[Escenario] Rabia en Argentina

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Alexander Weiss
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Re: [Escenario] Rabia en Argentina

#51

Mensaje por Alexander Weiss » 31 Ago 2025, 13:58

Imagen Roehuesos
Los Roehuesos fueron una de las primeras tribus que llegaron al territorio argentino a principios del siglo XVI, acompañando a los exploradores y colonos españoles. A menudo frecuentaron los puertos y asentamientos costeros, aunque con el tiempo fueron avanzando hacia el interior, donde chocaron con los cambiaformas nativos, y en ocasiones entre ellos.
La llegada de los Colmillos Plateados y del Rey de La Plata en el siglo XIX acabó con la informalidad de los hombres lobo argentinos. Los Roehuesos tuvieron que someterse, por su voluntad o por la fuerza, aunque pronto los Colmillos los dejaron en paz, y con otras tribus se dedicaron a la conquista, dejando a los Roehuesos al margen. No obstante, la tribu prosperó en torno a las ciudades que estaban surgiendo, especialmente en Buenos Aires.
La marginación de los Roehuesos generó cierto resentimiento, por lo que terminaron aliándose con los Moradores del Cristal, que también sufrían marginación y aspiraban a rivalizar con los Colmillos Plateados. Esta alianza resultó fructífera, y el clan de ambas tribus en Buenos Aires pasó a controlar sus propios Túmulos. La colaboración también mejoró el nivel de vida de la Parentela Roehuesos, marginada de la alta sociedad.
Un rumor bastante extendido -y según muchos, exagerado y sin fundamento- asegura que los Roehuesos crearon el tango argentino a partir de un baile conocido como “La danza del lobo” y que fue creado por un Galliard de la tribu llamado Anselmo “Pies-de-Música” Arroyo, pero al margen de su veracidad, es que muchos Roehuesos terminaron adoptando el tango como señal de distinción, e incorporándolo a las ceremonias de la tribu, algo que en su época causó el desagrado de otros Garou.
La prosperidad de Moradores del Cristal y Roehuesos terminó provocando la desconfianza e inquietud de los Colmillos Plateados, que hacia finales de la década de 1960 eran muy numerosos en Buenos Aires. Finalmente, en 1976, el Rey de La Plata desató la Purga de los Perros. Entre los asesinados se encontraba Benjamín “Tango-entre-los-Cristales” Romero, el líder del clan del Buen Aire. Muchos Roehuesos murieron, y los supervivientes se vieron obligados a huir, aunque con el tiempo y descripción, algunos terminaron regresando para reabrir su Túmulo en el barrio de La Boca. La reciente caída de los Colmillos Plateados les hace sonreír, pero temen que ahora que están completamente desatados los rabiosos Fenrir dirijan su mirada hacia ellos. En esta ocasión no les pillarán desprevenidos.
Actualmente los Roehuesos vuelven a tener una presencia importante en las ciudades argentinas, especialmente Buenos Aires, y Rosario, aunque los efectos de la Purga de los Perros todavía se hacen sentir, y la tribu sigue sin ser tan numerosa como antes de la matanza. De todas maneras, la tribu ha acogido a muchos sin techo, desahuciados y víctimas de las recientes crisis económicas. El Campo de las Ratas Listas y los Frankweilers (entre los que se encuentran músicos y bailarines de tango) se encuentran representados entre los doce Roehuesos que habitan habitualmente en Argentina.

Ofelia “Madre Costeleta” Sánchez (Ahroun): Ofelia recuerda su Primer Cambio como si fuera hoy. Su familia trabajaba en un matadero de Buenos Aires, y su abuelo era carnicero. Ofelia era la más pequeña de sus nietos, y siempre le gustaba estar junto a su abuelo en el trabajo. Y así fue hasta que un día, cuando tenía diez años, se desató la Purga de los Perros y los Fenrir fueron a por su abuelo, un Roehuesos. Cuando tres enormes lobos se abalanzaron sobre su abuelo, éste enarboló su machete de carnicero y todo se volvió rojo.
Ofelia gritó de dolor, pero su grito se quebró en un aullido de furia al ver a su abuelo en peligro. La pequeña se abalanzó sobre uno de los atacantes y le mordió una oreja y a continuación le clavó su garra en el cuello y tiró, rajando y tirando de las arterias. Cuando terminó todo y recuperó el sentido, se encontraba manchada de sangre y su abuelo, la acunaba con una sonrisa, diciéndole que lo había hecho bien.
Su familia huyó de Buenos Aires y Ofelia se marchó con ellos. Durante un tiempo se refugiaron en Montevideo, Uruguay, pero poco tiempo después viajaron a Rosario, donde se había reunido los Roehuesos sobrevivientes de la Purga de los Perros. Ofelia fue educada por la tribu de los Roehuesos, quienes le enseñaron a ser una Garou, y lo más importante, cómo luchar.
Regresó a Buenos Aires diez años después, cuando en su “magnanimidad” El Rey de la Plata “perdonó” a los rebeldes. Ofelia y su manada acudieron al barrio de La Boca, donde reabrieron el Túmulo del que había sido su clan, y se juraron que nunca volverían a permitir que ocurriera algo semejante.
Han pasado muchos años, y Ofelia se ha convertido en la líder de los Roehuesos de Buenos Aires, y para muchos hombres lobo, de la tribu en Argentina. No sólo ha destacado en el campo de batalla, machacando Perdiciones y Sanguijuelas atrevidas, sino que discretamente con sus compañeros ha tejido una telaraña de espías y saboteadores, no sólo para oponerse a los servidores del Wyrm, sino también para vigilar los movimientos de los Colmillos Plateados y sus aliados. Cuando supo que se gestaba un enfrentamiento interno entre los Colmillos decidió no intervenir y dejar que se mataran entre ellos, pero ahora cree que la guerra contra el Culto de Fenris es inevitable, y está tomando medidas para ponerles las cosas difíciles a los Fenrir en Buenos Aires. Su familia y sus hijos, entre los que se encuentran dos Garou, son su principal apoyo.
Ofelia es una mujer morena, enorme, y llena de decisión. Aparenta unos cincuenta años, con el pelo canoso y recogido. Se encuentra en una buena forma y tiene bastante músculo. Suele vestir de manera práctica, con vaqueros, camisas de trabajo y chalecos acolchados. Siempre parece de mal humor y con una mirada amenazante en sus ojos castaños, pero si alguien consigue ganarse su confianza, puede mostrarse muy jovial. No es tanto una guerrera hábil como una luchadora veterana que está dispuesta a todo para vencer, por poco “honorable” que parezca. En forma lupina, es una loba enorme, de pelaje castaño oscuro.

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Re: [Escenario] Rabia en Argentina

#52

Mensaje por Alexander Weiss » 31 Ago 2025, 13:59

Imagen Señores de la Sombra
Aunque algunos Señores de la Sombra recorrieron el territorio argentino durante la época colonial, no eran muchos, y aunque se enfrentaron a otras tribus, no consiguieron establecer una presencia asentada y numerosa. Cuando los Colmillos Plateados llegaron en el siglo XIX y comenzaron a reclutar aliados para unir a la Nación Garou, una manada de Señores de la Sombra procedentes de Francia, dirigida por el capitán François “Navega-la-Tormenta” Surcouf, les ofrecieron sus servicios. Sin embargo, El Rey de la Plata vio en los Señores de la Sombra rivales peligrosos y una indeseada competencia por el control de Argentina, y los rechazó.
Despechado, el capitán Surcouf, decidió que se adelantaría a los Colmillos Plateados y buscaría algún punto en el sur de Argentina que todavía no hubiera sido reclamado. Recurrió a una hechicera de su propia tribu, Jeanne “Loba-de-Mar” Montaigu, para que lo guiara en busca del lugar adecuado, pero el viaje no fue fácil, y el barco en que viajaban los Señores de la Sombra terminó embarrancando en una de las islas Malvinas. Sólo hubo tres supervivientes.
El capitán Surcouf se dio cuenta de que su naufragio no había sido casual. En aquella isla se encontraba un lugar frecuentado por espíritus de la tormenta, que emanaba un gran poder. Los Garou rindieron homenaje a los espíritus y con el tiempo construyeron un poderoso Túmulo, que se convirtió en la base de la tribu, y que mantuvieron en gran parte aislado y oculto.
Las demás tribus tardaron en descubrir la presencia de los Señores de la Sombra, y cuando lo hicieron, El Rey de la Plata entró en cólera. Los miembros de la tribu fueron rechazados en gran parte de Argentina, aunque algunos consiguieron unirse a algunas manadas. Los Señores de la Sombra fueron menospreciados y marginados, aunque mostraron una lealtad nominal al Rey de La Plata y la Nación Garou.
Con el tiempo los miembros de la tribu comenzaron a aliarse con la oposición a los Colmillos Plateados, y cuando estalló la Purga de los Perros, fueron masacrados con sus aliados. El Rey de la Plata torturó Julián “Lobo-de-Tormenta” Minalla, líder de los Señores de la Sombra, hasta que obtuvo la información que deseaba para atacar el Túmulo de las Malvinas.
El ataque terminó en una desastrosa derrota para los Colmillos Plateados y sus aliados. Antes de morir, el prisionero había ofrecido información falsa y los Colmillos y sus aliados Fenrir fueron directos a una encerrona. Aunque inferiores en número, los Señores de la Sombra los combatieron y consiguieron perderlos en las profundidades de la Umbra, arrojando contra ellos a los espíritus de la tormenta y el trueno. No fue una victoria fácil, y varios Señores de la Sombra se sacrificaron para vencer a sus enemigos.
La victoria de los Señores de la Sombra les ha proporcionado cierto respeto entre las demás tribus, especialmente las que sufrieron la tiranía del Rey de la Plata. Ahora que los Colmillos Plateados han caído, los Señores de la Sombra acuden a los demás Garou, ofreciéndoles su ayuda, sin tratar de amedrentarles ni mostrar su fuerza. Comprenden que los hombres lobo de Argentina se encuentran en grave peligro, y que no es el momento de juegos políticos, sino de dar ejemplo.
Actualmente unos diez Señores de la Sombra residen en Argentina, aunque al menos seis de ellos procuran permanecer en las Islas Malvinas para proteger su Túmulo. Algunos miembros del Campo de los Hijos de Grajo han sido vistos en el país.

