LOS VAMPIROS NUBIOS
La historia de los vampiros nubios se remonta a las antiguas noches faraónicas. Junto al hervidero de intrigas de Egipto, donde el Antediluviano Set y sus seguidores luchaban contra otros clanes y facciones sobrenaturales, era inevitable que el antiguo reino de Kush terminara salpicado por sus intrigas. Los primeros vampiros que llegaron a Nubia huían tras ser derrotados en las batallas de la Yihad, y aguardaban el momento de regresar recuperando fuerzas. Se dice que el propio Set caminó por los desiertos nubios, eligiendo a algunos de sus servidores, en los períodos en los que su sobrino Horus y sus aliados mantenían fuerza en Egipto.
Los primeros vampiros que caminaron en las noches de Nubia eran Seguidores de Set, tanto refugiados expulsados de otros dominios como oportunistas a la búsqueda de otros dominios que controlar. Sin embargo, no estaban solos. De las aguas del Nilo surgieron varios antiguos Nosferatu y de los pantanos y selvas del sur llegaron cazadores Gangrel, que compitieron con las Serpientes por el control de la zona.
El primer dominio estable surgió en la ciudad de Napata, y un antiguo Seguidor de Set conocido como Haremptah fue su primer gobernante. Sin embargo, su reinado no fue pacífico. Gangrel y Nosferatu kushitas se opusieron a su gobierno, y cuando consiguió establecer una serie de acuerdos con los vampiros kushitas, los Setitas de Egipto lo acusaron de traicionar la lealtad a Set y lo asesinaron.
Prosiguieron varios siglos de disputas entre los clanes, que a menudo utilizaban a las tribus kushitas en sus enfrentamientos. Napata se convirtió en un territorio neutral, pero los vampiros de Kush no reconocían más señor que ellos mismos. Hubo varios “faraones” vampíricos en la ciudad, pero su influencia más allá era apenas nominal. Es en esta época confusa cuando también surge la figura del llamado “Señor de las Langostas,” un antiguo Baali que provocaba plagas y hambrunas en la zona, tras ser expulsado por los Setitas de Egipto. Sin embargo, tanto él como sus descendientes no parecían especialmente interesados por acceder al poder en las ciudades. Crearon enjambres de servidores y a menudo recorrían la noche recogiendo sacrificios para sus oscuros dioses insecto. Otros vampiros los temían, aunque en ocasiones recurrieron al Señor de las Langostas para que atacara a sus enemigos.
Hacia el VIII a.C. surgió en Meroë un nuevo poder, un antiguo faraón conocido Merem, del clan Ravnos. En principio surgió como un poder local más, pero en apenas unos siglos había conseguido convertir su dominio en el más poderoso de Kush, aprovechando la decadencia de Napata. Los Seguidores de Set, preocupados por el destino de Egipto, no pudieron detener su ascenso. Merem fue en gran parte responsable de que los reyes de Kush conquistaran Egipto, pero no pudo hacer frente a su vez a los vampiros que invadieron el país con los persas y que expulsaron a los faraones nubios.
Merem gobernó Kush durante varios siglos, consiguiendo derrotar con éxito a los Seguidores de Set de Napata, y sometiendo a las tribus del desierto y a los vampiros Gangrel y Nosferatu que habitaban entre ellas, así como otras facciones sobrenaturales. Sin embargo, el éxito de su reinado tuvo un elevado precio. En secreto realizaba sacrificios al Señor de las Langostas, entregándole incluso a sus propios chiquillos y entregándose a prácticas depravadas.
La corrupción del faraón Merem fue descubierta y revelada a comienzos del siglo IV por una antigua Salubri procedente de Egipto conocida como Visther, que consiguió establecer una alianza entre los clanes de Kush para acabar con el reinado de Merem y sus oscuros amos. La guerra duró varias décadas, pero finalmente Merem fue destruido, sus chiquillos derrocados del poder y los nidos Baali en su mayor parte destruidos. El Señor de las Langostas se retiró en silencio a las sombras y se creyó que había sido destruido.
