"Countdown" 7

[Jebediah_Gogorah]

Los recuerdos se agolpaban creando una amalgama de felicidad y tristeza. La sonrisa aparecía en su rostro cuando pensaba en el gen curioso que su hija compartía con él. Casi a la par, las lágrimas asomban en sus párpados imaginando las penurias que estaría pasando.

No sabía si esos momentos iban a volver, pero si tenía claro que aquel momento había vuelto por algo. Las imágenes se sucedían en su mente, entremezclándose entre los recuerdos y la realidad. La tela entre ambos momentos espacio temporales era tan fina, que casi le pareció ver a Melinda a su lado descubriendo aquellos circulos rojos, y cómo le explicaba a su púpila la protección que otorgaba.

Estaba cerca y la llanura del Prospect Park le evitaba esconderse. No le importaba, era justo lo que quería. Dejarse ver. Se puso cerca de uno de esos círculos sin llegar a pisarlo.

- Hermana - dijo en voz alta pero sin gritar - No pretendo invadir tu territorio. Nuestra casa no está actuando bien, pero estamos a tiempo de salvarla. Sal de las sombras y hablemos.

[DarkOsca]

Nyx se detuvo en seco cuando Montecristo habló al círculo, dejando que su voz se extendiera por la llanura silenciosa. La palabra hermana resonó entre los árboles como si hubiera sido pronunciada en una catedral vacía. El Brujah sintió un estremecimiento: no solo por lo que podía significar, sino por cómo lo había dicho. Era una llave. Una declaración. Y una invitación.

Se colocó medio paso detrás del Tremere, no como subordinación, sino como apoyo.

-Si está aquí, ya nos ha rodeado.

El viento cambió levemente. El olor del parque, húmedo y terroso, trajo consigo un matiz distinto. Ajeno. No humano.

Nyx permaneció alerta, los ojos moviéndose entre los troncos, pero sin adoptar postura agresiva; sabía que en un territorio como ese, un gesto brusco podía equivaler a una amenaza.

-No venimos a romper nada . Solo buscamos respuestas. Y a nuestra gente.

Una pausa breve. Un suspiro que no necesitaba, pero que lo estabilizaba.

-Melinda vino aquí con nosotros una vez. No lo recordamos bien… pero sí recordamos que no nos rechazaste entonces.

Da un paso más cerca de Montecristo, hombro con hombro, dejando claro que está ahí como escudo si hace falta.

-Si decides presentarte, no tendrás problemas con nosotros.
Si no… nos iremos en paz.

Sus palabras quedan suspendidas en el aire nocturno. Nyx sabe que, en lugares como aquel, las sombras escuchan antes de hablar. Y que la respuesta, si llega, lo hará desde donde menos lo esperen.

[Voivoda]

Los árboles de Prospect Park parecen hablar entre ellos, el viento mece las ramas con una sinfonía algo lúgubre que hace sentirse incómodos tanto a Montecristo como a Nyx. De pie en uno de aquellos senderos, sin estar a plena vista de las escasas farolas pero sin la protección de los árboles, los dos vampiros se sienten vulnerables. El Brujah siente el dolor lacerando sus heridas, pero se mantiene impertérrito apenas ligeramente por detrás de su compañero Tremere, cuyo pelo lacio se remueve con la brisa que, por un momento, parece un tanto antinatural.

Finalmente percibís un sonido casi escondido entre el viento que tiene un cierto patrón rítmico. Apenas unos segundos después, cuando ya la incertidumbre se estaba convirtiendo en abierto nerviosismo en vuestro interior, observáis a un grupo relativamente numeroso de personas que salen de detrás de algunas zonas boscosas especialmente mal iluminadas. Montecristo reconoce al frente de ellas a la Tremere chamánica de la que en ocasiones se burlaban sus hermanos de la Capilla de los Cinco Distritos. Ahora, sin embargo, en este entorno, su silueta y su compañía hacen estremecerse al viejo policía, lo que nota también Nyx.

La vampira afroamericana camina descalza por el sendero hasta que podéis distinguir sus facciones y su ropa, que parece más propia de una estación más veraniega y está jalonada de decoraciones tribales.

- Montecristo -dice en un susurro que el viento pareciera llevar directamente hasta los oídos de su compañero de Clan. Mira de reojo también a Nyx, aunque no parece reconocerle- ¿No está Melinda con vosotros?




