[Recurso] Celebrando la oscuridad

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Alexander Weiss
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Re: [Recurso] Celebrando la oscuridad

#181

Mensaje por Alexander Weiss » 08 Oct 2024, 12:04

Imagen DÍA OCHO: LA MÚSICA DEL ABISMO

Hildegard tocaba el violín como nadie. Sus maestros estaban maravillados. Absorbía con facilidad las melodías y lecciones y las hacía suyas, extendiendo sus propias variaciones y mejorándolas con un estilo que parecía tocar el alma.

No había tenido una vida fácil. Como niña prodigio, sus padres habían esperado mucho de ella, y la habían presionado hasta el borde de la ruputra. Parecía que Hildegard nunca era lo bastante buena, que nunca se esforzaba lo suficiente, y cuando alguno de sus profesores había hablado con sus padres, simplemente era despedido y sustituido.

Cuando había cumplido los dieciocho, Hildegard había intentado suicidarse. Una forma de intentar acabar con el sufrimiento de su vida y también una llamada desesperada de auxilio.

Todo había cambiado a partir de entonces. Sus padres se mostraron más comprensivos, Hildegard continuó demostrando su talento, y de alguna forma había conseguido tomar las riendas de su vida, aprendiendo a su ritmo y según sus reglas. La relación entre sus padres y ella nunca llegó a recomponerse del todo, y apenas dos años después ellos murieron en un accidente de tráfico.

Completamente libre, Hildegard se había convertido en una virtuosa del violín, y también tenía el ingenio para vender su talento. Su música elevada conquistaba los corazones de su público, y había sido contratada para tocar para oyentes más selectos: presidentes, reyes, e incluso con el Papa de Roma.

Y en verdad la música de Armizael podía tocar las almas. Un heraldo de la Legión Carmesí, había regresado del Abismo, no sólo para reinar en el infierno de la vida de la pobre Hildegard, sino también para conquistar el mundo.

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#182

Mensaje por Alexander Weiss » 09 Oct 2024, 12:18

Imagen DÍA NUEVE: EL REGALO DE LA ABUELA

Bao había nacido diferente. Desde que tenía uso de razón todo el mundo se lo recordaba. A veces ni siquiera hacían falta palabras: miradas esquivas, expresiones de disgusto, lástima, o desprecio. Ni siquiera las sonrisas fingidas y las palabras amables eran capaces de ocultar esos sentimientos de todo. Si algo había aprendido, era a ver el interior de las personas. Sólo en sus padres y sus hermanos había encontrado afecto sincero, y a menudo envuelto en preocupación.

La escuela se había convertido en una prueba de paciencia y resignación. Los demás niños lo evitaban, o lo trataban con disgusto, lástima o desprecio. Los profesores lo ignoraban. Y los peores eran los niños que veían en la diferencia una excusa para meterse con él. Aprendió pronto a cubrirse con un manto de firme indiferencia, aunque no había sido fácil. A veces todavía se despertaba llorando de noche.

Cuando creció, los demás niños pasaron de los insultos o las bromas crueles a las palizas. Al principio Bao había intentado resistir, aguantar, con su fachada de indiferencia. Pero cada día era peor. Hasta los niños más débiles veían en Bao alguien en quien desahogar sus frustraciones y hacerse los valientes.

Finalmente no lo pudo soportar. Fue a ver a su abuela y se lo contó todo. La anciana le escuchó y le dio un regalo.

Bao se hizo fuerte. Al día siguiente los tres niños que lo aguardaban a la salida del colegio fueron los que recibieron una paliza. Labios partidos y narices sangrantes. Fue entonces cuando los padres de los demás niños protestaron. Fue entonces cuando los profesores decidieron que había que apartar al matón. Bao fue expulsado durante un mes.

Sin embargo, un mes después el propio director del colegio se presentó ante la familia de Bao para pedir disculpas. Bao se dio cuenta de que aquel hombre se encontraba asustado y amedrentado. Los tres niños que le atormentaban fueron expulsados y nunca volvieron al colegio. Se rumoreó que sus familias habían sufrido accidentes y enfermedades, que habían aparecido muertos sin sangre, o que se habían mudado de la ciudad.

