SOFÍA NOCTURNO
TEMA Y AMBIENTE
Tema: Ciudad sitiada. Sofía es una ciudad que recientemente se ha unido a la Camarilla, pero no por ello han cesado los enfrentamientos entre sectas y diversas facciones. Las amenazas de la Gehenna, el asedio de los cazadores de vampiros, y las periódicas desapariciones provocan tensiones y obligan a alcanzar consensos ante las necesidades de la supervivencia.
Ambiente: Una de las capitales más antiguas de Europa, Sofía ha visto numerosas invasiones y el paso de diferentes culturas, convirtiéndose en una encrucijada de civilizaciones. Todos sus invasores han dejado en mayor o menor grado su huella, desde las murallas bizantinas de Justiniano, iglesias y monasterios ortodoxos, pasando por la mezquita otomana o los recientes edificios estoicos construidos por los comunistas búlgaros. Es el principal centro administrativo, económico, cultural, de transporte y educativo de Bulgaria, y un importante centro religioso.
TRASFONDO HISTÓRICO
En sus orígenes, sobre la actual ciudad de Sofía se encontraba uno de los muchos asentamientos tracios. Este asentamiento recibía el nombre de Serdica, la ciudad de los Serdi, la tribu que lo había construido. En principio, no atrajo excesivamente la atención de los Vástagos, pero hacia el año 500 a.C. una lucha entre dos poderosos antiguos cambiaría las cosas.
Eryx del clan Tzimisce y Odrys del clan Gangrel habían guerreado durante décadas, utilizando a los pueblos tracios en sus querellas, pero sin conseguir asestar un golpe definitivo uno al otro. En su guerra habían atraído a otros vampiros, pero la batalla final se libró en torno a Serdica. Los Odrysi, una tribu tracia que adoraba a Odrys como un dios, conquistaron el asentamiento y destruyeron a Eryx exponiéndolo a los rayos del sol. Odrys se convirtió en el señor del lugar.
Pero el gobierno del jefe Gangrel no duró mucho tiempo. Pronto vampiros de otros clanes, principalmente Tzimisce y Nosferatu, comenzaron a acechar el dominio de Serdica, y hacia el año 400 a.C. obligaron a Odrys a huir hacia las llanuras del norte del Mar Negro. Nunca volvió a ser visto. Sin embargo, los Vástagos ya no abandonarían el asentamiento tracio. Se sucedieron varios gobernantes, que representaban a las distintas facciones en Tracia, pero finalmente Tyrdamos de los Tzimisce se hizo con el poder en la ciudad. Era Tyrdamos un Cainita ambicioso, que en vida había gobernado una tribu mortal y en su no muerte se negaba a renunciar a sus ansias de poder. Durante un tiempo pareció que iba a unir a los tracios en un estado, pero el ascenso del poderoso reino de Macedonia al oeste, frustró sus planes. En el siglo IV a.C. el rey Filipo conquistaba Serdica y gran parte de Tracia, añadiendo el territorio a sus dominios.
No obstante, Tyrdamos consiguió mantenerse en el poder, viendo pronto las ventajas en una alianza con otros vampiros macedonios, algunos de ellos incluso pertenecientes a su linaje. Durante el período de dominio de Macedonia incluso consiguió extender su influencia a gran parte de Tracia, convirtiéndose en uno de los gobernantes no muertos más poderosos de Europa Oriental, y enfrentándose a otros de sus hermanos de linaje.
El reinado de Tyrdamos concluyó con la conquista romana. En el año 29 las legiones de Roma entraron en la ciudad y la rebautizaron como Ulpia Serdica. La corte de Tyrdamos fue arrasada y él a duras penas consiguió huir durante el día, cayendo en el letargo en un refugio secreto al norte.
Con los romanos llegaron numerosos parásitos vampíricos, entre ellos Flavio Cornelio Pisón, un ambicioso y astuto Ventrue, que supo unificar a su alrededor a los descontentos con el gobierno de Tyrdamos, entre ellos varios Cainitas de los clanes Gangrel y Nosferatu, estos últimos especialmente resentidos con el gobierno de los Tzimisce, que habían destruido a varios de sus antiguos y sometido a otros a la esclavitud.