Shelby evita la primera pregunta de Pagliacci con una mirada gélida que incomoda a la Caitiff. Está acostumbrada a tratar con vampiros y considera que tiene bastante estómago, pero lo cierto es que la peculiar inhumanidad del tipo que tiene delante logra generarle un cierto desasosiego. A fin de cuentas, ¿acaso no siguen siendo leales a...? Pagliacci ni piensa en la palabra que sobrevuela todo el rato sus pensamientos. Si aún respirara seguramente el corazón le latiría acelerado y su respiración estaría entrecortada.

Había temido las respuestas durante años. Y ahora que empezaba a tenerlas delante tenía que afrontar sus propios fantasmas. Sí que Shelby contesta a la segunda.

- Como habrás podido comprobar, nuestra especie lleva mucho tiempo muy dispersa. Muchos sobreviven en los márgenes -empieza diciendo con parsimonia mientras observa un momento el colgante que saca Pagliacci. A la Caitiff no le pasa desapercibido que lo mira fijamente- Sospecho que el hermano de Nueva Jersey hace de intermediario y le entrega los recipientes a Michael.

El Tzimisce parece pensar en algo durante un momento. Con un movimiento brusco agarra el colgante que deja Pagliacci con tanta fuerza que la Caitiff teme que lo rompa o, como mínimo, que no se lo devuelva. De hecho, el Tzimisce se queda con el puño cerrado sujetando la pieza de orfebrería de un modo que a Pagliacci le recuerda al de unas tenazas. Por un momento, la Caitiff piensa que Shelby no la está hablando a ella, sino a sí mismo.

- Ahora ya no se sienten orgullosos de su linaje, ¿sabes? -dice casi con un susurro- Pero seguro que Michael aún recuerda algunas rencillas pendientes con sus antiguos hermanos. Siempre estuvo obsesionado con la unificación de la sangre.

Shelby abre poco a poco la mano de modo que sus huesos suenan como los cierres de una especie de engranaje, al tiempo que vuelve a recostarse en el viejo sillón y a mirar a Pagliacci.

- Alguien secuestra, un hermano distribuye y el otro compra para alimentarse y seguir sosteniendo sus delirios de grandeza.

[Jebediah_Gogorah]

Montecristo dio un paso al frente sin miedo. Con las manos bajadas y dejando ver sus palmas desnudas. Al verla, había dejado el nerviosismo por cierta tranquilidad y un deje de familiaridad algo remoto. Se sintió orgulloso en ese momento de no haber sido uno de aquellos bufones y abusadores que se burlaban de todos aquellos que no cumplían con la regía praxis del clan.

- Hermana - dijo a modo de saludo - perdoname por entrar asi a tus dominios, pero no sabía donde ir. En estás últimas noches, no hacemos sino huir. Ayúdanos y estaré en deuda contigo. Puedes estar tranquila, nadie nos ha seguido hasta aquí. - Las palabras casi se atropellaban en su garganta, mostrando su desesperación - A mi, a nuestra... - se viró hacia Nyx - ...hija la tiene cautiva Virgil, uno de los nuestros. Tanto él, como parte de la Pirámide se dedican a tráficar con sangres débiles... - dejó caer el comentario, sin saber si era una bomba o no, para la tremere africana. - Mi refugio con parte de mis arcanos y saberes ha sido destruido... pero todo eso ya no me importa. Sólo quiero recuperarla a ella.

[DarkOsca]

Nyx dio un par de pasos, quedándose ligeramente por detrás de Montecristo, sin imponerse pero haciéndose visible. A la luz tenue del parque, su figura parecía más cansada que amenazante: los hombros tensos, la camisa rasgada, la sangre seca marcada en el lateral. Aun así, su voz salió firme, sin temblor, con ese tono contenido que siempre utilizaba cuando necesitaba mantener a raya a la Bestia.

- No nos conocemos todavía, pero… Montecristo dice la verdad.

Hizo una breve pausa. Tenía que decirlo. Aunque le costara.

– Yo tampoco he venido buscando pelea. Ni respuestas para mí. Sólo quiero ayudar a traerla de vuelta. Melinda no se merece nada de lo que le está pasando.

Nyx apretó la mandíbula. La culpa seguía ahí, clavada como una astilla bajo la piel.