Louis “Vigilante-de-la-Noche” Reive (Theurge): Louis es hijo de un veterano británico de la Guerra de las Malvinas, que había regresado con cicatrices físicas y emocionales. Su padre llenó su infancia con relatos de las islas: el frío implacable y el orgullo de la victoria. Estas historias y su fervor patriótico moldearon la visión de Louis sobre las Malvinas como un lugar legendario. Y la leyenda se entremezcló con sus sueños, dando lugar a una sensibilidad hacia lo espiritual. Con frecuencia soñaba con un cuervo negro que lo observaba desde acantilados azotados por el viento, pero lo mantuvo en secreto.
Louis creció como un niño introspectivo pero carismático, con una facilidad natural para conectar con los demás, destacando en historia y literatura, llenando su mente de viajes de exploradores y leyendas indígenas que lo arrastraban hacia el sur, y finalmente tuvo la oportunidad de viajar a las islas de sus sueños.
Nada más pisar el suelo malvinense escuchó un trueno y se sintió como golpeado por una corriente eléctrica que lo arrastró hacia el mundo espiritual. Vio una batalla entre lobos y un enorme lobo formado por las nubes del cielo tormentoso. Unas figuras oscuras aullaron y lo rodearon, y entonces se desmayó.
Sin saberlo, Louis descendía de un Pariente de los Señores de la Sombra, un malvinense que había emigrado a Gran Bretaña, y ahora sus ancestros lo habían llamado de vuelta a casa. Los Señores de la Sombra lo acogieron como uno de los suyos y le enseñaron a tratar con los espíritus. Tras varios años se ha convertido en un Theurge habilidoso, aunque reconoce que todavía le queda mucho por aprender.
Ahora Louis se encuentra en Argentina. Los Señores de la Sombra no están dispuestos a permitir que la caída de los Colmillos Plateados los arrastre, y se encuentra ayudando a otros Garou, viajando de manera itinerante bajo la identidad de un biólogo marino. Al mismo tiempo, observa y aprende, buscando mejorar su propio poder.
Louis es un hombre joven, mediada la veintena. Tiene cabello negro y liso, barba y bigote mal afeitados, y enormes ojos verdes tras unas gafas de montura metálica que le dan un aire despistado, y la verdad es que prefiere que le subestimen y mostrar una fachada inofensiva. Suele vestir como un ingenuo estudiante universitario, de manera bastante informal, pero es mucho más listo de lo que aparente. En forma de lobo, es un ejemplar pequeño y nervioso, de pelaje oscuro, con una zarpa más clara.

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Re: [Escenario] Rabia en Argentina

#53

Mensaje por Alexander Weiss » 31 Ago 2025, 14:00

Imagen Uktena (La Tribu Fantasma)
Preocupados por la situación de los nativos americanos, varios miembros de la tribu Uktena viajaron por el continente, tratando de advertir a los pueblos indígenas que todavía no habían sufrido el dominio de los europeos que se prepararan para hacer frente a la violencia y las enfermedades. En Argentina estuvieron presentes en los márgenes de la sociedad colonial, entre guaraníes, mapuches, y otros. Trataron de contactar con las Razas Cambiantes nativas, aunque en este caso su éxito fue relativo.
Cuando los Colmillos Plateados y sus aliados comenzaron la conquista de Argentina en el siglo XIX, los Uktena directamente fueron dejados de lado, y los hombres lobo de la tribu se interpusieron para defender a los nativos...y murieron. Desde entonces se los creyó exterminados y recibieron el nombre de Tribu Fantasma, aunque en ocasiones han contactado con Garou de otras tribus, pero prefieren hacerles creer que no son Uktena o que son visitantes de otros países. Consideran que el secreto es la mejor forma de mantener su supervivencia.
Pero no murieron. Después de los caídos llegaron otros Uktena, y además su sacrificio había servido para ganarles la confianza de los hombres puma y otros cambiaformas, que los ayudaron a sobrevivir. Uktena y Pumonca han unido esfuerzos para protegerse, y también para salvaguardar los lugares espirituales, compartiendo su valioso conocimiento sobre la Umbra.
La caída de los Colmillos Plateados ha llevado a los Uktena y sus aliados entre las Fera a mostrar más actividad, aunque todavía siguen actuando con precaución. Seis miembros de la tribu frecuentan habitualmente el territorio argentino, entre ellos dos miembros del Campo de los Guardianes de la Tierra.

Estrella “Hija-de-Tres-Héroes” Antilef (Philodox): El nacimiento de Estrella estuvo rodeado por toda una leyenda. Fue fruto de un amor prohibido, y cuando su madre Garou quedó embarazada, se decretó que su hijo debía morir antes de nacer. Pero su madre se negó, y huyó de su tribu, perseguida por una manada de feroces guerreros, ansiosos de derramar sangre e impedir que naciera lo que consideraban una abominación.
La huida de la madre de Estrella resultó difícil, y su parto resultó aún más difícil. Mientras agonizaba, otros tres improbables fugitivos se cruzaron con ella: un Pumonca, un Roehuesos, y una Uktena. Cuidaron de aquella mujer Garou hasta que dio a luz, y antes de morir les dijo que al final había tenido “una buena estrella.”
Los tres fugitivos huyeron con la niña recién nacida, perseguidos por los guerreros que les daban caza. El Roehuesos fue el primero en caer, tratando de detenerlos, y vendiendo cara su vida. La Uktena llevó a los guerreros que quedaban a una trampa, y se sacrificó para acabar con el último de ellos. El Pumonca, solitario y herido, se llevó a Estrella hacia el sur, hasta que llegó al mar, y la cuidó como una hija, enseñándole lo que sabía y procurando que no olvidara a quienes habían dado su vida por ella.
Estrella viajó mucho durante su infancia, y aprendió de lobos, de pumas y de otros hasta que aprendió a cambiar de forma y pudo vivir entre los humanos. Desde entonces ha recorrido los caminos de Argentina una y otra vez, viajando por selvas, valles, desiertos, y montañas. Suele frecuentar a los Garou de la ciudad de Córdoba, y ha adoptado la identidad de una de los Hijos de Gaia, sólo por si acaso, aunque también procura ocultar la marca de su nacimiento para evitar suspicacias.
Estrella es una mujer joven, mediada la veintena. Es alta, rubia, y con ojos azules, con su rostro y su cuerpo robusto y curtido por el sol y la intemperie. Quienes la ven a menudo creen a primera vista que es una turista, pero habla español y varias lenguas indígenas con fluidez, y conoce costumbres y leyendas con más profundidad que algunos nativos. Sin embargo, no le gusta alardear, y siempre prefiere mantener un perfil bajo y humilde. Tiene una actitud amable, pero en un momento se pone en guardia si hay algún peligro. Siempre lleva ropa informal muy gastada, y adecuada para la ocasión, sin preocuparse mucho por el estilo ni cuestiones estéticas. En su mochila suele llevar una colección de abalorios que elabora ella misma, y algunos Fetiches para ayudarse en el viaje. En forma lupina es una loba gris y blanca, con el lomo con un ligero tono rojizo.
Defecto Metis: Reflejo Bestial.

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Re: [Escenario] Rabia en Argentina

#54

Mensaje por Alexander Weiss » 31 Ago 2025, 14:01

Imagen Wendigo
Aunque en el extremo sur de América, Argentina no es tan desconocida para los Wendigo. Los Garou de la tribu visitaron el país antes de la llegada de los europeos y siguen haciéndolo, atraídos por las tierras frías de los Andes y los glaciares australes. En época más reciente, como los Uktena, los Wendigo acudieron, preocupados por la situación de los nativos locales, aunque no consiguieron una confianza tan profunda con los cambiaformas locales como los Uktena. En parte la situación se debe a que los Wendigo recuerdan la devastación causada por los Portadores del Wyrm, y no desean cometer el mismo error en un territorio que consideran que pertenece a las Razas Cambiantes.
No obstante, los Wendigo acuden periódicamente a Argentina para ayudar, especialmente a los defensores de los derechos de los nativos, apoyando las iniciativas que les proporcionan más derechos y autonomía. Al menos dos de ellos se encuentran actualmente en el país, como invitados de los Uktena locales

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Re: [Escenario] Rabia en Argentina

#55

Mensaje por Alexander Weiss » 31 Ago 2025, 14:02

Imagen Capítulo Cuatro: Las Razas Cambiantes de Argentina “El largo espejo del pasado está hecho añicos, y las astillas han sido pisoteadas. Antaño cubría todas las paredes de todos los palacios; ahora sólo quedan fragmentos, éstos que sostienes en la mano”
-Brian Aldis