En general el gobierno del Príncipe Flavio fue próspero, y durante el reinado del emperador Trajano consiguió que Ulpia Serdica se convirtiera en una capital administrativa, ordenando además la construcción de torres defensivas, murallas, baños públicos, edificios administrativos y religiosos, una basílica civil y un gran anfiteatro llamado Bouletherion. Cuando el emperador Diocleciano dividió la provincia de Dacia en Dacia Ripensis (en la ribera del Danubio) y Dacia Mediterranea, Ulpia Serdica se convirtió en la capital de la Dacia Mediterranea.
Aunque era una ciudad de tamaño moderado, el Príncipe convirtió Ulpia Serdica en el centro de la actividad vampírica de la región, convirtiéndose en el árbitro de las disputas entre los señores locales. Desde el siglo II contó con la ayuda de un consejero llamado Kyros, un Capadocio que había sido en vida uno de los primeros conversos al cristianismo. A cambio de su ayuda, el Príncipe no impidió la expansión de los primeros cristianos, y tras su proclamación como religión tolerada a partir del año 313 incluso se bautizó nominalmente y la adoptó como religión de su dominio.
El gobierno del Príncipe Flavio llegó a su fin en el año 447 con la llegada de los hunos, que conquistaron y saquearon la ciudad. Muchos vampiros perecieron o cayeron en letargo, y su vacío fue ocupado por el regreso del antiguo Tyrdamos del clan Tzimisce, quien en secreto había azuzado a los invasores y había aguardado su oportunidad para recuperar el poder.
Los hunos no permanecieron mucho tiempo y prosiguieron su migración hacia Occidente, y Serdica fue reconstruida por los bizantinos con el nombre de Triaditsa bajo el reinado del emperador Justiniano I, que la rodeó con una muralla. Tyrdamos recibió a sus nuevos peones mortales con los brazos abiertos, al mismo tiempo que creaba una nueva progenie y reconstruía su antigua influencia.
Sin embargo, otros Cainitas no estaban dispuestos a volver a soportar de nuevo el dominio de Tyrdamos, y de la misma forma que había utilizado a los hunos, dirigieron a otros pueblos contra él. Triaditsa fue atacada en varias ocasiones, y entre los invasores no sólo había vampiros de los clanes Gangrel, Nosferatu, sino también otros Tzimisce que rivalizaban con Tyrdamos. Desde el territorio de la actual Moldavia, el antiguo Noriz azuzó hordas de invasores, acompañadas de sus chiquillos, contra los de Tyrdamos. Por otra parte, desde el Imperio Bizantino, los Cainitas de Constantinopla no querían un reino fuerte que amenazara sus fronteras, y a menudo utilizaron peones mortales para enfrentar a las tribus eslavas de los Balcanes. De esta forma Triaditsa se convirtió en una sombra ruinosa de lo que había sido, sobre la que reinaba un enfurecido Príncipe asediado por múltiples enemigos.
Desde mediados del siglo VII Tyrdamos utilizó a los búlgaros como sus peones, creando numerosos chiquillos que tomaron los títulos de kanes. Los vampiros bizantinos contraatacaron enviando misioneros cristianos, pero no consiguieron evitar la unión de las tribus búlgaras. En el año 809 el kan Krum conquistaba la ciudad y Tyrdamos entraba una vez más victorioso…y por última vez.
Apenas un año después un grupo de cazadores de brujas, influidos por la antigua Amalia de Tracia, una Capadocia de época romana, encontraban el refugio de Tyrdamos y le prendían fuego. El antiguo Tzimisce resultó destruido de forma inesperada, y toda su obra cayó en el caos, a medida que sus chiquillos se enfrentaban entre sí por apoderarse de su dominio, rebautizado con el nombre eslavo de Sredetz.
Entre las cenizas de Tyrdamos y la lucha sucesoria que siguió, surgió Gabor, un ambicioso vampiro que había aguardado en las sombras antes de actuar y deshacerse de sus rivales. Hacia el año 949 consiguió apoderarse de Sredetz, aunque su influencia no iba mucho más allá de la ciudad. El resto de Bulgaria se encontraba en manos de otros vampiros, búlgaros y bizantinos, divididos en facciones enfrentadas entre sí. Poco a poco el Príncipe Gabor consiguió acumular pacientemente mayor poder, enfrentando a las diferentes facciones y prestando su ayuda cuando era necesario.