Nadie volvió a meterse con Bao. Y no podía ser más feliz.

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#183

Mensaje por Alexander Weiss » 10 Oct 2024, 13:26

Imagen DÍA DIEZ: NO ME LO PUEDO CREER

Jonah siempre había sido un chico tímido y retraído. En la escuela siempre procuraba permanecer apartado de los demás. Podría haber sido víctima de acoso escolar, pero un par de golpes a los matones que lo intentaron dejaron bien claro que era mejor buscar a otros con quien meterse. No es que fuera especialmente pendenciero, pero parecía que quería que lo dejaran en paz.

A Marius siempre le habían gustado los desafíos, y para él hacerse amigo de Jonah había constituido uno. Sin duda era un chico raro, que en ocasiones le sorprendía quedándose mirado al infinito. En una ocasión le dijo que "veía muertos", y Marius se había reído, y estuvieron una semana sin verse hasta que le pidió disculpas a Jonah, y no había vuelto a tocar el tema.

A pesar de las dificultades, Marius y Jonah habían pasado la escuela convertidos en los mejores amigos. Bueno, de hecho, Marius era el único amigo que tenía Jonah, y por mucho que lo arrastraba a fiestas y eventos sociales, Jonah seguía tan introvertido y raro como siempre, pero bueno, al final se habían acostumbrado el uno al otro y estaban contentos tal y como eran.

Compartir secretos y material pirata se había convertido en una especie de ritual. Juntos descubrieron el placer prohibido de las drogas, y a veces se pasaban juntos las noches charlando y fumando. Curiosamente, Jonah no parecía muy afectado por las drogas, aunque reconocía que le relajaban y le ayudaban a "extender su visión."

Un día a Marius le pasaron una droga nueva llamada "pigmento", una sustancia gris oscuro que decían que provocaba un subidón inigualable. Y por supuesto, llamó a Jonah para compartirlo. Se liaron un porro, se lo pasaron y esperaron a que hiciera efecto.

Y vaya si lo hizo. Marius no podía creérselo. Detrás de Jonah había dos invididuos grises y traslúcidos. Uno tenía un agujero de un disparo en la frente, y el otro parecía haber muerto atropellado. Parecían susurrarle a Jonah, pero éste permanecía indiferente e impasible. Sin embargo, Marius estaba aterrado. Aquella mierda era realmente fuerte.

Uno de los fantamas vio el rostro asustado de Marius y se dirigió a él. Sintió sus manos frías como el hielo agarrándole por el cuello y gritándole algo que no entendió con su voz muerta. Marius comenzó a convulsionarse, le estaba dando algo. Aquella cosa quería algo, pero no podía comprenderlo.

Y entonces...todo se hizo borroso. De repente Jonah se incorporó enfadado y se hizo muy alto, muy alto, como un hombre lobo negro. Agarró al fantasma y lo apartó con un golpe. Marius no podía creérselo. Eran las drogas. Tenían que serlo. Y se desmayó.

Cuando despertó se encontraba tumbado en su cama, todavía mareado y confuso por el subidón del pigmento. Jonah se había quedado dormido en el sillón, y roncaba ruidosamente.

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#184

Mensaje por Alexander Weiss » 11 Oct 2024, 10:37

Imagen DÍA ONCE: EL DÍA DEL HUEVO

Era un huevo enorme, como no se había visto en muchos siglos. La cáscara lisa y blanca no mostraba imperfecciones. Su diseño había sido medido cuidadosamente para garantizar que la eclosión se produjera con pocos problemas. De repente, hubo un movimiento, y una pequeña grieta, una pequeña imperfección, rompió la perfección de la cáscara.