La presencia de las Razas Cambiantes en Sudamérica ha sido y sigue siendo bastante importante, aunque en Argentina han sufrido las consecuencias de la expansión de los Garou en el país, que han reducido su número y las han expulsado a los rincones más agrestes y que resultan menos interesantes para los hombres lobo. Durante miles de años de aislamiento los cambiaformas nativos de Argentina se adaptaron al territorio, y conocían el mundo y los espíritus de lo que consideraban su hogar.
Pero la llegada de los europeos Portadores del Wyrm provocó un cataclismo cuyas consecuencias todavía perduran hasta el día de hoy. El mundo de los cambiaformas sudamericanos fue reducido a cenizas, las matanzas de la guerra devastaron sus filas y las enfermedades acabaron con su Parentela humana y animal. Perdieron sus territorios ante invasores que los reclamaban como “suyos” y de nadie más, y fueron expulsados o tuvieron que huir para salvar sus vidas. A los que sobrevivieron les aguardaba el yugo de nuevos amos y la corrupción de la Tejedora y el Wyrm.
Y sin embargo, a pesar de todo, contra viento y marea, enfrentando todo tipo de obstáculos, las Fera sobrevivieron, con sus filas menguadas, con su mundo corrompido, y con la intención de desafiar a la muerte día tras día.
Actualmente las Fera argentinas sobreviven en número escaso, y divididas por sus legados y sus intereses. Algunos cambiaformas también llegaron con los europeos, como los ratas o los cuervos cambiantes. En cualquier caso, desde la llegada de los europeos, las filas de las Fera se han reducido, aunque con la llegada del Apocalipsis su situación parece haber mejorado. Los conflictos internos de los hombres lobo son vistos como una oportunidad por algunos cambiaformas, o con cierto consuelo por la caída de quienes consideran tiranos. Aún así, las Razas Cambiantes siguen siendo escasas, y alzarse sólo serviría para derramar la sangre de Gaia en una batalla inútil. Lo habitual es sobrevivir, aguardar la oportunidad, y evitar los conflictos, manteniendo la paz con las Fera que han sufrido un destino similar.

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Re: [Escenario] Rabia en Argentina

#56

Mensaje por Alexander Weiss » 31 Ago 2025, 14:06

Imagen Ananasi
Las Ananasi de Argentina consideran que han estado en el país desde siempre, y no se preocupan de las reivindicaciones sobre quién llego antes o después. Desde el comienzo de los tiempos han tejido con paciencia sus telarañas esperando que pasaran sus presas y construyendo, siempre construyendo. Por las selvas, las pampas y montañas, las arañas cambiantes comenzaron a concentrarse en los Andes, atraídas por la laboriosidad de los humanos, y al mismo tiempo competían con otras Razas Cambiantes, dejando bien claro cuál era su territorio.
Llegó un tiempo en que la humanidad se extendió, y las Ananasi siguieron su expansión, descendiendo de las montañas. Lejos de las grandes culturas prosperaban las arañas Kumoti, que disfrutaban con los dones del Kaos y los manipulaban para crear un equilibrio perfecto. No desdeñaban a los humanos como presas, pues algunas consideraban que un estilo de vida sencillo e instintivo era preferible a la complejidad descontrolada. Finalmente, las Kumoti se convirtieron en la facción predominante.
La llegada de los españoles a América atrajo a las Ananasi Tenere y Hatar, las arañas de la Tejedora y el Wyrm, que en aquel momento eran minoría, observaron y vieron los efectos que estaban causando la guerra y las enfermedades, y aguardaron su momento con paciencia. No fue una espera pacífica, y pronto se dieron cuenta de que con los europeos llegaban lobos cambiantes con afilados dientes y garras. Pero el orden que traían los invasores terminó arraigando, y las arañas Tenere consiguieron prosperar.
Cuando estalló la guerra de independencia, las arañas Hatar salieron de sus escondrijos y atacaron a las Tenere. Jacinto “Cazador-de-Aguijón-Afilado” Robledo se dedicó a atacar y devorar a las Ananasi que en aquel momento residían en la ciudad de Buenos Aires, y que se encontraban en un estado confuso después de que “Seda de Cristal”, la más poderosa, hubiera muerto destrozada por los colmillos de los Garou. Durante un tiempo gobernó sin rival la ciudad, alzándose como un tirano goloso y codicioso, pero al final sería un incendio en la bodega donde había tejido lo que acabó con su gobierno.
La muerte de Jacinto desató una guerra civil entre las Ananasi por apoderarse de Buenos Aires, en la que participaron Kumoti, Tenere, y Hatar. Esta guerra duró varias décadas, pero finalmente, a instancias de Luciano “Tejedor de Metal” Ávila, líder de los Tenere y el más poderoso de las Ananasi de la ciudad, se alcanzó el acuerdo conocido como las Tres Hebras en 1874, por las que las tres facciones Ananasi se dividieron la ciudad en territorios. Hubo roces y conflictos, pero en general el acuerdo funcionó manteniendo la paz entre las arañas cambiantes.
Más allá del acuerdo de las Tres Hebras en Buenos Aires, las facciones Ananasi continuaron compitiendo entre sí en el resto de Argentina. Las Kumoti resultaron especialmente afectadas por la conquista y la colonización. Los hombres lobo que acompañaban a los conquistadores no mostraban ninguna compasión por las arañas, obligándolas a ocultarse. En el norte, las Hatar resistieron mejor, protegiéndose en el interior de las selvas tropicales, y consiguiendo devolver los golpes a los conquistadores de vez en cuando.
A principios del siglo XX las Tres Hebras alcanzaron un acuerdo con los Moradores del Cristal de Buenos Aires. Tomasa “Rompedora-de-Ilusiones” Pacheco se reunión con los representantes de las arañas en Buenos Aires, y las convenció de los beneficios de un acuerdo territorial, teniendo en cuenta que además disponían de un enemigo común en los Colmillos Plateados. A cambio, también ayudarían a las Ananasi a rechazar a sus principales competidoras, las ratas cambiantes.
El acuerdo entre Ananasi y Moradores del Cristal resultó beneficioso para ambas partes, pero en 1976, cuando El Rey de la Plata proclamó la Purga de los Perros, también terminó arrastrando a las arañas. No es seguro de si los Colmillos Plateados descubrieron la existencia del acuerdo antes o después de la purga, pero varias manadas Garou convergieron en los principales nidos de las arañas de Buenos Aires, y los destruyeron. Las Tenere resultaron especialmente afectadas, debido a la confusión que provocó entre sus filas la repentina desaparición de su líder, Luciano “Tejedor de Metal.”
Muchas Ananasi optaron por ocultarse. Fue en esta época cuando las arañas Hatar tomaron la iniciativa. Una vez roto el acuerdo de lobos y arañas que habían mantenido con los Moradores del Cristal, comenzaron a atacar los intereses de los Garou, sin preocuparse mucho por las tribus que atacaban. Irónicamente, los más afectados por los ataques fueron los Roehuesos.
Actualmente, unas veinticinco Ananasi residen habitualmente en Argentina, extendidas por todo el país. La facción Tenere de la Tejedora sigue aferrándose a las ciudades, aunque su organización y coordinación no es tan poderosa como en el pasado, y son bastante individualistas, compitiéndo entre sí por alcanzar el predominio y liderar a las demás. Las Hatar son la facción más poderosa y numerosa, con más de una docena de cazadores urbanos, aunque en las zonas rurales y salvajes también compiten con las Kumoti. La principal Colonia de las Ananasi argentinas se encuentra en el territorio de Misiones, donde una anciana araña intenta vivir según tiempos más sencillos, antes de la llegada de los europeos, y es adorada como una diosa por sus descendientes guaraníes. Las Ananasi también la respetan, y en su territorio las tres facciones mantienen la paz y colaboran la mayor parte del tiempo.

Arañas en Argentina
En Argentina hay más de 1.600 especies de arañas, pero sólo unas pocas son realmente peligrosas para los humanos, como las viudas negras (Latrodectus) que se pueden encontrar en todo el país, con mordeduras neurotóxicas. La araña de rincón (Loxosceles) es frecuente en los hogares y zonas rurales del centro y el norte, con un veneno necrótico. La araña bananera (Phoneutria) se encuentra presente en el norte, especialmente en la provincia de Misiones. Es bastante agresiva y su veneno causa un dolor intenso, representando más de la mitad de los casos de picaduras de araña en Argentina.

Soledad “Tejedora de Cenizas” Vázquez (Anomia): Soledad nació en la ciudad de Resistencia, en El Chaco, aunque por aquel entonces no tenía un nombre humano. Simplemente tendía sus telarañas por un jardín y estaba contenta, pero el día en que el jardín ardió debido a un incendio intencionado, sintió un miedo más allá del instinto, y una furia porque su obra había sido deshecha por una estúpida criatura humana. Y así supo que era algo más. Durante las siguientes semanas creció y creció, devorando insectos y arañas, hasta que finalmente pudo adoptar una forma humana. Y se vengó.
Demasiadas cosas que aprender. Pero no estaba sola. Su padre, que la había engendrado, sintió su despertar y se presentó en su territorio, sometiéndola con facilidad, pero asegurándole que no le haría daño. Tras enseñarle sus vínculos con la Reina Ananasa, juntos emprendieron un viaje a las profundidades de las selvas de Misiones, donde conoció a la Abuela, una gigantesca araña que completó su formación y le dio un propósito.
De la misma forma que una telaraña, tejió una identidad a su alrededor y creó a Soledad Vázquez, convirtiéndose en una agente de la Abuela, dedicándose a viajar y espiar, transmitiendo información a las Ananasi. Ha acudido al reino en cenizas de Buenos Aires, donde hace tiempo las arañas reinaban hasta que los lobos las mataron. El objetivo a largo plazo es reconstruir el reino, pero para ello es necesario barrer a las alimañas. Los reyes de los lobos han caído, pero sus guerreros descontrolados siguen siendo igual de temibles, por lo que es necesario enfrentarlos y hacer que se maten entre ellos.
Soledad trabaja en el mundo de la moda, haciendo diseños humildes de día, pero que de alguna forma fascinan a los humanos. Por la noche a través de sus hebras caza en Buenos Aires, buscando a los lobos y tirando de sus hilos, tratando de enfrentarlos. El Culto de Fenris resulta especialmente problemático, y no resultará muy difícil hacer que los demás lobos luchen contra ellos. En el fondo da igual quien gane, lo importante es que quede espacio libre y limpio para que sus hermanas construyan.
Soledad es una mujer joven y atractiva, de unos veinte años, de rasgos simétricos y mirada fría. Tiene cabello largo y fino de color castaño oscuro y negros, pero aunque es bella, cuando se pasa mucho tiempo a su alrededor resulta inquietante por su comportamiento rígido y calculado, así como su costumbre de hablar lo menos posible. Suele vestir con trajes y vestidos tejidos con su propia sede y teñidos de color verde. En forma de araña, Soledad al nacer era una araña de rincón (Loxosceles laeta), de color marrón brillante y abdomen oscuro, y sus formas arácnidas muestran en gran parte las marcas distintivas de esta especie.