Sin embargo, los vampiros bizantinos supieron ver la amenaza del dominio de Gabor, que deseaba crear un reino fuerte y poderoso, y pronto una alianza entre Dominicus del clan Brujah y Basilio del clan Lasombra, derribó su poder. Dominicus quebró el poder militar de los búlgaros, infringiéndoles varias derrotas en los campos de batalla antes de dirigirse a Hungría, y Basilio supo ganarse la alianza de varios señores búlgaros opuestos al Príncipe Gabor. Tras la conquista bizantina en el siglo XI el antiguo Tzimisce se vio perdido, y finalmente, en el año 1023 huyó de la ciudad, tras la muerte de su progenie en una salvaje batalla.
Los Tzimisce que habían expulsado a Gabor volvieron a sus propios dominios, dejando la ciudad en manos de Basilio, que demostró ser un líder político capaz para los vampiros, aunque no supo impedir el creciente descontento de la población búlgara contra el Imperio Bizantino, y la renovada independencia de Bulgaria hacia 1185. Debido a su posición cada vez más débil, Basilio se esforzó por buscar otras alianzas y hacia 1195 dio la bienvenida a Husayn al Fatyn, un embajador del clan Assamita.
En secreto, Gabor y sus partidarios habían fomentado las rebeliones búlgaras y el anterior Príncipe de Sredetz había contratado los servicios de Husayn para deshacerse de Basilio. El Asesino dio su golpe en 1211 y fracasó adrede de forma que el Príncipe Lasombra consiguiera escapar y que los demás vampiros creyeran que había tenido éxito. Husayn cayó en letargo.
Sin embargo, a pesar de la marcha de Basilio, la suerte no fue propicia a Gabor y sus partidarios. Un nuevo Príncipe, Bela Rusenko de Hungría, del clan Capadocio, se hizo inesperadamente con el poder, apoyado por otras facciones del clan Tzimisce que no deseaban el regreso de Gabor: los Szantovitch y los Obertus.
El reinado de Bela Rusenko fue un período decadente para la ciudad de Sredetz. El Príncipe Capadocio se entregaba a prácticas paganas, y en secreto y según se supo posteriormente, incluso practicaba la adoración de demonios. Y no obstante, debido a su poder y sobre todo, a su maestría para enfrentar a sus enemigos, consiguió mantenerse en el poder durante más de un siglo y medio, hasta que en 1382 desapareció. Durante esta época, muchos de sus antiguos aliados, entre ellos los Tzimisce Obertus y Szantovitch, ya lo habían abandonado, y su desaparición constituyó un alivio para muchos. En secreto, Bela Rusenko había sido capturado y entregado a un culto de cazadores de brujas dirigido por su sire Amalia, que se oponían a todo lo que consideraban “diabólico”, entre lo que incluían la mayor parte de los vampiros.
Pero los Cainitas búlgaros no habían aprendido de los errores del pasado, y en medio del caos producido por la invasión de los turcos otomanos, las distintas facciones comenzaron a luchar nuevamente por el trono de Sofía, y durante décadas las peleas e intereses particulares se entremezclaron con las guerras entre anarquistas y antiguos, y de clan contra clan.
En medio de estas peleas, Gabor recuperó la posición de Príncipe hacia 1413, respaldado por la mayoría de los Tzimisce búlgaros, pero su gobierno era débil y poco asentado. En 1443 un ejército de cruzados occidentales dirigidos por el rey Vladislav III de Hungría y Polonia conquistó la ciudad, acabando con varios de los partidarios del Príncipe Gabor, y sus adversarios pronto percibieron que su caída era inminente, sobre todo después de que Sofía volviera a caer definitivamente en manos de los turcos. En una ironía del destino, Gabor fue destruido en 1454 por Husayn, el mismo Asesino que había contratado para acabar con el Príncipe Basilio siglos antes. Sofía y gran parte de Bulgaria se hundieron nuevamente en el caos, y la ciudad quedó sin gobierno vampírico durante varios años. La poderosa antigua Amalia, del clan Capadocio, y su culto de cazadores de brujas, evitaron que ninguna facción se hiciera con el poder hasta que finalmente otros vampiros se unieron contra ella y revelaron su existencia a los nigromantes de la familia Giovanni, que perseguían a los supervivientes del clan Capadocio. Amalia fue destruida en 1493, y sus cazadores de brujas fueron asesinados por los turcos y los vampiros búlgaros en las décadas siguientes hasta desaparecer.