Sabine Cobb no podía ocultar su espectación. Era su primer gran proyecto en solitario, el que le proporcionaría un diploma de la Sociedad del Éter. Su proyecto básicamente consistía en recrear una especie desaparecida mediante una recombinación genética realizada mediante un proceso gmnésico y escarilotrópico. Sabía que los Doctores habían avanzado en el proceso de clonación, pero Sabine quería crear un diseño que no sólo funcionara en el Consenso, sino que además pudiera ser replicado por los Durmientes, que ya estaban intentando proyectos similares mediante la crianza selectiva para tratar de recuperar especies desaparecidas como la cuaga o el uro.

Encontrar el ADN no había sido fácil, aunque mediante varios contactos en laboratorios y museos finalmente lo había conseguido. Después había realizado un estudio de las especies más próximas, en su mayoría de la familia de las columbiformes, y al mismo tiempo había diseñado un huevo artificial que pudiera contener el embrión modificado.

La grieta de la cáscara se extendía cada vez más por la superficie y finalmente comenzaron a desprenderse trozos. Llegado el caso Sabine estaba dispuesta a intervenir, pero prefería que el resultado fuera lo más natural posible. Sí, ahí estaba: un polluelo desgarbado y con aspecto incluso cómico, de plumón castaño claro.

Por primera vez en siglos, un polluelo de Dodo (Raphus cucullatus) volvía a nacer en el mundo. Y no había hecho falta la magia, sólo el genio.

Bueno, quizás un poco de magia, al fin y al cabo, pero sus profesores no tenían por qué enterarse.

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#185

Mensaje por Alexander Weiss » 12 Oct 2024, 14:40

Imagen DÍA DOCE: SALUDOS DESDE EL MÁS ALLÁ

Cuando murió su esposa Trudy, Michael Foreman lo había pasado muy mal. Había llorado en silencio, había sentido el nudo en su estómago, y la vida había dejado de tener sentido. Habían construido muchas cosas juntos, de hecho, toda una vida, y continuar sin ella dolía. Sus hijos le habían ayudado mucho, y quería a sus nietos, pero a Michael siempre le había quedadoi la sensación de que ya no quería seguir viviendo sin Trudy.

Vivió el luto con tristeza y silencio. Poco a poco se distanció de sus amigos y familiares, a pesar de su insistencia, y unas semanas después se encontraba solo frente a la televisión, sin hacer mucho caso.

Y cuando la luz se fue y fue a mirar la caja de los plomos y sintió el roce gélido del aire, que se dio cuenta de que en el fondo no estaba tan solo.

De hecho, Trudy había regresado del más allá, las cosas se movían. Y donde otros habrían enloquecido, Michael lo aceptó con la naturalidad de que su esposa había encontrado una forma de permanecer en contacto. O quizás estaba loco y no se había dado cuenta, pero bendita fuera su locura.

Con el tiempo Trudy pudo susurrar palabras, a veces su rostro se aparecía sonriendo en el espejo, y donde otros habrían estado aterrorizados, Michael encontró el consuelo que le faltaba. Volvió a establecer contacto con sus familiares y amigos, y todos pensaron aliviados que por fin había conseguido superar el duelo.

Lo mejor era la noche. Cuando encendía el viejo aparato de televisión, que ocupaba un lugar destacado en el salón, de vez en cuando la estática se iba, y emitiendo desde el más allá, Trudy conseguía manifestarse, sonriendo tal y como la recordaba en la pantalla. Le daba ánimos, le preguntaba qué tal se encontraba y charlaban como hacían habitualmente cuando Trudy estaba viva.

Nunca hablaban del más allá. Trudy era muy reticente, y de alguna manera Michael intuía que su esposa estaba rompiendo ciertas "normas," pero mientras pudiera mantener el contacto con ella, era feliz.

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Re: [Recurso] Celebrando la oscuridad

#186

Mensaje por Alexander Weiss » 13 Oct 2024, 13:07

Imagen DÍA TRECE: MALA SUERTE

Sonó el despertador, de forma estridente, insistente. Urbain sintió su dolorosa punzada. Sintió el impulso instintivo de levantarse para ir a trabajar, pero de repente recordó que era domingo. Se había olvidado de apagar el despertador. Entreabrió los ojos y sólo vio oscuridad. El despertador insistía e insistía, y golpeó el interruptor para acallarlo. Finalmente dio un tirón del cable y el dichoso artefacto se calló de una vez.