– Esta noche… he hecho daño a alguien que no lo merecía. No volverá a ocurrir. Si estoy aquí es porque quiero hacer lo correcto. Porque ellos son lo único que me ata a lo que todavía soy.

Desvió la mirada hacia Montecristo, apenas un instante, pero suficiente para que la Tremere viera que aquellas palabras tenían peso.

– Él no puede hacerlo solo. Yo tampoco. Si de verdad puedes ayudarnos… lo agradeceremos. Y, si no… al menos déjanos intentarlo sin que tu gente nos haga pedazos.

No había desafío en su tono. Sólo claridad. Y una lealtad silenciosa que, incluso en medio de la herida y el cansancio, no había perdido fuerza.

[Pagliacci]

https://www.youtube.com/watch?v=8ui9umU0C2g


El ambiente era espeso, sentía la tensión, la incomodidad, los nervios a flor de piel del gángster y el súbito movimiento que había llevado a arrancarle el colgante. No obstante, pese al temor que sentía en esas situaciones, lo prefería a la impasibilidad inhumana que había visto antes, al menos, aquel arrebato le revelaba algo, una pasión, una debilidad del Tzimisce. La periodista dejó que las palabras se posaran, se asentaran, como versos declamados que necesitan cierto eco para ser escuchados.

"Alguien secuestra, un hermano distribuye y el otro compra para alimentarse y seguir sosteniendo sus delirios de grandeza."

Virgil Santos secuestra, Adam Rand distribuye y Michael Rand compra para alimentarse y seguir sosteniendo sus delirios de grandeza. La Caitiff encajaba poco a poco las piezas y el mosaico comenzaba a tomar forma. Pese a su miedo, las respuestas espoleaban su curiosidad. Los Shelby parecían detestar a su presunto hermano de sangre tanto como a los Tremere, quizás, un lealista que se aferraba con fuerza a la quebrada espada de Caín.

Solo pensar en el Sabbat helaba la sangre, había escuchado rumores sobre sus torturas y miserias, pensar que las mujeres esclavas se encontraran en sus manos era desolador, pensar que Melinda podía llegar a ser una de ellas era incluso peor.

-Rand y Santos son enemigos comunes, vuestros y míos. No sólo llevan a cabo sus tratos en la codiciada orilla fangosa de Broad Channel, sino que se han adentrado en lo que consideráis vuestro territorio. Primero los rituales en las paredes y, luego, esto- dijo señalando los objetos que le habían arrebatado- estaba en casa de David Anderson.

La pander vació la segunda copa y la dejó en la mesa, sintiéndose más serena, más dueña de sus pensamientos. Dejó una cierta pausa, esperando que las implicaciones que aquella ruptura de las fronteras invisibles y la hospitalidad entre miembros del Viejo Clan despertara nuevamente cierta animosidad en el cadáver que tenía ante ella.

-El señor Anderson debe esconderse, no sólo sois vosotros los que tratáis de sacar partido de sus contactos, sino que otros han intentado hacer lo mismo, llegando a meterse en vuestras calles y a sacarle sangre a aquellos a quienes protegéis.

La vampira recordó a Nyx, esta jugada la estaba haciendo por él o en su memoria. Si había sido destruido, lo menos que podía hacer era dar la cara por Anderson. Estaban siendo noches muy largas y semanas demasiado cortas, el vértigo que sentía ante la posibilidad de encontrarse sola en la larga noche le removía las entrañas. No quería pasar una no vida entera sin Nyx, sin Montecristo, sin su hija.

-El caso es que... estoy bastante segura de que uno de nuestros enemigos es mi sire- El sabor salado de la brisa en Ellis Island cubrió por un segundo sus pensamientos- ¿Vosotros lo llegasteis a conocer?

La sin clan ponía otra carta sobre la mesa, poco a poco iba desvelando su mano, sintiendo que estaba en una partida de poker en la que tenía que vender cara cada palabra, cada dato regalado a aquellos asesinos pretenciosos que se sentaban frente a ella. Al hacer la pregunta, sentía que estaba confesando un secreto prohibido, al tiempo que esperaba uno similar a cambio.