Pero aunque la destrucción de Amalia fue un alivio, no acabó con la convulsa situación de Sofía y gran parte de Bulgaria. Durante las décadas siguientes la ciudad cayó sucesivamente en manos de los anarquistas, el Sabbat, la Camarilla –que bajo el mandato del Príncipe Georgi, del clan Nosferatu, gobernó durante unos meses en 1517-, posteriormente de nuevo bajo el dominio del Sabbat, hasta que finalmente, y con el apoyo de los Banu Haqim, el Príncipe Konstantin, líder de la familia Ruthvenski del clan Tzimisce, se hizo con el poder en 1532.
Konstantin Ruthvenski había sido Abrazado en la facción de los antiguos al comienzo de las Guerras Anarquistas, después de un largo período al servicio de su sire, del que heredó su dominio al este de Bulgaria, en Dobrudja. Aunque su familia ya había participado en ocasiones en el caos de la política búlgara, no había sido un factor determinante hasta que la guerra y la invasión de los turcos arruinaron –cuando no destruyeron- la influencia de otros linajes Tzimisce, entre ellos los Szantovitch, los Bratovitch y los Obertus. Konstantin contactó con los Banu Haqim, la principal facción vampírica entre los turcos, y pactó con ellos. Aunque otros de sus hermanos de clan lo consideraron un traidor, Konstantin consiguió su objetivo y se convirtió en Príncipe de Sofía. Pronto adquirió varias propiedades en la ciudad y las “bautizó” con la tierra del dominio ancestral donde había nacido.
Desde el siglo XVI Konstantin comenzó a consolidar su poder. Frente a los ataques del Sabbat, liderados sobre todo por Tzimisce del linaje Bratovitch, el nuevo Príncipe de Sofía se unió a los antiguos de la Liga de Oradea y fortaleció los pactos con los Banu Haqim. Al mismo tiempo contactó con los enemigos de los Bratovitch, especialmente las familias Szantovitch y Obertus, concediéndoles ciertos derechos. De esta forma consiguió defensores dentro del Sabbat, que hablaron a su favor dentro de la secta. Aunque Sofía se consideraba un dominio independiente, los agentes de la Espada de Caín solían ser bien recibidos…salvo que fueran aliados de los Bratovitch.
Los siglos XVII y XVIII fueron relativamente tranquilos para el Príncipe Konstantin, salvo momentos puntuales de crisis, como cuando varios agentes de los Tremere fueron descubiertos en Sofía y se reveló que los Brujos habían creado clandestinamente varias capillas en el norte del país. El problema fue tratado de forma drástica y eficaz: la presencia de los Tremere fue expuesta, y pronto varias manadas del Sabbat, dirigidas por el antiguo Janos Narov de Hungría, atacaron y destruyeron las capillas una tras otra con el apoyo del Príncipe de Sofía. Sin embargo, Konstantin no pudo evitar que otros agentes de la Camarilla, principalmente Gangrel y Nosferatu, se infiltraran en sus dominios con el apoyo de sus congéneres búlgaros.
A finales del siglo XVIII Konstantin contactó con un antiguo búlgaro llamado Kyrill, del clan Nosferatu, un monje leproso que conocía la ciudad desde la llegada de los misioneros bizantinos. En principio Kyrill proporcionó su consejo al Príncipe de Sofía a cambio de acceso a las catacumbas de varios monasterios ortodoxos. Con el tiempo Kyrill manifestaría ser el portavoz de una antigua secta conocida como el Inconnu.
Kyrill y Konstantin realizaron un pacto secreto, por el que el Príncipe de Sofía se comprometía a respetar los refugios y espacios marcados por el Inconnu a cambio del apoyo de la secta para mantenerse en el poder. Aunque Konstantin ya disfrutaba de la protección de los Banu Haqim, consideraba que la ayuda de una secta de enigmáticos eruditos le proporcionaría mayor autonomía que la continua amenaza de los cuchillos de los Asesinos. No obstante, en los años siguientes mantuvo su lealtad hacia sus aliados y gracias a los distintos apoyos obtenidos, consolidó su posición.
