[Recurso] Celebrando la oscuridad

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Alexander Weiss
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Re: [Recurso] Celebrando la oscuridad

#201

Mensaje por Alexander Weiss » 28 Oct 2024, 12:26

Imagen DÍA VEINTIOCHO: HOGAR COMPARTIDO

-¡No estoy loco! ¡Déjenme! ¡Déjenme!

Los enfermeros del psiquiátrico fueron bastante amables. Le inyectaron al anciano un calmante de urgencia, mientras policías y vecinos miraban nerviosos. Lo tumbaron en la camilla, ajustaron las correas y lo subieron en la ambulancia. Un espectáculo así no era frecuente en la pequeña población de Autumfield, y la caída en la locura de James Marston había atraído la atención y la curiosidad.

Muchos vecinos ya murmuraban desde hacía tiempo que el viejo Marston no estaba bien. Sus gritos a horas intempestivas cuando estaba solo en su casa, maldiciendo Dios sabía qué. Salir furioso de casa dando portazos y tirando cosas por la ventana. Por fin alguien se había atrevido a llamar a los servicios sociales, y tras un par de encontronazos con el anciano se había decidido su ingreso en una institución psiquiátrica.

Por fin la Casa Marston encontraría algo de paz. Más allá de los delirios del viejo Marston, los mayores hablaban de accidentes, suicidios, y de una mala suerte que parecía invadir la propiedad y a sus habitantes. Era mejor dejar ese lugar tranquilo.

Y los vecinos tenían razón. Hacía más de un siglo que Agatha y Alice Marston habían decidido que no compartirían su hogar con nadie, y mucho menos con un viejo maniático que se dedicaba a cambiar los muebles y hacer reformas. Así que habían decidido que aquel vivo no podía quedarse. Durante semanas se habían dedicado a cambiar las cosas de sitio, dar portazos a horas intempestivas, y hablar a través de los objetos. El viejo había reaccionado con miedo y después se había atrincherado en su rabia.

¿Se había vuelto loco? Los vecinos creían que sí, y eso fue suficiente. Ahora Agatha y Alice volvían a tener su hogar para ellas solas, después de que en un ataque de depresión su madre las hubiera estrangulado en el baño. Su madre. Ella sí que era un problema, merodeando por el jardín donde se había suicidado, loca de verdad y con el Olvido siguiendo su rastro. Dentro de su hogar estaban a salvo.

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Re: [Recurso] Celebrando la oscuridad

#202

Mensaje por Alexander Weiss » 29 Oct 2024, 12:10

Imagen DÍA VEINTINUEVE: SIN MIEDO

Conocí a Damián en el colegio. Era un niño introvertido, pero amable. La verdad es que siempre fue un poco raro, y por alguna razón daba algo de miedo. Pero debo reconocer que se esforzaba por hacer amigos, quizás de forma torpe, lo que provocaba rechazo, pero si le dabas la oportunidad te encontrabas con un chico callado, pero amable. Creo que fui uno de sus pocos amigos, con el que consiguió tener algo de confianza.

Pero eso no impedía que otros se metieran con él. Le llamaban miedoso, gordinflas, feo, y otras cosas más simplemente para divertirse. Los mayores, seguros en su fuerza eran los que más le acosaban. Creo que por eso Damián se refugiaba en sí mismo, y que por eso comía tanto. Las clases de gimnasia eran un suplico para él, pero de la misma forma que ocurría con sus amigos, callaba y se esforzaba. Sufría los insultos y burlas en silencio, procurando pasar desapercibido.

La situación empeoró en el instituto. El gordinflas ya no sólo era objeto de burlas, sino también de persecución y palizas. Debo confesar que entonces nos distanciamos. Si te acercabas demasiado a Damián, terminabas siendo objeto de burlas y acoso, y debo admitirlo, fui un cobarde que no quería líos, y si eso significaba no estar con Damián, que así fuera.

Todo transcurría tranquilamente hasta que un día Damián estalló. Lo acorrarlaron en el baño y lo metieron en un reservado. Le llamaron comemierdas y le metieron la cabeza en el retrete. A los otros dos chicos que estábamos allí se nos acercó uno de los matonres y nos dijo que nos largáramos.

Entonces se escuchó un grito de dolor. No vi bien lo que estaba ocurriendo, pero Damián estalló. Le estampó la cabeza a uno de los matones contra la porcelana del retrete, le arrancó la nariz a otro de un mordisco, y golpeó, araño, y pataleó. Los demás matones, sorprendidos por la reacción, también le atacaron, pero pronto se dieron cuenta de que aquel gordinflas estaba dispuesto a responder con sangre.