La alianza que derrocó al corrupto faraón Merem utilizó a los etíopes del reino de Axum para acabar con la decadencia de Kush. Sin embargo, una vez conseguido su objetivo, Visther se negó a reclamar el poder, y se retiró con sus aliados a las tierras de Etiopía, dejando que los vampiros kushitas se enfrentaran entre sí por el poder. Con la llegada de misioneros cristianos, también llegó un enviado del Príncipe Marcellus de Alejandría, su chiquillo Marcos, del clan Toreador, quien fomentó la expansión del cristianismo y también convenció a los vampiros kushitas de las ventajas de una alianza con la Trinidad vampírica de Bizancio.
Siguiendo el modelo bizantino Marcos reclutó como aliados a Adlam del clan Gangrel y a Mercurio, de los Seguidores de Set, y juntos se convirtieron en la facción más poderosa entre los vampiros nubios. Los Tres Reyes de Nubia fomentaron la conversión de los reinos nubios al cristianismo, y la construcción de nuevas ciudades.
La alianza funcionó bien hasta que Egipto fue invadido por los árabes y el contacto con Alejandría y Bizancio quedó en gran parte cortado. Marcos fue destruido durante la invasión de Faras en el año 652, y muy pronto el Príncipe Adlam de Makuria se deshizo de su aliado Mercurio y se convirtió en el principal poder en la zona, convirtiendo la ciudad de Dongola en su principal dominio y aliándose con otros vampiros de Nubia y Etiopía, principalmente Gangrel y Nosferatu. Con su ayuda consiguió hacer frente a los Seguidores de Set y obtuvo suficiente poder para resistir las presiones de los primeros embajadores de los Ashirra, vampiros musulmanes que trataban de extender el Islam en la región.
Al principio las relaciones del Príncipe Adlam con los sultanes egipcios fueron bastante tensas, pero a pesar de las generosas ofertas de los Setitas, no buscó la ayuda de las Serpientes, prefiriendo mantener su poder sin su ayuda. Con el paso del tiempo las embajadas de Marcellus de Alejandría y Antonius de El Cairo consiguieron suavizar las relaciones, pero no fue hasta la llegada del sultán Sharif, del clan Lasombra, y sus seguidores a Egipto en el siglo X, que las relaciones entre los vampiros musulmanes y nubios se restablecieron.
Esta colaboración entre los vampiros de Egipto y Nubia dio comienzo a una época de prosperidad. Dongola se convirtió en el principal dominio de Nubia, convirtiéndose en el centro de otros dominios menores que surgieron en las diversas ciudades y reinos sometidos a Makuria. Cainitas del norte de África y de Etiopía y Oriente Medio han viajado en ocasiones siguiendo el curso del Nilo, y fueron recibidos por el Príncipe Adlam, que se convirtió en el principal poder de la zona. Otros Vástagos prosperaron a través de las rutas comerciales, controlando el flujo de oro, esclavos y otros productos africanos.
Sin embargo, esta época de prosperidad ha terminado recientemente. Con el ascenso de la dinastía de los ayyubíes en Egipto a finales del siglo XII, las relaciones con los reinos cristianos de Nubia empeoran. Una facción de Ashirra conservadores ha aprovechado la invasión egipcia para apoderarse de varios dominios, en el norte de Nubia, especialmente Faras. Las tensiones entre vampiros musulmanes y cristianos se han incrementado de forma paralela, y aunque algunos Ashirra han tratado de solucionar diplomáticamente los conflictos entre facciones, el Príncipe Adlam y sus seguidores se encuentran muy descontentos con la situación actual. Hacia 1230, otros grupos como los Seguidores de Set, cortejan el favor del debilitado Príncipe de Nubia, que parece dispuesto a escuchar sus consejos. Y hay quien dice que intereses más oscuros tratan de acabar con la paz entre los vampiros nubios.