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Re: [Escenario] Rabia en Argentina

#57

Mensaje por Alexander Weiss » 31 Ago 2025, 14:07

Imagen Bastet
Los Garou tienen leyendas sobre los Bastet americanos, afirmando que los Balam se extendieron por Sudamérica mientras los Pumonca lo hacían por Norteamérica, pero la realidad no es tan simple. En la actualidad, en Sudamérica tanto los Balam como los Pumonca están presentes, pero simplemente son los supervivientes que han llegado de un pasado más esplendoroso para los felinos cambiantes.
Mucho antes de la llegada de los europeos, en los tiempos en que los primeros humanos atravesaron el estrecho puente de tierra para llegar hasta América, existían seis tribus de Bastet extendidas por el continente americano: Swara (guepardos), Balam (jaguares), Khara (felinos de dientes de sable), Pumonca (pumas), Qualmi (linces) y Simba (leones prehistóricos). Los Swara, los Khara y los Simba murieron durante la Primera Guerra de la Rabia, enfrentándose a los Garou que habían llegado a América, y sus parientes felinos terminaron extinguiéndose hacia unos 10.000 años, tanto por la desaparición de sus presas como la presión de la caza realizada por los humanos.
Quienes sobrevivieron fueron Balam, Pumonca, y Qualmi. Los linces permanecieron en el norte de las Américas, y aunque los pumas eran más numerosos en el norte y los jaguares en el sur, las tribus Bastet convivieron con escasos problemas, reclamando hábitats distintos, y los conflictos eran solucionados mediante la tradición, el arbitraje, o duelos ceremoniales.
Los Pumonca se Sudamérica se concentraron en la cordillera andina y los territorios cercanos, aunque también se extendieron ocasionalmente por bosques y tierras más cálidas, ya sea por una vida nómada, siguiendo las migraciones de su Parientes o acudiendo en ocasiones en ayuda de los Balam, que preferían las selvas tropicales y bosques húmedos. La cooperación entre ambas tribus era habitual, aunque limitada por la territorialidad.
El surgimiento de las culturas humanas dividió a los Pumonca. Los más curiosos siguieron a los humanos hacia el norte, pero quienes rechazaban la complejidad humana y preferían la vida instintiva de los felinos en la naturaleza se aislaron en los territorios agrestes del sur, donde la población humana era escasa y en su mayor parte representada por pueblos nómadas. De todas maneras los pueblos andinos, amazónicos y patagónicos eran vigilados de cerca por los Bastet. En ocasiones consideraban adecuado intervenir para rechazar a los ocasionales servidores de la Tejedora o el Wyrm que alteraban el equilibrio, pero también advertían a los humanos que invadían sus territorios más sagrados. Esta situación fue habitual durante los siguientes miles de años.
El descubrimiento e invasión de América por parte de los europeos cambió este orden drásticamente. No sólo se trataba de los espíritus y monstruos que servían a la Tejedora y el Wyrm, sino de las enfermedades, la corrupción, y la devastación que traían con ellos. Para empeorar las cosas, los hombres lobo que llegaban con ellos consideraban que estaban mejor preparados para combatirlos, marginando a los cambiaformas nativos y usurpando sus territorios y lugares sagrados. Y así estalló la guerra entre los defensores de Gaia, una nueva Guerra de la Rabia que diezmó de nuevo las filas de las Fera.
Muchos Bastet murieron en las selvas y montañas del norte, a medida que los conquistadores, ansiosos de riquezas y tierras acababan con los reinos e imperios precolombinos. Las dos tribus de Balam resultaron diezmadas y se vieron forzadas a unirse en una sola para sobrevivir. Los Pumonca también sufrieron las consecuencias, aunque en menor debida, debido a su estilo de vida más nómada y su dispersión.
Los Bastet consiguieron sobrevivir más tiempo en Argentina. En su momento, habían conseguido frenar la expansión de los incas, y cuando los españoles llegaron en el siglo XVI consiguieron frenarles, asesinando exploradores y colonos y enfrentando a los Garou, volviendo a los espíritus de la tierra contra ellos. Los hombres lobo sólo sobrevivieron permaneciendo en los escasos asentamientos humanos que los cambiaformas evitaban.
Por supuesto, hubo excepciones a este clima de enfrentamiento generalizado, y también hubo acuerdos puntuales entre algunos Garou y los Bastet. Los Hijos de Gaia consiguieron contactar con los Balam y Pumonca del norte de Argentina, y se ganaron su respeto derramando su sangre junto a ellos en defensa de los nativos y sus territorios. Los Uktena ya tenían cierto contacto con los cambiaformas, y llegaron para advertirles de la marea de corrupción que traían los europeos, y cuando llegó el momento también lucharon junto a las Fera.
Pero tras la independencia de Argentina, los habitantes del nuevo país dirigieron su mirada a los vastos territorios del sur, en gran parte todavía sin explorar ni colonizar, y los reclamaron como suyos. Un viajero Uktena llamado Diego “Lanza Lunar”, un Garou Uktena, recorrió el Chaco y la Patagonia, advirtiendo a los jaguares y pumas cambiantes, y a todos los cambiaformas que quisieron escucharle, que el ansia de los hombres blancos nunca se saciaría, siempre en busca de riquezas y tierras que ocupar. Los indígenas ni siquiera eran humanos para ellos, sino obstáculos en el camino de la “civilización” que debían ser eliminados. No todos los cambiaformas escucharon estas llamadas de advertencia, y algunos creyeron que podrían mantener a los europeos fuera de sus territorios como habían hecho en el pasado.
Cuando llegaron los conquistadores que pretendían anexionar los territorios del Chaco y la Patagonia a la nueva república de Argentina, los soldados y los colonos no eran el único ejército. El Rey de la Plata y varias manadas Garou les acompañaban, protegiéndolos con sus espíritus y dones, y algunos de ellos armados con plata. Los Bastet resistieron heroicamente en las selvas y montañas, pero los Garou los cazaron uno tras otro. Aunque los pumas y jaguares formaron manadas para hacerles frente, carecían de su coordinación y su capacidad para luchar unidos. Los Felinos de las tribus Bastet consiguieron sobrevivir mejor, ocultándose en las profundidades de la cordillera andina y de la selva amazónica, una barrera natural que frenaba el avance de la civilización, al menos por un tiempo.
A finales del siglo XIX en el territorio argentino sólo sobrevivía un puñado de Bastet. Varios hombres lobo Uktena e Hijos de Gaia habían caído con ellos, pero con su ayuda consiguieron salvar los fragmentos de su legado, y con el tiempo colaboraron con los Garou de estas tribus, o por lo menos toleraron su presencia. Los Uktena en especial crearon varios Túmulos en el sur de Argentina, y los compartieron con los hombres puma, y de hecho Puma terminó convirtiéndose en el Tótem principal de los Uktena argentinos. En el norte, los Balam se encontraban en una situación desesperada tratando de proteger a los pueblos nativos, y también a los jaguares, que habían sido exterminados de muchos lugares. La derrota frente a los Garou y los invasores europeos los habían empujado a ocultarse, vigilando en silencio y atacando con rapidez cuando la ocasión lo requería.
Durante el golpe militar y la Purga de los Perros de 1976, varios hombres lobo perseguidos por El Rey de La plata y sus aliados, especialmente los Hijos de Gaia, consiguieron salvarse gracias a la ayuda de los Bastet. Varios miembros de la tribu consiguieron huir del país o encontraron refugio entre los hombres felino, ocultándose en lugares inaccesibles para los Garou.
Con el regreso de la paz en la Nación Garou y el fin de la dictadura, la colaboración de Balam y Pumonca con Hijos de Gaia y Uktena se volvió más fluida, y los Bastet se convirtieron en invitados frecuentes en los Túmulos de estas tribus, por lo menos cuando los partidarios del Rey de La Plata no miraban. Con la reciente caída de los Colmillos Plateados, la situación está cambiando rápidamente, y la presencia de los Bastet es cada vez más abierta y aceptada.

Balam
La presencia de los Balam en Argentina es el testimonio de una larga resistencia que no ha concluido hasta el día de hoy. La devastación de las selvas en las que habitan, la reducción de su Parentela entre los nativos y los jaguares del norte de Argentina han llevado a la desesperación a muchos Balam. Los supervivientes, aunque llenos de furia, tratan de adaptarse a los tiempos, y buscan nuevas maneras de sobrevivir a las amenazas que se ciernen sobre ellos, observando y aprendiendo de los cambios de la modernidad.
Cinco jaguares cambiantes mantienen el legado de los Balam en Argentina, aunque hace siglos eran mucho más numerosos, pero el tiempo no ha sido amable con ellos.

