[Anaís] Reforzando la seguridad

[Baudelaire]

Giancarlo te escucha atentamente y luego te rebate.

Si tú eres la única que conoce ese lugar, entonces están esperándote. Se trata, a todas luces, de una magnífica trampa. Eres la mejor combatiente de los caballeros de la cruz de Acre y enviar una notificación a Chipre tomaría semanas. Lo que buscan es a ti, deja que vengan… así Venecia tendrá menos dificultades. Con mi célula inquisitorial de la orden de San Teodosio seguiremos investigando para levantar el velo de duda.

Sin embargo, respecto a la otra parte, muestra su profundo acuerdo.

De vez en cuándo ocurren milagros, Anaís. Por supuesto que en personas de alta Beatitud, como Perséfone, es más frecuente. Quizás sería el momento de considerar hacer que se una a la inquisición sombría. Es muy inusual que se manifiesten este tipo de Gracias a una edad tan temprana…. ¿qué piensas? Tal vez sea una señal de los cielos.

La llave funciona perfectamente, pero sigues sin poder quitar ese horrible moho amarillo. Por momentos parece burbujear, es muy extraño.

¿Qué haces? Ah, esa suciedad irremovible. Quizás con una de tus virutiillas de acero templado podrías tener mejores resultados.

[Leohan]

Es extraño. El burbujeo me hace pensar en algún tipo de ácido, como usaría cuando el agujero de una cerradura está demasiado dañado para poder ser abierto con ganzúas. Sin embargo el material no parece corroer ni al candado ni al trapo que uso para limpiar.

Bueno, lo dejaré para otro momento.

Es verdad. Es posible que sea una trampa. De todas maneras me inquieta la idea de que Venecia sea atacada mientras yo estoy aquí descansando sin hacer algo, pero supongo que de momento la opción más inteligente será esperar por refuerzos. Aún así no puedo evitar apretar mis puños en frustración, lo cual me produce un poco de dolor residual en mi mano izquierda, recordándome las heridas de la anterior pelea.

En cuanto a Perséfone… quizás tenga potencial para ser parte de la Inquisición sombría, cierto. Pero a la vez ¿alguna vez has visto a alguien de su edad que supiera guardar un secreto? …No estoy segura de si han habido otros casos como el suyo en el pasado y qué ocurrió con ellos. Ya ha dejado en claro que la vida clerical no es de su interés. Me quedo pensativa por un momento Pero por otro lado ¿sabes lo que me dijo cuando éso ocurrió? Me preguntó si estaba maldita. Y aunque luego parece haber olvidado de toda la batalla, me lo preguntó devuelta. Parece que la sensación permaneció ¿Qué tal si empieza a manifestar otras Gracias y se refuerza la idea? Creo que debería saber, por lo menos a cierto nivel, qué es lo que le está ocurriendo. Sin mencionar que si mi hipótesis acerca de que ella estará también siendo atacada es cierta, necesitará un lugar donde poder ser protegida.

[Baudelaire]

Giancarlo deja escapar una risilla, entre distraída y burlona. Casi como si, por un momento, se ha concentrado en otra cosa. Es cierto, ahora el moho amarillo ha adquirido un tono verdoso… y, en lugar de burbujear, parece retraerse. Miras nuevamente y ha vuelto a su color original con el mismo chisporroteo. Algo así como un latido, una respiración o el pestañeo rápido de un párpado. Cada vez se hace más incomprensible, pero tu divagación regresa cuándo el heraldo te lanza un argumento irrefutable.

Yo guardaría tu secreto de Orfeo aún si me amenazan de muerte. Lo mismo hará Perséfone para proteger a su amado Alessandro. En caso que se te haya pasado por alto, ella está enamorada y jamás dejará que algo le ocurriere… si ella está en condiciones de evitarlo. Lo cual, incluye, guardar riguroso silencio sobre los asuntos de la inquisición sombría y sus acciones. Mientras menos sepa el enemigo acerca de lo que planeamos, menos oportunidades tendrá de contraatacar. Así funciona nuestra cobertura, Anaís.

Impecable, los secretos se mantienen por fines superiores más que por consideraciones individuales. Si antes tenías dudas, comprendes que el velo que cubre las actividades de la organización que confronta a los esbirros del infierno… es el mejor que existe. Se sustenta en la providencia divina, la plena certeza que el plan de los cielos tiene sentido y es innecesario cuestionarlo. Hay que leer las señales, tal como lo hacías en el primer muertaños de tu amado. Sin cadáver en el ataúd y todavía cuidándote a su extraña manera.

