silenciosa si es atacado.
Abrazo: 1953
Generación: 10ª
Disciplinas: Auspex 2, Dominación 3, Olvido 3, Potencia 2, Presencia 1
Humanidad: 4
ALIKI GARGALI, GUARDIANA DE LAS SOMBRAS, ARCONTE
Aliki nació en una familia griega de la ciudad de Esmirna en el año 1800. Su padre era un comerciante de telas, pero complementaba sus ingresos con el contrabando. En 1812 las autoridades turcas lo detuvieron, y debido a sus tratos con los independentistas griegos, lo condenaron a muerte. Desde entonces el odio de Aliki y sus tres hermanos hacia los turcos los impulsó hacia la causa del independentismo griego.
Aliki se casó en 1817 con Dimitrios Miaoulis, otro comerciante que poseía varios barcos. Cuando su esposo murió luchando contra unos piratas, asumió sus negocios, pero el gobierno turco ordenó que se los confiscaran, afirmando que su esposo era un rebelde griego contra la autoridad otomana. Tras un enfrentamiento con la policía, Aliki huyó a Rusia, donde se unió a una sociedad de griegos exiliados que planeaban regresar armados y obtener la independencia de Grecia. Con sus contactos adquirió armas y municiones, y en 1821 se unió con entusiasmo a los rebeldes griegos cuando estalló la guerra por la independencia.
Durante la guerra se reunió con sus hermanos, que habían permanecido en Grecia. Sin embargo, durante un intento de llevar la rebelión a Esmirna, fueron traicionados y entregados a las autoridades, sufriendo horribles torturas. Uno tras otro, los hermanos de Aliki murieron, y ella sobrevivió en una prisión hasta que alguien vino a buscarla. Ella se levantó para enfrentarse a la muerte.
Y fue lo que obtuvo. Alfonso López, un Vástago del clan Lasombra, la rescató y le dio su sangre, y así pasó a formar parte de su tripulación.
Alfonso era un Vástago Lasombra, que luchaba contra sus compañeros del Sabbat mediante la piratería, dirigiendo una flota de barcos que navegaban por los mares del mundo. La valentía de Aliki y sus hermanos le habían impresionado, y su chiquilla le correspondió con lealtad.
En las décadas siguientes, Aliki aprendió mucho de su sire, y terminó convirtiéndose en una arconte de la Camarilla. Además de sus conocimientos de navegación, también era una hábil negociadora, y cuando las palabras fallaban, su habilidad con las armas resultaba letal. “La capitana griega” recorrió el Mar Mediterráneo protegiendo los intereses de la Camarilla y asaltando las fortalezas del Sabbat.
Con el tiempo conoció a otros Lasombra que formaban parte de la Torre de Marfil, como Alejandro Kleist, y también con la famosa Lucita de Aragón, con la que compartió una breve amistad durante la Segunda Guerra Mundial, aunque con el tiempo se distanciaron.
Cuando una delegación de los Lasombra del Sabbat solicitó unirse a la Camarilla, Aliki actuó como mediadora, en calidad de arconte. Fue consciente de que muchas solicitudes no eran sinceras, sino motivadas por los ataques de la Segunda Inquisición y la caída del Sabbat. De todas formas actuó como intermediaria entre Don Eliécer de Polanco y la Camarilla.
Unos años después, Don Eliécer, ahora Príncipe de Madrid, contactó de nuevo con ella. El Sabbat había resurgido de sus cenizas y estaba atacando su dominio. Aliki y varios arcontes acudieron para defender la ciudad de los Cainitas.
Ahora Aliki forma parte del consejo del clan Lasombra que gobierna la ciudad de Madrid, ocupándose de cuestiones de seguridad. El Príncipe se encuentra en gran parte ausente, aunque transmite órdenes a través de su Senescal y en ocasiones también ha contactado con ella a través de las sombras. Aliki ha convocado a varios Lasombra de la Camarilla para que acudan en defensa de Madrid, así como varios de sus compañeros arcontes. Ha asumido la derrota del Sabbat como un desafío a su altura, y desea poder vencer a la Arzobispo Lucía de Aragón, que dirige a sus enemigos. Por el momento planea, mueve sus peones y decide estrategias, sintiéndose como en casa. Por algún motivo, no siente la Llamada de los Ancianos e ignora los motivos, aunque lo cierto es que en los últimos años ha consumido la sangre de varios Cainitas temerarios que se atrevieron a cruzarse en su camino.
En Madrid, Aliki ha asumido la identidad de Alicia Gallardo, una empresaria de éxito en el negocio de la moda, una fachada conveniente para sus intereses. También tiene contactos con varios militares y traficantes de armas, y mantiene una estrecha colaboración con los arcontes de Madrid y Manuel Cayo, el Primogénito Assamita. Entre los Lasombra, a menudo actúa como mediadora, mostrando la necesidad de permanecer unidos frente a la tormenta que se cierne sobre ellos.