Jaguares en Argentina
Históricamente el jaguar (Panthera onca), conocido en Argentina como yaguareté o tigre, tuvo una distribución amplia en el país, hasta el norte de la Patagonia, incluyendo provincias como Buenos Aires, La Pampa, San Luis, Córdoba y Entre Ríos. A principios del siglo XIX se exportaban pieles de jaguar desde el puerto de Buenos Aires, cuando era una especie relativamente abundante. Sin embargo, su distribución se redujo progresivamente debido a la caza intensiva, la pérdida de hábitat, y la persecución por su depredación del ganado doméstico. Hacia 1925 el jaguar se encontraba extinto en la pampa y el centro de Argentina, y en 1950 fue avistado el último ejemplar en Entre Ríos. Actualmente se estima que quedan entre 200 y 300 jaguares en el país, restringidos a las selvas de montaña del noroeste, en Salta y Jujy, donde vive más de la mitad de la población; el chaco seco (Chaco, Formosa, Santiago del Estero), un ecosistema semiárido con una población reducida y en situación crítica; y el bosque atlántico de Misiones, con una población estable en un territorio compartido con Brasil. Además ha sido reintroducido en los parques nacionales de Formosa y Corrientes.

Yvoty “Sombra-Afilada-del-Sol” Cereijo (Día): Yvoty nació en una pequeña aldea a las afueras de Puerto Iguazú, en la provincia de Misiones, cerca del Parque Nacional Iguazú. Creció en la comunidad guaraní, escuchando historias y cuentos sobre los espíritus y criaturas de la selva. Desde que era niña vivió en la selva misionera, explorando sus senderos, pero su vida cambió drásticamente en su adolescencia cuando sufrió su Primer Cambio, durante una cacería furtiva que amenazó a su familia y la selva que amaba. Los furtivos no tuvieron ninguna oportunidad ante su furia, pero ella se encontraba aterrorizada por la sangre que había derramado y huyó.
La familia de Yvoty estaba unida a los Balam desde hacía mucho tiempo, aunque hacía al menos tres generaciones que no nacía un Balam entre ellos. En forma de jaguar, vagó sola por la selva, y sus lamentos felinos fueron escuchados por otro jaguar cambiante, que se acercó a ella y la guió en su legado espiritual, enseñándole los ritos de los Balam y su deber como protectores de las selvas y lugares sagrados. También le presentó a otros hermanos suyos, y la situación amenazada en que se encontraban.
El adiestramiento de Yvoty terminó bruscamente cuando su mentor fue asesinado por cazadores al servicio de una empresa maderera vinculada con el Wyrm, dejándola sola. Sin embargo, ella consiguió sobrevivir y vengarlo, y varios años después se ha convertido en una guerrera y vigilante de la selva. Ha construido un Reino Cubil en el Corredor Verde de Misiones, un frágil bastión de selva que que conecta los territorios de los jaguares de Brasil y Argentina, defendiendo a las comunidades guaraníes y a las criaturas de Gaia de las incursiones del Wyrm y la Tejedora. Por suerte, con el tiempo ha conseguido aliados entre los Balam, y dos Garou Uktena, así como varios chamanes guaraníes.
Yvoty es una mujer guaraní mediada la veintena, con piel bronceada, ojos oscuros que brillan con un reflejo verdoso, y cabello negro, liso y largo que suele llevar trenzado. Sus movimientos son gráciles, casi felinos y siempre lleva un amuleto de piedra verde con la forma de un jaguar, regalo de su mentor. En su forma felina es una jaguar imponente, de pelaje castaño dorado y manchas en forma de roseta de un color negro profundo.

Pumonca
La situación de los Pumonca en Argentina es algo mejor que la de los Balam por varias razones: siempre han sido más numerosos, y la cordillera de los Andes, donde se encuentran la mayoría de sus Reinos Cubil, ha constituido un refugio formidable y una fortaleza que los ha protegido de las amenazas durante milenios. Los pumas han pasado de un lado a otro de las montañas sin preocuparse por fronteras ni límites, y en períodos de peligro, la hospitalidad y la solidaridad se han impuesto al egoísmo territorial. Los pumas argentinos y chilenos a menudo han colaborado entre sí, y su actual líder, la anciana Raíz de la Montaña, se ha esforzado por asegurar la unidad de la tribu, y ha dirigido a otros Pumonca en ayuda de otras Razas Cambiantes.
Los Pumonca argentinos también cuentan con la alianza de los Uktena. El pacto con esta tribu les ha permitido construir y acceder a varios Túmulos, disponiendo de ayuda espiritual adicional.
Actualmente dieciocho Pumonca consideran Argentina su hogar habitual. Sin embargo, salvo algunos de los más ancianos, no suelen permanecer mucho tiempo en un mismo sitio, y recorren el país, observando, vigilando e interviniendo si consideran que la ocasión lo requiere.

Pumas en Argentina
El puma (Puma concolor) es conocido en Argentina como león de montaña, león, o pantera. Siendo una especie muy extendida, históricamente ha ocupado prácticamente todo el territorio argentino, desde las selvas subtropicales del norte hasta las estepas patagónicas del sur, adaptándose a una amplia variedad de ecosistemas, incluyendo selvas, bosques, praderas, montañas, y desiertos. Durante la colonización europea y hasta el siglo XX, los pumas eran una especie abundante, pero sufrieron una intensa persecución debido a sus ataques al ganado doméstico y la expansión de la industria ganadera. Miles de pumas fueron cazados por su piel o para controlar su población, lo que redujo su número progresivamente. A pesar de eso, en el día de hoy los pumas argentinos han conseguido resistir y mantener poblaciones viables en muchas regiones.
Actualmente, los pumas se encuentran presentes en casi todas las provincias argentinas, aunque son especialmente numerosos en los territorios montañosos de los Andes y en la Patagonia. Se estima que la población total de pumas en Argentina oscila entre 4.000 y 7.000 ejemplares, aunque el número exacto resulta difícil de precisar, debido a su naturaleza esquiva y la escasez de censos exhaustivos. Las reservas protegidas y los parques nacionales son fundamentales para su conservación. Los pumas del norte del país son más pequeños y oscuros, y en el sur su pelaje es más claro y los ejemplares de mayor tamaño.

Viento-Errante-de-las-Montañas (Crepúsculo): Viento Errante nació como un puma en las alturas áridas de los Andes, en la provincia de San Juan, cerca del Parque Nacional El Leoncito. Desde su nacimiento, sintió una conexión con las montañas, escuchaba voces y susurros que lo confundían y se mostraba más distraído que sus hermanos, más preocupados por encontrar presas. Su Primer Cambio se produjo a los tres años, cuando una inesperada detonación produjo un deslizamiento de tierra que estuvo a punto de enterrar a su madre, cuya compañía todavía frecuentaba.
La explosión había sido producida por unos mineros que estaban excavando una mina ilegal, y Viento Errante asumió su forma Crinos y destruyó sus máquinas, mató a varios mineros, y puso a otros en fuga.
El suceso no pasó desapercibido y otra Pumonca, Raíz de la Montaña, apareció poco tiempo después, introduciéndolo en el legado de su tribu, y su misión como guardián de Gaia y los lugares naturales. Tras completar su adiestramiento, Viento Errante decidió viajar y aprender por su cuenta. En secreto, había desarrollado curiosidad por los humanos, y quería saber más de ellos, principalmente cómo destruir sus máquinas. Su camino le llevó por muchos lugares distintos del país.
Cinco años después se encontraba huyendo de Buenos Aires, en compañía de una amiga Uktena y un amigo Roehuesos. Juntos habían robado un Fetiche que los Colmillos Plateados habían saqueado durante la conquista de la Patagonia como trofeo. En su huida se cruzaron con una mujer loba a punto de dar a luz, que también huía de quienes querían matarla. Los tres amigos la ayudaron, pero la mujer murió en el parto, dando a luz a una niña, y los tres amigos tuvieron que poner pies en polvorosa cuando sus perseguidores llegaron hasta ellos.
El Roehuesos murió luchando para darles tiempo y la Uktena se sacrificó, llevándose al último de sus perseguidores consigo. Sólo quedó Viento Errante, que se llevó a la niña lo más lejos que pudo, moviéndose entre cuevas y lugares sagrados. Finalmente buscó ayuda entre los Pumonca y los Uktena, que le ayudaron.
Años después, Estrella se convirtió en una mujer loba Uktena y comenzó su propio camino en el mundo. La separación fue triste para Viento Errante, que había llegado a quererla como una hija, y también había aprendido mucho de ella, pero aceptó que tenía que ser así. Ahora no viaja tan a menudo, y pasa más tiempo en su forma felina, pero todavía se mueve de vez en cuando entre los humanos, ya que considera que son criaturas que no deben perderse de vista.
Viento-Errante-de-las-Montañas se muestra en su forma humana como un hombre de unos cuarenta años de ascendencia indígena, con piel bronceada por el sol y arrugada por los elementos. Tiene cabello corto y oscuro, y grandes ojos oscuros e intensos con una mirada salvaje. Viste como un vagabundo errante, con lo que buenamente puede encontrar, y a menudo se recoge el cabello con un trozo de tela. Siempre lleva un colgante de piedra oscura con glifos, un regalo de su mentora. Con el paso del tiempo se ha vuelto más reservado y dedica más tiempo al mundo espiritual, conversando con los espíritus de la montaña y el viento. En su forma felina es un puma majestuoso de pelaje dorado, con ojos ámbar que brillan con inteligencia.