El sonido lo había desvelado, y el dolor de la resaca terminó por apartar el sueño. Además, de repente sintió las ganas imperiosas de ir al baño a orinar. Gruñendo, se levantó de mala gana y con el pie buscó a tientas sus zapatillas. Sin embargo, de repente sintió el dolor frío y doloroso del metal, y se dio cuenta de que había pisado una chincheta.

Rendido ya a lo inevitable, Urbain se sentó en la cama y encendió la luz. Maldiciendo se incorporó, y se sacó la chincheta de la planta del pie, antes de ir caminando torpemente hacia el baño. Al encender la luz la bombilla titiló antes de romperse con un estallido que lo asustó. Habían saltado los plomos, y a ciegas tuvo que ir tropezando en busca del contador. Aunque por hábito Urbain recordaba cómo moverse, a oscuras parecía que todo estaba fuera de lugar, como si las sillas y los muebles se hubieran movido de sitio para hacerle tropezar. Finalmente llegó hasta el contador, y tras tantear con la mano consiguió encender de nuevo la luz.

Rezongando, decidió no volver a la cama e ir a la cocina a hacerse un café. Fue entonces cuando lo vio, fuera en la ventana, bajo la luz del amanecer. Un gato negro lo miraba vigilante, con sus ojos dorados llenos de espectación y curiosidad. Casi diría que le estaba sonriendo con burla. Urbain gruñó. Él no creía en la mala suerte ni en viejas supersticiones, pero el maldito bicho era lo último que le hacía falta en aquel momento de mal humor. Procurando no hacerle caso, puso la cafetera a calentar con el café brasileño que había comprado el día anterior. Eso sin duda le alegraría el día.

Felix observaba a Urbain con atención desde la ventana. Aquel maestro malhumorado le había amargado la semana, primero suspendiéndolo injustamente en clase de Lengua, y después castigándolo el sábado por la mañana, lo que le había hecho faltar al partido con sus amigos. Y habían perdido. Pero Fabien estaba dispuesto a que aquello no terminara así. Con un poco de astucia felina y magia de duendes había accedido durante la noche y realizado unos cuantos sabotajes. Se decía que los gatos negros daban mala suerte, y Felix estaba dispuesto a que Urbain la tuviera. Había tenido que trasnochar, pero estaba mereciendo la pena. Primero el despertador, las chinchetas, y la luz. Y ahora venía una mezcla de café y sal.

El café de Urbain estaba listo. Felix se acomodó en el alfeizar de la ventana y se preparó para disfrutar de lo que venía.

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#187

Mensaje por Alexander Weiss » 14 Oct 2024, 12:46

Imagen DÍA CATORCE: VIAJE A NINGUNA PARTE

-No me encuentro bien...

En efecto, con un disparo en el pecho, James no se encontraba nada bien. El chevrolet azul recorría la carretera como una centella, perseguido por las sirenas de la policía. El paisaje desértico destilaba calor y adrenalina.

-Tranquilo, pronto llegaremos -intentó tranquilizarle Louie.

Concentrado en el volante, intentando huir de sus perseguidores, Louie sabía que se les acababa el tiempo. Quería a James, era lo que le había permitido seguir adelante, en una vida marcada por la violencia y que iba a terminar con violencia.

Había conocido a James hacía tres años, cuando había comenzado la Caza. La casa de James había sido corrompida por los vampiros, primero sus padres y después el propio James. Cuando Louie se lo había encontrado, desahogaba su vida de mierda con alcohol, drogas, y comiendo pollas, todo para olvidar el infierno que había anidado en su casa.