ASHIRRA
La hermandad de los vampiros musulmanes ha estado presente en Nubia desde la llegada de los árabes en el siglo VII, pero no fue completamente aceptada hasta el establecimiento de relaciones entre la secta y el Príncipe Adlam en el siglo X. Desde entonces, aunque minoría en el país, se les permitía cumplir con sus preceptos religiosos y disfrutaban de gran tolerancia, además de una representación permanente en la corte de Dongola. Otros llegaron para aprovechar las relaciones comerciales entre Egipto y Nubia.
Pero desde que el sultán Saladino y los egipcios han conquistado la Alta Nubia y emprendido hostilidades contra los reinos cristianos, la tensión ha terminado estallando entre los Ashirra y los vampiros nubios. Hacia 1190, el sultán Abd-Razi, del clan Assamita, se ha apoderado del dominio de Faras, y ha asumido el liderazgo de los vampiros musulmanes. La situación es compleja porque los Ashirra de Dongola, liderados por el embajador Mansur, del clan Lasombra, no reconocen su autoridad. Sin embargo, a medida que pasan las décadas el sultán de Faras reúne más apoyos entre los Cainitas musulmanes, convirtiéndose en un desafío al poder del Príncipe Adlam.
Aunque el Islam ha atraído a vampiros de diversos clanes, los más numerosos en Nubia son Assamitas (Banu Haqim), Lasombra (Khabilat al-Khayal) y Ravnos (Al-Mujrim).
Mansur ben Sharif, embajador de El Cairo
Mansur nació en las montañas de Nubia, en una aldea tribal, y apenas había sido iniciado entre los guerreros de su tribu, fue capturado por traficantes de esclavos y trasladado a la ciudad de El Cairo, donde tras un riguroso adiestramiento fue incorporado a los ejércitos personales del califa fatimita de Egipto. Quizás debido a su lealtad o a su devoción a los principios del Islam, terminó atrayendo la atención del sultán Sharif de los Lasombra de El Cairo, quien precisaba de un embajador permanente en Dongola. Tras ser sometido a rigurosas pruebas que presionaron su lealtad al califa, finalmente recibió el Abrazo.
Llegó a Dongola a comienzos del siglo XI, y debido a su trasfondo nubio fue bien aceptado entre los vampiros locales. Pronto el Príncipe Adlam le adjudicó una posición permanente en su corte, como consejero en asuntos del Islam. Gracias a la actividad de Mansur, el Príncipe procuró la paz entre musulmanes y cristianos.
El ascenso del sultán Abd-Razi de Faras no sólo ha constituido un golpe a las relaciones entre los vampiros musulmanes y cristianos de Nubia, sino que además ha cuestionado la posición de Mansur en la corte de Dongola. Muchos Ashirra recurren ahora al arbitrio de Faras, dejando al embajador Lasombra cada vez con menos apoyos. Sólo la relación personal que mantiene con el Príncipe Adlam –y un Juramento de Sangre al que se ha sometido voluntariamente- lo ha mantenido entre los cortesanos de Dongola. Mansur es consciente de que debería actuar pronto y ha pedido consejo a su sire en El Cairo, pero de momento sólo ha recibido un inquietante silencio. No está seguro de si se trata de una prueba a su lealtad o si el antiguo Sharif prefiere observar cómo se desenvuelve en solitario. A pesar de que su fe se encuentra entre los Ashirra, se siente más a gusto entre los vampiros nubios y teme que la paz que ha contribuido a construir termine siendo destruida.
Mansur era un joven nubio muy alto y musculoso cuando fue Abrazado. Tiene el cabello muy corto, y sus rasgos parecen esculpidos en una estatua clásica, dándole un aspecto imponente entre los vampiros de Dongola. Normalmente actúa de forma muy cortés y seria, hablando con educación pero más a menudo escuchando con atención y en silencio.