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Alexander Weiss
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Re: [Escenario] Rabia en Argentina

#58

Mensaje por Alexander Weiss » 31 Ago 2025, 14:08

Imagen Gurahl
La familia de los úrsidos se encontraba extendida por toda Sudamérica hace milenios, representaba por varias especies autóctonas de osos, que desaparecieron tras la última glaciación tras extinguirse sus presas y debido a la presión producida por la llegada de la humanidad. Con el tiempo sólo sobrevivió el oso andino u oso de anteojos, que estaba extendido en la mayor parte del oeste de Sudamérica.
Las tribus Gurahl tomaron a los osos andinos como su Parentela, tanto para protegerlos como para establecer su presencia en el continente. Las demás Razas Cambiantes los respetaban debido a sus dones curativos y su sabiduría, que también compartían en ocasiones con los humanos, convirtiéndose en chamanes, curanderos, o espíritus guía de las comunidades cerca de las que habitaban. En Perú, donde se concentraban la mayor parte de los Gurahl sudamericanos, establecieron alianzas con los sacerdotes y hechiceros de los pueblos andinos, y con su colaboración protegieron los lugares sagrados y curaban los daños que la guerra, la enfermedad, y la corrupción del Wyrm provocaban sobre el cuerpo de Gaia.
Aunque había Gurahl que habitaron entre los asentamientos humanos, la mayoría preferían el contacto con las tierras salvajes y la naturaleza, o llevaban un estilo de vida errante para ayudar a todos los que necesitaban su ayuda, sin afincarse en ningún sitio concreto.
Este mundo en el que vivían los Gurahl terminó con la llegada de los europeos. La devastación provocada por los conquistadores no sólo arrasó a los pueblos indígenas, sino también a los Gurahl que se sacrificaron para salvar a sus protegidos o que trataban de curar las heridas de la guerra, las enfermedades, y la violencia. Cuando llegó el siglo XVII, los Gurahl de los Andes habían caído o se habían refugiado en el sueño espiritual de su especie para ponerse a salvo. Sólo quedaron unos pocos, muy pocos, que de vez en cuando despertaban, observaban los cambios del mundo y trataban de sanarlo antes de morir o retirarse de nuevo al letargo. Esta situación se mantuvo hasta bien entrado el siglo XX.
Poco a poco los Gurahl han comenzado a despertar y a regresar. Su principal preocupación son sus parientes ursinos, que se encuentran amenazados y son cada vez menos numerosos, tras haber sido exterminados en muchos lugares.
Pero también hay esperanza. Han surgido programas de recuperación de los lugares salvajes y del oso andino. Aunque la mayoría de sus cubiles se encuentran en los bosques y montañas del noroeste de Sudamérica, algunos hombres oso han vuelto a emprender su vida errabunda, llevando su curación a donde sea necesaria. Entre estos lugares se encuentra Argentina, donde siempre se encuentran uno o dos viajeros Gurahl, supervisando la reducida población de osos de anteojos del país. También se rumorea que uno o dos osos polares de la tribu de los Emboscados del Hielo han viajado a la Antártida, tratando de descubrir la verdad tras las leyendas de las Razas Cambiantes sobre lo que se encuentra enterrado bajo los hielos eternos.

Osos en Argentina
El oso de anteojos (Themarctos ornatus) es la única especie de Úrsido nativa de Sudamérica y la única especie del género Themarctinae. La mayoría de los ejemplares poseen un pelaje negro, que en ocasiones adopta un tono marrón o rojizo. Se caracteriza por las manchas blancas en torno a los ojos y que dan su nombre común y que varían en
patrón según los individuos, faltando en algunos. El oso de anteojos mide entre 1,30 y 1,90 m de longitud y pesa en torno a los 80 – 125 kg.
Existen indicios de que el oso de anteojos habitó el noroeste de Argentina en el pasado, especialmente las selvas de las Yungas (Salta y Jujuy), un corredor biológico que comunica con las selvas bolivianas. Las crónicas de los colonizadores y exploradores europeos documentaron su presencia en los Andes meridionales, y los osos también están presentes en la mitología, como el “Ucumar” (un hombre oso de la cultura de las Yungas).
Desde principios del siglo XXI se han reportado indicios indirectos de la presencia de osos de anteojos en Salta y Jujuy (incluyendo huellas, heces, y pelos). Sin embargo, no existe un consenso sobre si se trata de una población residente o de individuos errantes. De existir una población estable, sería extremadamente reducida.

Ucumar “Ríe-en-el Bosque” (Guardián del Río, Arcas): Ucumar nació como un cachorro de oso de anteojos en las selvas nubladas de las Yungas, en la frontera entre Bolivia y Argentina. Desde que era cachorro, mostró una curiosidad inusual, trepando a árboles más altos de lo habitual y explorando los confines de su territorio en busca de nuevos olores y sonidos. Su madre no era consciente de su descendencia sobrenatural, pero su hijo tenía sangre Gurahl, que se manifestó tres años después, cuando Ucumar intentó defender a su madre de otro oso de anteojos, que emanaba un hedor sobrenatural.
Ucumar despachó al depredador, pero el enfrentamiento también espantó a su madre, que ahora lo veía como una criatura extraña. Ucumar la siguió lastimeramente hasta que se encontró con su abuelo, un anciano Gurahl de la tribu de los Guardianes del Río, quien lo guió en los caminos de los Gurahl y le reveló que se había enfrentado a un pariente corrompido por el Wyrm, que pretendía acabar con sus congéneres.
Tras aprender los ritos curativos que su abuelo le enseñó, y sus deberes hacia Gaia, Ucumar se despidió de su mentor y se dispuso a recorrer mundo. Siguiendo sus sugerencias, decidió recorrer las selvas de las Yungas, y vigilar especialmente la amenazada población de osos de anteojos de Argentina, cada vez más rara, debido a encontrarse aislados del resto de sus parientes. Uno de los cometidos de Ucumar es ayudar a los osos de anteojos de Argentina a encontrar pareja y encontrar su camino a través del complicado corredor biológico entre Bolivia y Argentina.
Aunque prefiere la paz de los bosques al bullicio de la humanidad, de vez en cuando Ucumar se infiltra en las comunidades humanas de Salta, haciéndose pasar por un joven guía de ecoturismo que trabaja con ONGs locales. También utiliza su ingenio y en ocasiones su poder para despistar a cazadores furtivos y alejarlos de los osos. En ocasiones su risa resuena de forma sobrenatural en la profundidad de la espesura y basta para espantarlos. Aunque prefiere actuar solo, con el tiempo ha conseguido aliados inesperados en ecologistas humanos y un Pumonca local.
En su forma humana, Ucumar es un joven quechua de temperamento alegre, bajo, robusto, de piel morena, cabello negro y liso, y pequeños ojos negros rodeados de arrugas, y que ríe con frecuencia. Suele vestir con ropa gastada para hacer senderismo. En su forma animal, es un oso de anteojos joven, de pelaje negro con reflejos rojizos, y con grandes manchas amarillentas alrededor de los ojos, así como una zarpa delantera amarillenta.

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Re: [Escenario] Rabia en Argentina

#59

Mensaje por Alexander Weiss » 31 Ago 2025, 14:11

Imagen Mokolé
Ambalasokei, que los europeos llamarían Sudamérica mucho tiempo después, ha sido un paraíso para los Mokolé, un lugar con numerosas selvas tropicales, numerosas presas, y un clima ideal. Durante mucho tiempo los hombres saurio se dedicaron a habitar los caudalosos ríos y selvas del continente, y cuando llegaron los humanos, compartieron su sangre con algunos de ellos, le enseñaron sus secretos y su larga memoria, y a su vez estos parientes enseñaron a los demás humanos a vivir en armonía con Gaia, una lección que desgraciadamente solían olvidar impulsados por su egoísmo, su codicia, y sus miedos.
Varios Mokolé llegaron a Argentina siguiendo el cauce de los ríos, asentándose sobre todo en las selvas del nordeste, y construyendo varios Cenagales. La mayoría de estos Mokolé habían nacido entre los caimanes o yacarés de la zona, y pocos sentían curiosidad por lo que hacían los humanos, salvo ocasionales advertencias cuando interferían en el orden creado por Gaia.
La llegada de los europeos alteró la paz de los Mokolé, pero las selvas recónditas en las que vivían los siguieron manteniendo aislados durante un tiempo. Pero cuando llegaron los exploradores españoles y portugueses, y especialmente los bandeirantes en busca de esclavos, varios saurios salieron de las profundidades de los ríos y bañaron sus garras en sangre, creando leyendas sobre dragones y monstruos.
Más humanos llegaron tiempo después, en esta ocasión esclavos africanos que huían de la esclavitud, y entre ellos también había quienes portaban la sangre del dragón, y habían acompañado a sus parientes al Nuevo Mundo para protegerlos. Entre los Mokolé americanos y africanos se estableció una alianza.
Cuando estallaron las guerras guaraníticas, entre los portugueses y los habitantes de las misiones jesuitas, los Mokolé comprobaron sorprendidos que algunos lobos cambiantes estaban protegiendo a los nativos. Cuello-alto-entre-los-Árboles, matriarca y Sol Poniente del Cenagal de Yvporak en Misiones, se aproximó a aquellos lobos, de la tribu de los Hijos de Gaia y los interrogó sobre sus motivos. Habían derramado su sangre para proteger a los guaraníes, y por ello, la matriarca Mokolé dio cobijo en su Cenagal a los supervivientes. Con el tiempo se marcharon, pero los Mokolé de Misiones todavía recuerdan lo que hizo la tribu.
La Revolución Industrial que llegó tras la independencia de Argentina no fue amable con los Mokolé. Muchos de sus parientes humanos y animales fueron cazados, y varios de sus lugares sagrados contaminados. Los hombres saurio tuvieron que retirarse cada vez más, pero cada vez les quedaban menos refugios.
Y entonces, en el siglo XIX los humanos realizaron un hallazgo que conmocionó a los hombres saurio.
Las Tumbas de los Antiguos.
Era un secreto celosamente guardado por los Mokolé con una memoria más poderosa, y de hecho, aunque conocían su existencia, quedaban pocos que supieran donde se encontraban, y desde luego no había motivos para desvelar su ubicación, pero los humanos las habían encontrado.
A ojos de los humanos se trataba de yacimientos fósiles de dinosaurios, pero para los Mokolé eran mucho más. Eran el cementerio de sus ancestros, donde se guardaban antiguos objetos de poder, y quizás, tal vez, alguno de los propios antiguos, si es que quedaba alguno con vida, durmiendo, soñando, y aguardando.
Por este motivo, varios Mokolé se reunieron y decidieron actuar. En las décadas siguientes, y discretamente, acompañaron las expediciones de paleontólogos, desviándolos de los lugares más comprometedores, y saciando su curiosidad con hallazgos más inofensivos. Algunos Mokolé incluso han viajado lejos de sus Cenagales en el norte y se han convertido en guardianes cerca de los lugares donde se encuentran las tumbas de sus ancestros. Mientras tanto, otros tratan de proteger sus territorios en el norte.
Actualmente habitan unos nueve Mokolé en Argentina. La principal Nidada se encuentra en los Esteros del Iberá, en la provincia de Corrientes, donde también se encuentra el Cenagal más grande del país, Aik-Birá. El Cenagal de Yvporak en la selva de Misiones ha sufrido varios ataques, y ha perdido parte de su poder, pero la pequeña Nidada local lo está recuperando. También existe una Nidada errante que supervisa los yacimientos fósiles de Argentina, especialmente en Neuquén.