Louie se había ganado su confianza, primero para acercarse a él y a su familia, pero poco a poco se había dado cuenta de que lo quería, y que salvarlo se había convertido en una cuestión de amor. Supo que en su búsqueda de éxito, el padre de James había vendido su alma al diablo, y que después había ofrecido a su esposa y sus hijos como ofrenda a sus amos. Con el tiempo Louie había ideado un plan para acabar con los chupasangres.

Pero James se le había adelantado. En un estallido de furia había roto sus cadenas de sangre, y desató su rabia en un incendio que había arrasado su casa y a su familia. Cuando la policía había comenzado a indagar, Louie le ayudó a desaparecer, y juntos continuaron la Caza. La Caza y el amor eran los vínculos que los unían, su forma de vengarse de un mundo podrido que les había hecho daño.

Eran buenos, y por donde pasaban una sanguijuela o dos eran destruidas antes de seguir su camino, procurando no dejar rastros. Louie era más metódico, pero James era más temerario, y la combinación de ambos elementos les había permitido conseguir una victoria tras otra contra la oscuridad.

Pero en su último ataque finalmente el pasado los alcanzó. James se encontró con su padre convertido en una sanguijuela asquerosa en uno de los bares de los chupasangres, y la vieja rabia ardió nuevamente. El bar de las sanguijuelas ardió por los cuatro costados, y ellos apenas consiguieron escapar con vida.

Pero en esta ocasión habían dejado un rastro que encontró la policía. Encontraron a los pirómanos en un hotel de carretera, y tras un intercambio de disparos, James había sido gravemente herido. Al principio Louie se engañó a sí mismo pensando que conseguirían despistarlos, que llegarían a un hospital...pero poco se dio cuenta de lo inevitable: James se moría y la gasolina se estaba agotando.

Sintió una lágrima caliente rodando por su rostro, y el sabor amargo en la comisura de los labios. Fue entonces cuando vio el desvío. Sabía a donde llevaba. Apretó el acelerador, obligando al coche a devorar combustible para aumentar su velocidad. El camino rojo en contraste con el cielo azul los recibió en el horizonte. Y de repente el camino se terminó. Louie cerró los ojos y pensó que volaban hacia el cielo.

-Te quiero...

James no le contestó.

El chevrolet azul cayó por el barranco mientras el sonido de las sirenas de la policía se acercaba, a lo lejos.

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#188

Mensaje por Alexander Weiss » 15 Oct 2024, 11:56

Imagen DÍA QUINCE: LLUVIA DE OTOÑO

Aquella aldea estaba maldita. Hacia años que los supervivientes la habían abandonado, con susurros temerosos sobre los espíritus de los muertos que regresaban para alimentarse de los vivos. Se decía que ahora los muertos seguían viviendo allí adorando al Diablo por la noche en sanguinarios ritos. Quienes vivían a lo lejos, nunca suficientemente lejos a veces decían que desaparecía el ganado por la noche, o una u otra persona que se aventuraba cuando no debía.

Para colmo de males, hacía años que no llovía en la zona, y las cosechas se agostaban. Los más jóvenes se marchaban, en busca de un futuro mejor en la ciudad, mientras los ancianos se aferraban tenazmente a la tierra donde habían nacido, la tierra donde habían vivido sus padres, y los padres de sus padres, esforzándose por sacar el fruto de la tierra y preguntándose en qué habían ofendido a Dios.

Fue entonces cuando llegó el caminante. Era un hombre solitario y educado, y los ancianos vieron en él un gran poder. Lo recibieron con hospitalidad y le contaron sus problemas, y el caminante asintió. Sabía lo que ocurría y por eso había acudido. Con las luces del amanecer se marchó.

Bajo las primeras luces del aña, caminó hasta un monte desde el que se divisiba la aldea maldita, como un conjunto de huesos oscuros que se alzaban del suelo reseco que anhelaba agua, y supo lo que tenía que hacer.