Fueron sus aliados quienes le advirtieron de la creciente influencia de la Camarilla en Bulgaria, que actuaba a través de las injerencias del gobierno ruso en los Balcanes. El Príncipe de Sofía consiguió desbaratar varias conspiraciones contra su persona, y astutamente, interpuso a los Banu Haqim, enfrentándolos con la Camarilla. De esta forma los Asesinos se llevaron la peor parte en el conflicto entre rusos y turcos. A medida que Bulgaria obtenía cada vez mayor autonomía, Konstantin situaba a sus peones en el poder, y para cuando el país obtuvo la independencia en 1908, el Príncipe de Sofía y sus partidarios constituían la principal facción búlgara en la sociedad vampírica. La Camarilla, que se había apoderado del dominio de Tarnovo, intentó desalojarle del poder, pero el complot resultó en fracaso.
Una nueva amenaza contra el Príncipe de Sofía surgió durante la Primera Guerra Mundial. Vampiros serbios del Sabbat, liderados por el antiguo Obispo Lazar Bratovic, trataron de desalojarle del poder, e incluso consiguieron arrebatarle algunos de los territorios donde mantenía su influencia. Konstantin se mantuvo en el poder en Sofía a duras penas, y sobrevivió a un intento de asesinato contra su persona dirigido por la Espada de Caín, gracias al aviso de un aliado Assamita.
Irónicamente, Konstantin salió reforzado de la Primera Guerra Mundial, a pesar de la derrota de varios Príncipes búlgaros. Ante la expansión del Sabbat en los Balcanes, los Inconnu y los Banu Haqim ayudaron al Príncipe de Sofía, así como sus aliados de la Liga de Oradea. Pronto se encontró en situación de contraatacar, y arrebató el dominio de Tarnovo a la Espada de Caín.
El Sabbat y los vampiros de Sofía reanudaron las hostilidades durante la Segunda Guerra Mundial. El Príncipe Konstantin consiguió retener su dominio e incluso recuperar parte del terreno perdido, gracias al derrumbe de las facciones de la secta tras la destrucción de Lazar Bratovic a manos de uno de sus chiquillos, que ocupó su lugar.
El Consejo Brujah de la Unión Soviética aprovechó el derrumbe de Alemania y sus aliados para extender su influencia por los países de Europa Oriental. En 1944 llegó a Sofía el antiguo Boris Tserkovski, quien apoyado por el ejército soviético y una numerosa progenie, obligó al Príncipe Konstantin a negociar. Aunque Konstantin se mantuvo en el poder, la administración del dominio quedó en manos de los Brujah soviéticos y sus partidarios.
Sin embargo, Konstantin estaba lejos de haber sido derrotado. En secreto se reunió con Kyrill, Primogénito Nosferatu y su contacto con los Inconnu, y juntos comenzaron a trazar planes para deshacerse de la influencia de los Brujah soviéticos. En principio se movieron cautelosamente, ya que sabían que con Boris y sus partidarios controlando las principales instancias del gobierno, una rebelión abierta podía provocar una dura respuesta por parte del Consejo Brujah de Moscú. Sutilmente comenzaron a trabajar mediante otras vías, apoyando a la oposición interna del gobierno búlgaro, e introduciendo espías en el entorno de los principales políticos búlgaros. A partir de 1960 Konstantin se encontraba en posición de apoderarse del poder, pero decidió continuar aguardando un momento de debilidad de los Brujah.
La oportunidad surgió en 1987, con el progresivo desmoronamiento de la Unión Soviética y sus países satélites. El Príncipe de Sofía movilizó sus peones y rápidamente impidió que los Brujah soviéticos pudieran utilizar el gobierno búlgaro bloqueando sus movimientos. A continuación invocó a varios Asesinos del clan de los Banu Haqim y eliminó a los principales apoyos de Ljubomir, el sucesor de Boris, que fue arrestado en su refugio por los servidores de Konstantin y ejecutado personalmente por el Príncipe de Sofía. El dominio de la ciudad se encontraba nuevamente en sus manos.