Caimanes en Argentina
Los caimanes, también conocidos como yacarés, son crocodilianos de la familia Alligatoridae, que históricamente han tenido una distribución amplia en Argentina, especialmente en las regiones tropicales y templadas del norte y nordeste del país. Durante los siglo XIX y XX, los caimanes eran abundantes en los humedales, ríos y lagunas de provincias como Misiones, Corrientes, Formosa, El Chaco, Santa Fe, y Entre Ríos, con grandes concentraciones en lugares como los Esteros del Iberá y el cauce de los ríos Paraná y Paraguay.
Sin embargo, a lo largo del siglo XX la población de caimanes se redujo sensiblemente debido a la caza intensiva por su piel, y en menor medida por su carne y huevos, además de la pérdida de su hábitat por la expansión de la agricultura, la ganadería, y la urbanización, junto con la contaminación de los humedales. La caza furtiva llevó a las especies de caimanes a una situación crítica en las décadas de 1970 y 1980, y no fue hasta finales del siglo que comenzaron los esfuerzos de conservación para revertir el declive.
Actualmente los yacarés se concentran el norte y nordeste de Argentina, especialmente en los Esteros del Iberá en Corrientes; en los ríos Pilcomayo y Bermejo en Formosa; en la selva misionera y el río Paraná en Misiones, y poblaciones más pequeñas en Santa Fe, Entre Ríos, Salta, y Jujuy.
En Argentina habitan dos especies de caimanes: El caimán negro (Caiman yacare) es de color marrón oscuro o negro, con manchas más oscuras. Los machos alcanzan entre 2-3 metros de longitud y las hembras son algo más pequeñas. Su hocico es alargado con dientes visibles incluso con la boca cerrada, por lo que en ocasiones se le llama “caimán piraña.” El caimán overo (Caiman latirostris) tiene un hocico más corto y ancho que el caimán negro, con un cuerpo robusto de color marrón claro u oliva, alcanzando hasta 2.6 metros de longitud. Su piel se considera más valiosa para el comercio.
Las dos especies de caimanes conviven en la mayor parte de su distribución en Argentina, pero el caimán overo se extiende más hacia el sur y el oeste, ocupando algunos lugares en solitario. La población total de caimanes en Argentina se estima en más de 100.000 ejemplares, y ambas especies se consideran no amenazadas.

Dinosaurios en Argentina
Argentina es uno de los países de mayor importancia mundial en hallazgos de dinosaurios y un referente mundial en paleontología, con una gran riqueza geológica que ha permitido la conservación de fósiles de millones de años, principalmente del período Mesozoico (entre 250 y 66 millones de años), con una gran diversidad de especies, especialmente en lo que actualmente es el territorio de la Patagonia.
En Argentina se han encontrado especies de gigantescos saurópodos, como el Argentinosaurus, con un peso estimado de 100 toneladas y unos 35 metros de largo, el Patagotitan, y el Dreadnoughtus. También vivían otros herbívoros de tamaño más modesto, como el Amargasaurus, con espinas dorsales, y el Ankilosaurus, un dinosaurio acorazado con placas óseas. Entre los depredadores terópodos hallados en Argentina destacan el Giganotosaurus, que rivalizaba en tamaño con el Tyrannosaurus rex, y el Carnotaurus. También se han encontrado restos de aves primitivas y dinosaurios con características similares a las aves, y restos de grandes pterosaurios alados como el Thanatosdrakon y el Pterodraustro.
La diversidad de especies de dinosaurios en Argentina se encontraba adaptada a los diversos ecosistemas de hace millones de años, desde llanuras aluviales a selvas tropicales, durante los períodos Triásico, Jurásico, y Cretácico, con la mayoría de los hallazgos concentrados en el Cretácico (entre 140 y 66 millones de años).
La mayoría de los yacimientos de fósiles de Argentina se encuentran en la actual Patagonia, destacando la Formación Huincul, Bajo de la Carpa y La Amarga en Neuquén; Cerro Barcino en Chubut; Ischigualasto en San Juan; Los Colorados en Jujuy y Salta; y Candeleros en Río Negro.

Emiliano “Recuerda-los-Gigantes-del-Cielo” Jurado (Sol Naciente): Emiliano recuerda muchas cosas. Fue un niño adoptado en la ciudad de Corrientes, descendiente de una familia que había vivido en la pobreza desde la conquista española, y finalmente los servicios sociales lo habían sacado de un hogar destrozado por el alcoholismo. Terminó cuidado por una familia de profesores universitarios, que le dieron todo el amor que pudieron.
Desde que era pequeño le fascinaban los dinosaurios. De hecho, soñaba con ellos de noche, y jugaba con sus juguetes de día. Su afición le llevó a interesarse por las ciencias naturales y terminó estudiando paleontología en la Universidad Nacional del Nordeste.
Sin embargo, su vida dio un vuelco cuando estaba realizando prácticas en una excavación de Mendoza. Una mañana sintió como si algo lo llamara en el yacimiento que trabajaba. Comenzó a excavar con una pasión frenética, que asustó a sus compañeros, y Emiliano sólo podía sentir una voz que le pedía que lo sacara de la tierra. Cuando finalmente el fósil de un esqueleto de pterosaurio comenzó a asomar, Emiliano dio un grito y se desmayó.
Volvió a soñar con los dinosaurios, pero en esta ocasión acompañaba a su madre, una gigantesca criatura voladora, en los cielos de otro mundo, en otro tiempo. Una explosión volcánica los había atrapado y envuelto en fuego…
Cuando despertó, se encontraba en un hospital. Sus compañeros le dijeron que había sufrido un ataque de histeria y había salido corriendo del yacimiento. No lo encontraron hasta horas después, desnudo y habiendo recibido varios golpes.
Emiliano volvió cambiado a casa, con medicación, pero los sueños volvieron. En esta ocasión escuchó voces que lo llamaban desde el mundo que había visto. En principio se resistió, pero terminó siguiendo la llamada, que lo llevó hasta los Esteros del Iberá, donde se encontró con los Mokolé.
Pasó cerca de un año entre los hombres saurio, aprendiendo y recordando, con la excusa de un tiempo para descansar y estudiar los humedales. También aprendió a utilizar e interpretar su poderosa Mnemesis, recordando los tiempos de los dinosaurios. Cuando regresó, tenía una misión en mente.
Ahora Emiliano trabaja como paleontólogo, vigilando las Tumbas de los Antiguos, y contribuyendo con varios hallazgos de fósiles a la paleontología, siendo su especialización los pterosaurios. No sólo mantiene informados a sus compañeros de los movimientos de los humanos, sino que también procura desviarlos de los lugares sagrados de los Mokolé en los yacimientos. En los últimos tiempos en sus sueños ha vuelto a comenzar una extraña llamada, y sospecha que se trata de uno de sus ancestros de antaño, que quizás se encuentra próximo al despertar.
En su forma humana, Emiliano es un hombre de estatura media, con piel bronceada por el sol, cabello negro y corto, y ojos oscuros y profundos. Lleva gafas de montura fina y suele vestir con ropa práctica para moverse por el campo y las excavaciones. Es un hombre reflexivo y apasionado, con un intelecto agudo y una devoción respetuosa por los fósiles y los dinosaurios. Lleva un colgante de hueso tallado que representa un pterosaurio. En su forma Árquida Emiliano parece un Thanatosdrakon, un pterosaurio de gran envergadura, con alas membranosas y pico afilado, con una cresta anaranjada que destaca en su cuerpo oscuro. En su forma Súquida es un caimán overo (Caiman latirostris) robusto, de hocico ancho y escamas oliva.
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Alexander Weiss
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Re: [Escenario] Rabia en Argentina