[Voivoda]

La Tremere de Prospect Park alzó ligeramente las manos en una señal que indicaba comprensión y calma. Montecristo y Nyx habían dado rienda suelta a sus palabras con la máxima sinceridad posible, y ella parecía creerles. Estaban sin parapeto ni refugio, hablando con una Vampira desconocida acompañada de un grupo de gente que se movía inquieta a su espalda. Ambos eran conscientes de que tenían más que perder que de ganar si algo salía mal, y habían escogido las cartas de la sinceridad.

- Sé de lo que habláis. Ellas...-dice señalando a sus acompañantes, la mayoría de las cuales son mujeres- Han estado antes donde ahora está Melinda.

Las palabras de la Bruja de Sangre parecen destensar un tanto el ambiente. Las mujeres que la acompañan no están a la defensiva e incluso la brisa parece correr con más naturalidad, envolviendo vuestras ropas con cierta calidez a pesar del ambiente húmedo y frío de la madrugada neoyorquina.

- Nosotras no podemos exponernos más. Solo aquí estamos seguras... Si traéis a Melinda, podría refugiarla, es cuanto puedo ofreceros.

Las preguntas se acumulan en vuestros pensamientos. Sois conscientes de que un parque en Brooklyn no es un lugar donde vosotros podríais estableceros, aunque quizá esa comunidad de supervivientes podría ser la vía de la salvación de Melinda. Sin embargo, os sentís algo perdidos. No conocéis el paradero real de vuestra protegida.
Casi como si pudiera leer vuestros pensamientos, la Tremere vuelve a hablar.

- Mañana es la cumbre de la OTAN. Mañana es probable que haya otro intercambio en la zona de Broad Channel. Nosotras no nos la podemos jugar, ya lo s...

La frase de la Hermética se queda a medio terminar cuando mira al cielo.



No veis nada más allá del manto oscuro en el que, a diferencia de buena parte de Nueva York, se distinguen algunas estrellas por la escasa iluminación de Prospect Park. Sin embargo, unos segundos después escucháis primero, y veis después, las hélices de un helicóptero de la policía realizando una ronda de reconocimiento a escasa altura.

Tanto la Tremere como sus acompañantes comienzan a dispersarse a toda velocidad.






- Seguramente, conocemos a mucha gente. También en esos ambientes.

Las palabras de Adrian Shelby volvían a ser escuetas, pero claras. En una frase daba a entender que seguramente tenían información de los fugitivos del Sabbat que aún pudieran estar moviéndose en las fronteras de Nueva York, aprovechándose de los vacíos de poder, las luchas territoriales, la presión de la Segunda Inquisición y el encastillamiento de un Principado antaño poderoso y ahora recluido en el centro de Manhattan.

Pagliacci podía notar cómo se aceleraba su nerviosismo, una sensación extraña cuando no te late el corazón pero aún así puedes seguir sintiendo ansiedad.

- Si no tienes familia, probablemente pueda ser el mismo Michael Rand. Lo que no mataba solía convertirlo por diversión.

Un ligero escalofrío recorre la espalda de la Caitiff. Shelby no le da más importancia al asunto, puesto que cambia de tercio aprovechando lo que Pagliacci le ha ido contando.

- El señor Anderson está bajo nuestra protección -Pagliacci está tentada de rebatirle considerando que el colgante estaba precisamente en su casa y que había sido allanada, pero prefiere ser prudente. Shelby vuelve de nuevo a echarse ligeramente hacia delante- Tienes razón en lo que has explicado, pero ahora las cosas están muy jodidas ahí afuera como habrás podido ver. No es momento de mostrarse. Si lo que buscas es una alianza o protección, podemos dártela, pero serás tú quien se deberá jugar el cuello.

Pagliacci había oído hablar de vampiros como los Tzimisce, de la familia Shelby en particular y lejanamente de las barbaridades que cometían los vampiros del Sabbat. Era de imaginar que a ojos de Shelby no fuera más que una pieza prescindible, como siempre se había sentido en su no-vida. Pero quizá era la única vez en su existencia nocturna en que asumir ese papel podía otorgarle respuestas y quién sabe si salvar a Melinda.

- Aprovechando la cumbre de mañana, creemos que va a haber movimiento en Broad Channel. Nosotros no vamos a intervenir, es demasiado peligroso. Pero quizá a ti te interese.



OFF: Nyx debe pasar una tirada de Frenesí de Terror a dificultad 2 al ver acercarse otro vehículo volador de la policía