El Príncipe Konstantin procuró mantener su dominio independiente de la guerra de sectas, aunque los embajadores de las mismas eran admitidos siempre y cuando respetaran la autoridad del Príncipe, extendiendo su influencia sobre otros dominios como Tarnovo, Burgas o Varna. Sin embargo, los verdaderos apoyos de Konstantin se encontraban en el Inconnu y los Banu Haqim.
Sin embargo, el gobierno estable del Príncipe Konstantin comenzó a desmoronarse con la llegada de la Gehenna. Varios de sus partidarios comenzaron a desaparecer, atraídos por la Llamada, y el propio Príncipe desapareció de su dominio sin previo aviso en el año 2004. Su chiquillo Ivan Ruthvenski intentó reclamar el poder de su sire, pero pronto fue disputado por su hermano de sangre Dimitar Ruthvenski, Príncipe de Varna, el más antiguo de los chiquillos de Konstantin, y se consideraba con más derecho a heredar el legado de su sire.
Ambos hermanos decidieron reunirse para zanjar sus diferencias y alcanzar un acuerdo, a pesar de la tensión entre ambos, pero en el camino hacia Sofía, Dimitar fue alcanzado y destruido por agentes de la policía búlgara. Ivan fue acusado de su asesinato por los chiquillos de Dimitar, comenzando un enfrentamiento entre ambas facciones. La mayoría de los Vástagos de Sofía apoyaban a Ivan, mientras que Yavor Ruthvenski, el mayor de los chiquillos de Dimitar, continuaba con el apoyo de los gobernantes de otros dominios búlgaros, entre ellos Tarnovo, Burgas y Varna.
Aunque la sangre se derramó entre ambos bandos, pronto quedó claro que había un nuevo enemigo: la Segunda Inquisición. En la Navidad de 2004, varios cazadores de vampiros atacaron Sofía, destruyendo a más de la mitad, entre ellos a Ivan y Yavor Ruthvenski, y poniendo al resto en fuga.
Los supervivientes se preguntaron cómo era posible que sus enemigos hubieran actuado con tanta eficacia y aunque hubo algunas acusaciones de traición, fueron dejadas de lado en aras de la supervivencia. Varios representantes del clan Nosferatu, convocados por el antiguo Kyrill, se reunieron en Sofía, y ayudaron a otros Vástagos a sobrevivir al asedio de los cazadores, organizando una resistencia que por lo menos consiguió reducir el número de bajas y desapariciones tras el impacto inicial.
Finalmente, en el año 2006 los Nosferatu decidieron recurrir a la ayuda de la Camarilla, y tras reconocer entre ellos a Emilian Vojnikov como Príncipe de Sofía, iniciaron en secreto las negociaciones para unirse a la secta. Los opositores fueron purgados silenciosamente o dejados a merced de los cazadores, especialmente los Tzimisce, que continuaban con sus enfrentamientos y se negaban a unirse a la Camarilla. Al mismo tiempo el Príncipe Emilian comenzó una serie de tratados con los clanes Banu Haqim y los Tremere para sostenerse en el poder, a cambio de la aceptación en su dominio.
POLÍTICA
En los últimos años el Príncipe Emilian Vojnikov ha conseguido detener en parte la sangría de muertes y desapariciones en el dominio de Sofía, pero los Nosferatu saben que sus enemigos todavía siguen acechando en las sombras, aguardando la oportunidad de atacar. En el proceso ha sacrificado la influencia de Sofía sobre otros dominios, aunque todavía cuenta con el apoyo de la mayor parte de su clan en Bulgaria y el respaldo de la Camarilla.
“El Triunvirato de Espías” como otros Vástagos llaman a la alianza de Banu Haqim, Nosferatu y Tremere, constituye la facción de no muertos más poderosa de Sofía. A medida que pasa el tiempo, otros clanes comienzan a maniobrar en las sombras, buscando crear sus propias bases de poder en la ciudad.
Más allá de la Camarilla, otros grupos también han buscado refugio y oportunidades en Sofía. Los Anarquistas, los Hécata, y los supervivientes Tzimisce actúan sigilosamente, tratando de evitar a los cazadores de vampiros y quizás otras amenazas menos evidentes, que también hacen sentir su presencia de vez en cuando. Cuando un Vástago desaparece, nadie sabe si atribuirlo a la Llamada, la Segunda Inquisición o causas más perversas.