#60

Mensaje por Alexander Weiss » 31 Ago 2025, 14:12

Imagen Nagah
La presencia de las serpientes cambiantes en Sudamérica es poderosa, especialmente en las selvas y bosques lluviosos, donde se ocultan la mayoría de sus Parientes humanos y ofidios, pero su deber hacia Gaia las ha llevado a extenderse por todo el continente, siguiendo a sus presas y vigilando a otros cambiaformas. La vigilancia continua es el precio de la paz, actuando como un bisturí preciso para extirpar la corrupción del Wyrm, especialmente cuando afecta a las Razas Cambiantes.
Las Nagah han mantenido su presencia de manera continuada, de una forma o de otra, en el norte del territorio argentino, donde han construido varios de sus Nidos...y los han trasladado cuando su existencia amenazaba con ser descubierta. Durante mucho tiempo mantuvieron la paz y el equilibrio, y las Razas Cambiantes cumplían con sus deberes, salvo excepcionales conflictos y crisis.
La situación cambió por completo en el siglo XVI, con la llegada de los europeos. Las serpientes desenvainaron sus colmillos y atacaron a los Garou demasiado entusiastas que se dedicaban a matar y destruir sin cuartel con la excusa de la causa de Gaia Las demás Fera consiguieron mantener a los hombres lobo a raya, pero las Nagah se aseguraban de castigar a quienes se creían impunes. Fue también durante esta época que las Nagah del Viejo Mundo y las del Nuevo Mundo se encontraron y formaron una Corona para supervisar las Américas: La Zuzeka.
Las Nagah permitieron que los Garou permanecieran en los asentamientos coloniales, observándolos cuando pretendían invadir el territorio de otras Fera, pero la independencia del país provocó la alerta de las serpientes. Podían permitir que el primer Rey de La Plata uniera a las tribus Garou, pero no que cometiera un genocidio sobre el resto de los cambiaformas. Tras una larga deliberación consideraron que debían detenerlo y prepararon el ataque. Sin embargo, las Nagah que debían acabar con el líder de los Colmillos Plateados para que su muerte detuviera la invasión de los Garou en Argentina simplemente...desaparecieron, y nunca consiguieron acabar con su objetivo.
Las serpientes cambiantes estaban sorprendidas. ¿Quién había sido el responsable? ¿Había conseguido descubrir a las asesinas? Las Nagah terminaron descubriendo que las asesinas habían sido interceptadas por algo que había acabado con ellas, dejando sus pieles resecas.
La necesidad de encontrar a este enemigo oculto dejó de lado cualquier plan contra los Garou, que de esta manera prosiguieron con su conquista de Argentina. Los años pasaron, y aunque las Nagah de vez en cuando seguían castigando a hombres lobo especialmente corruptos, siguieron investigando, hasta que finalmente descubrieron la verdad.
Una Ananasi llamada Luciano “Tejedor de Metal” Ávila había apoyado la campaña militar de los Garou en el siglo XIX, con la intención de acabar con los obstáculos a la expansión de la civilización humana y la Tejedora. Había vigilado el entorno del Rey de La Plata, para protegerlo de cualquier intento de asesinato, y de esta manera, y a la manera paciente de las arañas cambiantes, había dirigido a los hombres lobo contra sus rivales entre las Fera, al mismo tiempo que tejía su propia telaraña en torno a la ciudad de Buenos Aires. Había asesinado a las Nagah enviadas a acabar con El Rey de La Plata y poco después había terminado con su propio padre, un tirano goloso que dominaba la ciudad de Buenos Aires y ocupado su lugar. Con el tiempo había creado “La Alianza de las Tres Hebras” con otras facciones Ananasi, al mismo tiempo que procuraba enfrentar a los Garou para mantener a los hombres lobo entretenidos.
No hubo objeciones entre las Nagah a la hora de decidir que debían castigar a Luciano. El ataque fue un éxito, y Luciano fue ejecutado tras presentarle sus crímenes contra Gaia y las Razas Cambiantes. Sin el liderazgo de Luciano, las Ananasi se vieron expuestas en parte, y los Colmillos Plateados descubrieron información sobre sus manipulaciones y su alianza con los Moradores del Cristal. Poco después se desataba la Purga de los Perros entre los Garou de Buenos Aires, que terminaría afectando a otros hombres lobo de Argentina.
Las serpientes estaban preocupadas. No pretendían provocar una guerra civil entre los Garou, pero temían que si asesinaban al Rey de La Plata, lo convertirían en un mártir a ojos de sus partidarios y empeorarían la situación. Procuraron mantenerse al margen, interviniendo de forma puntual para evitar los peores excesos de los hombres lobo, o ayudar a huir a los supervivientes.
En las últimas décadas, las Nagah de Argentina se han vuelto más cuidadosas, al mismo tiempo que han surgido otros asuntos que han atraído su atención, como la guerra en el Amazonas. Su vigilancia continúa, y desde el Nido de Santa Fe, coordinan a las seis serpientes cambiantes que viajan habitualmente por el país.

Serpientes venenosas en Argentina.

En Argentina existen registradas 136 especies de serpientes, de las cuales 18 son venenosas y constituyen un riesgo significativo para los humanos debido a la intensidad de su veneno. La deforestación, los incendios, y la persecución humana han reducido en general las poblaciones de serpientes, llevando a algunas especies al borde de la extinción. Las serpientes venenosas de Argentina pertenecen principalmente a tres géneros: 10 especies de yararás o víboras de cruz (Bothrops), que causan la mayoría de ataques de serpientes venenosas en el país; una especie de serpiente de cascabel (Crotalus), y 7 especies de serpientes de coral o coralinas (Micrurus).
La yararacusú (Bothrops jararacussu) es la especie venenosa más grande de Argentina, pudiendo superar los 2 metros, mientras que la yarará ñata (Bothrops ammodytoides) es una especie endémica de Argentina, y la que tiene una distribución más austral, llegando hasta la provincia de Santa Cruz. La serpiente de cascabel tropical (Crotalus durissus) es la única representante de su género en Argentina. Las corales como la coral roja y negra (Micrurus corallinus) tienen venenos neurotóxicos muy potentes, pero son menos agresivas, y los ataques de estas especies son más raros.

Julieta “Brillo-de-Sangre-bajo-la-Lluvia” Pignatiello (Invierno): Julieta nació y creció en un barrio humilde de Barcelona, en España, hija de unos emigrantes argentinos. Desde que era pequeña era una niña introspectiva y con pocos amigos, así que sus padres la apuntaron a diversas actividades. La natación se convirtió en su pasión, y con el tiempo se convirtió en una destacada nadadora artística. Julieta nadaba como pez en el agua, y tanto sus padres como sus profesores la animaron a entrenar y esforzarse para convertirse en una nadadora olímpica. A Julieta no le importaba tanto competir como la sensación natural de moverse de manera sincronizada en el agua, que de alguna manera la tranquilizaba y hacía sentir bien.
Pero en el mundo de competición no todos lo veían así. Varias de sus compañeras la envidiaban por conseguir de manera natural y tranquila algo que para ellas estaba fuera de su alcance. Comenzaron a difamarla ante su indiferencia, pero pronto comenzaron los abusos y palizas. Julieta se refugió en la natación y no dijo nada. Sentía algo, algo que la aterrorizaba cuando sus compañeras abusaban de ella, pero no quería dejarlo salir.
Una noche, cuando había entrenado hasta tarde, se encontraba tranquila y en paz, dejándose flotar boca arriba en el agua de la piscina, cuando de repente unas manos la agarraron, la arrastraron fuera del agua y comenzaron a pegarle. Julieta aguantó los golpes, como había hecho siempre, pero de repente, proyectó su cabeza hacia adelante...y mordió, arrancando un dedo.
Terminó empapada en sangre, y aterrorizada, viendo los cadáveres de tres de sus compañeras, huyó de la piscina, corriendo bajo la lluvia.
Los cadáveres desaparecieron, y en los periódicos salió la noticia de la desaparición de cuatro chicas del campeonato de natación artística. El hallazgo de un coche calcinado en un barranco y los restos encontrados parecían indicar que habían hecho una escapada nocturna y habían sufrido un accidente.
Pero las Nagah habían localizado a Julieta. Finalmente la cazaron, le dijeron lo que era, y la hicieron desaparecer. Durante varios años viajó por el mundo en compañía de un Nido, aprendiendo a ocultarse y a matar al servicio de Gaia. Cuando completó su adiestramiento, decidió unirse a un Nido en Santa Fe, de donde había emigrado su familia a Europa.
Ahora Julieta sigue practicando la natación y da clases como profesora, aunque lo hace para relajarse y mantenerse en paz entre sus misiones. El adiestramiento la ha convertido en una asesina despiadada y paciente. Cuando caza, prefiere ser rápida y directa, aunque escucha las órdenes y atiende los planes de sus compañeras. Ella es el filo que asesta el golpe cuando la ocasión se presenta.
Ahora su Nido se encuentra haciendo planes. La reciente purga de los Colmillos Plateados no puede pasar sin respuesta, y han fijado su atención en el Culto de Fenris. La rebelión de sus líderes ha herido la Nación Garou y sus ataques contra otros hombres lobo y los Túmulos debilitan a los defensores de Gaia. Puede que el Apocalipsis haya llegado, pero los actos del Culto de Fenris no pueden quedar sin respuesta. Así que Julieta prepara sus armas, se entrena para el ataque, y aguarda el momento.
Julieta es una mujer de unos treinta años, de estatura media, y que se encuentra en buena forma. Tiene largo cabello castaño y ondulado, grandes ojos castaños y una mirada atenta y vigilante. Su sonrisa es amplia y radiante, aunque puede llegar a inquietar a quienes la observan durante un tiempo. Viste con ropa práctica y que no estorba sus movimientos, preferiblemente con tonos azules y oscuros. En su forma ofidia es una yarará grande (Bothrops alternatus) de 1.60 m, de color canela y marcas transversales y longitudinales de color marrón chocolate. En la cabeza tiene una marca en forma de cruz.

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