Lo que Giancarlo sabe es bastante poco, pero así y todo es alguien que habla con el corazón. Más todavía como integrante de una célula inquistorial itinerante de la orden de San Teodosio que viaja entre Florencia y Padua, investigando cada evento sobrenatural. Llevar un registro de todo debe ser sumamente agotador; y, más todavía, mantener la recopilación de datos organizado que permita vislumbrar lo que oculta el poder del inframundo. Tomar una espada y cortar tu mano parece muy simple en comparación, una guerrera santa de la cruz de Acre como tú… morirá y alguien más blandirá las armas sagradas para seguir la batalla. Pero reanudar una investigación interrumpida por alguna muerte inesperada, requiere mucho más consistencia moral.

La inquisición sombría es muy compleja, pero está guiada por los hilos del plan divino. Quizás después de haber lidiado con el orgullo que conlleva el Callo, quizás sea el momento de hacer un acto de humildad y asumir que el amor es la clave en todo este asunto.

¡Anaís! ¿estás bien? Pareces algo molesta… ¿he dicho algo equivocado? ¡Eey! Otra vez el moho…

En un acto reflejo, te arrebata el candado y lo lanza al piso. Le arroja un paño de terciopelo encima para que quede cubierto.

[Leohan]

Es cierto. El secreto más infalible es el que guardamos no por nuestro propio bien, sino por el bien de las personas que nos importan. La Inquisición sombría no es un secreto sencillo de guardar. Después de todo, tendrá que ocultarlo incluso de su familia y el mismo Alessandro. Sin embargo, como dice Giancarlo, con la motivación correcta… éso es posible; y la niña, si algo tiene, es esa motivación.

Bueno, supongo que- Repentinamente me veo interrumpida por Giancarlo, que toma posesión del candado y lo arroja al suelo. Tiene razón en hacerlo, algo extraño está ocurriendo.

Con la funda de mi espada, empiezo a golpearlo, por encima del pañuelo. Nada extraño al respecto.

Voy a arrojarlo al río, declaro. Es cierto que he trabajado mucho en su fabricación, pero ésto es demasiado raro.

[Baudelaire]

Giancarlo aleja suavemente el extremo de la funda con el canto de su mano, pero debes reaccionar de todos modos para evitar pasarla a llevar.

No, Anaís… es una señal. Quizás se haya contaminado con la sustancia que emanaba de los animales infernales.

Termina de envolverlo y saca un pequeño tubito de vidrio, lo destapa y asperja algo del líquido en el interior sobre el paño.

El agua bendita debería cortar la conexión. Toda la distracción debe haber sido para espiarte, el hecho de haber llevado tus cosas para limpiarlas nos ha permitido dar con esta contaminación. La providencia sigue sonriéndonos. Debo llevarlo a la capilla, algún agente experimentado podrá intentar encontrar la fuente original… ¿qué opinas?

Claro, capa sobre capa sobre capa… se quita una y aparece la que está debajo. El inframundo de Venecia, el ataque, el descubrimiento en una mansión cercana, el ataque potencial a la ciudad y todo sigue apuntando a este lugar. Ser una profeta, una guerrera celestial y una buena cristiana pone todo cuesta arriba… alguien ha revelado más de lo que debía y saben dónde estás. Dudas si acaso conocen más sobre tus deberes inquisitoriales, pero Giancarlo tiene razón. Es una oportunidad para descubrir el origen, aun considerando el riesgo de lidiar con los asuntos demoníacos del moho.

Todo es francamente complicado, incluso para la gente más veterana dentro de la orden. De todos modos deberías enviar un mensaje especial a Chipre, quizás necesitaremos ayuda de una compañía de la cruz de Acre.

Giancarlo le pone el tapón al tubito y vuelve a guardarlo.

[Leohan]

Es cierto. El color del moho ciertamente no es tan diferente al de la sangre de las criaturas infernales; y, si las mismas estaban tan coordinadas, es muy probable que alguien pudiera conocer los movimientos de todas a la vez. No es ilógico pensar que podría ser un método de control.

Muy bien, digo. Sí, alguien más experimentado en estas cosas quizás sepa qué hacer. Escribiré a Chipre una notificación de urgencia. Empiezo a preguntarme si hay alguien a quien podría pedirle favores para garantizar un navío veloz para el envío.