Lasombra de 7ª Generación, chiquillo de Sharif
Disciplinas: Animalismo 2, Celeridad 2, Dominación 3, Fortaleza 3, Obtenebración 3, Potencia 4
Camino de los Reyes: 7
Fuerza de Voluntad: 8
BAALI
Entre los muchos monstruos que según los rumores se ocultan en los desiertos y yermos de Nubia de vez en cuando surge la leyenda del Señor de las Langostas y sus servidores Baali. Nadie sabe de dónde vino, aunque los Seguidores de Set afirman haberlo expulsado de un horrendo nido en Egipto. Desde entonces los Baali han plagado las noches nubias, y tuvieron un papel destacado durante el gobierno de los faraones Ravnos, siendo los responsables de su corrupción, que terminaría provocando su caída.
Nadie ha vuelto a oír de la presencia del Señor de las Langostas desde la llegada de los cristianos, y algunos vampiros afirman que el demoníaco corruptor se retiró ante la presencia de la cruz. Otros dicen que herido en la última batalla se trasladó a un oscuro refugio, desde donde sigue intrigando y manejando a sus esbirros.
El hecho es que a pesar de las periódicas persecuciones, los Baali siguen siendo una presencia asentada en Nubia. Aunque prosperan con las plagas y hambrunas, recientemente han dirigido sus ojos hacia el norte del país. Los más sibilinos se escurren en las cortes de los Ashirra y otros Cainitas, azuzando los odios religiosos y las diferencias, preparando nuevas guerras y calamidades que traigan su cosecha de miseria.
Alí el Loco, el heraldo del Enjambre
Justino fue uno de los primeros misioneros cristianos que llegaron a Nubia, lleno de orgullo por su cometido de extender la fe de Cristo entre los ignorantes paganos. Siguiendo las órdenes de sus superiores consiguió ganarse la confianza de un reyezuelo local, y lo convenció a él y sus seguidores de que destruyeran un templo pagano y castigaran a quienes rechazaban la palabra de Dios.
Sin embargo, los antiguos adoradores no estaban conformes con lo ocurrido, y aprovechando la noche secuestraron a Justino y lo arrojaron a un pozo hediondo que había sobrevivido a la destrucción del templo. En la oscuridad, atado y amordazado, mientras los insectos se paseaban sobre su aterrorizada carne, escuchó una voz que lo confortó.
Noches después surgió de las entrañas de la tierra un nuevo sacerdote, un heraldo que propagaba plagas y discordia a su paso, y que mientras otros de sus hermanos caían, él conseguía prosperar, aunque hacia finales del siglo VII cayó en letargo.
Despertó hace unas décadas, observando y aprendiendo, y desde entonces ha continuado trabajando por la voluntad del Enjambre. Ayudó a los vampiros musulmanes a conquistar Faras, utilizando una antigua venganza como excusa, y fingió convertirse al Islam, tomando el nombre de Alí. Actualmente trabaja como un predicador enloquecido, llamando a una visión rigorista del Islam y a la Yihad contra los infieles. Aunque sus seguidores son pocos, y el resto de los Ashirra lo consideran un loco, posiblemente un Malkavian, al que se limitan a ignorar, pero sus palabras poco a poco van inflamando odios que Alí espera utilizar para incendiar Nubia. Sus seguidores mortales de la familia D’habi le ayudan a mantener el contacto con otros Baali, al mismo tiempo que utiliza bestias y alimañas para extender enfermedades y plagas.
Cuando era un mortal, Justino tomó hábitos monacales, y adoptó muchas penitencias. Actualmente parece un ermitaño del desierto, vistiendo con harapos, cubierto de cenizas y suciedad y con unos ojos grandes y enloquecidos. El enjambre de moscas que le rodea parece algo completamente natural. Sus palabras y discurso son apasionados, y quienes le escuchan muchas veces no pueden menos que respetar su aparente fe.
Baali de 8ª Generación, chiquillo de sire desconocido
Disciplinas: Auspex 4, Animalismo 3, Daimonion 4, Dementación 2, Ofuscación 5, Presencia 3
Camino del Diablo (Senda de los Aullidos): 6
Nota: Debido a sus pactos demoníacos, Alí tiene el Mérito: Voluntad de Hierro.
