[CA] 8pm, primer piso

[Magda Dalmau]

- Está muy bien que reconozcas tus defectos de antemano, facilita la conversación -dice Roxanna, apartándose un mechón tras la oreja. Sin embargo, su tono es un tanto más seco - Pero veo que la cabeza, aparte de no servirte para aguantarte pelo, tampoco te resulta eficaz para meditar demasiado. ¿Celosa de la jóven Níobe? ¿Por qué debería ofenderme alguien que no tiene mérito ni siquiera en respirar?

Marta mira a Julián, aunque su expresión neutra no cambia ni un ápice. Por lo menos le dirige cierta atención, lo cual para muchos ya podría ser considerado un logro.
- ¿Tímido? - dice, como si el hombre le hubiese dicho que le gusta comer con las manos- Mis condolencias. Uno sólo puede permitirse ser cohibido si es además encantador.
Si fueran comentarios de burla normal, o simple socialización, a la Nosferatu no le importaría. Respondería con algo más gordo y soez, más desagradable, procurando que los niveles de incomodidad de la sala lleguen a la estratosfera.

Pero es el desprecio, el odio, la rabia con la que habla Block lo que la descoloca. En el Elíseo nadie la señala tan claramente con el dedo, aunque luego el trato en general sea mucho más peyorativo. De ahí que haya aprendido a navegar sobre las olas de asco, de repulsión, de hacer el vacío. Pero de tanto mirar las puñaladas en su espalda, se ha olvidado de protegerse el pecho.

Su expresión se vuelve sorprendida, como si le costase entender su propio enfado. Y casi de inmediato, su mano de dedos alargados coge a Antonio del cuello y lo levanta del suelo varios centímetros. El aire empieza a faltarle al mortal en esos escasos segundos, debido a la fuerza con la que la Nosferatu lo está cogiendo.

- Tu....-empieza a decir ella, rabiosa.

No da tiempo a que nadie se percate de lo que ocurre. Roxanna y Marta están pendientes de Julián y Tangerine ha sido silenciosa. El Príncipe sigue hablando con Gonçal. Sólo Níobe lo ve y empieza a moverse para detener lo que podría convertirse en un desastre sangriento, pero Block no está seguro que pueda llegar a tiempo para que su cerebro siga recibiendo oxígeno.

- Oh, Tangerine. ¿Te duelen las verdades, cariño? -dice una voz desde la puerta- Suelta al pobre muchacho o la gente empezará a pensar que es imposible mantener una conversación normal contigo. Y ya debe ser difícil atraer a nadie con el aroma que desprendes.
Ignasi llega a la sala, acompañado por cuatro figuras más. Uno, un hombre elegante que parecía charlar animadamente con él, se queda observando a la Nosferatu con una mueca de satisfacción por la humillación general.
Otro hombre llega, acompañado por dos mortales...o que al menos lo aparentan. Una mujer, bien vestida y de aspecto formal y un jóven.
El reloj marca las nueve.