Me pongo a pensar también acerca de qué información podré haber revelado, si es que alguien escuchaba. Imagino que quizás sepan acerca del Inframundo, y que yo sospecho que podrían estar allí. Como propuso Giancarlo, sería una excelente trampa. Saben que ya me encuentro recuperada, así que si no me atacaron antes, no creo que vayan a atacarme ahora. Podrían haber hecho inventario de todas las personas que conozco, lo cual se convertiría en un problema, y saben que…

Debería buscar a Perséfone…y llevarla a un lugar seguro.

Si les dimos a pensar acerca del potencial de la niña para la Inquisición Sombría, les sobra motivo para convertirla en un objetivo.

[Baudelaire]

Giancarlo suspira con un aire de complicación increíble, jamás le habías visto tan preocupado hasta ahora.

Pasé por su casa antes de venir aquí y me han comentado que se ha ido a Venecia. Nadie de su familia estaba, fue un vecino que me indicó que tenían una visita al palacio doxal. Lo que más le llamó la atención al caballero, ya mayor, es que Perséfone hubo llevado un tablero de ajedrez y lo blandía como el mejor regalo de la historia.

Se toma la cabeza abrumado.

Estaba tan apresurado por traer tus cosas que pasé por alto ese importante detalle, Anaís. De otro modo, ya podría haber enviado un mensajero a la ciudad. En este momento, quizás ya esté fuera de nuestro alcance o… tal vez…

Medita un momento.

…sea una oportunidad para alertarnos. Si su sangre tiene el Himno sanguíneo, como la tuya… su familia sabrá de inmediato que ocurre algo extraño. Pero, todavía con ello estamos en serios aprietos.

[Leohan]

No estoy muy segura de lo que Giancarlo piensa. El único motivo por el que el Himno Sanguíneo podría hacer algún efecto, es si alguna criatura infernal fuere a atravesar su piel. A la altura en que alguien se diere cuenta, podrá ya ser demasiado tarde para ella.

La invitación probablemente haya sido legítima, le respondo. No tenemos motivos, más allá de nuestra intuición, para pensar lo contrario. Pero el hecho sigue siendo que ella y su familia se encuentran en Venecia. Si las sospechas respecto a los animales infernales son ciertas, pueden estar en serios problemas. Creo que deberíamos ir de inmediato y asegurarnos de que habrán llegado al Palacio Doxal.

Todavía no han revocado mi exilio, pero he descubierto formas y caminos de entrar a la ciudad. Tengo aliados…

Sin embargo, incluso en las mejores condiciones y si no hubiera exilio, Giancarlo es muchísimo más rápido que yo.

Quizás deberías adelantarte. Tendremos que establecer un punto de reunión si no podemos encontrarlos.

[Baudelaire]

Giancarlo se reincorpora y tras empujar la puerta para salir, se detiene.

Parece aquella partida de ajedrez que jugaba tu madre con el nieto del doxe… aquélla en que él pensaba que todo estaba listo y ella consiguió hacer tablas ¡Es igual! Tú eres Alessandro y nuestro odioso enemigo en la sombra es Perséfone. Si mueves ahora, será un empate… te tendrán exactamente dónde quieres. Pero, en este caso valdría igual que para tu madre: un empate con gusto a victoria.

Meditas por un momento, recuerdas la escena como si la has vivido recién hace un minuto… especialmente con el abrazo que te dio. Es cierto, no ha sido otra cosa que un gambito muy calculado… ahora tu oponente espera que avances suponiendo que tienes la ventaja, para luego clamar las tablas en el momento exacto en que todo parezca a tu favor.

Yo iré a Venecia… ve a la capilla en la aldea, avísales que ha sido una urgencia.

Te lanza una llave.

Es una puerta oculta tras un enebro arbustivo junto a la cabaña del sacerdote. Sé que puedes forzarla, pero atraería demasiado la atención del resto de mi célula inquisitorial…

Deja el paño con el candado y se marcha corriendo. Definitivamente es demasiado rápido.

[Leohan]

Dudo un momento, pensando a qué se refiere Giancarlo, pero luego me doy cuenta de la metáfora: ciertamente, si vamos ambos a buscar a Perséfone, probablemente nuestras chances de hacerlo se incrementen; pero desaprovecharíamos la oportunidad de analizar el candado y, de esa forma, afianzar nuestra ventaja por sobre nuestros enemigos.

Asegurándome de que el candado esté bien cubierto, lo coloco en un pequeño bolso y; luego de cerrar los candados de mi puerta, voy a la carrera, que es considerablemente más lenta que la de Giancarlo… en camino hacia la capilla.

No me ha contado demasiado acerca de su célula inquisitorial, más allá del nombre, así que ni estoy segura de que conozca a alguien de allí. Si así es el caso, ciertamente es mejor entrar usando la llave.