El matón terminó hospitalizado con una conmoción cerebral de la que nunca se recuperó del todo. El historial de acoso de Damián terminó saliendo a la luz, pero Damián fue expulsado y se trasladó a otro colegio. Nunca supe que fue de él.

Han pasado años, pero volví a verle ayer, cuando salí de fiesta el fin de semana. Estaba cambiado pero lo reconocí. Más delgado, más fibrado, más seguro de sí mismo. Iba acompañado de una pandilla de chicos y chicas con el pelo teñido de rojo, con cadenas, tatuajes, y un aspecto que atemorizaba. Damián también me vio y me guiñó un ojo y me sonrió mostrando unos dientes afilados.

Fue entonces cuando me di cuenta de que Damián ya no tenía miedo.

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Re: [Recurso] Celebrando la oscuridad

#203

Mensaje por Alexander Weiss » 30 Oct 2024, 12:17

Imagen DÍA TREINTA: DESPIDO PROCEDENTE

-Está usted despedida.

Martin llevaba varios años trabajando en el departamento de recursos humanos, y una de sus labores más ingratas era gestionar los despidos. A lo largo de los años había visto todo tipo de reacciones: lágrimas contenidas y sin contener, maldiciones, e incluso arrebatos de ira -que le obligaban a llamar a seguridad. En algunos casos incluso había recibido expresiones de alivio.

Pero Rosalynn simplemente asintió con indiferencia. Rosalynn. Martín había estudiado psicología y hecho varios cursos sobre gestión de emociones, pero Rosalynn siempre le había intrigado. Era una administrativa no muy agraciada. Joder, era fea, pensó para sus adentros. Bajita, gorda, con un vestido barato que no le decía nada, se dedicaba a sus labores sin protestar día tras día sentada en su cubículo. Pero para Martin, que se enorgullecía de poder calar y leer a la gente, Rosalynn era una incógnita, con su cara impasible de esfinge milenaria, que parecía poder soportar un terremoto con la misma indiferencia.

Por eso le había extrañado que le llegara la orden de despido. E indagando un poco supo que Rosalynn había estado fisgando en expedientes y fondos reservados. Sin duda era una periodista infiltrada o trabajaba como contacto para uno. Caray con la mosquita muerta. Pero la habían descubierto.

-Como comprenderá -continuó Martin mientras bajaba la mirada a los formularios de despido-. Se encuentra bajo una serie de cláusulas de confidencialidad. Si la información a la que ha tenido acceso saliera a la luz nos veríamos obligados a tomar medidas penales. ¿Comprende?

Rosalynn suspiró.

-Comprendo. No se preocupe por eso.

Muy bien. Pues firme aquí en cada hoja, y puede recoger sus cosas. Cierre al salir.

Cuando la puerta del despacho de Martin se cerró a sus espaldas Rosalyn dejó escapar un suspiro de alivio. Varios de sus compañeros de trabajo la miraron cuando comenzó a recoger su escritorio: bolígrafos, block de notas, muñequito gracioso que se movía como un idiota a la mínima com vibración. La verdad es que no se había sentido muy a gusto en aquel trabajo.

Pero desdel el principio había sabido que se trataba de algo temporal. El tiempo suficiente para saber lo que quería. Los trapos sucios fiscales y económicos eran lo de menos, de hecho había estado fisgando adrede para desviar la atención de su verdadero objetivo. Las claves de seguridad.

Sharon había colocado las cargas en los lugares adecuados. Los chupasangres que dormían de día en aquel lugar no se saldrían con la suya.

Salió con la mirada alta del edificio de oficinas y se tomó el día libre. Iría al cine, sí.

Al día siguiente se levantó para desayunar en la cafetería de la esquina y sonrió satisfecha al ver la fotografía del edificio en llamas donde había trabajado en portada.

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Re: [Recurso] Celebrando la oscuridad

#204

Mensaje por Alexander Weiss » 31 Oct 2024, 12:08

Imagen DÍA TREINTA Y UNO: EL MARTILLO CELESTIAL

Vivir en Japón significaba convivir con la realidad de los terremotos, y Kenzo lo sabía, pero aunque desde pequeño había aprendido a reaccionar cuando el desastre golpeaba, ni siquiera eso lo había preparado para enfrentarse con la realidad. Sentir el suelo temblando bajo tus pies, caer y golpearte como un muñeco, las paredes cayendo a tu alrededor y el techo. Instintivamente Kenzo había rodado cuando las vigas y columnas comenzaron a partirse y derrumbarse, y los escombros lo recubrieron y había quedado inconsciente.

Despertó en la oscuridad y el silencio. Le dolía el cuerpo pero comprobó que no parecía tener nada roto ni ninguna herida de consideración. Se arrastró entre los escombros, buscando una manera de salir, y arañando y arrastrando finalmente suspiró aliviado al recibir una bocanada de aire fresco.