Aliki tenía unos veinte años cuando fue Abrazada. Es una mujer pálida, de ojos negros y cabello ondulado y negro, de mediana estatura. Debido a las privaciones y torturas que sufrió en sus últimos días de vida, es muy delgada, y todavía conserva algunas cicatrices pálidas en su cuerpo. Aunque conoce suficiente protocolo para vestir con elegancia en las reuniones del clan Lasombra y la Camarilla, prefiere la ropa práctica y que facilita sus movimientos. Aunque actúa con tranquilidad y elegancia, en un momento puede reaccionar para enfrentarse a una emboscada o un enemigo inesperada de forma letal y eficaz.
Abrazo: 1822
Generación: 8ª
Disciplinas: Auspex 2, Celeridad 2, Dominación 3, Fortaleza 3, Hechicería de Sangre 1, Olvido 5, Potencia 4
Humanidad: 5
DOÑA MARÍA EVANGELINA OSORIO Y HEREDIA, LA VIZCONDESA
María Evangelina nació en 1901 en Madrid, la tercera hija de los vizcondes de Quintanilla de Flórez. De familia aristocrática, fue educada como una señorita para convertirse en una devota esposa. Desde que era pequeña fue enseñada a obedecer y actuar correctamente, pero María Evangelina también demostró una gran perspicacia e ingenio para actuar más allá de una fachada hipócrita y ver a la gente como era realmente.
Mientras otras jóvenes de la familia se convertían en la comidilla de jugosos rumores, María Evangelina fue capaz de construir una imagen de beatitud y simpatía, y consiguió manipular a sus padres para casarse en 1920 con el hombre que quería, el joven Ramón Méndez y Roldán, conde de Cerraldo.
Para María Evangelina el mundo de la aristocracia y la alta sociedad era un palacio de ensueño. Frecuentó la corte del rey Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia. Se ganó la confianza de muchos aristócratas y tejió una telaraña de rumores y secretos que utilizó en provecho de su familia, mientras su marido se dedicaba al aburrido negocio de la abogacía.
No vio con malos ojos la dictadura de Primo de Rivera, y de hecho su familia consiguió prosperar con ella. Cuando llegó la Segunda República y los reyes marcharon al exilio, María Evangelina y su familia estaban preparados para el cambio, y su marido pronto se hizo amigo de varios políticos monárquicos y conservadores.
Pero la guerra civil española acabó con el mundo de ensueño que María Evangelina había construido a su alrededor. Ni siquiera ella consiguió prevenir la violencia que iba a desatarse. Cuando se produjo el golpe de estado creyó que sería un proceso rápido, y no esperaba que degenerara en una guerra larga y sangrienta. Unos pistoleros comunistas llegaron a su casa y ejecutaron a su marido, a sus tres hijos, y a los fieles criados que no quisieron separarse de sus señores. María Evangelina gritó de dolor antes de caer acribillada al suelo.
Despertó a la oscuridad de mano de un Cainita de los Reyes de las Sombras. El no muerto la había observado durante años y juzgó que tenía un gran talento que aportar.
Y no se equivocó. María Evangelina pasó a parasitar las élites del franquismo, consiguiendo información importante para el Sabbat sobre las intrigas en el nuevo gobierno de la dictadura de posguerra. Sus compañeros de los Reyes de la Sombra la elogiaron, no así otros Cainitas, que consideraban sus manejos inútiles y dignos de la debilidad de los Vástagos de la Camarilla.
Posiblemente María Evangelina habría desertado a la Torre de Marfil si hubiera tenido la oportunidad, pero ésta no se presentó hasta principios del siglo XXI, cuando Don Eliécer de Polanco y sus compañeros consideraron que la Espada de Caín había sobrevivido a su utilidad y que encontrarían mejor refugio en la Camarilla frente a los ataques de la Segunda Inquisición y las amenazas de las Noches Finales.
María Evangelina apreció el cambio y sintió un placer especial con la destrucción del Sabbat, sintiendo que se había sacado un peso de encima. Desde entonces ha continuado acechando a la corte real y a las élites madrileñas, siempre atenta a los últimos rumores, tanto intrascendentes como importantes. Tras un intento de asesinato contra su persona, ha dispuesto a varios guardaespaldas ghouls y ha hablado con la arconte Aliki para mejorar su seguridad.
María Evangelina era una mujer mediada la treintena cuando fue Abrazada. Tras el matrimonio no se preocupó especialmente por su figura, especialmente después de sus embarazos, y es un poco obesa, aunque nunca se ha sentido acomplejada por ello. Morena, de cabello rizado y negro, y de ojos castaño claro, se muestra extrovertida y simpática, y a menudo se la subestima como una figura frívola y decorativa. Sin embargo, sabe mucho más de lo que parece, y parece tener ojos y oídos por todas partes. Suele vestir de forma sencilla, a menudo de negro, guardando luto personal por su marido y sus hijos, pero en los Elíseos en ocasiones muestra vestidos más coloridos. Se la considera una de las Arpías de Madrid, siempre llena de chismes e ingeniosos comentarios.
Abrazo: 1936
Generación: 10ª
Disciplinas: Auspex 2, Dominación 3, Olvido 2, Potencia 1, Presencia 3
Humanidad: 5