Alek se despojó de su manto de viajero, mostrando su cuerpo femenino en saludo al sol de la mañana. Su cuerpo estaba recubierto de tatuajes. Elevó sus manos al cielo, y dejó que el poder que corría por sus venas se agitara. Ella era Alek, pero también era Aya, una hechicera inmortal que hacía milenios se había unido al culto de la diosa Luna y había sido elegida para recibir la eternidad y proteger a su pueblo.

Alek recordó los años de su primera vida, cuando aquella aldea de Sudán del Sur era un vergel. Le dolía verla en aquel estado, más todavía sabiendo que las serpientes de la noche la habían invadido para construir un templo de iniquidad.

Durante horas Alek invocó su antigua magia, nombró a los espíritus y cantó las palabras de poder. Poco a poco, como una flor, las nubes se extendieron donde antes no había nada, primero blancas bajo la luz del sol, y a medida que el sol se ponían oscureciéndose con el color oscuro de la tormenta.

Y finalmente la tormenta estalló. El agua dio nueva vida a los antiguos torrentes, y antes de que cayera de noche, una marea gris y oscura comenzó a descender de los cerros, derribando los huesos de la aldea maldita y arrastrando a sus habitantes no muertos. La tierra recuperaría la vida que le había sido arrebatada y quedaría limpia de la mancha de la oscuridad.

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Re: [Recurso] Celebrando la oscuridad

#189

Mensaje por Alexander Weiss » 16 Oct 2024, 12:08

Imagen DÍA DIECISÉIS: ¡SÁLVESE QUIEN PUEDA!

Habían caído en una emboscada. Vladislav escuchaba los disparos que se acercaban. El primero en caer había sido Dmitri, que estaba justo detrás de ellas. El impacto lo había derribado, pero fue suficiente para que Vladislav se tumbara en el suelo y evitara las siguientes balas que cayeron zumbando sobre el resto de su compañía.

Los más avispados de sus compañeros también se habían tumbado en tierra mientras trataban de detectar a sus enemigos, escondidos entre los bosques de aquel rincón ruso -o ucraniano- ya no estaba seguro de si habían cruzado la frontera o no. Las balas comenzaron a llover, y de repente, una explosión cegadora. Granadas.

La adrenalina comenzó a bombear en su cuerpo. Se arrastró como pudo mientras escuchaba gritos, disparos, y explosiones a su alrededor. Se internó en el bosque entre las hojas, y varios de sus compañeros le siguieron. Caminaron durante un tiempo que se le antojó interminable, mientras las detonaciones se escuchaban cada vez más lejos.

Pero no estaban a salvo. De repente, escuchó el suave zumbido de los drones sobre sus cabezas. Vio caer a Yuri, con la garganta atravesada de un disparo, y después, uno, tras otro, quienes les rodeaban. Vladislav corrió sin mirar atrás, zigzagueando para confundir al enemigo. Fue entonces cuando sintió un dolor en el pie, tropezó, y se propulsó hacia adelante.

Levantó la cabeza para ver a Climent, aquel niño mimado que había sido reclutado a la fuerza. Climent era un estudiante modélico, pero eso no le había salvado de ser reclutado a la fuerza. Lo había pasado muy mal en los primeros días, lejos de su familia y del hogar. Sólo Vladislav le había dado algo de consuelo, y le había aconsejado que se endureciera y obedeciera. Su vida dependía de ello, y Vladislav no podía hacer más por él, no era la niñera de nadie.

Climent casi había muerto hacía unas semanas, cuando un bombardeo enemigo sobre su posición había acabado. Climent había sido el único superviviente de milagro, y de alguna manera estar tan cerca de las puertas de la muerte lo había cambiado. Hablaba poco, obedecía órdenes, y ya no lloraba. El niño había muerto y el hombre había nacido. Así debía ser.

Vladislav levantó la cabeza para ver el enjambre de drones sobre su cabeza. El pie le dolía horrores, y esperó lo inevitable. Quizás podría hacerse el muerto y arrastrarse al bosque.

