
Aunque para nosotros no fue inesperada, la Ruptura fue tan repentina que muchas hadas no pudieron hacer preparativos, simplemente tuvieron que elegir entre huir al Ensueño o quedarse en el Mundo del Otoño. Los Sidhe fueron los primeros, no tanto por miedo entre sus filas, que lo hubo, como a una llamada de auxilio. Los Sidhe que habitaban en Arcadia pidieron ayuda a sus compañeros, y les ordenaron que regresaran, para evitar que su santuario se perdiera. La mayoría de las Casas se retiraron en masa, y sólo la Casa Scathach y unos pocos Sidhe de otras Casas, decidieron permanecer en el Mundo del Otoño, contra viento y marea, afrontando las consecuencias.
Al contrario que lo que piensan otras hadas y duendes, los Sidhe no se fueron solos, abandonando a los demás. Es una visión simplista, aunque también es cierto que los demás Linajes no fueron su prioridad. Hubo Boggans y Nockers que acompañaron a sus señores Sidhe en su exilio, ya que sus talentos resultaban muy necesarios y valiosos, o por lo menos eso pensaban. También hubo señores que decidieron llevarse a sus amantes y amigos más queridos, dispuestos a afrontar la desaprobación y la ira de las hadas de Arcadia. Y por supuesto, también estábamos nosotros. De hecho, nuestros conocimientos y secretos nos hacían especialmente valiosos, y no era tan sencillo dejarnos atrás. Es más, era hasta peligroso.
Y en ese momento, los Korred nos reunimos aquí, en Bretaña, o por lo menos, todos los que pudimos acudir, y decidimos que no podíamos abandonar ninguno de los mundos a su suerte. Debíamos ir a Arcadia con los señores, pero también debíamos permanecer en el Mundo del Otoño, y observar y recordar todo lo que ocurriera en los tiempos venideros.
Y así nos dividimos. La mitad de los Korred, especialmente los que servían a los nobles Sidhe, los acompañaron en su exilio, mientras que el resto nos quedamos en el Mundo del Otoño, buscando maneras de sobrevivir a la Banalidad, que ya estaba sobre nosotros, acompañando las oleadas de miedo y desesperación que en aquellos momentos acompañaban a la Peste Negra que se extendía por el mundo.
No todos los Nobles consiguieron huir. Cuando las puertas de Arcadia se cerraron para protegerse, fue demasiado tarde para quienes se habían demorado demasiado. Los Pasos en las profundidades del Ensueño se resquebrajaron y rompieron, y muchas hadas se quedaron en el Mundo del Otoño. Otras se perdieron en el Ensueño, atrapadas y perdidas en las fronteras entre los mundos.