OFF: Por necesidades del guion hay algún ligero cambio en el camino hacia el WeWork, pero el desenlace es el mismo con la pregunta de Tadd...
Tadd acelera un poco el paso al notar algo raro por el rabillo del ojo. Si bien Nicole es aparentemente invisible a los ojos de todos, lo que parece quedar demostrado porque de modo inconsciente los transeúntes os rodean evitando de forma instintiva a la Malkavian, hay un movimiento que hace saltar las alarmas a la Brujah, que deja de repartir
flyers para acelerar el paso siguiendo las palabras de MIKI que revolotean en su mente y su propio instinto de supervivencia.
Y es que le ha parecido que una pareja de policías dejaba de mirar tranquilamente hacia la calzada de Essex Street para mirar en vuestra dirección. Y lo que al principio parecía sólo una sospecha, cobra un peso más convincente cuando uno de ellos mira a su móvil y empiezan a caminar mucho más rápido.
Tadd procura no tocar a Nicole para evitar que su escondite se rompa, pero acelera el paso y la Malkavian le sigue de modo instintivo intuyendo que algo
no va bien. Aún así, intenta hacerse lo más insignificante posible. La gente no repara en ella.
¿Qué coño está pasando?
Tadd tiene la respuesta. La puta tecnología. Es probable que los sentidos humanos quedaran embotados por los poderes de la Sangre de Nicole, pero el siglo XXI no dejaba de dar pasos de gigante para que la vieja superchería sanguínea no fuera tan efectiva como antaño.
Antes de plantearos empezar a correr, los policías se detienen de golpe, y uno de ellos vuelve a mirar el teléfono. Los semáforos se ponen en verde,
quizá antes de lo previsto, piensa Tadd, y una voz os chista desde la puerta del WeWork. Un muchacho de aspecto indio os hace una seña para que os metáis rápidamente en el coworking, escucha a Tadd sin acabar de comprender por quién pregunta y os hace una seña para que abráis lo que parece la puerta de los baños.
Tadd se siente repentinamente ridícula con su acento, pero prefiere dejarse llevar por la intuición. Camináis con rapidez sin mirar atrás.
Y los baños... bueno, no son los baños. Una escalera descendente surge detrás de la puerta dando lugar a lo que parece un sótano. Desde allí brillan unas luces de neón y el parpadeo de lo que parecen decenas de leds.
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Bajad, aquí estaréis seguros- se oye una voz femenina desde aquel subterráneo. Tadd duda, pero para su sorpresa Nicole baja con absoluta determinación sin pensárselo dos veces, como si fuera una voz familiar la que le hubiera llamado.
Una vez abajo observáis lo que podría ser una cueva propia de un auténtico trastornado de la informática. Varios ordenadores encendidos, un par de monitores enormes, en uno de ellos observáis varias cámaras de videovigilancia de distintos puntos de Nueva York, una cama deshecha a la que apunta un aro de luz y una cámara de última generación, manchas rojizas en el suelo de procedencia dudosa... y en medio de todo ello una chica que no llega a los treinta años, de pelo claro teñido de un color cercano al blanco, unas gafas de sol que no tienen el más mínimo sentido en ese ambiente, ropa propia del entorno grunge underground y un montón de tatuajes.
Gira la silla de gamer en la que está sentada, se quita las gafas, y os observa al mismo tiempo que comprobáis que la supuesta puerta de los baños se cierra en lo alto de la escalera.
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Bueno, bueno, estamos enganchados a esta historia de persecuciones -dice haciendo uso de un plural que hace extraña su manera de hablar-
¿Verdad? Bueno, no tardarán mucho en husmear por aquí, así que bueno, ¿en qué podemos ayudarte? -dice mirando directamente a Nicole-
Porque, hija, vaya lío que estás montando con tus mensajitos, ¿eh? Joder, nos vas a volver a todos locos.
La chica parece recordar algo y, de paso, parece caer también en la presencia de Tadd.
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Perdonadme, siempre me dicen que soy un poco directa y algo maleducada. Me llamo Hope, encantada de conoceros.