Frente a él, una figura alta y particularmente pintoresca se dejó ver, el caitiff no daba crédito a lo que tenía delante, y aquí tampoco tuvo duda alguna: era un vástago. Observaba a Jean-Luc de manera minuciosa, como si buscara algo importante en él, quizás así estaba ocurriendo, lo miró fíjamente a los ojos durante unos segundos interminables y comenzó su discurso:
Has de disculpar sus modales, querido, bueno y también lo míos, no ha sido mi intención arrastrarte aquí de esta manera. Eres una víctima en todo este asunto, al igual que yo, querido. Sí, ambos lo somos. Todos aquellos que se acercan a él, o mejor dicho, a los que él se acerca lo son. -El monólogo fue adquiriendo progresivamente un tono más histriónico, Jean-Luc seguía amordazado.-¿Qué quien es él, dices? ¿Acaso no lo has adivinado todavía?- Esperó una respuesta en silencio- Ay, claro que no, ¿cómo ibas tú a saberlo, verdad?. Tú no acostumbras a saber mucho de nada ni de nadie. Pareces ese tipo de 'personas' que parecen no enterarse nunca de nada, ¿o sí?- Sus palabras parecían clavarse en el pecho del caitiff- Sahil, querido, hablo de Sahil ¿quién iba a ser?- Se produjo otro silencio- Bueno, él no es precisamente un santurrón, pero creo que incluso sin saber mucho, de eso ya eras consciente. Somos unos desgraciados, amigo mío: aquel al que más amamos no hace más que eclipsarnos. Lo habría dejado pasar, querido, pero allí estabais vosotros, con la señorita Trull, tramando Dios sabe qué. Pero, repito, tú no tienes la culpa de esto. De hecho, él habrá intentado sacar provecho de ti de alguna manara, tal y como hace con todos. Seguramente nunca te lo haya dicho, tu aura es particularmente curiosa- su tono parecía volverse más serio y oscuro-, demasiado curiosa para que la pueda ignorar, seguramente él no te lo haya comentado, seguramente estuviera buscando la forma de sacar algo de ella, aunque quizá no lo sea tanto como para servirte de salvoconducto. Estoy seguro que siempre ha tenido un buen motivo para mantener cerca a aquellos de los que se rodea, pero desgraciadamente para ti, ninguno de ellos ha vivido mucho tiempo pese a ello, y es que Sahil no es precisamente un padre modélico, no lo es. Afortunadamente yo no soy como él, me gusta cuidar de aquellos que me guardan lealtad.- El vampiro se acercó a Jean-Luc y suavemente le quitó su mordaza- Nosotros podemos ser tu familia ahora, si es que nos aceptas...