LAIBON
Nubia es una encrucijada entre el mundo de los Ashirra y el Reino de Ébano de los Laibon. Lo que es leyenda en otros lugares, en Nubia es una realidad asumida por los no muertos. Los vampiros africanos se consideran los legítimos señores de las noches del país, y aunque toleran a los recién llegados, los consideran extranjeros bárbaros.
Hacia 1230 los Laibon constituyen la principal facción vampírica gobernante en Nubia, concentrándose sobre todo en Makuria y hacia el sur, entre las tribus del impenetrable Sudd, hasta las fuentes del Nilo. Aunque muchos de los Laibon prefieren vivir entre las tribus animistas que todavía no han recibido la influencia del cristianismo y el Islam, otros, principalmente los seguidores del Príncipe Adlam, participan con gusto en las intrigas de los reinos civilizados. Dongola es su principal base de poder.
La mayoría de los Laibon de Nubia pertenecen a los clanes Gangrel (Akunanse) y Nosferatu (Guruhi) Sin embargo, los Toreador (Ishtarri) y Ravnos (Kinyonyi) también son bastante numerosos.
Adlam, Príncipe de Nubia
El Príncipe Adlam vivió en las convulsas noches tras la caída de Meroë, cuando surgieron una serie de pequeños reinos. Era un soldado al servicio del rey Silko de Nobatia en el siglo VI, y lo acompañó en las campañas contra los feroces blemios. Fue en una de esas campañas cuando lo hicieron prisionero y lo sacrificaron al dios de una tribu. Sin embargo, su sire reconoció su coraje y tras ponerlo a prueba le perdonó la vida y le ofreció el Abrazo.
En la corte de Nobatia conoció a un Toreador llamado Marcos, que acompañaba a los misioneros cristianos, y aceptó aliarse con él para construir un reino tan grande como la legendaria Constantinopla. Junto con otros vampiros ayudó a construir el reino de Nobatia y a unificar a los nubios, pero cuando Marcos fue destruido y se encontró aislado frente a los árabes, asumió las riendas del poder, aplastando cualquier oposición y creó su propio reino.
Mantuvo buenas relaciones con los embajadores de otros dominios, especialmente con los Príncipes de Etiopía, y aunque se enfrentó a los Ashirra, terminó aceptando la paz que le ofrecía el sultán Sharif de El Cairo. Los señores no muertos de Nubia se inclinaron ante él y lo consideraron el primero entre iguales y durante un tiempo su reino prosperó.
Desde luego su reinado no fue pacífico, teniendo que luchar contra los feroces hombres león que azuzaban a los incursores blemios, contra los brujos de las tribus del sur, que se oponían al tráfico de esclavos, y de vez en cuando tenía que demostrar su poder ante los vasallos más díscolos para mantener su autoridad entre los vampiros nubios.
La pérdida de Faras y la creciente animosidad de los Ashirra está debilitando su dominio. Otros Príncipes ya no le respetan como en el pasado, y quienes se mantienen fieles lo hacen sobre todo debido a los vínculos personales que ha sabido mantener a lo largo del tiempo. Ante la llegada de esta crisis se ha visto obligado a buscar nuevas alianzas para evitar convertirse en un mero vasallo de los Ashirra.
Adlam era un guerrero de cerca de treinta años cuando fue Abrazado. Es un hombre de piel oscura y quemada por el sol, de ojos negros como los de una bestia que refulgen en la oscuridad, y cabello revuelto. Sus dientes son completamente afilados y sus orejas se han aguzado con el paso del tiempo. De vez en cuando no puede evitar que sus palabras terminen en un gruñido que surge de su garganta. Suele vestir con la indumentaria de los príncipes de Makuria, siempre con su espada a mano.