Dolorido y magullado, Kenzo salió de entre los escombros hacia la oscuridad de la noche. Las estrellas y la luna brillaban en el cielo. Aspiró profundamente el aire de la noche y de repente sintió náuseas. Una vaharada de hedor a podredumbre le inundó.

Vio vagando entre los escombros a varias figuras oscuras. Aunque a primera vista parecían humanos pronto se dio cuenta de que no lo eran. Ojos luminosos de insecto, cuerpos deformes y contrahechos...y una garra que sostenía algo. Carroñeros que se alimentaban de las víctimas del terremoto.

Bakemono. Los cuentos de vieja hechos realidad.

Las criaturas también le habían olido y ulularon gozosas ante lo que consideraban una presa fácil, arrastrándose a cuatro patas hacia él, tanteando la distancia. Kenzo retrocedió, aterrorizado, y un grito de auxilio se ahogó en su garganta.

Un rayo de luna iluminó el campo y una figura ágil como un mono comenzó a brincar de piedra en piedra, de columna en columna, con una agilidad increíble. Los bakemono gruñeron, amenazantes, pero la figura se interpuso entre ellos y Kenzo.

Debía estar soñando. Kenzo reconoció a Caihe, el florista que vendía frutas y verduras en el mercado. Portaba un rastrillo de jardinería y se dedicaba a combatir a los bakemono, furiosos por haber sido privados de su presa. Golpeaba con la habilidad de un maestro, mientras combatía a los monstruos, apartándolos una y otra vez con golpes precisos. Uno de los bakemono abrió sus fauces y emitió una nube mefítica y venenosa, pero Caihe la evitó de un salto.

-¡Ten... no... hanmā!

Como un guerrero legendario, Caihe extendió el rastrillo, que comenzó a brillar con el resplandor de la luna. Los bakemono retrocedieron, asustados, y Caihe comenzó a golpearlos con su arma, abrasándolos con su toque. Los que no cayeron bajo sus golpes huyeron para luchar otro día y desaparecieron en la oscuridad.

Kenzo miró la figura de Caihe recortada contra la luna. El joven florista resplandecía como un cuento de otra época. Como una leyenda hecha realidad. Sintiéndose observado, Caihe sonrió.

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Re: [Recurso] Celebrando la oscuridad

#205

Mensaje por Alexander Weiss » 01 Nov 2024, 01:21

Imagen DÍA UNO: EL CAMINO DE VUELTA

Akira recorría las profundidades de Kakuri, el Reino de la Noche Eterna. El suelo era de obsidiana negra, frormando afiladas montañas. A veces pasaba junto a enormes cristales en los que sevían formas atrapadas, que ahora formaban parte del reino. Lo peor de aquel reino estéril era el viento gélido cargado en ocasiones de fragmentos afilados de hielo que arañaban la carne de sus habitantes. Todo daba una sensación de desespero y rendición.

Pero Akira no se rendía. No sabía cómo había acabado en aquel reino. En vida era un adolescente que no creía en nada, y la existencia de un infierno no tenía sentido. Había huido de las carceleras que servían al monarca oscuro del reino, y ahora buscaba una forma de salir de allí sin ser descubierto.

-Socorro...

La voz brotaba de uno de los cristales de obsidiana negra. Vislumbró una figura luminosa medio atrapada en el cristal y casi instintivamente, tiró de ella. Sintiendo calor cuando la tocó, un ser luminoso con alas a su espalda.

-Gracias...

-De nada. ¿Sabes cómo salir de aquí?

La figura luminosa pareció dudar, confusa.

-Hace mucho tiempo que estuve en este lugar, pero todavía veo los antiguos caminos que llevan al mundo. Sígueme y te llevaré.

Akira y su compañero caminaron durante un tiempo y una distancia que se les antojó eternos, pues nada era lo que parecía en ese infierno. Akira supo que su compañero era un espíritu llamado Uruko, y que hacía mucho tiempo había ayudado a crear aquel reino de espíritus antes de ser aprisionado. Juntos consiguieron evitar a las Shikome, las guerreras que custodiaban Kakuri, y siguieron los viejos caminos que Ukuro conocía hasta que sintieron que de alguna forma estaban llegando a su destino.

Akira abrazó su cuerpo muerto y ahogado, y respiró su primer Segundo Aliento, regresando a la vida como uno de los Diez Mil Demonios. Uruko tomó el cuerpo de Akane, su amante, y tomó sus recuerdos. Los dos habían sido asesinados por el marido celoso de Akane, y más allá de la muerte de ambos, todavía conservaban su amor. Ahora un Kuei-jin y un Caído habían regresado, y el amor que compartían y el deseo de venganza unía a las dos almas condenadas más que nada en el mundo.

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