Y entonces comenzaron las detonaciones. Asombrado, Vladislav contempló cómo los drones estallaban uno tras otro, mientras Climent se quedaba de pie, mirándolos. Climent...estaba rodeado de un aura luminosa, y a sus espaldas había dos arcos de luz, como unas alas. De alguna forma Climent estaba haciendo estallar aquellas máquinas de muerte. Era un ángel...no podía ser...pero Vladislav estaba viendo un ángel.

Y aquel ángel resplandeciente se dio la vuelta y le extendió la mano. Sus ojos eran dos círculos de luz y sus alas blancas se agitaban en silencio. Aquella criatura celestial le tenía maravillado y aterrorizado a la vez.

-Ven conmigo -dijo.

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Re: [Recurso] Celebrando la oscuridad

#190

Mensaje por Alexander Weiss » 17 Oct 2024, 13:19

Imagen DÍA DIECISIETE: SIN PALABRAS

El monstruo estaba acorralado. Era una mujer...o un hombre, o quizás ambas cosas o ninguna. Era mejor describirlo como lo que era, una criatura monstruosa, un chupasangres, con una belleza asexuada, de rasgos orientales, largo y hermoso cabello liso y negro, y unos ojos pequeños y oscuros que miraban a los dos hombres que habían irrumpido en su refugio. No tenía escapatoria.

Los inquisidores habían planeado cuidadosamente el asalto. Sabían que aquel monstruo se alimentaba de hombres y mujeres que atraía con su belleza antinatural, o quizás algún tipo de magia, o un encanto sobrenatural. Se habían cubierto con chalecos antibalas, utilizaban gafas de sensores térmicos para evitar mirarle a los ojos, y sus oídos llevaban un dispositivo que filtraba la voz del monstruo, para impedir que lo oyeran.

Pero allí estaba el monstruo, tranquilo y sereno ante los dos intrusos que habían irrumpido en su refugio durante el día. No dormía en un ataúd, eso estaba desfasado, sino en una cama con colchón ergonómico, la comodidad más cara que el dinero podía pagar.

Apuntaron al monstruo con su lanzallamas, pero en ese momento Charlie sintió en su mente la voz de su ama. Había llegado el momento. Sigilosamente se colocó detrás de su compañero y lo apuñaló con su cuchillo Bowie, al mismo tiempo que informaba por radio que el monstruo había sido destruido. A continuación, se inclinó ante su ama, la ayudó a introducirse en una bolsa para cadáveres y se marcharon mientras la vieja mansión ardía en llamas.

Mientras se hundía en su sueño diurno, dentro de la bolsa para cadáveres, Minerva pensó en la noche siguiente. La Segunda Inquisición estaba registrando la ciudad concienzudamente, preparando su asalto por sorpresa. Pero Minerva no era una presa fácil. Durante años había tejido una telaraña en las instituciones mortales y había situado sus peones para una situación como ésta, preparada ante un ataque del Sabbat o de los Lupinos. Los inquisidores, por muy peligrosos y bien preparados que estuvieran, no dejaban de ser unos aficionados.

Cuando supo que el ataque era inminente, trasladó sus recursos a un refugio preparado con antelación -dos refugios, por si uno resultaba comprometido. Sabía que los accesos a la ciudad estaban vigilados por tierra y aire, así que preparó su huida mediante su leal servidor, Charlie, que se había unido a los inquisidores. No necesitaba estar en contacto con Minerva, pues era su descendiente y Charlie Duckworth pertenecía a una familia que le había servido lealmente durante siglos. Ni siquiera necesitaba Juramentarlo por Sangre ni manipular su mente. Simplemente darle instrucciones a través del vínculo que compartían.

En un vehículo de la Segunda Inquisición, Charlie sacó a Minerva de la ciudad saltándose los controles, y cuando llegaron a un lugar seguro, se deshicieron de él y subieron a otro coche que les estaba esperando. Cuando los inquisidores descubrieran lo ocurrido, ya estarían lejos, y Minerva aguardaría con paciencia el momento de regresar. No era la primera que se veía obligada a retirarse antes de volver más fuerte, y tenía la paciencia de la eternidad.

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