Gangrel (Akunanse) de 7ª Generación, chiquillo de Akam
Disciplinas: Abombwe 6, Animalismo 4, Celeridad 2, Dominación 2, Fortaleza 5, Potencia 3, Presencia 3
Camino de los Reyes: 7
SEGUIDORES DE SET
Los Seguidores de Set afirman ser la presencia más antigua en Nubia, señalando la presencia de Nakhortheb, uno de los Hierofantes más ancianos de su clan, e incluso afirmando que el propio Set recorrió los desiertos del Alto Nilo cuando fue expulsado de Egipto. De lo que no cabe duda es que la presencia del linaje se remonta a las noches de los faraones, cuando competían con otros clanes por el control de los dominios de Kush. Sin embargo, desde el siglo IV a.C. cuando el rey Merem del clan Ravnos y sus aliados ocuparon el poder vampírico en el reino de Kush, tendrían que batirse a la defensiva, y cuando la corrupción de los Baali resultó evidente, se aliaron de forma oportunista con otros clanes para derrocar a sus enemigos.
Prosiguió un período de relativa cooperación con Gangrel y Toreador nubios, pero la alianza se rompió con la llegada de los árabes y el ascenso del Príncipe Adlam a finales del siglo VII. Desde entonces, aunque son una presencia constante y aceptada en los dominios de Nubia, por lo general sus movimientos son observados con recelo.
Desde el Templo de Meroë, oculto bajo las ruinas de la antigua capital nubia, los Setitas perciben con preocupación la llegada de los fanáticos Ashirra de Egipto. No obstante, otros consideran la situación actual como una oportunidad, y algunos Setitas han viajado a la corte del Príncipe Adlam con ofertas de amistad y alianza. Aunque sus propuestas han sido educadamente rechazadas, a medida que la presión egipcia se incrementa, son cada vez más los vampiros nubios que se muestran receptivos a los consejos de las Serpientes.
Nub, sacerdotisa de Meroë
Nub fue una de las últimas princesas del reino de Meroë. Como último recurso su padre la entregó a un sacerdote de Set para que la pusiera a salvo, en medio de las guerras que llevaron a la caída del reino. Sola, habiendo perdido familia y amigos, encontró en la religión del dios oscuro el consuelo que necesitaba.
Ahora, varios siglos después, Nub ha conseguido alzarse dentro de la jerarquía de su clan, y en Nubia sólo responde ante su sire, el Sumo Sacerdote del Templo de las Tumbas Silenciosas en Meroë. Mientras su sire se encarga de la política interna de su linaje y mantener el culto unido, Nub se ha convertido en su voz, encargándose de las negociaciones con los demás clanes. Gracias a la diplomacia de Nub, los Setitas han mantenido una posición neutral, y aunque su poder en los dominios nubios no es extraordinario, disponen de una influencia sutil que les ha permitido acumular favores con el paso del tiempo. Sólo los Ashirra se han mostrado especialmente firmes en su política de rechazo a los Serpientes, y la reciente ocupación del dominio de Faras por parte de los vampiros musulmanes ha provocado una purga Setita.
Nub ha decidido acudir de nuevo al Príncipe Adlam, quien también ha sido perjudicado por los Ashirra. En principio la antigua Setita le ha ofrecido su ayuda sin compromiso para hacer frente a los enemigos comunes, y considera que sólo es cuestión de tiempo que las Serpientes vuelvan a alcanzar una posición preeminente en Nubia.
Nub es una antigua princesa nubia, Abrazada con cerca de veinte años. Es una joven hermosa, de piel oscura y enormes ojos que emanan autoridad. Suele vestir con sus antiguos atuendos principescos, y se desenvuelve con confianza y autoridad, pero siempre prefiere que los demás crean que han tomado sus propias decisiones.
Seguidora de Set de 6ª Generación, chiquilla de Nehsi
Disciplinas: Akhu 2, Auspex 2, Dominación 2, Fortaleza 1, Serpentis 5, Ofuscación 4, Presencia 5
Sendas de Akhu: La Mano Divina 2, Permanencia de Set 1
Camino de Sutekh: 5